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29| Despedida.


Dentro de La Ciudadela aún estaba Finn, el cual a penas y había salido ileso cuando escuchó algunos disparos.

—¿Qué quieres?–Finn lo miró amenazante.—¿La Ciudadela?

—Quiero tu cabeza.—Nicholas habló con su acento marcando cada palabra.

—Créeme, no la conseguirás.—Se burló.

Nicholas se acercó a Finn con la intención de darle una golpiza, el la esquivó pero al instante recibió un golpe, Finn tomó impulso y lo empujó haciéndolo retroceder logrando darle un golpe.
Pero Nicholas no era un chico débil, se acercó nuevamente y volvió a tirarle un puñetazo a Finn.

—Oh pequeña copia de Nick... No debiste confiar en tu rubiecita. Se aseguró de entregarte a ti y a tu grupo, todos saben que estás esperando a un bebé...—Otro golpe impacto en el rostro de Finn.—Luego de matarte iré por tu novia y por el, pero tranquilo, ellos no sufrirán tanto como tú madre.

Finn se abalanzó sobre Nicholas el cual se había desprevenido, lo golpeo con todas sus fuerzas, esperando noquearlo pero el rubio era más resistente de lo que esperaba.

—¡Ju! Te creía más ágil.—El golpeado se burló acercándose bruscamente a él.

Finn saltó hacia atrás para evitar un puñetazo y acto seguido pateo a su contrario el cual se quejó, levantó su mirada llena de odio y se decidió a cerrar su puño para golpear a Wolfhard sin piedad alguna, el menor sentía la fuerza del impacto contra su piel y como en algunos puntos sentía que perdía un poco de oxígeno, cuando pudo esquivar uno de los puños de Nicholas fue cuando cesaron los golpes en su contra jadeante por el dolor, por la rabia, mantenía su posición de ataque, sus brazos a ambos lados, apretando los puños, su pecho oscilando con la respiración entrecortada, el pelo alborotado y un rubor le cubría las mejillas.

—No creas que tú grupo y tú se quedarán con La Ciudadela así de fácil...—Tragó saliva.—Sobre mi tumba.

—En ese caso... Salúdame a Nick.—Este volvió a cerrar su puño pero para ventaja de Finn el cual derrapó por el suelo para evitar su golpe y atacarlo a sus espaldas.

Nicholas giró la cara para ver que tan lejos fue cuando se sorprendió ya que lo tenía justo tras los talones.

—No vuelvas a pronunciar su nombre, tu asquerosa boca no es digna ni de su inicial.—Finn pasó su brazo por el cuello del rubio empezando una llave para asfixiarlo.

Era música para sus odios los quejidos de su rival, sonrió con satisfacción cada que este empezaba a dejar de hacer fuerza

—V-Voy... A matarte.—Nicholas hablaba entre arcadas.—A ti- y... A esa zorra.

—¡No te atrevas a llamarle así!

Nicholas se quedó en silencio, y con la poca fuerza que tenía se echó para atrás cayendo sobre Finn liberándose, se arrastró un poco lejos mientras recuperaba el aire al mismo tiempo que el azabache se quejaba por el impacto contra su espalda.

—Que lastima, tu pequeño va a crecer sin su padre.–Nicholas se burló sacando una navaja de su pantalón, pequeña pero con un resultado mortal si la enterraba en un punto vital.

Finn no iba a permitirse morir ahí, tenía que verla tenía que estar ahí para ella no se dejaría ganar, tenía que ser fuerte.

—Cierra la maldita boca.–Finn se levantó aún quejándose del dolor

—Siempre he querido acabar contigo, Wolfhard.–Nicholas movió aquella bajaba mostrando su afilada hoja.—No sabes lo satisfactorio que es verte tan indefenso y tan débil.

—No dejaré, que lastimes a nadie.

—Siempre haz sido un fracasado...–Nicholas observó el lugar su atención fue captada por algo pero aún así se mantenía a la defensiva.—¿Que crees que pasará ahora?

La respiración de Finn era pausada, Nicholas camino por la zona con una sonrisa de oreja a oreja.

—Te voy a matar... llevaré tu cuerpo frente a todos y sabrán que no hay más "Líder" solo seré yo.

Finn apretaba sus dientes con odio a lo que estaba diciéndole, no podía perder no iba a morir así.

—¡Ah! Y no te preocupes por tu hijo, también me voy a deshacer de él...

—Cierra tu maldita boca de una buena vez.

—Te haces el rudo, ¿Verdad Wolfhard?

Y finalmente lo que Nicholas había buscado por el lugar apareció, la castaña de piel pecosa llegó entre uno de los callejones de La Ciudadela, había encontrado a Finn al mismo tiempo que firmaba su sentencia.

—Ven aquí maldita zorra.—El rubio la tomó por los brazos observando su rostro pálido.—Te haré un favor deshaciéndome del engendro de ese idiota.

Todo iba tan rápido para Finn, Nicholas volteó a su novia obligándola a observarlo, aquella pareja estaban tan cerca y tan lejos pero sus mirada se suplicaban la una a la otra.

—Nicholas, déjala ella no tiene nada que ver en esto.—Suplicó del de rulos.—Mátame y toma este lugar, pero déjala ir.

—Que indefenso y patético te ves.—Habló con burla.

—Finn...—Ella balbuceo asustada cuando la navaja empezó a danzar en su cuello.

—Por favor, por favor.—¿Que podría hacer además de suplicar por la vida de ella?

—Que esto te quedé de lección.—Nicholas sin importarle nada agarro con fuerza el arma punzante y la enterró justo en el vientre aún plano de la Pelletier.

—¡No!—El azabache gritó aterrado por los gritos de dolor de Alessia la cual empezaba a sangrar abundantemente.

Nicholas apenas pudo quitarle la navaja cuando Finn corrió dándole un golpe partiéndole la nariz perdiendo el equilibrio mientras el azabache no paraba de tirar golpes buscando la forma de noquearlo o incluso matarlo, Alessia adolorida y con su cabeza dándole vueltas se levantó del suelo y tambaleante caminó en busca de que apoyarse.

—Te voy a matar.–Finn lo tomó del rostro y le dio un cabezazo haciéndolo caer de rodillas.

Como pudo, Nicholas se levantó intentando golpearlo pero no se le permitió.

—¡Te voy a matar!–Repitió.

Y así lo cumplió cuando lo estampó contra el suelo ahorcandolo al mismo tiempo que arremetía su cabeza contra el pavimento hasta que este ya no se movió más. Agotado se levantó y en lo único que pensó fue en su novia la cual estaba derrumbada contra una pared agarrando su estómago llenando así su brazo de sangre.

—Lessie...

—Perdón- Perdóname...—Habló tan bajo que Finn se preocupó.

—Silencio, van a estar bien.—Adolorido por los golpes que había recibido trato de levantarla pero su esfuerzo no dio resultados pues a penas y pudo colocarla sobre el.

Ella entendió en ese momento que quizás ese era el final de ambos así que no se forzó más, si iba a morir lo haría junto al hombre que amaba.

—Finn...—Habló con un hilo de voz cuando supo que su cuerpo no daría para más.

—Tranquila bonita.—El se sintió igual, mareado y apunto de desmayarse tenía ganas de llorar por no poder hacer nada.

—Yo te amo.

—Y yo te... Te amo a ti.

Finn besó su frente y cayó desmayado, Alessia débilmente acariciaba la cabeza del azabache mientras sus manos temblaban, no iba a resistir más, ese fue el último pensamiento de la parda antes de no volver abrir sus ojos.

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