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04: "Las dueñas del lugar"

—Justin...

Stefania ingresó a su despacho, depositando una bandeja cargada con galletas, té y píldoras que su acompañante debía ingerir sobre el escritorio donde su el mismo leía algunos archivos.

—¿Podría Cole unirse a nosotros hoy? Él también es parte de la investigación y como estás reorganizando nuestro esquema inicial... Bueno, creo que debería estar al tanto.

—No me importa mientras a él no le importe ser el principal sospechoso— Respondió Justin de manera tajante.

Los ojos de Stefania se dirigieron a la pizarra, donde se situaba el nombre de Cole Palette. Resopló, denotando su desacuerdo con aquella exhalación.

Era el tercer día que Justin visitaba su departamento para ayudarla con el caso y el chico se encontraba tan abstraído con éste que ni siquiera informaba a Stefania de sus avances. Sin embargo, ella había conjeturado que la acusación a Cole estaba influida por el resentimiento de Justin hacia el mismo.

—Quizás no debamos decírselo— Pronunció la joven, tomando una servilleta de la bandeja y borrando el nombre de su amigo.

—Seguiré investigándolo por mi cuenta de todas formas— Musitó Justin, sin quitar su mirada del papel que leía.

—Estás investigando todo por tu cuenta— Remarcó Stef en reproche. —Vienes, te encierras aquí, te sumes en los papeles y ni siquiera me comentas qué es lo que escribes en las libretas...

Con un movimiento rápido, Justin deslizó las libretas que mantenía sobre la mesa en dirección a la chica, sin poner su atención en ella pero incitándola a leerlas.

Ansiosa por esa invitación, Stefania tomó una y se sentó a un lado de Justin, comenzando a descubrir sus escritos.

«GOLPES: Las magulladoras en su cuerpo fueron causadas por patadas. La victima tuvo que ser reducida antes de ser golpeada para quedar a la altura de los pies de su atacante (¿Cómo? Posiblemente un traumatismo en el cráneo)

DECAPITACIÓN: Su cabeza fue arrancada post-mortem. Un objeto filoso. Probablemente un machete (Cabeza no hallada. EL ATACANTE LA TIENE)

MUTILACIÓN: Sus dedos fueron cortados cuando aún estaba con vida. El atacante quería contemplar su dolor. Mantuvo el dedo pulgar de la mano derecha, por lo que quería que reconocieran a Karen (LA CONOCÍA Y PENSABA QUE MERECÍA LO QUE LE ESTABA HACIENDO)»

Stefania volvió a dejar la libreta sobre la mesa, sintiendo la celeridad en la marcha de su corazón. Aquella arritmia nerviosa comenzaba a revolver su estómago. A pesar de su debilidad, tomó otro pequeño cuaderno y continúo la lectura:

«El atacante esperó a Karen en el mismo callejón donde ella fue encontrada muerta, fuera del bar donde la victima trabajaba los fines de semanas. Al carecer el mismo de alguna iluminación, aprovechó aquella falta de claridad para tomar a la chica por sorpresa y atacarla (KAREN NO LO ESCUCHÓ ACERCARSE. EL ATACANTE UTILIZABA ZAPATILLAS LIVIANAS ¿DE TELA? ¿DEPORTIVAS?). Sumida en la semi-inconsciencia (POR CONTUSIÓN), la chica sintió los golpes propinados por las patadas de su atacante aunque las mismas no llegaron a causar mayor daño (EL AGRESOR NO POSEÍA SUFICIENTE FUERZA. ES DE CONTEXTURA DELGADA) Se aseguró que Karen podía sentir antes de comenzar a cortar sus dedos uno a uno (SU PIEL FUE CORTADA EN VARIOS SENTIDOS. NO LO HIZO DE FORMA REPENTINA NI CON UN OBJETO PUNZANTE DE GRAN TAMAÑO) para luego matarla (¿ASFIXIA?) y decapitarla después (LA CABEZA ES SU TROFEO. EL ATACANTE CONOCÍA A LA VICTIMA. VENGANZA)...»

—¡Espera!— Mientras leía la reconstrucción de los hechos que Justin había realizado, cada imagen fue imaginada por la mente de Stefania y mientras se reproducían en su mente se sentía cada vez más enferma. Frotó su rostro con ambas manos y cerró sus párpados con fuerza, intentado frenar las nauseas producidas por la angustia. —Aquí dice que el atacante conocía a Karen, que lo hizo por venganza. Pero en ese caso... ¿Qué hay con las otras cinco victimas? Él no pudo conocerlas a todas, al menos no sin que la policía lo hubiera notado.

—Él o ella... Y eso es en lo que estoy trabajando justo ahora— Respondió Justin, garabateando en un cuaderno.

—¿Ella?— Repitió Stef, incrédula.

—El atacante necesitó un arma para reducir a Karen, así como a las otras cinco personas, es decir que su fuerza física no era suficiente para hacerlo. Además... ¿Has visto como cortaron sus dedos?

—No. No he revisado los archivos de la morgue yo no... No podría.

—¿Alguna vez has estado limando tus uñas y pasaste la lima por tu piel sin querer?— Indagó él, ignorando lo afectada que ella lucía. —Es exactamente la misma marca. Puede que hayan utilizado una lima de metal para mutilarla.

—¡Ya! Por favor, Justin, no puedo oír nada de eso. Guarda los detalles para ti mismo y transmiteme sólo las conclusiones.

—Si así es como trabajas con Palette, entonces sería muy fácil para él omitir los hechos que puedan incriminarlo... Por cierto ¿Cuándo vendrá él?— Interrogó de repente, levantando al fin la vista de su trabajo y fijando sus ojos inexpresivos en Stef.

—Mmm... Por la tarde, supongo.

—Bien, eso nos da tiempo...— Las pupilas de Justin viajaron lentamente por el rostro de Stefania, deslizándose hacia su cuerpo y volviendo a conectar con sus ojos, su voz volviéndose ronca en un bajo susurro: —Necesito hacer algo contigo a solas.

La muchacha sabía que él pretendía incomodarla. No era la primera vez que insinuaba cosas de esa índole y siempre era con el objeto de disgustarla. Apretó sus labios, reprimiendo un gruñido de exasperación mientras los de Justin formaban una sonrisa petulante.

—Necesito que me repitas la historia de lo que pasó exactamente la última vez que viste a Karen con vida— Demandó.

Stefania suspiró con profundidad antes de comenzar a relatar nuevamente:


«—Hiciste lo correcto, Stef— Dijo Karen, caminando por la habitación de su amiga. —En dos semanas nos marchamos a la Universidad y tu relación con Bobby no iba a prosperar a la distancia... ¡Ni siquiera estaba prosperando aquí, por todos los cielos!

—Él estaba intentando cambiar— Repuso Stefania. —Había dejado de ir a fiestas y emborracharse... Pero tienes razón. Recomponerlo por completo requería que yo me quedara aquí y no pienso hacer eso. No ahora que he conseguido la beca.

—Repito: Hiciste lo correcto. Así que respira hondo y déjalo ir. No dolerá por siempre...— Predijo Karen, abriendo un cajón de la cómoda y hurgando dentro de él. —De hecho, en cuanto veas a los ardientes universitarios del Norte vas a olvidar por completo que alguna vez tuviste novio.

Stef comenzó a reír, sentándose en el mullido colchón de su cama.

—Vamos a construir nuestro futuro, no a mirar chicos, Karen.

—Habla por ti misma. Yo no pienso perderme ni una oportunidad con algún tipo de fraternidad... Y hablando de tierna hermandad ¿Irás hoy al estúpido homenaje que hará el comité escolar? En honor a todos los que fallecieron en el tiroteo del año pasado y no llegaron a graduarse con nosotros.

Stefania tembló ante la mención de aquel trágico incidente.

—No. No puedo hacerlo...

—Te entiendo— Karen dejó de rebuscar en los cajones y se acercó a su amiga, sentándose a su lado. —He faltado a clases ese día, pero tú estabas allí, en la misma sala donde ocurrió la peor masacre y... debió de ser horrible...Si algo te llegaba a suceder yo...— La chica no encontraba su voz para continuar hablando, así que se limitó a abrazar a Stefania.—No tienes que revivir esa mierda.

—¿Irás tú?— Inquirió Stef, una vez que el abrazo fue disuelto.

—Por supuesto que no. Esta noche, cuando salga del bar, puedo venir aquí y podemos hacer una maratón de películas como cuando eramos unas novatas de 13 años.

—Volveremos a ser novatas ahora en la Universidad.

Karen gruñó ante ese comentario y volvió a dar vueltas por la habitación, revisándolo todo.

—Tendremos que volver a pagar el derecho de piso, pero volveremos a ser las dueñas del lugar, dalo por hecho.

—¿Qué estás buscando?— Preguntó por fin Stefania, notando las ansias de su amiga.

—Tu lima de marca. Es la única lo suficientemente buena para hacer mis uñas puntiagudas— Esclareció Karen.

—No sé dónde está. No la he visto en un tiempo... Ahora, volviendo a lo de "las dueñas del lugar", preferiría mantener un perfil bajo en el campus. De hecho, también fue mi intención en la secundaria pero no tuve mejor idea que empezar a ser tu amiga— Bromeó Stef.

—¡Perra!— Exclamó la otra, tomando un peluche de la repisa y lanzándolo a su compañera, quien había comenzado a reír. —Tú solita llamaste la atención sobre ti misma, siendo la reina de las malas decisiones.

—Si por malas decisiones te refieres a ser compasiva con otros...

—A ser ese tipo de chicas que paran a ayudar cachorritos indefensos en la calle, solo que tú lo hacías con los marginados sociales del instituto— Apuntó Karen, con diversión. —Bobby Warner fue lo más cerca que estuviste de un caso exitoso porque los demás... Solo mira a Tina Rocked, ella todavía es una suicida.

—¡No la llames así, Karen! Tina siente las cosas con intensidad pero...

—¿Y Clara Peterson? Las has jodido tanto que terminó odiándote.

—Bueno, tiene problemas en su casa, guarda demasiado odio.

—Justin Bieber— Murmuró Karen, indecisa sobre decir su nombre.

Stefania tensó sus músculos. Aún podía recordar la forma en que las pisadas de Justin resonaban en la sala, cómo sus zapatillas deportivas caminaban sobre los charcos de sangre que él mismo había derramado... La forma en que se sintió cuando pensó que él iba a dispararle... La incertidumbre que aún le causaba el hecho de que él terminara por salvarle la vida.»


Stefania dejó fuera de su narración los pormenores, creyendo que aquellos no eran importantes, además de excluir la mención de Justin Bieber. Éste mismo la escuchaba atentamente, sus ojos guardando un aire taciturno mientras procesaba cada palabra. Asintió cuando Stef cesó de hablar y puso su atención en ella.

—Karen tomó el camino del callejón. Si se hubiera dirigido al homenaje del comité o a su propia casa, no lo hubiera hecho— Determinó, sus irises color ámbar titilando con el brillo del descubrimiento. —Quien la atacó, sabía que ella se dirigía a tu casa esa noche.

Stefania jadeó, impactada por esa revelación.

—Yo no le dije a nadie sobre eso. Ni siquiera a mis padres, puesto que ellos no estaban en mi casa esa noche.

—Ella misma tuvo que haberlo pregonado en algún lugar y el atacante oyó eso. Si ella lo dijo en el bar, quiere decir que el asesino estuvo allí esa noche, aunque...

—¿Aunque?— Instó Stef, expectante por aquel avance.

—También pudo haber sido en su hogar. Pudo habérselo anunciado a sus padres... a su hermano.

Justo cuando Justin acababa de pronunciarlo, Cole Palette apareció en el umbral del despacho. Sus ojos verdes resaltaban en su rostro debido a la palidez de su semblante. Su pecho subía y bajaba a causa de las bocanadas de aire que se apresuraba en tomar. Ni siquiera prestó atención a la presencia de Justin Bieber en la habitación, sólo abrió su boca y exclamó:

—¡Las noticias! ¡Rápido! ¡Ha habido otro asesinato!


-TatianaRomina-

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