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sorpresa.

final alternativo.

un par de ojos curiosos observaban desde la distancia a la pareja, esta sonriendose entre ellos mientras sus manos estaban tomadas. los veía de espaldas, aunque sus rostros estaban volteados el uno hacia el otro y por eso era sencillo identificar quién era quién.

claro, por eso y por la clara diferencia de físicos.

a lado del dueño de los ojos curiosos se encontraban tres personitas más, bromeando entre ellos y manteniendo sus voces en susurros para no distraer el menor de su misión de espionaje.

el pequeño rubio llevaba alrededor de diez minutos observandolos sin parar, hasta había memorizado la cantidad de veces que el pelinegro había acariciado con cariño a su pareja.

era algo lindo de ver, pero el tenía una misión, una clara y simple.

verlos besarse.

no lo tomen como pervertido, tiene diez añitos apenas, pero adoraba las muestras de cariño de sus mayores, desde que había llegado a aquella casa, su vida había sido sumamente más brillante y colorida.

el menor de la pareja le hacía de comer cosas deliciosas, le mimaba, le dejaba jugar y cuidar a aquellos conejitos que tenían en el patio y le contaba miles de historias donde el protagonista era el apuesto príncipe gigi conejo y la bella princesa mimi coneja, que tenían en contra a un gran conejo malvado.

koo.

era el nombre de aquel conejo.

el mayor era una historia aparte, siempre le cuidaba, de cualquier cosa, ¿había un mosquito? él ya había comprado el repelente para todos, ¿alerta de sismo en méxico? el estaban preparado aún vivieran en corea. ¿había soñado feo? antes de siquiera pedirlo, ya se encontraba en su cama y abrazado a él y a su brazo tatuado.

simplemente era como su héroe personal, y apenas lo conocía hacía un año.
sus ojos se abrieron al darse cuenta que su objetivo ya no estaba donde creía, por estar divagando había pedido de vista a los mayores.

tonto.

se levantó suavemente de atrás de aquella maceta y miró alrededor, no había nadie mas que él y los demás pequeños, ¿dónde se habían metido?

en menos de dos segundos, la puerta se abrió revelando tres parejas que entraban sonriendo a la casa, sus sonrisas parecían diamantes, tanto que sentía que sus ojitos se cerraban.

imaginación de un niño.

los demás niños salieron corriendo de sus escondites mientras gritaban "papá" y "mamá" respectivamente, mientras él se quedaba ahí.

aún era tímido con sus tíos.

levantó la vista lentamente hasta volver a encontrarse con su objetivo principal, el rubio y el pelinegro.

ambos sonreían incluso con mas felicidad que los demas adultos, sintiéndose pequeño empezó a agacharse en la maceta, quedando completamente cubierto al ser tan pequeño para su edad. sus dedos empezaron a jugar entre ellos y sus rodillas se pegaron a su pecho; era muy tímido, si no lo había mencionado.

antes de poder cerrar sus ojitos, notó una sombra frente a él, alzó su cabecita y lo vio.

—¿qué haces aquí, bae? —su dulce voz inundó los oídos del pequeño. — ven, tus tíos tienen algo que darte.

ah, era su cumpleaños.

el primer cumpleaños en familia.

bae asintió levantandose tomando la mano de su papá jimin  y caminó hasta quedar a lado de su papá kook,  sus tíos sonrieron al verle darles una reverencia y sin más, taehyung se agachó, dandole una bolsita de regalo.

—espero te guste, bae, yo mismo lo escogí. —taehyung habló orgulloso, mientras miraba al pequeño tomar la bolsa con sumo cuidado y sonreir en grande.

algo que había sorprendido a todos era la similitud que bae tenía con jungkook, aún cuando era adoptado.

sus ojitos redondos y brillosos, sus paletas delanteras de su dentadura, su nariz de la misma forma, lo único que lo diferenciaba era ese cabello rubio.

oh, y claro, que a bae le faltaba algo.

dejó la bolsa lentamente en el piso y con sus manitas, la izquierda extendiéndola frente a él y la izquierda tocando el centro de la palma contraria con el dedo de en medio, para después hacer una curva hacia arriba y hacia abajo, después hizo puño sus dos manitas alzando solo un poco el dedo índice y los chocó cuatro veces.*

gracias, tío.

jimin sonrió al ver a su pequeño tomar la bolsa e ir con sus primos, antes de ver a taehyung sonreir más con sus ojos lagrimosos.

—me llamó tío, ¿ustedes qué tienen, estúpidos? —taehyung sonrió autosuficiente mientras miraba a los demás.

—a mi me llamó su tío favorito la semana pasada. —yoongi habló sonriendole con burla.

taehyung lo miró con los ojos entrecerrados hasta que jungkook llamó su atención.

—bueno, antes de que sigan peleando como niños, vengan, estábamos esperándolos.

todos sonrieron caminando a la sala, donde se encontraba el pastel de bae y ahora, sus regalos esperando a ser abiertos mientras él armaba su gran pista de hot wheels que su tío taehyung le había regalado,  sus primos ayudándole a armarla mientras hablaban hasta por los codos.

bae se sentía bien de haberles conocido.
se sentía bien de estar en familia.
se sentía bien que aquellos dos pares de ojos lo miraran con tanto amor.

porque bae no podía hablar, pero jimin y jungkook sabían que los amaba, por que sus ojos eran sus ventanas del alma.

jimin aun no podía caber en lo feliz que era, hacía apenas ocho años había tomado ese milagroso tratamiento que jin le recomendó, y tanto había pasado desde entonces.

aun recuerda ese cuatro de julio  cuando el doctor le dijo que el cáncer estaba disminuyendo y con eso, podrían regresar al tratamiento. lloró tanto ese día, llevaba meses sin hablar, sin querer ver a su novio de lo horrible que se percibía a si mismo pero después de ese día tan especial, sus ánimos empezaron a subir. regresó a las rehabilitaciones y control del temblor, regresó a intentar hablar aunque doliera, regresó a todo aquello que lo hacía feliz.

regresó a jungkook.

y aunque aun se percibía horrible, sabía que su novio lo veía como la persona más hermosa del planeta, sus ojos brillantes, sus ventanas al alma lo delataban por completo.

y así fue como pasaron nueve meses para que jimin se fuera del aquél hospital, con una fina capa de cabello sobre su cabeza, con 21 y toda una vida por delante.

pero siempre recordaba aquel bebé que fue abandonado como si de nada se tratase en aquél hospital.

aquél bebé tenía cáncer en la garganta, uno que le impedía hablar, llorar, gritar. cuando jimin empezó a sentirse mejor, se escapaba cada noche para ir a cuidar de aquél pequeño.  así que se podría decir que creció a lado de jimin y conociendo a aquél koo solo en los cuentos del mayor.

"duerme, pequeño bae, yo te cuido."

era casi un mantra cada vez que la bolita rosada se alteraba.

pues era el pequeño secreto de jimin.

cuando el rubio se vio totalmente recuperado hizo hasta lo imposible porque lo dejaran adoptar al pequeño, ¿casarse? bien, lo haría ¿trabajar? es justo. ¿comprar una casa?

estaban estrenando.

así, jimin presentó a bae seis meses antes, físicamente pues por temas legales no podían visitar al pequeño, pero jungkook sabía absolutamente todo del pequeño por culpa del rubio.

y teniendo nueve añitos, lo pudieron adoptar. ambos siendo tan felices y el pequeño contagiado de su felicidad sin saber bien qué pasaba.

lo único que sabía era que tenía una familia que lo abrazaba, le enseñaba como podía comunicarse para que no se rindiera y lo amaba, lo amaba tanto.

bae sonrió hacia jimin antes de dejar un beso en su mejilla y salir corriendo con sus primos hacia el gran patio de aquella casa, mimi y gigi persiguiendoles a saltos apresurados.

jungkook pasó su brazo tatuado alrededor de su cintura y sonrió, sintiéndose en casa.

su pequeña y revoltosa bolita rosa corriendo de aquí para allá, su esposo a lado suyo y su familia mas unida que nunca.

ellos eran su serendipia.

y todo estaba bien.






bueno, ya voy para los 3k y no quería dejarles sin nada akdjaks, espero les guste este mini final alternativo,es pura narración pq siento q asi esta bn.

*: es lenguaje de señas mexicano.

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