A las llaves les costó entrar. Demasiado estrés por hoy. Intenté introducirla con más fuerza y di una patada frustrada a la madera cuando tampoco funcionó. Esa cerradura estaba hecha una mierda.

De pronto, la puerta se abrió y de ella apareció el rostro divertido de Marc, con el pelo despeinado y su sudadera gris de confianza.

—¿Otra vez con problemas? —Se rió dejándome espacio para pasar.

La frustración de la llave se me olvidó y me iluminé con la ilusión de aquello que me moría de ganas por contarle.

—¡Marc, Marc, Marc! —Salté emocionada mientras él cogía mi bolso y lo dejaba sobre la encimera de la cocina.

—¿Qué, qué, qué? —Me imitó con descaro.

Le dediqué una mirada traviesa y alcé las cejas con rebeldía.

—Adivina.

—¿Me vas a hacer arrancártelo a mordiscos? —dijo con gracia acercándose a mí para después morderme el labio inferior— Cuéntamelo ya, me muero de ganas.

Dejé una pausa dramática que lo hizo desesperar más y, cuando estaba a punto de morderme de nuevo, hablé.

—¡Han vuelto! —exclamé emocionada.

—¿En serio? —Abrió mucho los ojos—. ¡Te dije que volverían! Te lo dije —Asentí contenta varias veces y tan rápido que me dolió un poco la cabeza—. ¿Y qué hiciste?

—Les tomé nota —afirmé satisfecha—. Mariona se tomó un agua, Mapi un zumo, Aitana también un agua...¡Buah! ¡Y Alexia se pidió una cerveza!

—¿En serio? —cuestionó de camino al sofá. Yo le seguí de cerca—. Con la cara de estirada que tiene. Pensaba que sería la típica que le diría a las demás que hay que cuidarse para rendir en el campo.

—Le pega, ¿no? —reí justo antes de tirarme en el sofá.

Marc se tiró encima de mí sin cuidado después de colocar nuestra serie en la televisión. Me quejé pegándole en el hombro y él echó una carcajada junto con un beso de disculpa.

—¿Y luego qué hiciste?

Fruncí el ceño a su pregunta.

—¿Luego?

—Sí, luego.

—Luego nada.

—Ni una foto, ni un autógrafo... ¿Ni siquiera un vídeo con un saludo para tu guapísimo novio? —rodé los ojos a sus palabras.

—Claro que no. Quiero que sigan viniendo, no que se espanten con mi "guapísimo" novio —dije enfatizando el adjetivo con ganas de picarle—. Si se dan cuenta de que soy súper fan se sentirán incómodas y no volverán. Creo que lo que les gusta es que nadie las está mirando o molestando.

Marc levantó la cabeza y me miró extrañado.

—¿Entonces cuál es el objetivo? —Le devolví una mirada igual a la suya para que continuara hablando—. Me refiero, ¿para qué quieres que sigan viniendo si no vas a hablarles para nada? —No tenía ni idea de qué responder porque ni siquiera me había planteado el porqué. ¿Pretendía quizás que se hicieran mis amigas del alma a base de verme la cara hasta la saciedad? Marc rió de nuevo— Al final, no vas conseguir ni una foto, ni un autógrafo ni nada.

Le saqué la lengua y alargué el brazo como pude hasta agarrar el mando de la tele. Con su cuerpo encima no era lo más fácil del mundo.

—Por cierto —Habló Marc. Bajé el mando de la televisión para escucharlo—, estuve mirando algunos pisos más. He guardado unos cuántos. Están un poco lejos del centro, pero están bien comunicados. Ya me he fijado. Además, la entrada no es muy alta y podríamos permitírnoslo. Deberías echarles un ojo a ver si te gustan.

—Sí, claro —Asentí volviendo a levantar el mando y darle a play. Él me agarró el mando y volvió a pausarlo— Ah, quieres decir ahora —Marc movió la cabeza en vertical convencido—. Marc... Estoy muy cansada del trabajo. Sólo quiero tirarme aquí contigo y ver ese puñetero episodio que me quita el sueño.

—Hace ya una semana que te llevo diciendo que he encontrado pisos para que veas y me lo pospones. Y las veces que he conseguido que mirases alguno, les encuentras montones de pegas —Se quejó.

—Amor... Es sólo que para meterse en una hipoteca el piso tiene que ser perfecto, el indicado. Es para toda una vida. Con este trabajo tendré suerte si no sigo pagándolo con la pensión —Marc suspiró y con los dos brazos a ambos lados de mi cuerpo, se impulsó para ponerse de pie—. ¿Te vas?

—No me apetece ver la serie ahora. Me voy a la cama —dijo sin más caminando directamente hacia nuestra habitación.

Agarré el cojín y eché un pequeño grito exasperado contra él. Joder, un día más sin saber si Jason la palma en aquel garaje.

Sip, tiene novio

By the way, #VildaOUT