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9| Un nuevo amigo.


Desde que Finn le presentó a su hermana y Mercé todo cambió, los últimos días pasó la mañana conversando acerca de todo con ambas, obviamente les tuvo que contar todo lo que había pasado nadie dejaría que otra persona viviera bajo el mismo techo sin saber nada.

Mercé ahora tenía ayuda en la cocina y arreglos del hogar, al parecer Alessia le impresionaba lo bonita que era aquella casa a diferencia de donde antes vivía, mientras tanto Brooklynn finalmente podía disfrutar un poco más de su niñez, tenia una amiga para conversar contarle todo acerca de sus clases de danza y claro molestarla con su hermano mayor quien usualmente se sonrojaba o les daba la espalda.

—¿Tienes hijos?—Cuestionó la de castaña cabellera un tanto curiosa.

—Si pero ellos se mudaron a la ciudad hace ya bastante, no los he visto en mucho tiempo.–Sonrió mientras terminaba de hacer la comida.–¿Qué piensas hacer luego?

—¿Luego?

—Me refiero a tus estudios, ¿Los retomarás?

—Quisiera hacerlo... Estaba apunto de graduarme pero mi madre no me lo permitiría si regreso, me pondría a trabajar con ella. Por ahora trato de conllevar con todo lo que pasó, aún no estoy segura de lo que pasará.

—Podrías... Cuando mi contrato termine claro, venir conmigo. Después de todo, no tengo a nadie más.

—¿L-Lo dice en serio?—Los ojos de la castaña brillaron con ilusión.

Mercé se limitó asentir mostrándole una tierna sonrisa

—¡Lessie!—La pequeña hermana de Finn llegó a la cocina sonriente luego de terminar sus clases.

—Hola Brook.—Se agachó para abrazarla.

Finn miraba su reloj ansioso pues ya era hora de que su chofer lo recogiera para ir a casa donde estaba Alessia esperándolo.

—¡Finn!–Jaeden salió corriendo del campus mientras lo llamaba, no le hizo mucho caso.

Regresó la vista al libro que estaba repasando, su padre se molestaría mucho si sus calificaciones bajaran.

—Hey.–Se paró a su lado.–¿Ya te enteraste?

Lo miró extrañado negando ante su pregunta.

—Muchas de las chicas están hablando sobre ti y el cumpleaños de Caleb.–Jaeden acomodó su cabello.–Y de mi también.

—¿Cual Caleb?—Hizo una mueca sin siquiera mirarlo.—No me lo digas, tampoco me interesa.

—Agh.–Jaeden se cruzó de brazos.—Caleb McLaughlin, dentro de poco será su cumpleaños y esta invitando a su fiesta a casi todos los de la universidad, al menos a los importantes como tú y yo.

—No me interesa.—Entrecerró los ojos recordando al chico, realmente era agradable y muy pocas veces habían entablado una charla en las reuniones que sus padres tenían.

—El punto es que sera genial, y podremos invitar a las guapas.—Peino su cabello para atrás con exageración.—Vamos señor cara larga, preséntame alguna amiga de esas que las llevas en moto, qué tal a la pelirroja.

—¿Sophia? Ni loco, Wyatt me mataría si algo le pasa.–Volvió a su libro pero al instante sus ojos se abrieron como nunca.—¡¿Como sabes?!

—Tu querido mejor amigo me lo contó todo, creí que confiabas más en mi Finn.—Fingió estar dolido.

—Noah figlio di puttana, traditore del cazzo. ¹*

—No entendí que fue lo que dijiste.

—Solo... No le cuentes a nadie, ¿Si?—Rodó los ojos.—Quiero vivir.

—Es una promesa.—Asintió repetidas veces.—¿Ya sabes con quien iras? ¡Por que sabes que estás obligado a ir!

—Tengo a una persona en mente.

—¿De verdad?–Se emocionó.–¿Quien es la afortunada?

—¿Ya le estás contando?–Noah habló sin previo aviso, esta vez sin colarse dentro de la universidad se apareció entre los estudiantes que salían directo a sus autos, algunos lo miraron con muecas pues gracias a su ropa podían notar que tipo de chico era.

Finn y Jaeden se sobresaltaron provocando que se abrazaran el uno al otro como si sus vidas dependieron de ello, no se esperaban que Noah se hiciera presente de un momento a otro. Al verse en aquella situación ambos aclararon sus gargantas tomando la compostura.

—¿Contarme qué?–Jaeden miró raro a Noah.—¿Más secretos? Wolfhard.

—Maldito seas Noah, deja de aparecerte así.—Finn a penas había recobrado el aire del susto que le habían causado.

—Lo de la chica que está en su casa.–El castaño instantáneamente se dio cuenta de su error luego de ignorar a su mejor amigo.–Ups.

—Finn Wolfhard.–Jaeden Fingió indignación.—¿Como te atreves a meter a Olivia a tu casa?—Aquel día una de sus compañeras de la carrera había faltado provocando la curiosa sospecha de que Finn la había llevado a su casa, Jaeden lo miró de arriba a abajo con desaprobación.

—No metí a Olivia a mi casa.–Cerró su libro.

—¡Finn Wolfhard!–se exaltó nuevamente.—¿Cómo te atreves a meter a Sophia a tu casa?

—No metí a Sophia, relájate.–Se cruzó de brazos.—Ya te lo había dicho, Alessia está en mi casa.–Jaeden lo miraba entusiasmado.

—Hmm, creí que había sido cosa de una sola noche.–Murmuró.

—Sabía que algún día dejarías a Iris.—Noah colocó su mano en el hombro de su mejor amigo quien con resentimiento lo apartó.

—No la he dejado.–Rodó los ojos.—Solo la ayudo.

—Vaya, nunca creí que el pequeño Finn ayudaría a una damisela en apuros.–Bromeó.—¿Cómo es?

—Es baja, castaña, pecosa...

—Finn.–Noah habló.–Para ti todos son bajos.

—Prefiero a las altas y pelirrojas.–Jaeden contestó.

—¡¿Y eso que tiene que ver?!–El imaginar a Jaeden coquetearle a Alessia le revolvía el estómago.

—Y así dice que no le interesa.–Noah rodó los ojos cruzándose de brazos.

El auto de los Wolfhard había llegado por Finn, quien sintió cómo se sacaba un gran peso de encima.

—Me largo par de idiotas.

—¿Te importa si la conozco?–Jaeden lo detuvo y miró con seriedad.—Lo siento pero realmente no me lo creo.

Alessia miraba con entusiasmo desde la ventana el hermoso patio de la casa, la puerta principal se abrió, Mercé apresurada la hizo esconder tras ella, mientras Brooklynn intento distinguir a la persona recién llegada.

—¿Finn?

—Si soy yo, Brook.

Junto a él llegaban dos personas más de las cuales solo pudo reconocer a Noah, Mercé la hizo salir tranquila mientras Brook abrazaba a su hermano quien la cargó para tenerla a su altura.

—Hola.–El desconocido se acercó a saludar a la castaña.—Soy Jaeden, amigo de Finn.

—Por desgracia...–Murmuró Finn.

—Silencio Wolfhard, estoy conociendo a la chica.–Se quejó.

—Joven Wolfhard.—Mercé miró ambos chicos con incomodidad.—¿S-Su padre sabe que vendrían sus compañeros?

Finn negó.

—Pero no se quedarán mucho tiempo, son mis amigos de más confianza... Mis mejores amigos.

—En ese caso, ¿Se quedan a comer?–Brooklynn preguntó con emoción.

—Claro que si.—Hablaron los dos chicos.

—Finn, ¿no vienes?—Alessia lo miró con una tierna sonrisa mientras el antes nombrado besaba la mejilla de su hermana para bajarla de sus brazos para después mirarla con autoridad y despreocupación tan típica de él.

—No, saldré un rato.–Dijo él para después abrir la puerta.

—¿A dónde vas?–Le preguntó Brook.

—Con mi novia, tengo que hablar con ella antes de ir a la academia.–Cerró la puerta.

Alessia permaneció ahí sin moverse mirando sus pies, la menor de los Wolfhard no pudo evitar poner una cara de molestia, su hermano nunca había mencionado una novia, ella estaba con la ilusión de verlo con su única amiga.

—¡Buu! ¡Fuera Wolfhard!–Exclamó Jaeden.

Alessia suspiró para sentarse en la mesa con los demás, quizá se había hecho ilusiones con Finn demasiado pronto, después de todo el está con Iris y a ella solo la veía como una completa desconocida por quien sentía nada más que pena.

—¿Qué sucede?—Noah se acercó Alessia quien luego de la comida tomó el lugar de Mercé para recoger todo, quería estar a solas.

—Nada.—Murmuró terminando de lavar el último plato y cubierto.

—Alessia.—La tomó de los hombros notando como sus ojos estaban levemente hinchados.—¿Estabas llorando?

—Tu estás enamorado de Millie, ¿verdad?—Noah asintió ante la obvia pregunta.—¿A ti también te duele querer a una persona? ¿Se supone que amar duele?

—No Alessia, amar no duele ni te hace llorar.—El muchacho la abrazó mientras ella volvía a derramar lágrimas mientras el acariciaba su cabello en un intento de calmarla.—¿Extrañas a esa persona? ¿Estabas con alguien antes de llegar con nosotros?

—No Noah... Quiero a Finn, no sé cuando me comencé a sentir así pero no puedo evitarlo.—Sollozó.

El mejor amigo del Wolfhard se tensó, ¿Como responderle aquella chica que se había ganado el cariño de todos en La Ciudadela? No podría lastimarla.

—Nunca antes había visto a Finn tan feliz desde que llegaste, Alessia.—Murmuró en su oído.—Lo haces sonreír como nadie lo había hecho desde que su madre falleció... Piensa en eso.

Se separaron el uno del otro, Noah le mostró una sonrisa compasiva antes de escuchar la voz de alguien poco conocido para ambos.

—Wow.—Jaeden quien lo había escuchado todo se cruzó de brazos con una sonrisa.

—Ay no puede ser.—La castaña rodó los ojos, a pesar de lo mucho que le había agradado durante su conversación en la mesa también supo que ese chico no servía para dar consejos serios.

—Para conquistar el corazón de un hombre...—Empezó a decir burradas, para suerte de todos Noah lo interrumpió.

—Vamos princesita Jae Jae.—Lo tomó del brazo.

—¡Domina a la bestia! Sabes a lo que me refiero.—Comentó con diversión antes de marcharse.

—Serás imbécil.—Noah le dio un zape encaminándose a la salida.

—Hey, Finn parece estresado... Tómalo como un favor para mi querido amigo.—Bufó sintiéndose incomprendido.

Las horas pasaron, ella se encerró en el cuarto de Finn pensando en lo que Noah había dicho y también un poco en lo que Jaeden había mencionado. El padre de los Wolfhard había llegado, como era de suponer Finn iba a llegar tarde, tenía miedo ¿Qué podía hacer? Unos pasos se comenzaron a hacer presentes, con mucho miedo agarró bien aquella raqueta de tenis con la que se quería defender en caso de ser descubierta. Estando frente a la puerta se detuvo, la puerta se abrió y cuando estuvo apunto de golpearlo. Finn cerró y corrió a quitarle la raqueta.

—¿Que te sucede? ¿Me quieres matar?–Habló molesto y confundido a la vez.

—¿Ah?–No podía hablar.—¿Yo matarte a ti?

—Tu eras quien traía esto en la mano.–Movió el objeto deportivo.

—¿Te das cuenta de la hora que es? Tu padre llegó antes que tú, y si me encontraba necesitaba algo con que defenderme.—Habló paranoica a lo cual Finn sonreía con cada palabra.—Eres un imbécil.

—Este imbécil, te cuida.

—Bien si tanto te estorbo, me marcho.–Sin importarme nada lo rodeo caminando hacia la puerta, cuando tomó la perilla, Finn se volteó pegándola contra la puerta encerrándola así en sus brazos.

—No.–Dijo serio mirándola atentamente.

Quería salirse de su encierro pero las piernas no reaccionaban, le tenía miedo ¿Quien no lo tendría? Su aspecto era de completa superioridad ante cualquier personas, y mucho más ante ella, sus ojos la hipnotizaban con tanta facilidad que la asustaba

—Finn... Ya, déjame.–Habló en voz baja empujándolo suavemente.

—Lamentó haberte dejado sola.–El se apartó dejándola libre mientras sus ojos reflejaban sinceridad.—En la academia me pidieron ayuda con unos instrumentos...

—¿Porqué lo hiciste?–Un hilo de voz se había formado.–Las ultimas semanas me había sentido segura contigo, pero estando sola me da miedo.–dijo casi susurrando.

Finn tomó el rostro de la castaña con ambas manos y con sus pulgares limpió unas lágrimas que habían comenzado a deslizarse, suspiró para calmarse.

—¿Ya estás mejor?–La miró con atención aún sosteniendo su rostro entre sus manos.

—Si.–dijo en voz baja.

Incluso cuando había dejado de llorar el seguía ahí frente a la Pelletier, siendo más alto tenía que bajar un poco la cabeza para mirarla.

—Finn.–Lo llamó en un susurro mientras el no apartaba la vista de los labios de su coetánea.

—Yo...–murmuró.

Finn suspiró apartando la mirada mientras ponía sus manos en sus hombros.

—Perdón si no pudiste dormir por mi culpa.—Se apartó de ella.—Ya es tarde, supongo que tienes sueño.


¹* hijo de puta, maldito traidor

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