cuarenta y cinco.
jimin sonrió entusiasmado subiendo a la gran taza de aquella tracción, su sonrisa no podía ser más grande por que sus labios no podían estirarse más.
—¿estás feliz?
—estoy triste por que esta es la ultima antes de volver al hotel, pero feliz de que veré a mimi.
jungkook sonrió acomodando su cámara, al sentir la atracción empezar a moverse el lente enfocando los ojos brillantes y enorme sonrisa de jimin, sus pequeñas risas de emoción cubiertas por gritos de la demás gente pero audible para jungkook, quién le miraba enamorado. podía arrepentirse de muchas cosas en su vida, de su tatuaje en forma de pene en su rodilla, de hacerse rapado la ceja a los trece años e inlcuso de tener una cajetilla de cigarros escondida en su chaqueta apesar de que jimin odiara que fumara. pero nunca de enamorarse de jimin.
jungkook dejó su teléfono de lado, confundido. mimi estaba en su jaula ya dormida con su manta encima, así que volteó a ver a jimin, quién le miraba con ojos grandes y brillosos, gateando hasta posicionarse sobre él en sus piernas, abrazando su cuello y el correspondiendo en su cntura, algo extrañado pero encantado por la posición.
—jungkook.
su voz sonó tímida, algo rota de los nervios y bajita. jungkook tuvo que acercarse para escucharle mejor.
—¿si, ya tomaste tus pastillas? ¿cómo te sientes?
los labios de jungkook rozaban con los de jimin al hablar, sus alientos con olor a menta por la pasta dental se hacía presente. jimin suspiró con su rostro rojo.
—estoy bien... quiero darte un regalo de cumpleaños.
jungkook sonrió un poco avergonzado de haberse quejado con yoongi anterior mente, hasta ver como jimin quitaba su playera y regresaba sus manos a su cuello, sonriendo dando a entender su deseo a jungkook.
—quiero hacerlo.
jungkook besó sus labios acariciando su mejilla con dulzura, con la otra mano dando suaves apretando a su cintura dejando a jimin acostado, encantado y con el corazón latiendo tan rápido.
dándole su regalo de cumpleaños.
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