36. Final [Primera parte]
Sonreí inmediatamente, al ver el hermoso anillo dentro de la pequeña pero muy hermosa caja rosa que había sobre las manos de YoonGi. Las pupilas en sus ojos, brillaban maravillosa y perfectamente como muy seguramente lo hacen las mías ahora mismo.
Nerviosamente busque en su rostro alguna señal de duda, ante su anterior pregunta pero no note ni un mínimo rastro de ello, al contrario puedo percatarme de la seguridad de su mirada, su expresión llena de euforia. De verdad agradecía que nuestra relación en ningún momento hubiera presentado duda alguna por parte de ninguno de los dos sobre lo que sentíamos, ambos sabíamos lo que queríamos y lo que queríamos desde un inicio era estar juntos, el uno con el otro por el resto de nuestras vidas.
—Sí —me incliné lentamente, hasta estar a su altura, colocando una de mis manos sobre una de sus mejillas regordetas —Sí, me quiero casar contigo, Gi —murmure, acomodando un poco el vendaje blanco sobre su cabeza.
—No sabes lo feliz que me haces, bonito —mi mano izquierda está en su total disposición o al menos la necesaria pues esta comenzando a poner sobre mi dedo anular aquél anillo tan hermoso —El anillo es hermoso por si solo pero en ti, es más que hermoso, es perfecto —susurró, juntando sus labios con los míos en un beso tierno.
Si hace unas semanas, me hubieran dicho que terminaría comprometido con el profesor Min YoonGi, del cuál me sentí atraído desde el mismo momento en que lo ví, me hubiera reído fuertemente y deprimido enormemente durante toda la noche, porque parecía ser un sueño demasiado lejano.
Puedo verme reflejado en los preciosos ojos oscuros de YoonGi, apenas puedo distinguir el considerable color rojizo con el que mis mejillas estan coloreadas —¿Desde cuando tienes el anillo —pregunte con cierta intriga.
—¿Quieres saber la verdad? —aquellas palabras hacen que los bellos de mi piel se hericen en su totalidad.
Asiento levemente, en la espera de su respuesta. Su mirada evade la mía por unos breves instantes, producto seguramente de sus nervios. Siento como sus manos se deslizan por encima de las mías, acariciandolas suavemente.
—No me digas que lo compraste cuando nos hicimos novios —bromeo rápidamente, notando un pequeño rubor en sus mejillas —¿Así fue? —el gusanito de la duda se ha instalado en mi cabeza al no haber recibido respuesta alguna del bello pelinegro frente a mí.
—No, no fue así bonito —aclara, devolviéndole el color a mis mejillas —Lo compré antes de presentarte con mis papás —menciona divertido pues fue pocos días después de que nos hiciéramos novios.
—Osea, ¿Una semana después de que nos hicimos novios? —pregunto pero no a él, sino a mi mismo.
—Sí, ajá —me respondé abruptamente.
Siento como poco a poco comenzamos a levantarnos del suelo donde yacíamos, él de rodillas y yo en cunclillas, me siento un poco confundido, los nervios se han ido totalmente de mi persona o al menos eso creó.
YoonGi, me está mirando con pena.
—¿Qué pasa, Gi? —nuestras manos siguen entrelazadas la una con la otra.
—Seguramente piensas que soy un loco, por comprar tan pronto un anillo de compromiso para ti —comienza a hablar.
—Por supuesto que no, Gi. Te amo y lo que le dije a la profesora Ji Won cuando nos secuestro es cierto, nada me haría tan feliz que tú me propusieras matrimonio y así poder pasar el restó de mi vida contigo —se siente bien, poder decipar cualquier rastro de duda sobre YoonGi.
—En ese entonces me di cuenta, que fui un tonto por no haberte dado el anillo cuando lo había planeado pero tenía miedo de...
Me es imposible dejarlo terminar, cuando notó la fuerza con la que está mordiendo su labio inferior, con rapidez depósito un pequeño beso sobre sus labios, seguido de otro, otro y otro más.
—¿Recuerdas nuestro primer encuentro? -preguntó nervioso, cambiando el tema un poco inconscientemente.
—Como olvidarlo —suspira, dándome un vistazo veloz, de arriba a bajo —Llevabas un hermoso traje de tres piezas de color negro —explica rápidamente, haciéndome preguntar que habrá sido de ese traje —Te veías realmente atractivo —mi corazón está comenzando a latir un poco más rápido.
—Y ni con ese traje logré que no me regañaras el primer día —agregó risueñamente, porque recuerdo perfectamente lo que pasó.
—Era el primer día, bonito. Y venías con TaeHyung, jugando con una máscara del rostro de un hombre mayor, que enseguida supe era un exprofesor de ustedes —comentó, demostrándome que todo el tiempo supo quién era aquel hombre de aquella máscara de cartón que nos regalaron a TaeHyung y a mí.
—Espera, ¿Cómo es que sabías que era un profesor? —mi curiosidad preguntó.
—También fue mi profesor —menciona, sonrientemente —Es muy amigo de mi padre —podia sentir la sangre de mis mejillas esfumarse —De hecho se la mostré.
—¡¿Qué?! —grité totalmente mareado —¿T-tú, tú se l-la enseñaste? —pregunté, entre pequeños tartamudeos.
Recibiendo un sólo asentimiento de su parte.
Al cabo de unos segundos, una risa nerviosa empezó a salir de los labios de YoonGi, provocándome unas ligeras ganas de golpearlo —¡Que bien! —exclame, dándole un ligero golpe en sus hombros —Él no la dió —solté borrandole la pequeña sonrisa sobre su rostro.
—¿En serio? —pregunta asombrado —¡Lo siento, bonito! —continua entre risas, risas contagiosas —Me fue inevitable no engañarte—confesó, guardando la pequeña cajita rosa dentro de su pequeña maleta negra.
Algo cohibido, me acerqué sigilosamente hasta estar frente a YoonGi, acortando de poco en poco el espació que aún había entre nosotros pero me detuve abruptamente al oír unos bajos toques en las puertas corredizas de la habitación.
—Lamentó interrumpir pero, allá afuera se encuentra In Jae —habia olvidado por completo que había acordado pasar por mí temprano.
—Gracias, ahora voy —anuncie, llamando la atención del hermoso pelinegro a mi lado.
—Bonito... —los largos brazos de YoonGi, estan rodeando mi pequeña cintura, impidiendome avanzar —Tenemos un pequeño problema —un escalofrío recorrió lentamente la parte trasera de mi cuello.
—¿Cuál? —no queriendo pregunté.
—No le hemos dicho a tu padre que somos novios, no sabemos cómo es que lo vaya a tomar y ahora ya hasta estamos comprometidos —era cierto. Si bien mis padres habían elegido cada decisión de mi vida, estás decisiones las estaba tomando por mi mismo, para mí, para mi felicidad y aún no había tenido tiempo de comentarles nada de lo que estaba pasando, o al menos no a mi padre.
—Tienes razón. Deberíamos casarnos en secreto por si intenta separarnos —bromee, notando como el agarré de YoonGi en mi cintura se deshacía, parándose frente a mí.
Su rostro era un poco indescifrable, había un ligero sonrojo en sus mejillas pero no había expresión alguna en el, estaba como en un tipo de trance.
—¿Gi? —lo llamé.
—¿Lo dices enserio bonito? —preguntó, formando una sonrisa realmente hermosa sobre sus labios.
Las manos de YoonGi, estaban tomando las mías, sus manos frías me hicieron estremecerme un poco al instante en que hubo contacto.
Si bien había sido una broma, no sonaba tan descabellada, no sabiamos ninguno de los dos cuál iba a ser la reacción de mi padre, aunque hacer las cosas a escondidas tampoco sonaba como una buena solución.
—¿Te gustaría? —el sonrojó en las mejillas de YoonGi, estaban respondiendo a mi pregunta.
—No voy a mentir, bonito. Claro que me gustaría, pero...
¿Pero?
—Pero, no creó que sea la manera de hacer las cosas —en verdad que había una conexión entre nosotros, podía sentirla.
Mi silenció podría malinterpretarse por lo qué, le sonreí prontamente —Estaba pensando lo mismo —confesé, tomando la sudadera rosa de la pequeña silla donde se encontraba —Tengo que irme, Gi —mis largos brazos rodearon su cuerpo.
—¿Bromeas? —bufo, colocando rápidamente la pequeña maleta en uno de sus hombros —No voy a dejar que mi hermoso novio, se vaya solo a su casa. Te acompañó y no está a discusión —no me sorprendía para nada la terquedad de YoonGi.
—No me voy a oír solo a mi casa, me voy a ir con In Jae. Así qué, tú... —pause, tomando por los hombros a YoonGi, haciendo que se sentará sobre la cama —te vas a quedar aquí porque te acaban de operar de la cabeza, y necesitas reposar y eso de verdad no está a discusión. Yo sólo voy a ir a mi casa, me baño y vuelvo para que ambos hablemos con ya sabes quién —aclaré, observando como lentamente su ceño se fruncia.
Los rayos de sol, estaban entrando a la habitación con un poco más de intensidad que en la mañana, cayendo directamente sobre los pies de la cama de YoonGi, empezando a calentar el aire frío de la misma.
—Si te molesta la idea de qué...
—No te atrevas a decir algo así. No me molesta la idea de que ella venga, lo que me desagrada es que ella vaya a estar tan cerca de ti, que te vaya a ver... Y sí, estoy celoso —refunfuño, tomándome ligeramente por la cintura, acercándome hasta él. El agarré en mi cintura era suave pero posesivo.
—No seas celoso, Gi. Yo sólo te quiero a ti y ni ella ni nadie va a cambiar todo lo que siento por ti —susurré a la altura de sus labios, besando tiernamente la comisura de los mismos, generando en YoonGi un leve gruñido —¡Me voy! —exclamé fugazmente, escapando de su agarré —Nos vemos al rato. ¡Te amo! —grite desde lejos, despidiéndome tenazmente de los padres de mi ahora prometido.
Tardando no más de 10 minutos, llegué a la entrada del hospital donde ya me esperaba In Jae con una enorme sonrisa parado frente al auto, el cuál no tenía mucho tiempo desde que mis padres lo habían comprado especialmente para mi uso personal, claro que yo para nada había manejado nunca, me daban nervios cada que tomaba el volante.
Con una pequeña sonrisa, me adentré al auto en la espera de que In Jae entrará también.
Nuestro destino; La casa de mis padres, a la cuál tenía casi un día y medio que no había ido. Probablemente sólo mi madre haya notado mi ausencia, por lo que no me preocupada tanto.
Alrededor de 20 minutos, el trayecto fue perfectamente tranquilo y serenó, hasta que el rostro de In Jae, empezó a palidecer, como si estuviese asustado —¿Qué pasá? —pregunté, tratando de no alarmarme.
—¡Los frenos, no responden! —contestó, preocupándome, sintiendo como poco a poco In Jae perdía el control del auto.
Esto no podía estar pasando. No ahora que al fin me sentía pleno y feliz en toda la extensión de la palabra, no ahora que estaba a nada de compartir el resto de mi vida -o lo que me quedará después de esto- con quién hasta hace unos meses era un total imposible para mí.
Un pesado cosquilleo inicio descendiendo desde detrás de mi cuello hasta el final de mi columna vertebral, haciéndome sentir aún peor de lo que ya me sentía. La noción del tiempo y espacio se esfumó, cuando el auto comenzó a derrapar en el pavimento, en un intentó desesperado de In Jae por detenerlo. La zona dónde nos encontrábamos estaba llena de gente, por doquier por lo que ambos nos asustamos aún más de lo que ya estábamos, el poco control del auto que In Jae aún poseía del mismo se perdió cuando y frente al auto apareció una mujer embarazada. A continuación todo se apagó.
—Las heridas que presenta a causa del accidente son bastante graves, por lo mismo las siguientes 24 horas son cruciales para él.
—Haga lo que sea para salvarle la vida, que muerto no me sirve para nada. —El desdén en las palabras de la castaña era más que notorio para el doctor. —Salga. —le ordenó So Hyun al médico.
—No necesita decírmelo, es mi trabajó. —agregó un poco molestó el doctor antes de poder salir de la habitación.
—Voy a hacer todo lo que este en mis manos para salvar tu asquerosa vida, no importa cuánto me cueste. Serás el mejor regaló para mi hermano. —susurro, con coraje y cierta frustración So Hyun mientras se permitía sujetar con fuerza el respirador que ayudaba a Jin a respirar.
Claro que la castaña no espero despertarlo en cuestión de minutos.
—¡¿Dónde estoy?! ¡¿Quién eres tú?! —exclamó asustado el menor. Frustrándose enseguida de no poder moverse a su voluntad a causa del collarín alrededor de su cuello.
—¿No me recuerdas? —preguntó la castaña con falsa preocupación. —Soy tu hermana. Soy Kim So Hyun. —mintió con tal convencimiento que hasta ella le asqueo.
—No, no te recuerdo. —Removiendose con mucho trabajo, Jin volvió a hablar. —¿Qué me pasó? —preguntó un poco más tranquilo.
—Tuviste un accidente, pero vas a estar bien. Te lo prometo, Jinnie —apoyó su mano con las del castaño —Ahora vengo, voy por el doctor.
Todo alrededor del castaño se le hacía extraño, desconocido, sobre todo aquella castaña que decía ser su hermana. Tenía tantas preguntas abordando rápidamente su cabeza.
Algo adolorido comenzó a subir su mano, hasta poder contemplarla bien. Sobre su dedo anular había un anillo bastante hermoso.
—Por favor, revíselo doctor —pidio con angustia la castaña, al momento en que el doctor y ella entraban nuevamente a la habitación.
—¿Y este anillo? —preguntó con intriga el castaño, admirandolo completamente —¿Estoy comprometido? ¿Casado?
—Estás comprometido, Jinnie —el doctor fijo su vista en aquella mujer hipócrita quién ahora le hablaba tan tiernamente a aquel chico —Estás comprometido con Jung HoSeok.
Éste es el final... 😭
Pero de la primera parte. 🤭
La continuación se llama “Love again” 🌷 y ya la pueden encontrar en mi perfil, espero les guste. 🖤
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