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16| Grilletes.


Finn Wolfhard, el azabache temblaba de los nervios en su juicio, a penas se mejoró lo detuvieron para empezar un caso donde el sería el protagonista. Lo primero fue la prisión preventiva donde pasó una semana solitario, sin otra visita que no fuera su abogada, luego llegaron las interrogaciones donde intentaron sacarle información acerca de la persona a la que le habían acusado de matar. Grande fue su sorpresa cuando lo inculparon por la muerte de Noah Schnapp, su mejor amigo y aunque su consciencia estaba limpia ¿Quien podría salvarlo? El ya no estaba con vida para testificar a su favor.

—Señor Wolfhard es declarado... Culpable con el cargo de homicidio en tercer grado contra el fallecido Noah Schnapp.

Condenado a diez años de prisión, en su mente sólo atravesó la idea de que sería un títere en aquella cárcel no tenía duda de eso, ¿Como sobreviviría? Volteó a ver a su hermana quien en brazos de Mercé lloraba, la ex mucama se había convertido en una madre para ambos pero sabía que no podría hacer mucho por el más que sentir como su corazón se hacía pedazos cuando dos oficiales sujetaron de los brazos aquel chico que tanto habían lastimado al crecer, Brooklynn ahogo un chillido cuando su hermano mayor luchó para liberarse aunque sabía que ya no habría vuelta atrás.

¿Ese era su destino? Una vida llena de mierda, ¿Crecer para sufrir? Un ateo que comenzaba a maldecir a lo que sea que haya más allá por haberlo hecho vivir esa vida, ser menospreciado, ver a su hermano y madre en un ataúd, tener que crecer y madurar para que su pequeña hermana no tuviera que pasar lo mismo que el, ser abusado e intentar sobresalir, enamorarse... ¿Donde estaría Alessia en ese momento? En su cabeza pasaron muchas cosas mientras las lágrimas de rabia resbalaban por sus pecosas mejillas, suplicando una segunda oportunidad no para su libertad, quería otra oportunidad para verla, abrazarla, besarla y decirle cuanto la ama, pero eso ya no sería posible.

Sin siquiera notarlo ya estaba pasando la revisión, lo obligaron a sacarse sus finas ropas dejándolo expuesto.

—¿Fecha de nacimiento?

— 23 de diciembre...

Finn era un chico muy guapo y elegante, pero en ese momento ya no se sentía como el mismo. Su reflejo apareció al ver un espejo en la sala donde le darían su ropa privándolo de la libertad, quiso vomitar y llorar de nuevo, ojeras de un color verdoso, el cabello enredado, su rostro estaba tan pálido que sentía como si su cerebro comenzaría a ser visible en cualquier momento, no era el.

—¿Nacionalidad?

—Canadiense.—Murmuró apartando la vista, sabía que si seguía observándose se rompería ahí mismo y no quería verse débil tan pronto.

—¿Número de emergencia?

—Ninguno.—Negó.

Finalmente, recibió el uniforme de la institución y caminó por los pasillos de la prisión recibiendo malas miradas de los reclusos del lugar.

—Aquí el día comienza a las 6 de la mañana, así que cuando oigas la sirena tendrás 15 minutos para vestirte, hacer la cama y formar para el recuento matutino. Después comienza el desayuno y los talleres de trabajo, el cual te lo asignarán y te informarán más tarde, ¿Entendido?

Finn asintió sin muchas ganas, otra rutina que cumplir, ¿Y que más da? Sus planes eran robarle el arma algún oficial y darse un disparo en medio de las cejas, sin su libertad y sin la persona que amaba, ¿De que le serviría seguir viviendo? La idea de quitarse la vida estaba muy presente para el.

—Este va al Ala norte.—Habló el funcionario a dos guardias

Había escaleras sucias y por donde mirabas habían celdas llenas de reclusos, quiénes gritaban como locos tirando insultos y amenazas, seguro que pensaban en lo indefenso que se veía Finn quien temió por si mismo, sabia que con el aspecto que llevaba ahora terminarían corrompiéndolo. Como si llevara grilletes, arrastró sus pies hasta su celda con tanto temor que momentáneamente pensó en lanzarse del último piso de la institución, pero ya no había vuelta atrás.

Al estar frente a la celda notó que habían cuatro camas, el lugar era oscuro por lo que a penas notó a los reclusos de ahí, el funcionario dio unas últimas órdenes además de un "Dios te bendiga" antes de marcharse, Finn suspiró con pesadez entrando a la celda notando a los presos que lo acompañarían, uno de ellos se levantó parecía conocido.

—Wyatt.—Finn lo miró incrédulo.

—Te ves como la mierda, hermano.—Corrió a los brazos de su amigo quien también lo estrechó en los suyos.—Estar aquí solo ha sido un jodido infierno.—Murmuró el castaño.

—¡Dejen sus mariconadas para las duchas!—Uno de los presos gritó desde dentro de la celda.

Pero Wyatt y Finn poca importancia le dieron, tenerse el uno al otro era más que suficiente para reconsiderar aquella idea del suicidio.

Alessia Pelletier fue llevada a otra ciudad por su padre con quien tenía una mejor relación a comparación con su madre, se podría decir que habían recuperado el tiempo perdido durante las sesiones de terapia con el psicólogo de ella, finalmente habló sobre la violación que había sufrido omitiendo que el culpable había sido el padre de Finn, también sobre Josh cuando la drogó, el haber vivido un romance con una persona a la que sus mayores catalogaron "Peligrosa"

De la familia Wolfhard no supo nada, ni de sus amigos, le quitaron las maneras de comunicarse hasta que estuviera mentalmente estable para así evitar que huyera de nuevo, Lucas la visitaba constantemente para que se sintiera un poco más acompañada. No diría que tiene la vida perfecta pero se había acostumbrado a ella luego de tres años.

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