Para: Isabel. Sweet blonde.

El día en que te vi entendí muchas cosas que me habían dicho.
Conocí esa belleza de la que me habían hablado, de esas que ves y te quitan el aliento,
Porque te miraba y eras tan deslumbrante que de repente se me olvidaba respirar.
Incluso con un trozo de tela cubriendo tu rostro, ahí estaban tus ojos y cada vez que los veía me preguntaba si su color estaría en los paisajes del paraíso.
Es que eras y eres una pequeña obra de arte, como una de esas pinturas de la época romántica.
Un hada cuyos movimientos suelen recordarme a la brisa suave atravesando los árboles.
Verte es como leer un libro de poesía suelta,
te vuelves el poema que me libera el alma y me calienta el corazón.
A veces pienso que podrías ser de esas personas que producen música propia,
de esas que quiero porque mi corazón parece bailar en la misma frecuencia que el suyo.
Te pediría paciencia para mi alma que aún trata de comprender la belleza de la tuya,
mientras tanto, permíteme limitarme a observarte y tratar de resolver los acertijos de tu comportamiento.
A lo mejor un día, dejo de maravillarme por tu presencia y consigo entenderte.