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epílogo.

y es que, había pasado tanto tiempo.

mh, si nos ponemos a pensar, habían sido unos años muy buenos para algunos y difíciles para algunos más.

seokjin y taehyung habían formado una hermosa familia, a los años después de larga terapia para ambos, manteniendose estables y juntos ante todo, se habían casado y adoptado a dos pequeños que siempre les habían mirado con ojos de amor. el mayor de ellos con sus ojitos cafés, casi negros, cabello castaño y tan alto como seokjin, sin embargo, el menor tenía el cabello rubio, ojos pequeños y labios rechonchos. era idéntico a su ángel.

taehyung y seokjin cuidaron de ellos el tiempo que pudieron, manteniendolos a salvo, manteniendolos unidos.

contándoles sobre su tío jimin, quién les cuidaba desde arriba.

namjoon y hwasa habían tenido una hermosa nena, quién había sacado los dotes artísticos de ambos y bailaba y cantaba de manera increíble, tomando eso de ventaja para convertirse en una popular idol, siempre teniendo a sus tíos y papás presentes.

por otro lado, hoseok y yoongi habían tenido varios problemas en su relación, después de la muerte de jimin, yoongi había caído en una depresión que casi termina con su vida. sin emabargo, hoseok estuvo para él incondicionalmente. manteniendo su cabeza fría cada vez que yoongi recaía, manteniendo su corazón latiendo por el amor al menor.

y después de rehabilitación, yoongi y hoseok habían tenido un final relativamente feliz. con terapias cada tanto, un tratamiento permanente y visitas seguidas, estaban bien, felices y juntos. no siendo candidatos para adopción por su pasado clínico, pero siendo felices con sus sobrinos y sus conejitos, crías de mimi y gigi.

y ahora jungkook, ¿qué había pasado con él?

podemos decir que jungkook fue feliz, lo fue, obviamente no inmediatamente, tardó bastantes años en que pudieran ver el brillo de sus ojos, o incluso una sonrisa sincera.

al principio, empezó bien. la carta había ayudado a sentirse un poco mejor , dejó los cigarros un tiempo y empezó a pensar en sí mismo.

incluso el primer cumpleaños de jimin fueron a su bonita lápida, donde el epitafio citaba su canción, su fecha de nacimiento y deceso y su nombre.

su bonito nombre era adornado por flores frescas todos los días.

fue un cumpleaños hermoso, un picnic en donde estaba jimin, su comida favorita y una copa de vino pues jimin cumplía la mayoría de edad, ya podía tomar alcohol.

fue hasta casi ocho años después que empezó su duelo de manera intensa, difícil y con consecuencias.

mimi había muerto.

y con ella, todo recuerdo vivo de jimin.

jungkook sabía que no todo era mimi, sabía que eran años de estarse reprimiendo por no querer preocupar a sus amigos, pero ahora:

¿qué más daba?

el amor de su vida y lo único que le dejó, estaban muertos. y el no pudo hacer nada por ellos, no pudo hacer nada mas que tanto con jimin como con mimi, mantenerles a salvo y tranquilos en su lecho de muerte.

pero desde ese momento, las cajetillas de cigarros aumentaron, las comidas disminuyeron y las llamadas al 911 eran regulares con sus amigos.

había días en los que rogaba que jimin regresara por él, rogaba abrir los ojos y ver su cabellera rubia, ver su sonrisa brillante y ojos pequeños alumbrarle para llevárselo con él.

soñaba con su reencuentro y sus amigos sabían que inconscientemente estaba buscando eso, estaba buscando irse con sus dos pequeños, con mimi y con jimin.

pero no, sabían que jimin no querría eso.

y de alguna manera, jungkook lo entendió.

aunque todos piensan que es un delirio de un enfermo, jungkook sabía que había visto los ojos decepcionados de jimin mirándole desde la puerta del cuarto de hospital mientras estaba com oxigeno cuando sus pulmones colapsaron.

eso fue suficiente. la imagen del menor, con mimi en brazos mirándole preocupado y decepcionado fue lo que hizo querer ser mejor.

querer vivir para morir.

no morir para querer vivir.

fue casi un milagro cuando entraron sus amigos y hermano al cuarto, jungkook mirandoles con tanto arrepentimiento que sabían que todo cambiaría.

y así fue.

jungkook salió unas semanas después con indicaciones de no agitarse, obviamente no fumar y no hacer actividades que conllevaran peso.
se había inscrito a un club de lectura al tener aún permiso en el trabajo y tenía aun un mes con tiempo libre.

fue ahí en donde lo conoció, y estaba cien por ciento seguro que jimin lo había mandado como el ángel que sabía que sería siempre.

aunque fue difícil, jungkook sabía que había sido frío, condescendiente y a lo mejor un poco grosero, pero al final, terminó cediendo.

terminó cediendo porque aquel chico le hacía querer vivir por sí mismo y no solo por el recuerdo de jimin, porque ya no miraba las cajetillas con odio, solo las pasaba de largo. porque después de casi cuatro años desde que mimi murió, se hizo cargo de otro conejito, descendencia de mimi.

empezaron lento, el chico sabía el pasado de jungkook y no quería asustarlo, y tampoco quería reemplazar a jimin, solo quería acompañar a jungkook hasta donde él le dejara.

y es que jimin siempre estuvo presente en la vida de jungkook aunque fuera de forma muy suave.

como una canción en la radio.

un aroma a vainilla que era tan peculiar que a veces jungkook sentía que estaba loco.

un viaje a disney, una comida en picnic o cuando veía el tatuaje en su pecho.

y poco a poco las visitas a la lápida de jimin eran menores, taehyung tenía su ajetreada vida con sus nenes, su esposo y su trabajo. namjoon y hwasa acompañaban lo mas que podían a su nena, hoseok y yoongi habían decidido viajar por el mundo para encontrarse a ellos mismos y estar en paz.

y jungkook estaba tan absorto en su felicidad y vida que había olvidado lo que era sentirse triste por la falta de aquella cabellera rubia.

pasaron años, años hasta que, en una tos bastante extraña, recordó la sonrisa del menor.

y es que años de tabaco habían tenido consecuencias, como antes les mencioné.

el tatuado había sido consciente que aunque pudiera borrar todo el tabaco de su sistema, las consecuencias eran inevitables. de lo único que se arrepintió fue que ahora estaba dañando a sus amigos,justo como jimin se había sentido hacía unos años.

aunque no estaba del todo triste, sus amigos habían estado presentes, su pareja estaba con él, hasta el hijito de mimi había estado ahí, en la habitación de hospital que le traía recuerdos que creía haber olvidado.

y es que solo tenía cincuenta y tres años cuando cerró los ojos y al abrirlos, sintió sus pulmones ligeros.

sus pulmones ligeros, su piel mas tersa y sus tatuajes mas brillosos, sin embargo seguía sentado en aquella camilla, antes de ver hacia la puerta.

y ahí se dió cuenta que había recolectado tantas memorias para contarle a jimin que estaba orgulloso.

el rubio estaba parado frente a él, justo como estaba vestido aquél día en la playa cuando se dieron su primer beso. le sonreía con tanto amor y su cabello estaba mas brillante que nunca, su piel se veía tan hermosa y sus pasos fueron tan seguros que, cuando llegó a la camilla, sentía que en cualquier momento iba a despertar y ver a sus amigos.

y es que, los veía. veía a taehyung abrazarse a jin, a yoongi sonreírle y susurrar un pequeño "dile que lo extraño", a hoseok abrazar a yoongi y namjoon y hwasa sonreir con tristeza.

y su pareja mirandole con tanto cariño que sintió su corazón romperse un poco, sin embargo, cuando jimin tomó su mano, supo que tenía razón.

había sido enviado por él.

—jungkookie.

el nombrado le miró con una sonrisa y lágrimas en los ojos, mientras tomaba su mano con fuerza.

—¿nos vamos? ¿estás listo?

y jungkook nunca estuvo seguro de algo tanto como ahora. mimi saltó del brazo de jimin y cayó sobre él.

—he estado listo desde los veinticuatro, amor.

y ambos se levantaron, dejando atrás todo el dolor que les había causado estar tanto tiempo separados, jimin tomaba su mano como si le hubiera esperado toda una vida.

y es que así fue.

y es que jimin había estado observándolo, cuidándolo, celandolo cuando vio que aquel chico que creyó correcto para él, logró su objetivo.

amándolo.

ahora que se encontraban juntos, su tiempo en aquel punto medio se había acabado.

ahora podían ser felices los tres, tenían todo el tiempo de sus almas para que jungkook le contara todas sus aventuras,  aunque había estado presente en cada una de ellas.

yoongi observó como los doctores intentaban reanimarlo, pero hacía unos segundos había visto claramente como dos conocidas siluetas salían de la habitación sonriendose uno al otro con tanto amor que el sentimiento fue familiar.

y supo que ahora estaban en paz, juntos y para siempre.

todo estaba bien.

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