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Capítulo 20 Que noche...

Lo prometido es deuda.
Este capítulo se lo dedicaré a @peligrosa1 y a @AnaBatista2.
Y mención a Dayanna Larios, greciavega97, Darcydonis y encarnamar.

Cuando haces el amor con una mujer lo más importante es que en esos momentos ella sienta que le amas.

Los besos eran cada vez más pasionales, de esos que te quitan el aliento.

Gael le agarró el cabello y la pegó más a él, saqueaba su boca y se deleitaba en la calidez de esta. Sólo la soltaba por momentos para poder respirar y luego remetía de nuevo.

Los labios de María E estaban deliciosamente hinchados y más por los pequeños mordiscos que le prodigaba Gael que luego refrescaba con su lengua.

La tenía pérdida en un mar de sensaciones y sólo con sus besos la llevaba a tocar el cielo.

Sus bragas lucian tan mojadas porque su sexo estaba hinchado y goteando líquidos de pasión a la espera de ser llenada.

Y sus pezones están arrugados por la excitación y buscaban atravesar la camisilla que llevaba puesta, donde parecían faroles con la etiqueta de llévame a casa.

Tenía el cuerpo bien dispuesto para él y lo que quisiera hacerle, lo que sea para poder correrse.

-Maríe -gimió -. Necesito estar tan profundo en ti, como la necesidad de respirar. Sentir como me apresas con tu cuerpo y te envuelven como un torno caliente que me haga jadear. Te necesito -la besó con más ansia.

La chica jadeo tanto por los besos como por la excitación que corrió por su cuerpo al escucharlo hablar de su necesidad.

La calentó porque también necesitaba sentirlo llenar su cavidad y que llegara tan profundo que le tocara el alma.

-Si. Oh si.

Las manos calientes de Gael se movieron lentamente por el cuerpo de la joven rozando todo a sus pasos hasta llegar a los músculos de su abdomen, la acariciaron ahí y poco a poco le fueron levantando la tela.

Se separó de su boca para poderla despojar de la prenda, libre de ella se quedó mirando embelezado sus pecho que le hacían guiños para que los tomara.

No se hizo de rogar y los sospesó en sus manos tan calientes al tacto, tan perfectos. Acercó su boca para lamerle uno de sus pecho mientras el otro recibía las atenciones de su mano.

Jugó, lamió y mordió el pezón con mucha fricción logrando que María E gimiera de puro gozo, mientras se retorcía de placer.

Tomó el otro pezón con sus labios para atenderlo de igual manera mientras la iba recostando en la cama. Ya acostada tomó sus senos los lamió para luego soplarle el aire caliente de su boca, por igual los besó y se los metió juntos en su cavidad bucal, mordiendo y succionando con fuerza haciéndole arquear su cuerpo.

-Me vas a hacer correr así y siento que viene con mucha fuerza - -volvió a gemir al sentir otro mordisco-. Gael me estás matando aquí.

-Y no queremos que ocurra eso, ¿Verdad?

-No... si... ohhh -jadeo al sentir el ardor de un nuevo mordisco para sentir posteriormente el alivio de la lengua en la marca de sus dientes.

Esa lengua húmeda y caliente empezó el recorrido descendiente hasta llegar al límite de sus pantalones.

-Esto de aquí, se va -les quito el pantalón de la pijama y luego la braga a la que acercó a su nariz y la olió impregnado sus fosas nasales con su olor picante y a especia -. Dios... hueles increíble y me has excitado de un modo imposible.

La toalla no escondía la evidencia de su excitación, el bulto que María E vió, la hizo mojar y el olor de su excitación golpeó con fuerza a Gael, quitándose de golpe la prenda molesta y dejándole ver en toda su expresión la erección gigante que presentaba su cuerpo.

La chica se lamió los labios, se le hacía agua la boca por probarlo. Estaba imposiblemente lleno, grande y nervudo; las venas hinchadas le llamaban la atencion, deseaba pasarle la lengua por ellas y la cabeza roma y roja lloraba por su orificio pidiendo atención.

-Ven aquí Gael.

-Después, quiero saborearte primero. Muero por ello.

Le abrió las piernas y con su mano le abrió los labios para darle un juguetona lamida en su hueco.

-Estás tan preparada para mi. Ohh Maríe me vuelves loco.

Se prendió de su clítoris mientras sus dedos tanteaban su entrada e introdujo dos dedos empezando a follarla.

Hacia tijera con los dedos dentro de su vagina en tanto entraba y salia; sus labios jugaban con su botón hinchado y le soplaba de vez en cuando pasando la lengua encima de el.

El corazón de María E latía con fuerza y su sangre bombeaba por la excitación que la estaba dejando mareada de placer.

Su clítoris se hincho con las atenciones de Gael y ya le resultaba doloroso de tanto placer.

-Ya no puedo más, necesito correrme; Gael hazme correrme.

Introdujo un tercer dedo y localizó su punto G. Las almohadillas de sus dedos rozaban con suficiente fricción y su lengua seguía jugando y lamiendo su botón hinchado hasta que empezó a sentir el primer temblor de sus músculos.

Los espasmos y la vibración de su vagina, con el fluido lechoso de su eyaculación y en combinación de su grito al llegar al orgasmo lo pusieron en acción, se introdujo de pleno y su pene fue apresado víctima de las convulsiones restantes del placer de su mujer. Lo que desencadenó en otro orgasmo aún más intenso en la joven.

-¡Gael! - fue su grito sorprendido, temblando de placer lo abrazó con las piernas y sus uñas se enterraron en sus brazos-. Gael, ohh Gael, ¡Dios!

Tanteo el terreno moviéndose despacio dentro de ella, sus paredes ahora sensible por los dos orgasmos lo tenían sujeto en su profundidad y no lo soltaban.

Le apretaba fuerte y sus paredes les hacían succión que lo tenía hasta el límite, su orgasmo en la punta del pene.

-Calma mi reina, si no te calmas un poco esto se acabará muy pronto y yo quiero disfrutarte mucho- lo dijo entre dientes, el placer mordiendo sus pelotas-. Vamos despacio para paladiarte entera y después te daré con fuerza, tanta como puedas soportar. Quiero oirte gritar una y otra vez.

Su baile fue muy lento mientras sus ojos se prendieron en ella, en su mirada reflejaba el corazón y su alma.

Cada estocada tocaba los nervios de su vagina con dulzura haciéndole imposible contener la maravillosa sensación que era presa su cuerpo. Los gemidos llenaban el silencio al compás de los sonidos de los cuerpos al chocarse.

Ese cuerpo que estaba siendo mimado con tanta ternura que las lágrimas aparecieron en el acto y él las besó una a una, mientras murmuraba su nombre con anhelo.

Le decía sin palabras que era hermosa sólo con el simple gesto de sus labios donde bailaba una sonrisa cariñosa; sus dedos rozaban sus costados y apretaban sus carnes con tanto deseo.

Tomó sus manos y las introdujo entre las suyas haciendo una comunicación más profunda junto a sus ojos que desprendía destello de amor y deseo, bajo su cabeza y la besó con fuerza demostrando lo tanto que se contenía.

La fricción y el cariño que reflejaba su mirada le estaba construyendo un nuevo orgasmo y empezó a apretar muy fuerte sus manos.

-¿Quieres correrte de nuevo?

-Siii -exhaló la respuesta con un gemido.

Hizo la fricción más lenta aún y más duradera, le hacía sentir su falo en toda su extensión, quemaba con su roce y poco a poco sus músculos empezaron a convulsionar apretando con fuerza su pene y mojandolo con el orgasmo dulce que le había proporcionado. Su gran gemido fue su recompensa.

La besó con fuerza sacando la miel de sus labios, no se cansaba de sus labios, ni de ver sus ojos que se habían oscurecido por la pasión.

-Ahora es mi turno princesa- le dió un beso en la nariz.

Levantó sus piernas y se las puso en sus hombros e hizo palanca para darle más fuerzas a su estocada, cobro fuerza y velocidad arrancando gritos y gemidos a Lagartija, su vagina estaba muy sensible, pero por nada del mundo haría que se detuviera.

La presión que ejercía en su cuerpo y el roce de sus pelotas en el agujero oscuro de su cuerpo la estaba llevando al límite nuevamente.

Estaba tan profundo que tocaba su matriz dando dolor y placer en cantidades iguales. El sudor perlaba su frente y sus ojos empezaron a oscurecerse prendidos en los de la joven que reflejaba la misma pasión.

Era posible que pudiera tener otro orgasmo, si. Si era posible porque se le estaba construyendo uno y muy rápido.

-Gael, me voy a correr de nuevo; pero no quiero hacerlo sola, ven conmigo.

Sus palabras detonaron sus acciones, aceleró sus estocadas más duras y profundas. En sus bolas empezó la sensación caliente que atravesó su pene y se derramó muy profundo en ella.

María E gimió y grito su nombre y él repetía una letanía.

-Mía, mía, mía, ¡eres mía!

Bajo sus piernas y lentamente salió de ella para acostarse a su lado llevándose la consigo.

Se besaron nuevamente mientras sus cuerpos se calmaban.

-Mia, eres mía.

Antes de quedarse dormidos María E le beso en los labios y le abrazó muy fuerte.

-Si. Lo soy, soy toda tuya.


Hola mis amores, espero que les guste este capitulo.
Si es así espero sus comentarios y una estrellita.
Nos vemos más pronto de lo que creen.

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