Capítulo 18 Déjame intentar.
Llorar no es de débiles.
Nacimos llorando, porque llorar
es aspirar aire fresco,
botar lo que nos duele...
y seguir hacia delante.
"No hay consuelo humano
para un acontecimiento
que desgarra nuestros sueños,
el consuelo nace cuando
desde lo profundo del ser
dejamos de soñar
y empezamos a vivir
desde la verdad..."
En la estación estoy muy atento revisando parte de los vídeos y al revisar mi reloj me he dado cuenta de que ya ha anochecido.
He estado todo el día viendo y anotando cada personaje que ha salido en ellos.
Me levanto para estirar mis músculos engarrotados, mi cabeza palpita de puro cansancio y por la falta de comida ya que sólo tengo en mi estómago lo que le recibí a la señora Maglys y eso que fué el desayuno.
Suena un toque en la puerta y digo adelante, me giró para ver entrar a C.
—Buenas, Gael.
—Buenas Murphy. ¿En qué te puedo ayudar?
—Siento que si no hago algo, voy a explotar- sonríe débilmente-. Tengo entendido que fuiste al Pub.
—Si. Tengo los vídeos, podemos revisarlos juntos.
—Gracias.
—También algunos datos- me acercó hasta el escritorio y le entregó el block de notas—. Toma, puedes revisar.
Conall los revisa asombrado mientras se sienta en la silla más próxima.
—Eres muy preciso y detallista. Este informe es muy completo.
Se detiene al leer un aparte. Y continúa comunicando sus pensamientos.
—¡Santa mierda!. Entonces, descarta un crimen pasional.
Aún al saber que no fue una pregunta decido responder.
—No. No lo fué, por mucho que el asesino intento vender la escena del crimen. Aún debo seguir viendo los vídeos.
—Está mujer—alza la ceja izquierda—, es muy descarada. Primero se sorprendió y luego intentó acaramelarme. Ahora entiendo el porqué — sonríe ante un recuerdo—, se avergonzó al presentarme. Bien, espero que haya sido un buen polvo.
Sonrío.
—Eso espero también, al menos descartamos un posible móvil. Te aseguro que él o los asesinos no contaban con este giro. Ahora, la señora Maglys expresó que este incidente sea totalmente privado ya que no desea que salga a la luz.
—Entonces eso haremos. Bien, ¿Porqué crees que son más de uno el asesino?
Me senté a su lado y le expliqué mis conjeturas y averiguaciones, tomó bastante rato ya que había muchas preguntas y me sentí afinado con su cerebro, la forma de procesar cualquier nuevo dato. Aunque fuese raro me sentí a gusto. Siento que de parte suya había igual sensación. Seguí apuntando en mis notas.
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Poco tiempo después, María E llega a la estación en busca de poner en perspectiva sus ideas con lo acontecido la noche anterior y la mañana después. No podía seguir en casa, los recuerdos la traían de cabeza entre la vergüenza y la excitación.
No quería seguir engañandose a sí misma, le había gustado todo y con gusto repetiría siempre y cuando Gael fuera la persona. No había duda en ello, de que aún tenía sentimientos muy fuertes por él.
Dios, si se había masturbado con el recuerdo de sus caricias y de su posesión, el recuerdo de su cuerpo en gozo debajo de él, los besos que le dió mientras le repetía su nombre y él el mío.
No había bastado, necesitaba más y está vez por que era lo que deseaba y no una excusa para borrar los problemas.
Aunque no sabía cómo afrontar su reunión, no sabía cómo depararía su encuentro. Estaba decidida a hablar con él y pedirle perdón y si con ello conseguía un poco de acción se entregaría a lo que viniera con los ojos abiertos, el alma y el cuerpo bien dispuesto. Deseaba intentar reconciliarse, necesitaba reconciliarse con Gael Mcallister.
Maldita sea si no estaba loca y hasta tal vez él pensará que soy bipolar. ¿Quién no lo pensaría? si hasta yo, que soy psicóloga, estoy que me receto medicina para el posible trastorno si tuviera licencia para hacerlo, pero no soy psiquiatra . Pero a la postre tengo mis razones para tal comportamiento—suspiré.
No tenía ni idea de donde estaba, pero sabía que el trabajo era para él una fuente de tranquilidad y de olvido cuando se metía en un caso.
Así que decidí buscarlo en la oficina que nos habían asignado.
Cuando entre por la puerta me sorprendió la persona que encontré enterrado en la pantalla de la computadora. Viendo al parecer un vídeo de vigilancia.
—¿Conall?
El al girar hacia mi sonrió y luego bajo la mirada al recordar seguramente su ultimo comportamiento hacia mi persona.
—Chiquilla, debes perdónarme —levanta sus ojos para esperar mi respuesta.
—Hey... tranquilo, yo entiendo que estás más que tensó. Ya te he disculpado aunque si vuelva a pasar no lo aceptaré. ¿Entendido?
—Si. Y gracias.
—¿Qué haces? ¿Cómo sigue Connell?
—Lo primero Connell sigue igual, en coma y estable. La doctora está muy pendiente y he recibido otro más de sus regaños, parece un general.
—Bien por ella —él repinga por mi repuesta—. Debe ser así para ser respetada, C, o como tomarían su liderazgo frente a sus colaboradores. La doctora sabe lo que está haciendo, tu hermano mejorará. Ya te demostró en dos ocasiones lo bien que trabaja, aunque claro te volviste difícil la ultima vez. Créeme tu hermano saldrá bien de esta ya lo verás.
—Gracias. Necesitaba escucharlo, me estaba volviendo loco de la desesperación—se rasca la frente aparentemente incómodo hasta que suelta lo que tiene en mente—. Tú detective es muy bueno en lo que hace, todos estos datos y sus anotaciones son hmm... muy concretas.
—Lo sé. Por ello lo requerí expresamente a él para este caso. Sin desmeritar el trabajo de ustedes, claro está.
—Me preguntaste que estoy haciendo, bien estoy revisando los vídeos del Pub que me ha dejado ver Gael.
El salió a tomar un descanso, según lo que me dijo. Creo que él ha estado aquí todo el día porque sus palabras fueron « necesito una estirada».
María E sonrió, era muy propio de Gael; ser descomplicado y a la vez muy serio con su trabajo. Él estaba dejando huella y por lo tanto ella se encontraba contenta por ello. Algo de lo que Conall comentaba del caso le llamó la atención.
—Lo más importante es que también descubrió que lo que aparentaba como un crimen pasional, estaba muy lejos de serlo.
—Explícame eso, C.
—Gael se ha movido muy bien en este caso, supo por los registros médicos que Connell tuvo relaciones íntimas momentos antes de caer.
—Pero eso, no sería motivo para un crimen de esta especie.
—Cierto, siempre y cuando la amante hubiera sido la víctima. Y él lo descubrió, descubrió quien fue y está mujer pidió total discreción para que su marido ya un señor mayor no se entere. Y más, ya que su hija es la víctima del caso.
—Dios. Por lo menos el órgano debajo de los pantalones de tu hermano ayudó en su propio caso; Gael estuviera dando vueltas en la dirección equivocada.
—Si. Maldición yo he estado ocupado en el hospital y peleando con la Doctora en vez de estar resolviendo este caso— se levantó de la silla con la frustración pintada en su cara—. El regaño de Fionna me hizo sentir como un inútil que estaba estorbando. Dime María E, ¿En que quedó yo? En alguien Iracundo que no puede medir sus reacciones. En alguien incapaz de resolver situaciones personales, porque lo paraliza el miedo— gira a verla y abre sus brazos — ¿Que soy?
María E corre a sus brazos para reconfortarlo y lo abraza.
—Eres un hombre maravilloso, alguien a quien quiero con toda mi alma y daría todo, todo por ti no dudes de ello —acarició su frente y le dió un pequeño beso en los labios—. Conall no debes menospreciarte, ¿quién? puede reaccionar bien, cuando alguien muy cercano está pasando momentos muy difíciles y bien que sabes de lo que hablo.
—Lo sé. Pero es difícil cuando se está de este lado. Dios mío nena quiero aprovechar para volver a pedirte perdón por mi comportamiento. Tanto el del auto como el de ayer en el hospital.
—Ya te he disculpado vida mía, pero que quede claro que no toleraré que esa situación vuelva a suceder.
Al levantar su cabeza ve a Gael en el umbral de la puerta, con un gesto adusto en su cara y sus manos formando puños. Asiente hacia ella y se gira para marcharse tan silenciosamente como llegó.
Todo sucedió tan rápido que no supo como reaccionar.
Gimió para sus adentros.
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