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26| La gran noticia.


Finn miraba a Alessia a través de la puerta de entrada, la cual se mantenía abierta en la espera de que la joven de veintiún años se dispusiera a salir, pues se despedía de Mercé antes de marcharse a La Ciudadela junto al de azabaches cabello y ojos somnolientos.

—No te preocupes Mercé, estaremos bien. —Aseguró en su intento de tranquilizarla.

—Lo siento, pero realmente creo que deberían quedarse, llevas varios días con la piel pálida, te ves un poco enferma.—La mayor tomó el rostro de Lessie entre sus delgadas manos y comenzó a acariciar sus hinchadas mejillas que habían perdido su color.

Mercé adoraba a sus niños, y no podría soportar que uno se enfermara por culpa de su terquedad, haría lo posible por convencerlos.

—Es solo... No he dormido bien estos días, supongo que es insomnio.—Ella le mostró una cálida sonrisa.

—¿Qué sucede? —Finn entró a la casa extrañado por la demora de su chica.

—¿Está todo bien?

—Mercé está un poco preocupada, nada más.

El mayor de los hermanos Wolfhard miró enternecido a la ex mucama, realmente se había vuelto un miembro importante de su familia y entendía por completo su preocupación, Lessie llevaba varios días sin dormir adecuadamente y no tenían idea de que le molestara como para que eso sucediera, claro que solía despertarse sobresaltada por culpa de sus pesadillas, pero no se comparaba con escucharla caminar por toda la habitación durante altas horas de la madrugada.

—Prometo traerla de vuelta a casa si llega a sentirse mal, ¿Bien? Sabes que nunca permitiría que algo malo le sucediera. —El de ojos marrones sujetó la mano de su contraria.

—De acuerdo. —Mercé terminó cediendo ante las palabras de Finn.

Finn y Alessia emprendieron su camino a su lugar favorito, La Ciudadela, el motociclista trató de ir lo más lento posible para que la castaña no sintiera malestar alguno, pero aquello fue inevitable, pues al llegar La Pelletier se bajó con apuro a tomar aire.

—Oh mierda...

—¿Te sientes mal? —Finn llegó a su socorro.

—No, no. Seguramente no es nada. —Ella le mostró una sonrisa mostrándole que estaba bien.

—¡Lessie, Finn! —Ahí estaba la alegre pelirroja que se unió al grupo tan solo unas semanas antes.

—Sadie, que bueno verte. —La de piel manchada sujetó a su amiga entre sus brazos.

—Si no te molesta, me la robo. —Sink llevó a su amiga lejos de Finn dejando inconclusa su conversación.

—Podrías... ¿No hacerme correr? Por favor. —Alessia se quejó ante la rapidez con la que la arrastraban.

—¿Hmm? ¿Estás enferma?—Su amiga la miró curiosa.

—No es nada grave, nada más me mareas un poco con todo esto de correr.—Suspiró recuperando el aire.

—¿Mareada?—Se burló.—No saldrás con que estás embarazada.

—Que graciosa...—Hizo una risa fingida haciendo notorio su sarcasmo.

—¿Has tenido tu regla?—Cuestionó dejando a su amiga pensativa.

—Si la tuve hace poco.—Recordó.—Además, es imposible, tomo anticonceptivos.

—No siempre son efectivos...

—¡No estoy embarazada! —Se quejó ya de mal humor ante su insistencia.

—Es lo que una embarazada diría...

A solamente unos pasos de ellas estaba Wyatt Oleff boquiabierto junto a su novia, Sophia.

—¿Escuchaste lo mismo que yo?

—Alessia está embarazada. —Sophia asintió varias veces.

—¿Deberíamos decírselo a Finn? —Cuestionó.

—No, hay que esperar a que ella se lo diga y fingir sorpresa. —La fémina contestó.

Finn por su parte estaba pensativo, hace poco había escuchado que Nicholas tenía planes de molestarlos en La Ciudadela e instantáneamente solo podía pensar en Noah, no quería que nadie más saliera lastimado o peor aún, muertos. Pero no se hacía a la idea de dejar el lugar, era el hogar de muchos y fue de cierta forma el único legado de su hermano, no se sentía capaz de dejarlo como si nada.

—¿Así que ya sabes la noticia? –Wyatt pasó junto a Finn.

—Si... No puede ser, no ahora.–Finn peinó su cabello como si tratara de obligarse a sacar una idea para evitar que Nicholas hiciera algo.—No estoy preparado para esto.

—No planeas huir ¿Verdad?—Oleff lo miró con preocupación.

Finn negó sin prestarle mucha atención a su amigo, su contrario suspiró aliviado, no imaginaba a su amigo huyendo de Alessia ahora que sabían de su embarazo.

—Esta vez haré lo posible para que nadie salga lastimado, no como la primera vez. —Wolfhard miró a su amigo, quien al parecer había empalidecido.

—¿Eh?–El tono de Wyatt era de sorpresa y confusión.—¿Ya habías embarazado alguien antes?

—¿Embarazo? —Ahora el confundido era otro. —¿De qué hablas?

—Del embarazo de Alessia. —Fingió obviedad y rápidamente se quedó en blanco al entender que no habían estado hablando de lo mismo, y que Sophia lo mataría cuando supiera que le había revelado aquello a su líder.

—¡¿Alessia está embarazada?!–Finn se exaltó olvidando momentáneamente el tema de Nicholas.

—¡Lo siento, si te preguntan no les digas que yo te dije!... Es más ¡Olvídalo! —Se marchó a paso veloz.

Finn corrió de una forma quizás inhumana buscando a Alessia por todos lados, tenía que hablar con ella acerca de lo que Wyatt le había dicho, ¿Por qué no le había dicho algo antes? Pensaba que ella no lo quería siendo parte de su vida y la de su futuro primogénito.

—¡Alessia!–Corrió atrás de ella intentando llamar su atención.—¡Alessia!

Al llegar Alessia lo miró sorprendida, nunca había visto a Finn correr de una manera tan desesperada como ahora.

—¿Qué sucede?–Lo miró bastante preocupada.

—¿Cómo estás? Ella lo miró sin entender que le sucedía.

—¿Qué? —Definitivamente sentía que todos estaban actuando raro.

—¿Cómo te sientes?

—Cansada.

—¿Y...?

—Mareada.

Finn quería escucharlo de ella, necesitaba saber si lo que Wyatt había dicho era cierto.

—Lessie, amor. No sé que hice para que hayas decidido esto... —No pudo más y la sujetó por la cintura apegándola a él. —Pero por favor, no me dejes, sabes que seré un buen padre y nunca les faltará nada, a ninguno.

En ese momento Alessia sentía muchas ganas de abrazarlo, pero se limitó a reír dejando a Finn indignado, ¿Se estaban burlando de sus sentimientos?

—Cariño... No estoy embarazada. —Habló cuando finalmente dejó de reír.

—¿En serio?

—Hablo en serio. —Lo miró con cariño, claro que la haría feliz tener un hijo con el apellido Wolfhard, pero quizás no era el momento.

—Tienes que hacerte una prueba. —Finn habló tratando de verse serio, pero internamente a penas, y se recuperaba del susto de perderla.

—No es necesario.—Murmuró.

—Lo es.

—Puff, de acuerdo.—Rendida aceptó lo que Finn pedía.

No perdía nada demostrándole a los demás que estaban equivocados, o quizás era ella la equivocada, no quería atormentarse con eso, necesitaba caminar un poco y pensar en que haría en caso de estarlo.

—Te acompaño.—Finn se levantó con ella.

Pero rápidamente la observó curioso cuando notó que algo extraño sucedía, Alessia se había quedado quieta y con una de sus manos trató de sostener algo en el aire, su cuerpo había dejado de responderle provocando así un desmayo. A penas la vio en el suelo, Finn corrió a levantarla en brazos asustado por lo que podría estar pasando, tenia que saberlo.

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