El instinto es un arma poderosa de doble filo, para el bien o para el mal. En más de una ocasión me ha ayudado a resolver casos, donde los hechos a primera instancia pueden confundirse.

                           Palabras de Gael Mcallister.

Connell fue ingresado en la sala de operaciones para extraer el proyectil. Su estado es de pronóstico reservado.
Su hermano Conall caminaba de un lado a otro, a la espera del resultado de la operación.

Sus compañeros llegaron en ese instante a hacerle compañía. Y el agradeció el gesto con un asentamiento de cabeza.

Las chicas trajeron café y té para todos, las horas se sentirían interminables.

Conall tenía línea directa a una enfermera que asistía en la cirugía, justamente una de las tantas amigas de su hermano. Le incomodaba utilizarla, pero la necesidad constante de saber de su hermano era más potente.

Habían pasado ya dos horas y la cirugía estaba muy lejos de acabar, Conall se había enterado que su hermano tuvo un paro cardíaco y que lo lograron estabilizar.
Era tan difícil para él no controlar lo que estaba sucediendo en la sala de operaciones.

María E deseaba que su espera fuera más llevadera, por ello decidió desviar su atención a algo que la intrigaba.

—¿Cómo pudiste llegar tan rápido, Conall?
—Ehhh... no sé cómo explicarlo.
Todos giraron al escuchar la conversación, les parecía muy interesante.

—¿Por qué?.
El la mira interrogante. Asiente.
—Porque la verdad es que es difícil. Sólo te puede decir que los dos tenemos una conexión.  Y se ha hecho muy fuerte con los años.

Tessa interviene.

—Estuve presente en una ocasión con tu hermano, donde él pudo percibir algo que te ocurría.

El gira y por primera vez la mira de frente.
Eso a ella le chocó y retrocedió. De pronto una timidez se apoderó de su cuerpo. Estaba segura que de alguna manera el sabía de sus sentimientos.

—Cuéntame— le llamó la atención María E — ¿Qué clase de conexión existe entre los dos?
—La conexión de los gemelos. Una percepción de lo que le puede estar ocurriendo al otro y créanme—Miró al grupo —, lo bueno y lo malo en igualdad de condición.

—No entiendo —habló Oscar.
Brendan y Sombra asintieron apoyando a Oscar.
—Bien. Sólo puedo decirles que sentí el impacto que recibió Connell. Quedé sin aliento y una opresión en mi pecho. Malditamente sentí que el dolor aumentaba como un radar buscando y localizando.
—¿Un radar? —preguntó María E.
—Es lo más cerca que puedo explicar —se encogió de hombros—.Lo siento. Pero es algo muy personal.
La psicóloga tocó su brazo en señal de ánimo y dijo lacónica.
—Comprendo.
Y lo hacía. También podía entender su nervios, su malestar. Su único familiar, más bien su otra mitad. Dios rezaba pidiendo la pronto recuperación de su amigo. No quería saber de otra pérdida, no creía poder resistirla.
La verdad era, que también estaba preocupada por Gael. No regresaba del Pub.
Sabía lo meticuloso que era respecto a las investigaciones y estaba muy segura de que movería hasta la última piedra.
Pero ahora lo necesitaba a su lado. Tenía un mal presentimiento.
Se acercó a Tessa que se veía tan desvalida.
—Dime que se puede salvar.
—No las tengo todas conmigo Tessa.  Pero espero que si. Deseo que sea así, amiga.
—Dios, tengo tanto miedo de perderlo. Por fuera se ve tan estoico.
—Lo sé—se gira a ver a su amigo y antiguo amante—. No sabía que tenías sentimientos por el, Tessa.
—Así es.
Lo dijo tan apenada, que le dolió el corazón por su amiga.
—No me lo habías dicho.
—¿Para qué?
—¿Cómo que para qué?
—Maríe... yo sé lo que hay entre ustedes.
Su sobresalto no pasó desapercibido por parte de la secretaria. Quien sonrió triste.
—Tess yo...
—No importa, es un caso perdido.
—No. No lo es. Ya no tenemos nada. No con Gael aquí y en el caso.

*******

Fionna se lavaba las manos después de acabar con una operación de lo más difícil, no tanto física sino mentalmente. Tenía en su poder la vida del hombre de la cuál estaba enamorada.
Su grupo de colaboradores no cuestionaban sus decisiones, más bien la seguían a pie juntilla. Y no se dieron por enterado, lo gelatina que tenía el alma. El terror que empapaba su piel. Estuvo en modo mecánico, sorteando los obstáculos que hubo en la cirugía e incluso el paro y la estabilización.
La bala había sido extraída limpiamente. Había comprometido el pulmón izquierdo y se había librado por escaso centímetros el corazón. Aunque la presión de los vasos sanguíneos había ocasionado el paro. La cantidad de sangre perdida estaba siendo repuesta con la misma velocidad con la que se perdía. Pronto necesitaría donantes.
La recuperación podría durar hasta un mes ó más. Dependiendo de los cuidados que recibiera.
Ahora tenía que salir para hablar con su hermano que llevaba esperando por más de 6 horas.
En la sala sólo se encontraba Conall y dos mujeres. María E y Tessa. Grandes amigas. El resto se habían retirado a sus casas con la intención de llamar para saber la situación de su compañero.
Fionna les informó todo y también la necesidad de donación de sangre.
María E se le acercó para charla con ella, mientras Tessa se sentaba por primera vez al lado del gemelo.
No le hablaba, pero al menos tenía el consuelo de estar apoyándolo.
Su atención se desvió al sentir la llegada de Gael.

Fionna vio al personaje y asintió en dirección a su amiga.
Gael se acercó a Maríe, había estado en el apartamento con la convicción de que no sería recibido bien por parte de la muchacha. Pero ya estaba impaciente por saberla con bien, que se atrevió a acercarse al hospital.
Por petición suya fue a donar sangre y otra serie de exámenes para confirmar su tipo o eso fue lo que le dijeron. Necesitaba acercarse a Lagartija y si con ello le tenían que sacar una pinta de sangre lo haría por ella.
La preocupación y la tristeza que resaltaban en sus ojos eran dardos en su corazón. Sentía que debía o más bien necesitaba reconfortarla. Bien eso podía hacerlo.
La investigación estaba en curso.