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8| La promesa.


Luego de salir de casa, Finn esperó a que su transporte pasara por el ya que en ese momento su padre estaba lo suficientemente ocupado en el trabajo como para dedicarle la mínima pizca de atención a su primogénito. Nadie de su grupo se imaginaría el tipo de universidad al que Wolfhard asistía, con los ricachones que tanto decía detestar donde los obligaban a ser sobresalientes en todo, claro que la única persona enterada de esto era Noah además de la fisgona que había dejado en su casa.

El azabache nunca se arrimó algún tipo de religión, las únicas veces que fingía creer en la teoría del creacionismo era cuando su padre lo obligaba a rezar o acompañarlo a ceremonias apegadas a la iglesia, pero solo en esa ocasión a pesar de ser ateo comenzó a pedir algún ser superior que no encontraran Alessia o que ella no decidiera salir del cuarto, le dolía el cuerpo de solo pensar que le haría su padre si los descubrían.

—Finn.–Alguien lo llamó.—Finn.

Volteó a ver asustado de la voz, a fuera de su salón mirándolo por la ventana estaba su mejor amigo, en su cabeza lo único que paso fue un: ¡¿Cómo carajo se había colado a su universidad?!

—Señor Wolfhard.–El maestro lo miró.—Preste atención, no quisiera que sus calificaciones bajaran.

—Vaya Fiiinn.–Jaeden, un compañero de su clase miró al chico a fuera del salón.—Y yo que creía que era tu único amigo.

Noah soltó una carcajada desde a fuera del lugar provocando la irritable mirada del docente, claramente culpo a Jaeden de aquella carcajada ya que Finn era el estudiante perfecto e incapaz de faltarle el respeto alguien, o esa era la imagen que tenían de él.

—Los dos, afuera.

—Pero.

—Wolfhard, no repliques por favor.

—Como mande Profesor.–Jaeden se rio levantándose de su lugar siendo seguido por Finn quien agachó la cabeza con toda la vergüenza del mundo por haber molestado al anciano.

Fuera del salón los esperaba Noah ansioso y chismoso como el mismo.

—Primero que nada, ¿Cómo carajo entraste aquí? —Finn chilló amargado.

—No fue difícil, observé por aquí y por allá.—Señaló direcciones inciertas con su dedo índice. —Rompí la ventana de la sala de maestros...

—¿Qué, qué? —Apretó sus ojos antes de posar dos de sus dedos en el arco de su nariz en un intento de relajarse.

—Oye Finn, este chico es genial, ¿De donde se conocen? —Jaeden intervino maravillado de las pintas que traía el intruso.

—¡Oh! ¡De la-

—Ningún lado, solo lo conocí por ahí.—Interrumpió.—Es mi mejor amigo...

—Basta de presentaciones, ¿Cómo esta ella? ¿Dónde la dejaste?

—En mi cuarto, tiene agua y comida.

—¿Tienes una mascota? —Su compañero de clase interrumpió. —Creí que no te dejaban.

—No es una mascota, se llama Alessia.

—Hmm, Alexa me suena a nombre de perro.

—Lo dice al que su madre le llama "Jae Jae" y dije Alessia, no Alexa.

—Jaja, que gracioso. —Rio con sarcasmo.—Vamos Finn, cuéntame de que tanto hablas con tu amigo, no entiendo nada.

—No es nada.–Miró su reloj.—Me voy.

—Pero si aún falta una hora más.

—Tengo que ir a casa a ver que todo esté en orden, además debo recoger mis notas para las practicas de oratoria, Italiano... Luego tengo las clases del piano, soy un asco en eso.

Noah y Jaeden se voltearon a ver, ambos sabían que no era malo en nada, alguna vez lo escucharon tocando distintos instrumentos como si fuera lo más fácil del mundo.

—¿Cómo mierda puedes hablar en tantos idiomas? A penas entiendo español con claridad.

—Preocúpate de lo veloz que es con los dedos para tocar instrumentos, si fuera chica estaría rendida a sus pies. —Jaeden habló provocando la carcajada de Noah y un insulto por parte de Wolfhard.

Mientras tanto, Alessia miraba en reloj viendo pasar las horas esperando a que Finn saliera de clases, leyó algunos de sus libros mientras pasaba el tiempo, pero sus pensamientos no tardaron en ahogarla, su madre, la escuela, Lucas... Lo había perdido todo en un pestañeo, se auto culpó de lo que había sucedido pero aún así, no se arrepentía de haber ayudado a Finn. Sus mejillas comenzaron a llenarse de sus lágrimas y con esfuerzo trataba de no hacer ni un solo ruido que la pudiera delatar.

—Bonita, ¿Por qué lloras? —Finn estaba entrando a su cuarto.

Rápidamente la Pelletier limpió sus mofletes empapados para negar que lo estaba haciendo, pero Finn ya se había acercado tocando y acariciando la cálida mejilla de su coetánea.

—No es nada, estoy bien.—Lo miró a los ojos tratando de no sentirse mal.

—Está bien.—Dejó su mochila en un lado de la habitación.—Que día tan cansado.—Estiró sus brazos.

—Mira el lado bueno, ya puedes descansar.

—No del todo, tengo 1 hora y 28 minutos exactos antes de salir, solo puedo descansar cuando estoy en La Ciudadela.

Se metió al baño, a lo lejos se escuchaba la regadera mientras él se bañaba Alessia se acercó a su mochila escogiendo un libro al azar, historia. Rodó los ojos recordando a su maestra. Aunque no le agradaban las clases que solía tener, algunas cosas si eran interesantes realmente, pasó un rato leyendo hasta que la puerta del baño se abrió mostrando a Finn con sus rulos empapados.

—Vaya Alessia, no sabía que te gustaba historia. —Secó su cabello con una toalla.

—Ya sabes algo nuevo sobre mi.–Le sonrió para volver a ver su libro.

—Podría enseñarte algunas cosas, mi universidad te obliga a tener un conocimiento demasiado extenso de nuestra historia, no me molestaría compartir antes de irme.

Tan solo unos minutos bastaron para que Finn perdiera la paciencia como profesor.

—El presidente de Estados unidos entre 2009 y 2017 fue...

—Esta la tengo, ¿El que se parecía a Will Smith?

Finn aguantó una carcajada provocando el sonrojo de Alessia.

—¡No te rías!

—¡Will Smith es un actor!

Al calmar su rostro donde antes había una sonrisa, se levantó de la suave alfombra del suelo; —Voy a la cocina por algo de comer, regreso enseguida. —Salió apresurado del cuarto.

Mientras Alessia hacia un plan en su cabeza para convencer a Finn de dejarla entablar una conversación con alguien más de la casa, escuchó a dos personas correr por las escaleras.

—¡Brook!

Al notar como se acercaban más y más, se apresuró a ir debajo de la gran cama con la intención de esconderse de la hermana menor de su amigo. Pero se tensó al escuchar algo rompiéndose, probablemente algún objeto de valor que había alrededor de la inmensa casa.

—Lo siento. —Murmuró con una voz suave la más pequeña al entrar al cuarto de su mayor. —Fue mi culpa, lo asumiré.

—No importa, Brook, no llores. —Se puso a la altura de la menor calmándola.

—Papá te va... Déjame decirle que fui yo.

—No va a pasar nada. —Se escuchó una risa nerviosa por parte del mayor de los hermanos. —Ve por Mercé, dile que tenga cuidado con las partes rotas, no quiero que se corte.

—Finn.

—Anda. —Ordenó.

La puerta se cerró y al instante Finn se agachó para ver a Alessia bajo la cama sin entender el porque la menor se había asustado tanto.

—Bien hecho.

—¿Tu hermana? –Salió de ahí estirándose un poco.

—Si, no importa. —Le enseñó un bol con fruta picada. —Lo siento, hoy has comido solo fruta pero es lo único que tengo permitido comer entre horas, prometo que en la noche habrá mejor comida,

—Me encanta la fruta. —Ella besó su mejilla agradeciéndole. —Tu hermana parece muy linda y agradable ¿Crees que puedo hablar con ella cuando tu no estés?

—No.–otra vez tomó una actitud molesta.

—¿Porqué no? —Se sentó sobre la cama frustrada.

—Solo no, hazme caso es lo mejor. Además ella tiene que practicar mucho, no creo que tenga tiempo para hablar.

—Es una niña, necesita descansar y divertirse...

—No me digas que es lo que mi hermana necesita o no. Se muy bien que es una niña aún, pero no puedo hacer nada... Ni por ella, ni por mi.

Ambos se miraron, uno molesto y frustrado mientras el otro desentendido y curioso, su pelea de miradas termino cuando el reloj en el celular de Finn comenzó a sonar notando que ya era tiempo de irse.

—Te veo en la noche.

—Hasta luego. —Alessia le dio la espalda sin siquiera mirarlo.

Marcaron las 8 pm cuando en la planta baja se escuchó a un hombre gritar luego de azotar la puerta, a lo lejos los sollozos de Brooklynn y algunos murmullos de Mercé seguramente tratando de calmarla. Al poco tiempo entró Finn al cuarto, sus ojos hinchados probablemente de lágrimas recientes, andaba medio encorvado y con una mano dentro de su mal abotonada camisa sosteniendo su estómago, ni siquiera le permitió ayudarlo cuando se metió al baño de donde no salió hasta la mañana siguiente que ella dormía o al menos eso pensaba.

Alessia miraba a Finn guardar libros en su mochila mientras ella sentía el cosquilleo de los nervios que le provocaban lo que estaba a punto de pronunciar esperando que no se espantara al escucharla tan temprano.

—Finn.

Este volteó a ver mientras cerraba su mochila colocándola en su hombro, no decía nada, tan solo la observando, suponiendo lo que diría en ese momento.

—T-Tu familia es... ¿Mala? —Aclaró su garganta tratando de no arrepentirse. —¿No me dejas salir por que me pueden hacer daño?

—Ellos... No-No son malos, solo que por ahora no quiero que nadie te vea. —Suspiró tratando de que sus manos no temblaran. —Te voy a presentar a mi familia, cuando regrese con mi padre. Solo si me prometes estar callada.

—Lo prometo.–Estaba emocionada. —¿Después de que pueda hablar con ellos podré salir de aquí?

—Saldrás, si te gusta cocinaras con Mercé, ayudaras a Brook con su danza, verás el patio, el cielo despejado, hablarás con mi padre de aburridos negocios, te presentaré a todos mis amigos. —Le mostró una sonrisa.

—Gracias. —Se lanzó a sus brazos arropándolo de estos.

—No me agradezcas bonita. Perdonatemi, questa volta piango per proteggervi. ¹*

Finn se marchó como todos los días, Alessia se mantuvo callada leyendo o mirando el lugar, durmiendo un poco tratando de hacer el día más corto hasta la hora de su llegada. Así pasaron las horas cada vez más lentas, se sobresaltó cuando lo vio entrar como una bala al cuarto.

—Lo siento, confundí las clases de piano con las de...

—No te preocupes, solo me emocioné creí que me dirías que bajara.

—¿Bajar a dónde? No puedes bajar. —Gruñó rebuscando entre sus cosas.

—¿Qué? Me ibas a dejar hablar con tu familia, ¿Eso también lo olvidaste?

El la miró un poco molesto y habló de mala gana.

—Cambio de planes, no saldrás.

—¿En serio?–Levantó la voz molesta.—¿Eres ese tipo de persona que va prometiendo cosas y no las cumple?

Se puso nervioso y corrió a tapar la boca de su coetánea pidiéndole silencio.

—No te puedo dejar hablar con mi padre.–Negó apartándose.

—¿Porque no?

Lo pensó un momento antes de comenzar a desabotonar su elegante uniforme, Alessia se sonrojó mientras murmuraba un "¿Qué crees que haces?" pero Finn la ignoró para finalmente voltearse dejando ver una espalda llena de cicatrices y moretones, ella recordaba haberlo visto la primera noche.

—La persona con la que vivo es quien me hace esto.–Volvió a voltearse.—Desde que mamá y Nick murieron, desde que tengo que ser el hermano fuerte y cuidar de Brooklynn... No importa los errores que ella cometa, aguantaría hasta un disparo por protegerla, quiero que crezca feliz, sin vivir lo que yo estoy viviendo. Trato de enorgullecer a mi padre a toda costa, pero es imposible, Nick era su heredero perfecto, yo no soy más que basura a su lado.

—¿Y por qué no huyes de aquí con Brooklynn? La Ciudadela...

—La Ciudadela no es segura, Nicholas siempre está al acecho y si la llevo... Joder, no podría vivir si le llegan hacer algo. No puedo hacer nada, solo esperar necesitamos de su dinero, no tenemos más familia a la cual acudir, llevar a mi hermanita a un lugar como ese...

Finn parecía ser un chico de si me golpeas te lo devuelvo, pero preferiría aguantarse los golpes de ese tipo, solo para proteger a la persona que más amaba. Alessia se acercó a abrazarlo y él la rodeó con sus brazos.

—T-Te puedo presentar a Mercé y Brook. —Se separó de sus brazos.—Padre no está en casa y ellas son las únicas mujeres en este hogar en las que puedo confiar plenamente.

—Está bien.–Asintió un poco apenada, todo este tiempo lo estuvo presionando sin saber por todo lo que pasaba solo por tratar de cuidarla.

Tomó su mano y la guio por las escaleras hasta llegar a la parte de abajo, pudo ver a la hermana menor quien estaba arrodillada frente a la estantería seleccionando algún disco de música, a su lado una mujer pelirroja quien la miraba sonriente. Finn hizo un sonido con la garganta para llamar la atención de la mayor, Alessia pudo ver a la mujer junto a la pequeña niña de rulos similar a Finn, la miró y luego a su hermano dejando los discos de lado.

—Oh, joven Finn ¿Por qué no mencionó que tendríamos visitas?–Mercé se puso de pie acomodando un poco su ropa.—Soy Mercé.

—Hay algo que tengo que decirles y les pido que lo mantengan en secreto, no quiero que mi padre lo sepa, ya saben cómo es. –Finn se adelantó

La mayor sin entender mucho solo hizo caso al Wolfhard.

¹* Perdóname, esta vez miento para protegerte.

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