27.
Con ciertos nervios YoonGi y yo permanecimos un largo rato mirándonos el uno al otro. Él intentando ocultar de mi la expresión de desconcierto sobre su rostro fino y elegante que yo aún podía notar, yo con miedo a que él perdiera su trabajó.
Tan pronto mi madre notó como nos miramos con duda y hasta con algo de miedo —al menos por mi parte— nos dejó a solas en la enorme y ostentosa sala.
—Los voy a dejar a solas, cariño. Cualquier cosa voy a estar en la cocina con Sun Hee —Un tanto confundida, mi madre salió rápidamente de la sala, llevándose a su paso a mi nana Sun Hee, quién me sonreía tiernamente.
—YoonGi... —mencioné débilmente, una vez que noté que tanto mi madre y mi nana salieron de la sala.
—Tranquilo bonito —me agradaba en demasía que YoonGi supiera cuando algo me sucedía pues se sentía tan bien, me sentía tan a salvo en esos momentos.
—¿Ella...? —intenté preguntar, sin éxito alguno.
—No sé, no sé cómo se enteró de lo nuestro —completo, acertando totalmente a mi incompleta pregunta —Pero lo voy a averiguar —comentó, incandose velozmente frente a mí, depositando un beso corto sobre mi frente, emprendiendo su caminó rápidamente con dirección a la salida, sin darme suficiente tiempo para reaccionar a lo que estaba sucediendo, a lo que estaba diciendo.
—¡YoonGi! ¡Espera! —torpemente grité, intentando alcanzarlo —¡Voy contigo...! —exclame, oyendo la puerta cerrarse fuertemente casi frente a mí.
Sin pensarlo siquiera dos veces, corrí a abrir nuevamente la puerta de mi casa, con prisa y cuidado bajé corriendo las escaleras de la entrada —¡YoonGi, espera! —grite, ansioso por alcanzarlo.
Sin contemplar nada más subí al auto junto con YoonGi. No planeaba dejarlo sólo, claro que no.
—Bájate bonito, esto lo voy a arreglar yo —contesto velozmente con decisión, sosteniendo en su mano derecha la llave del auto; su mirada reflejaba que estaba totalmente dispuesto a no girar aquella llave sí yo iba seguia con él en el auto.
—No —respondí firme —Yo voy contigo, no me importa sino quieres que vaya —asegure —Somos novios en las buenas y malas, inclusive en las malas —no me iba a bajar, no lo iba a dejar ir sólo con JiWoo.
—Bonito...
—Min YoonGi, no me voy a bajar, así que arranca. —decidido agregué —Tú dijiste que estaríamos juntos en las buenas y malas. Me hiciste sentir seguro cuando más lo necesite y ahora no planeo dejarte sólo por nada del mundo, ¿de acuerdo? —fugazmente le dedique una mirada al auto unos metros frente a nosotros que sabía era el que manejaba In Jae —Arranca. —mande.
Una pequeña sonrisa se formó en su bello rostro, girando con ello la llave para así encender el auto, en donde JiWoo.
No sabíamos en absoluto donde es que acaso estaría ella pero si estábamos seguros de que la íbamos a encontrar.
—¿Dónde crees que este? —pregunté con duda y nervios.
—No sé, lo más seguro es que este en su casa o en casa de sus padres —mencionó sin quitar la vista del camino.
—Podria estar también en casa de Tae —agregué nervioso, ganandome una mirada sorpresiva por parte del acompañante a mi lado —Es una historia larga, luego te la cuento —afirmé, sujetando el cinturón de seguridad a mi cuerpo.
Chat In Jae.
Jin
YoonGi y yo estamos saliendo de casa, ¿nos sigues?
In Jae
Voy atrás de ustedes.
Jin
Bien, gracias
Síguenos a una distancia considerable
No le digas nada a mi madre, no quiero preocuparla
In Jae
De acuerdo.
N
o lo haré descuida.
Tan pronto YoonGi, encendió el automóvil con dirección a la salida de aquel elegante fraccionamiento, fijé mi vista a la parte trasera del auto en busca de In Jae quien efectivamente ya venía detrás de nosotros, a una distancia considerable tal cómo se lo había pedido.
Por largos cuarenta y cinco minutos nos mantuvimos serenos en el automóvil hasta que por fin YoonGi comenzó a dar señales de que habíamos llegado.
Había tomado una pequeña siesta durante el transcurso del camino y es que apesar de que ahora JiWoo supiera de nuestra relación mi sueño no había desaparecido.
—Llegamos —comentó, al mismo tiempo que desabrochaba su cinturón de seguridad —Espérame aquí —respondió, divisando a la planta baja de una de las tres casas que habían en frente de donde había estacionado su automóvil.
—¿Bromeas? —bufe —No vine contigo para quedarme en el auto —testarudamente salí del auto primero —Voy contigo —comenté con los brazos cruzados, en señal de que no era algo negociable.
—Bien —resoplo con una ligera sonrisa, sabía que le encantaba lo testarudo que podía llegar a ser —Pero quédate detrás de mí, ¿de acuerdo? —felizmente asentí.
Con lentitud nos encaminamos hasta la casa que había en el medio, era por mucho la más pequeña y descuidada de las tres casas, con calma caminamos hasta la puerta de la casa de la profesora JiWoo, la cuál era de color blanco; se veía un tanto descuidada, desde sus paredes con pintura botada hasta lo que parecía ser el pequeño jardín delantero en el cuál se encontraba todo el pasto seco, sin una sola señal de que hubiera habido una flor antes en el. Las apariencias engañaban profundamente, aquella profesora que en la universidad era una mujer sumamente perfeccionista y cuidadosa con sus cosas, era un completo desastre con su casa.
Nerviosamente dirigí mi vista a dónde habíamos estacionado el auto, en busca de que In Jae ya hubiese llegado y así era; dos autos atrás, se encontraba el auto de mi familia.
Una vez frente a la pequeña y sucia puerta de la casa de la profesora JiWoo. YoonGi la tocó una, dos, tres veces pero en ningún momento hubo respuesta.
—Gi... —llame su atención.
—¿Qué pasa? —volteó a verme con duda.
Mi vista apuntaba a la puerta, hasta abajo de ella exactamente.
—Mira. —señale, hasta abajo de la puerta donde había un rastro de sangre.
—Voy a entrar. Quédate aquí bonito, por favor. —suplico, fijando sus ojos gatunos sobre los míos.
Sin replicar asentí.
YoonGi, sacó un pañuelo blanco de su suéter negro y empujó la puerta suavemente, dentro había una pequeña luz blanca encendida, parecía ser de la cocina por los vasos y platos que yacían sobre la pequeña barra de la cocina, detrás de esa se podía contemplar lo que parecían ser unos pies descalzos, casi a la altura de estos había un rastro de sangre.
Sin siquiera analizarlo, YoonGi entró corriendo hasta donde yacía el cuerpo inmóvil.
Tan pronto llegó a dónde estaba aquel cuerpo, un estruendoso golpe resonó en toda la habitación, tan pronto el ruido retumbó, cerré los ojos al mismo tiempo que tapaba mis oídos.
En el momento que abrí los ojos de nuevo, YoonGi estaba tirado a la par de aquel cuerpo. Inmediatamente corrí hasta él, tan pronto como pude lo giré con mucha dificultad, contemplando la sangre que escurría del lado derecho de su cabeza, nervioso y ansioso, saque mi celular del bolso izquierdo delantero para así poder llamar una ambulancia pero sin siquiera poder llamar a In Jae quién yacía afuera, mi boca fue tapada con un pañuelo que olía completamente a éter.
Ejerciendo toda la fuerza que pude, intenté zafarme de aquel fuerte agarré sin éxito. Al cabo de unos instantes, caí inconsciente al suelo frío y húmedo.
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