La vida es como una montaña
rusa. A veces estas arriba.
A veces estas abajo.

Recuerdo que cuando era niña, siempre soñé con ser una gran doctora. Pero no cualquier doctora. Una doctora de animales. Eso decía yo cada vez que me preguntaban en la escuela que queria estudiar al ser mayor.

-- Una doctora de animales!!!-- Decía con todo el entusiasmo del mundo.

Pero siempre había alguien que me corregía.

-- Creo que te refieres a que quieres estudiar veterinaria ¿No es así?

Pero yo me aferraba a mi visión infantil de las cosas. A mis ideales. Y nadie me hacia cambiar de parecer.

-- Seré doctora de animales y punto. No quiero ser otra cosa!!!-- Esa era siempre mi respuesta.

A la gente mayor no le quedaba otra opción que asentir y reírse pensando que yo era muy inocente para saber que yo estaba equivocada.

Pero ¿Lo estaba?

Un veterinario es un doctor de animales ¿No es así?

Solo que Veterinario zootecnista suena mas profesional.

Así que, yo gane.

A decir verdad, siempre fui una niña bastante audaz. Me gustaba fijarme metas y cumplirlas en tiempo record. Era inteligente. Era buena en cualquier cosa que me proponia.

Artes, Deportes, Matemáticas, Historia. Etcétera.

Era buena en todo. Siempre sacaba las mejores calificaciones y eso hacia que los demas se sintieran intimidados o simplemente me tenían envidia.

Por eso no tenia muchos amigos.

Era común que me molestaran o que me evitaran a la hora del almuerzo. Nadie se juntaba conmigo. Pero a mi corta edad eso no me importaba. Prefería pasar el almuerzo leyendo o platicando con los profesores. Ellos eran mi unica compañia en la escuela.

A veces los profesores me incitaban a convivir con otros niños, pero les dejaba claro que no tenia intención de hacerlo.

Así es. Tenia un carácter bastante fuerte, por lo cual siempre mandaban a llamar a mis padres para que hablaran conmigo y me ayudaran a mejorar mis habilidades sociales.

Todo eso a la edad de seis años.

Si piensan que mi infancia fue complicada debido a mi mal carácter, no. No lo fue.

Mucha gente piensa que el estar solo en la escuela, era lo peor que podia pasarte. Pero para mi no era así. Incluso en donde vivía, no salia a jugar con otros niños.

Mi único amigo era mi hermano. A pesar de que el es mayor que yo por diez años, siempre nos llevamos bien.

Jonathan. Ese es su nombre.

Aunque Jonny (Así le decía de cariño) fuera mucho mas grande que yo, el jugaba conmigo todos los días. Nos podiamos pasar horas y horas en los videojuegos o jugando basquetball.

El era mi héroe. Al igual que papá.

Mis padres siempre trataban de estar con nosotros el mayor tiempo posible. A pesar de sus trabajos demandantes, se tomaban muy en serio lo de pasar tiempo de calidad en familia. Los fines de semana nos llevaban a comer a nuestros restaurantes favoritos e incluso nos llevaban al parque de diversiones.

Por eso y muchas cosas mas puedo decir que tuve una bonita infancia.

Las cosas comenzaron a ponerse un poco difíciles cuando a mi padre lo ascendieron en el trabajo. Un puesto mas alto siempre requiere mas esfuerzo y sacrificio. Así que papá se centraba en poder lograr todo lo que el trabajo le demandaba sin descuidar a su familia.

Viviamos en la Ciudad de México. Mis padres crecieron ahí y ahi se conocieron. Mi hermano y yo también crecimos ahi. Era nuestro hogar. Pero eso tuvo que cambiar porque a papa lo mandaban a diferentes lugares cada cierto tiempo y tuvimos que mudarnos con el. Al principio solo era a otros estados del país, pero nuestra estancia ya no era duradera por lo que fue un proceso bastante pesado y cansado para nosotros.

El que mas sufrió fue mi hermano, ya que el estaba muy enamorado de una chica de su escuela y tuvo que irse, despidiéndose de ella y de sus amigos, llevándose consigo un corazón roto.

Para mi fue mucho mas fácil. Me adaptaba facilmente al cambio y nunca tuve inconvenientes.

Luego de dos años vagando de lugar a lugar, finalmente a papá le ofrecieron la oportunidad de establecerse en Canada. Aun recuerdo cuando llego a darnos la noticia, la emoción en sus ojos era bastante notable.

-- Ahora si podremos vivir una vida normal. Gracias por aguantar niños, se que ha sido difícil, pero han sido muy fuertes. De ahora en adelante, tendremos un hogar y ustedes podrán asistir a la misma escuela sin necesidad de transferirse.

Recuerdo sus palabras de memoria. Y tambien recuerdo a mi madre abrazandonos con lágrimas en los ojos.

Mi hermano estaba feliz porque había pospuesto sus estudios universitarios y ahora por fin podria retomarlos.

Y yo...

Yo era feliz por ellos.

También era feliz porque ahora podía ir a la escuela y seguir aprendiendo cosas nuevas.

Moría por aprender ingles y francés.

Esa era mi próxima meta.

Y sabia que lo iba a lograr.

Por cierto, mi nombre es Abril. Así es, Abril como el mes en el calendario. Detrás de mi nombre hay un trasfondo. Resulta que mis padres se conocieron en Abril, se casaron en Abril y... ¿Adivinen que?

Exacto. Yo nací en Abril.

Así que decidieron ponerme así en honor a todas esas cosas buenas que han pasado en ese mes tan especial.

Recuerdo que mis compañeros de la escuela me hicieron burla muchas veces por mi nombre. No me sorprende, ya que a esa edad todos son muy tontos y se burlan hasta del detalle mas minimo.

Incluso escribían mal mi nombre para molestarme.

En vez de Abril escribían Avril.

Nunca me molesto. Al contrario. Muchas veces trate de convencer a mis padres de cambiar mi nombre por Avril.

-- Abril, pero... ¿Porque quieres hacer eso?-- Decían mis padres.

-- Porque quiero que mi nombre tenga que ver con mi artista favorita!!!

¿Adivinaron a quien me referia?

Avril Lavigne.

A esa edad incluso me vestía igual que ella. Quería ser como ella. Incluso queria pintarme el cabello de rubio solo para verme mas como ella.

Supongo que todos tenemos esa etapa ¿No es así?

Pero como era de esperarse, mis padres nunca aceptaron cambiarme el nombre.

Seré Abril por toda la eternidad.