16.
—¡Buenos días! —saludé sonrientemente a mi madre al mismo tiempo en que tomaba asiento en la mesa donde ella esperaba pacientemente a mi padre.
—¡Hijo! —exclamó mi madre no perdiendo ni un solo segundo para velozmente abrazarme —¿Cuándo llegaste? ¿Quién te dijo que estaría aquí? —Su alegría por verme no había logrado calmar su curiosidad y era algo que sin duda extrañaba de mi mamá.
—Llegué hace un momento. Le pedí a Eunji que me dijera dónde estaban papá y tú y aquí estoy.—contesté apresando fuertemente a mamá entre mis brazos.
Por lo menos habían pasado cerca de tres meses desde la última vez que había visto a mamá, ya que con papá la situación era un poco diferente, a él solía verlo un poco más seguido por cuestiones de la empresa que tardé o temprano pasarían a mi poder, puesto que papá y yo habíamos acordado que yo tomaría las riendas del Imperio Min cuando estuviera listo o al menos ese había sido su condición para dejarme vivir un poco mi vida.
—¿Y papá? —pregunté a mamá.
—No tardar en llegar —respondió mientras examinaba totalmente mis expresiones. —Te vez sumamente guapo, Gi. —me halagó, con el mismo apodo que Jin me había dado desde que nos habíamos hecho novios —Anda, dile a mamá como se llama la o él afortunado —insinuó, apresando velozmente mis mejillas entre sus suaves y cálidas manos.
Hace exactamente tres años que había terminado la universidad, acción que agradecía enormemente, ya que las desveladas por tareas, trabajos y proyectos casi acababan conmigo todo ese último año. Para mi no tan grande fortuna, rápidamente encontré trabajo en una de las mejores universidades privadas de Seúl.
Desde el primer momento en que comencé a impartir clases ahí, me vi prontamente atraído por un castaño, cerca de los diecinueve años, era un joven muy bien parecido, demasiado guapo, a quien no sólo yo miraba con intriga sino todo el salón en el que se encontraba también. Los primeros dos días intenté ignorarlo sin éxito alguno pues su sola presencia hacía que mis ojos —como fieles traicioneros—, se centrarán en él y solamente en él.
Pasado un tiempo, toda aquella atracción que sentía por el castaño comenzó a oprimirme el pecho de una manera impresionante, tanto que quise renunciar a mi primer trabajó. En ese entonces, aún vivía con mis padres, por lo que me fue muy difícil confesarles como me sentía pero tuve que hacer un gran esfuerzo, ya que todo eso me estaba torturando día y noche.
Toda la tarde del viernes del último día de octubre, me arme de valor para así confesarles tanto a mamá como a papá cómo me sentía con la atracción que empecé a sentir por un chico, aunque omitiendo la parte de que era un estudiante mío.
Un pequeño suspiró salió de mí, haciéndome sentir un tanto liberado porque todo aquello hubiera resultado bien, sobre todo porque ahora era correspondido. —¿Por qué insinúas que se trata de alguien? —pregunté, intentando ocultar mi felicidad.
—Una madre lo sabe todo. —dijo mi madre, sosteniendo fuertemente mis manos.
—Bueno, pues...
Tenía cierto miedo con respecto a la reacción de mamá y papá al decirles que ahora mantenía una relación con uno de mis estudiantes y del cuál había estado sintiéndome atraído desde que lo había conocido que mis manos comenzaron a sudar. —Te parece si esperamos a que papá llegué.
—He llegado. —contestó papá desde atrás de nosotros haciendo mis pies temblar. —¿Qué pasa? —preguntó al notar mi cara de nerviosismo.
—Ahora sí, ¿qué pasó? —interrogó mamá, notándome aún peor que hacía solo unos instantes.
—¿Qué pasa, Yoon? Comienzas a asustar a tu madre y para ser sincero a mi también.
—Bien... —Tomando aire una última vez, les miré. —Recuerdan que hace años les conté que me sentía atraído por un chico. —Con miedo, esperé una respuesta por parte de ambos antes de seguir hablando.
—Sí, lo recordamos. —confirmó mamá mientras que papá asentía atentó.
—Bueno, pues... —Inhalé fuertemente —Le confesé mis sentimientos a ese chico. —Con un gran frío recorriendo mi espina dorsal, papá y mamá tomaron mis manos.
—¿Y? ¿Qué pasó? ¿Qué te dijo?
—Pues... —Bajando mi cabeza en señal de no haber recibido una buena respuesta, exclamé —¡Que él sentía lo mismo por mí, y ahora somos novios! —dije rebosante de alegría.
—¡Dios! No vuelvas a hacer eso, hijo —pidió papá levantándose de su asiento por los nervios.
—No sabes cuánto gustó me da, cariño —agregó mamá, riendo por la reacción de papá —No hay nada que una madre y un padre deseen más que ver a sus hijos ser felices.
—¿Y cuándo nos vas a presentar a ese chico? —preguntó con interés papá —Podríamos ir a cenar los cuatros esta semana. —propuso, encantando a mamá con la idea.
—No sé si seria buena idea presentárselos tan pronto. No quiero asustarlo —respondí, temeroso por el detalle que me faltaba decirles.
—¿Por qué habría de asustarse, amor? —con calma, mamá tomó las manos de papá entre las suyas.
—Porque se trata de uno de mis estudiantes —dije, sintiendo como la presión de mi pecho se desvanecía al menos unos segundos. —Hace tres años no pude evitar sentirme atraído por un joven de diecinueve años —comencé a contar como fueron pasando las cosas en verdad —En ese entonces no hice, ni le dije nada. Muy por el contrario cuando tenía que tratarlo, lo hacía lo menos posible y siempre en compañía de alguien que pudiese hacerme controlar mis sentimientos.
Atentos, mamá y papá asintieron.
—Y hace menos de una semana... —Inhalando y exhalando con calma volví a hablar. —Lo besé... —como quería seguir "vivo" me di el gran lujo de omitir que lo había besado en mi departamento.
—Debo decir que fue un total impulso de tu parte pero el que ahora sean novios quiere decir que él también te quiere —comentó mamá algo sorprendida —¿Y como se llama él?
—Mmm... pues verán ese es el otro detalle —agregué, rascando mi nuca.
Sabía de antemano que mi padre y el padre de mi ahora novio, se conocían bastante bien, ya que tanto Jin como yo lo habíamos descubierto hacía unos días.
—¡Amigo! —Con mis ojos no creyendo lo que veían, observe a las personas de las que hacía un segundo hablaba y trague duró.
—¡Amigo mío! —Sintiéndome muerto, centre mi vista en Jin quien se encontraba a un lado de su madre. —¿No me digas que este joven tan grande es tu hijo? —Con mi nerviosismo aumentando, mire a mamá y sonreí.
—Así es. —aseguró el padre de Jin, tomándolo firmemente de los hombros —Él es el futuro heredero del Imperio Kim —presentó con gran orgullo su padre.
Admirando en el centro de la mesa un pequeño plato con dulces, empecé a comer dulce tras dulce al sentirme inevitablemente ansioso, acción que solo reafirmó las sospechas de mi madre.
—Es él, ¿cierto?
—Kim SeokJin, un placer. —saludó el castaño haciendo que me pasará entero uno de los dos dulces que me había metido a la boca de un jalón.
Mi papá desde luego no perdió oportunidad alguna y discretamente me hizo levantarme de la silla junto a mamá. —Un gusto SeokJin —saludo mi papá tomando la mano de mi hermoso novio sin saber que él era el chico del que hacía unos instantes le estaba hablando —Él es Min YoonGi —me señaló —Él futuro heredero del Imperio Min —con un tanto de incomodidad al principio mi mano tomo la mano del padre de Jin y luego la mano del mismo Jin, haciéndome sentir seguro.
Al cabo de unos cuantos minutos de nuestras familias socializando, Jin comenzó a caminar hasta donde me encontraba yo, sentado, comiendo los pocos dulces que quedaban en el mini plato..
—Deja de comer o nos van a descubrir —susurro Jin.
—Estaba a punto de decirle a mis padres sobre ti —le confesé.
—¡¿Cómo?! —Saliendo un pequeño grito de gallina de Jin, me contuve de reír para enseguida volver a hablar. —¿En que estabas pensando? —susurro, asegurándose de que nadie nos mirará.
—Cállate bonito o nos van a descubrir —mencione, devolviéndole sus mismas palabras, rozando con la yema de mis dedos sus labios los cuales se veían aun más a besables que nunca.
—¿Que tanto saben tus papás de...? —preguntó, señalándonos con la mirada.
—Saben que me gusta un chico bastante atractivo, que lo he querido desde hace tres años y que ahora es nada más y nada menos que mi precioso novio.
Los ojitos de Jin se iluminaron conforme mis palabras fueron saliendo de mi boca.
—¡¿Y quién es ese novio tuyo?! —interrogó simulando estar molestó.
—No sé si deba decirte, ya que es algo celoso —contesté risueñamente.
Con discreción, me puse en pie y empecé a caminar con dirección al sanitario, notando como Jin venía detrás de mí de manera muy disimulada.
—Pero así celoso lo quieres, ¿no? —agregó una vez que nos encontrábamos sólo nosotros dos en el sanitario.
—Sí y lo quiero mucho —no quería a nadie, que no fuera él.
—En ese caso deberías de irte con él, no quieres que se ponga celoso —mencionó, apoyándose en el gran lavamanos, para finalmente terminar contemplándose en el gran espejo frente a él.
—Te vez tan hermoso cuando simulas estar celoso —agregué, apoyando mi barbilla en su hombro —Sabes, creó que te quiero más de lo que imaginaba —lentamente hice que volteara a verme, que quedáramos frente a frente.
—Estoy seguro de que me amas, pero no me lo dices para no asustarme —depositando un beso en mis labios, sonrío.
Tenía razón, lo que menos quería era asustarlo, no ahora que lo tenía conmigo, que lo tenía para mí sólo.
—Es cierto, no quiero asustarte. Me da miedo perderte —lo abracé, impregnando mis fosas nasales del delicioso aroma que emanaba de Jin.
—Pues no me asustas. Se necesita mucho más para asustarme —con cuidado me fui separando de él.
—Bien, pues el viernes vamos a cenar con mis papás. Te voy a presentar formalmente como mi novio ante ellos —las mejillas de Jin, dejaron su color coral de siempre y abordaron un tono, totalmente pálido.
Ahora sí que lo había asustado.
—¿Y eso sí es suficiente para asustarte? —me burlé, saliendo sin decir nada más del baño.
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