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002

Hoseok no sabía que decir de la nueva información que había sido revelada con respecto a sus invitados pero decidió no darle tantas vueltas al asunto en ese momento y se concentró en terminar su tarea de curarlos. Se levantó de la silla con pesadez y volvió a ponerse de cuclillas frente a ambos chicos, pasó de nuevo el algodón por el labio de Jimin hasta asegurarse que no había más rastros de sangre y decidió que tendría que ir a la pequeña tienda que estaba a unas cuadras del edificio para comprar hielo si quería bajarle la hinchazón a la mejilla de Jimin y a la nariz de Suga. Cuando terminó con el chico de cabello naranja, volteó hacia Suga y con la mirada pidió permiso para curarlo, quizá era miedo o precaución pero no quería disgustar al chico y que éste terminara reventándole el bate, que sostenía con tanto recelo, en la cabeza.

"Anda, acercate que no muerdo" se mofó el pandillero y Hoseok rodó los ojos antes de pasar un nuevo pedazo de algodón con alcohol por las múltiples heridas en su rostro, tratando de limpiar la sangre y suciedad para que las cortaduras no se infectaran.

"¿Tienes heridas en las costillas?" preguntó Hoseok cuando terminó con su rostro y Suga hizo una mueca antes de asentir. "¿Me dejas ver?" pidió y rápidamente el pandillero dejó su bate a un lado para levantar su sudadera, dejando ver la piel hinchada de su costado.

"Creo que no están rotas" comentó Suga restándole importancia, HoSeok negó.

"No, pero se ven muy mal" suspiró observando los colores violetas y verdes que comenzaba a tomar su piel antes de sacar un ungüento del kit de emergencias y echar un poco en la palma de su mano. "Espero que esto ayude, de igual forma iré a comprar algo de hielo para ambos" dijo, acercando su mano con cuidado y esparciendo lo más delicadamente posible el ungüento.

"Ugh, duele, joder" se quejó el chico peliverde, arrugando su rostro en una mueca de dolor ante la ligera presión de las manos de Hoseok sobre la zona dolorida.

Hoseok se aseguró de cubrir bien los moratones que empezaban a formarse sobre la pálida piel de Suga y, cuando estuvo satisfecho con eel resultado, envolvió el torso del chico con una venda antes de levantarse del suelo. Miró una última vez a Suga antes de pasar su mirada al pequeño Jimin, quién rodeaba sus piernas con ambos brazos y miraba con ojos soñolientos a Hoseok.

"Hey, chico, ¿de casualidad eres de alguna Zona Roja?" preguntó Jung con cautela y Jimin asintió despacio.

"Del Cheongyangni 588" susurró, aclarando a cual de las tres Zonas Rojas de la ciudad pertenecía.

"Oh, de las grandes, entonces, ¿que hacías fuera de tu zona a esas horas, Jimin?" preguntó, realmente curioso.

Según sabía, la zona roja era un enorme vecindario al cual poca gente accedía y los prostitutos que pertenecían allí vivían en las casas de los proxenetas, se rumoreaba que tenían casi prohibido salir del área establecida y tampoco podían ir a la ciudad ya que podían ser agredidos por la gente conservadora de Seúl. Era casi como si las zonas rojas fuesen un distrito prohibido y alejado de la sociedad.

"N-no logré cubrir la cuota" murmuró Jimin en voz bajita, obteniendo también la mirada confusa de Suga.

"¿Cuota?" cuestionó el pandillero con el ceño fruncido, Jimin se removió nervioso en su lugar.

"Para poder entrar a las casas y dormir en ellas tengo que cubrir una cuota diaria con lo que consigo ganar en las noches" explicó avergonzado y Hoseok frunció el ceño.

"¿Donde se suponía que planeabas pasar la noche entonces?" preguntó intrigado y Jimin tragó saliva.

"En el parque, quizás. Realmente no sé" susurró, apretando los labios. Hoseok soltó un ruidoso suspiro.

"¿No quieres quedarte a dormir aquí? O podría conseguirte un cuarto del hotel que está aquí cerca, no importa, tú dime lo que mejor te parezca y así evitamos que lo de hace rato se repita" ofreció Hoseok y Jimin abrió sus ojos con sorpresa.

"Pero..."

"No quiero sonar intenso, ¿si? Pero no puedo simplemente dejarte dormir en un parque después de lo que pasó con esos tipos" gruñó con desagrado ante la mención del traumático suceso y Jimin se encogió sobre el sofá.

"Gracias, Hoseok, ehm, no quiero hacerte gastar así que dormir aquí estaría bien" dijo con la sinceridad brillando en sus pequeños ojos y el aludido solo chasqueó la lengua restándole importancia.

"No agradezcas, cualquiera con un poco de corazón te ayudaría" aseguró, antes de palmear sus bolsillos en busca de su cartera. "Oh, genial, lo que me faltaba" se quejó al notar que su billetera no estaba consigo. "Esperen un segundo, tendré que prestar algo de dinero para ir por el hielo" bufó, sacó su teléfono –que milagrosamente no se había caído en la pelea– y marcó un número en especial.

Solo esperaba que Namjoon, su vecino y compañero de trabajo en el bar, siguiera despierto y atendiera su llamada.

Por su parte, Suga miró como Hoseok esperaba a ser atendido por quien sea a quien estuviese llamando y apretó sus labios mientras sus manos se deslizaban dentro del bolsillo de su sudadera, tanteó con sus dedos los billetes del resto del dinero que se había dividido con Jungkook y lo meditó un momento antes de decidirse.

"Hey, Nam, siento despertarte pero, ¿será que tengas dinero que me prestes? Perdí mi billetera en el bar" dijo Hoseok, mintiendo claramente y mordiendo con nerviosismo su uña del dedo pulgar.

"¿Hoseok?" llamó Suga con algo de duda y pronto obtuvo la mirada del chico pelinegro. "Yo traigo dinero, no hace falta" explicó, sacando el pequeño fajo de dinero.

Hoseok le miró impresionado. Eso era mucho dinero para cargar tan a la ligera.

"E-eh, ¿NamJoonie? Sé que querrás golpearme pero ya la encontré" se rió nerviosamente, antes de que le dijeran algo del otro lado de la línea. "Si, si, claro, mañana si quieres" Hoseok suspiró con las mejillas sonrojadas. "Perdón de nuevo, Nam, adiós" se despidió y colgó la llamada inmediatamente. "Pudiste haberlo dicho antes ¿sabes?" refunfuñó avergonzado, tomando el dinero de las manos de Suga y sacando un par de billetes del fajo antes de lanzarlo de regreso a su dueño. "Iré a comprar el hielo, puedes recostarte en la cama, Jimin" dijo, notando como el chico comenzaba a dormirse aún sentado sobre el sofá.

"No, no, no. Puedo dormir aquí en el sofá" aseguró avergonzado y Hoseok rodó los ojos.

"Estas herido, es mejor que duermas en la cama" aseguró con ttono suave, antes de caminar a la puerta para salir de allí. "Y tú, Suga... bueno, no sé qué ofrecerte pero como ya notaste el baño esta a la izquierda, siéntete como en tu casa" dijo simplemente, antes de cerrar la puerta tras su espalda.

Hoseok enseguida caminó por el pasillo del edificio para bajar por las escaleras, al mismo tiempo sacó su celular y marcó a toda velocidad cierto número, rezando internamente para que la llamada fuese atendida.

Ah, había sido una noche tan agitada que por un momento se olvidó de-

"¿Yerim?" urgió entre susurros, escuchando como por fin le tomaban la llamada.

"¿Oppa?" la voz de la chica sonó sorprendida y confundida, pero sobretodo congestionada.

Había estado llorando.

"¿Estás bien? ¿Tu padre te hizo algo?" preguntó algo histérico, mientras salía del edificio.

"Ay, Hoseok oppa..."

Y Hoseok escuchó el relato de su amiga, con el corazón encogido de culpa y el frío de la madrugada congelandole los huesos.

Esa noche aprendió que, lamentablemente, no se podía salvar a todos con tan solo quererlo.

Suga miró con curiosidad a Jimin, quién jugaba con los dedos de sus manos con nerviosismo y no pudo evitar notar lo muy bonito que era el chico aún con su rostro magullado por los golpes y con restos de maquillaje escurrido por todas partes.

"¿Por qué Hoseok y tú estaban peleando con esos tipos?" preguntó en voz alta para obtener la atención de Jimin.

El chico le miró enseguida algo sobresaltado y lamió su labio inferior antes de hablar.

"Esos hombres, bueno, quisieron abusar de mi a mitad de la calle" murmuró, apretando la mandíbula y bajando la mirada para clavarla en su regazo. "Hoseok solo me defendió ya que pasaba por allí" dijo, recordando con sumo agradecimiento la manera tan repentina en que Hoseok interfirió.

"Uh, lo siento" Suga apretó sus labios en una línea tensa y Jimin se encogió de hombros.

"Esa mierda pasa, ¿sabes? Más cuando te dedicas a lo que hago" dijo, tratando de aparentar calma, pero pronto sintió una mano más grande palmearle la rodilla en modo de consuelo y no pudo evitar mirar aquel tatuaje sobre la piel del dorso de Suga.

Era un diseño realmente curioso, pero también pensó en que hacia ver la mano de Suga muy bien.

"Nadie merece ser abusado, Jimin, aunque te dediques a lo que haces, el consentimiento es importante ¿entendiste?" el pandillero le miraba con su ceño fruncido y Jimin no pudo evitar hacer un puchero mientras asentía.

"Gracias por ayudarnos aún cuando se ve que tienes tus propios problemas" murmuró, con una sonrisa que planeaba aligerar el ambiente.

Suga sonrió de medio lado para impartir confianza al chico menor, pero de pronto analizó mejor las palabras que Jimin había dicho y de pronto recordó sus propios problemas que amenazaban con quitarle la tranquilidad.

"Oh, diablos, por un momento me olvide de-" Suga alejó su mano de la rodilla de Jimin enseguida y sacó su teléfono del bolsillo de sus pantalones deportivos.

Jimin miró como el hombre peliverde marcaba con rapidez un número antes de colocar el celular contra su oído, solo pasaron un par de segundos para que, al parecer, le atendieran la llamada.

"¿JungKook?" llamó con agitación y Jimin se limitó a regresar a su posición anterior para darle privacidad.

"¡Hyung! Oh, Dios, estaba tan preocupado" la voz de JungKook exclamó del otro lado de la línea y Suga se permitió relajarse solo un poco. "No sabe que susto me ha metido, hyung tonto, ¡dijo que iría a donde Chan!"

"Surgió un asunto y me desvíe de mi destino, mocoso, tranquilo" suspiró Suga, levantándose del asiento para poder caminar alrededor del pequeño departamento con nerviosismo. "¿Estas bien? ¿Hiciste lo que te pedí?" cuestionó y, aún cuando no podía verlo, sabía que Jungkook había asentido.

"Si, hyung, estoy en un hotel que esta cerca de la casa de JeongIn" Suga suspiró más tranquilo por la información. "¿Vendrá hacia acá? Porque si planea acercarse le pido que tenga cuidado, HyunJin me ha dicho que todo está muy peligroso y que el jefe de Los Cobra está buscando a todos los cabecillas del Dragón Dorado para asesinarlos" dijo, con claro temor en su melódica vocecita y Suga sintió su sangre congelarse.

"Esos bastardos planean acabar con la organización" gruñó, apretando su mano libre en un puño y Jungkook soltó un ruidito de afirmación. "Joder, es mejor que me mantenga oculto, soy uno de los hombres de confianza del viejo Dragón y no dudo que esos idiotas quieran cortar mi cabeza" se quejó y Jimin, quién trataba de ignorar la conversación, se tensó por completo ante esas palabras.

"Si, por favor, manténgase a salvo, hyung. No se acerque a su departamento y, por si las dudas, no se acerque al mío" rogó Jungkook, logrando que el estómago de Suga se apretara.

"Tú también ten cuidado, Kook, si es posible paga todas las noches que sean necesarias pero no salgas de ese hotel, incluso le pediré a JeongIn que vaya a dejarte de comer si así evito que te pase algo" suspiró, un poco menos nervioso y Jungkook se rió bajito.

"Tranquilo, yo estaré bien. Usted cuídese, hyung, lo quiero mucho" susurró el joven menor con voz suavecita.

"También te quiero, mocoso, trataré de marcarte mañana" prometió, antes de apartar el teléfono de su oído y colgar la llamada.

Suga masajeó sus sienes con la punta de sus dedos pulgares, tratando de aminorar el pulsante dolor que taladraba su cabeza y regresó su atención al cuerpo del casi dormido chico pelinaranja.

"Hey, Jimin, ve a acostarte a la cama" el aludido dió un brinco en su lugar por haber sido llamado cuando estaba a punto de quedarse dormido.

"Mh, pero Hoseok aún no llega" susurró con sus cejas fruncidas y Suga solo rodó los ojos.

"Él dijo claramente que te acostaras en la cama si tenías sueño, anda, niño" insistió y miró como Jimin asentía derrotado mientras que, con una mano, se rascaba su ojo derecho.

"Buenas noches, Suga" murmuró Jimin, antes de acostarse en el colchón y Suga negó con la cabeza mientras una sonrisa pequeña se posaba en sus labios.

Regresó al sofá y se sentó en éste a esperar a que Hoseok volviera. No pasaron ni quince minutos cuando la puerta se abrió y Hoseok entró con ojos soñolientos al departamento, mientras cargaba con una bolsa de hielos.

"Oh, ya se durmió" suspiró el hombre más alto, mirando la silueta de Jimin descansar sobre su cama y caminó hasta la mesa para abrir la bolsa y colocar un poco de hielo sobre una toalla. "Toma, ponla en tus costillas" ofreció Hoseok, amarrando la toalla para que quedara hecha una bola.

Suga la tomó enseguida.

"Gracias Hoseok" murmuró Suga, mirando la manera en que el hombre arrugaba su perfilada nariz al bostezar.

"De nada" susurró cansando y se dejó caer a su lado en el sofá.

"No quiero abusar de tu hospitalidad pero, ¿es posible que me dejes quedar aquí está noche? Juro que mañana me iré" susurró el pandillero algo avergonzado y Hoseok frunció el ceño.

Lo pensó varios segundos, estaba algo reacio a aceptar aquel pedido después de que Suga le revelara que prácticamente era uno de los criminales que formaban parte de la pandilla más buscada por la policía nacional, tenía el derecho a tener algo de desconfianza y rechazar la petición pero, aún así, quería devolver el favor al hombre peliverde por salvarlos de esos tipos.

"Esta bien, pero cuidado hagas algo sospechoso o te reventaré un sartén en la cabeza" dijo, mirándole con los ojos entrecerrados y Suga soltó una risilla aliviada.

"Gracias, hombre, te debo una" dijo con una mueca, ya que había presionado con demasiada fuerza los hielos en su costado.

"Supongo que estamos a mano, si no fuese por ti esos tipos me hubiesen matado a golpes y a Jimin... Ugh, ni siquiera quiero pensar lo que hubiesen hecho con él" negó, algo turbado por imaginar lo que hubiese pasado si Suga no los ayudaba.

"Si que estamos a mano, mira que has hospedado a dos desconocidos en tu apartamento así sin más, no cualquiera lo haría" Suga dijo verdaderamente impresionado, Hoseok se encogió de hombros con pesadez.

"Te debo la vida y la de ese pobre chico, ofrecerte un lado de mi cama no es la gran cosa, supongo" dijo torciendo sus labios y recordando con detalle la escena tan traumática que le había tocado vivir esa noche.

Ambos se quedaron en silencio después de eso y Hoseok no pudo evitar sentir un escalofrío al caer en cuenta de que estuvo a punto de morir por una paliza, que aquel pobre chico de cabellos naranjas era un trabajador nocturno que había estado a punto de ser abusado y que Suga era un jodido criminal peligroso que había asesinado a sus agresores.

Si lo analizaba, con la cabeza fría y sin la adrenalina del momento, era una puta escena descabellada.

Hoseok decidió que era hora de dormir aunque sea un poco después de una noche como aquella, tenía que descansar o se volvería loco de tanto recordar los sucesos y realmente no quería sufrir un colapso mental con dos desconocidos en su casa.

"Anda, ve a acostarte, yo dormiré aquí en el sofá" pidió Hoseok, empujando ligeramente el hombro del pandillero para que se levantara.

"Mh, no, yo puedo dormir aquí fácilmente, soy más pequeño" se negó, Hoseok rodó los ojos.

"Te estoy diciendo que yo dormiré aquí, es mi departamento, tú el invitado" bufó, tratando de sacar a Suga de allí, pero al parecer éste tenía más fuerza de lo que aparentaba su delgado cuerpo ya que no conseguía moverlo.

"Justo porque es tu departamento no dejaré que duermas en un sofá, anda a tu cama, por Dios" se quejó el hombre más bajo y Hoseok se cruzó de brazos dispuesto a seguir con la pelea.

"¿Pueden dejar de discutir y simplemente venir ambos a la cama? Cabemos los tres perfectamente" la voz, algo ronca por el sueño, de Jimin llamó su atención y ambos miraron como el chico les observaba con el ceño fruncido y sentado desde la cama.

Tanto Hoseok como Suga observaron a Jimin con duda y, cuando éste se acomodó en el medio del colchón hecho un ovillo, decidieron que quizás si era posible dormir los tres en la misma cama. Hoseok se levantó, seguido del pandillero, y quitó sus tenis para colocarlos al lado de los zapatos de Jimin, apagó las luces que provenían de su lámpara y se deslizó dentro de la cama colocándose sobre su costado. Observó en silencio como Suga le imitaba, colocando ese jodido bate debajo de la cama y subiendo al colchón para acostarse sobre su espalda, los tres entrando perfecto en la cama de dos plazas.

"¿Ven? Era tan fácil como eso" murmuró Jimin con sus ojos cerrados.

Hoseok soltó un suspiro.

"Tenías razón, niño" murmuró Suga, con sus párpados pesándole después de un día tan largo y sintió como Jimin se removía un poco para acomodarse mejor.

"Lo sé"

Y después de eso no se dijo ninguna palabra, Hoseok observó en silencio como las respiraciones de ambos chicos se iba acompasando, con sus pechos subiendo y bajando lentamente después de unos minutos. Miró como las pestañas de Jimin hacían sombras en sus pómulos y sus labios abultados hacían un puchero inconscientemente. Por otro lado, al mirar a Suga notó que éste lucia menos intimidante y más relajado al estar dormido, con sus finos labios separados levemente y su pequeña nariz fruncida un poquito entre sueños.

Hoseok dejó escapar una bocanada de aire al pensar en que aquellos chicos eran los primeros desconocidos que le acompañaban en su colchón para dormir de verdad y no para follar como era costumbre.

Eso tenía que significar algo, ¿no?


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