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12| Confesiones.


El tiempo en La Ciudadela había terminado, Finn tendría la fiesta de Caleb la cual parecía algo formal por que su padre le había dado un traje que a simple vista parecía muy caro, Alessia estaba con Mercé, la mayor buscaba algo en su armario.

—Aquí está.–Brooklynn entró a la habitación mostrando un vestido, era realmente hermoso.–Era uno de mi mamá, lo conservé porque me recuerda mucho a ella.

Se lo extendió con una sonrisa.

—No... yo.

—Vamos, úsalo a Finn le encantará.

Fue a probárselo, realmente le quedaba bien, la puerta principal se abrió dejando escuchar las risas de Finn y Jaeden. Mercé apresurada la empujó haciéndola caer tras una mesa.

—Disculpa, no quiero que Finn te vea aún, falta algo.–Se puso pensativa buscando en el armario.—Espero sean de tu talla.–Mostró unos zapatos de taco.

—¿Se puede?—Jaeden se asomó por la puerta.

—Ahora si.–Mercé sacudió sus manos fingiendo que se quitaba polvo mientras Brook miraba con un brillo en sus ojitos.

Jaeden entró mientras Alessia se ponía en pie, el también iba de smockin, le quedaban bien el negro lo hacía ver elegantes.

—Te ves muy guapa.–Jaeden alagó pero su atención se distrajo cuando la puerta se cerró en la planta baja.

—Su amiga llegó.—Mercé habló sonriente.

Refiriéndose a la pareja del baile, instantáneamente escucharon a Finn gritar.

—¡JAEDEN, TE LO ADVERTÍ NO ME HARÉ RESPONSABLE SI WYATT TE MATA!

Miraron a Jaeden el cual se puso pálido al escuchar la amenaza de Finn mientras Alessia no paraba de reír a carcajadas.

—¿Invitaste a Sophia?

—Si.

—¿Como?

—Bueno... Noah es un buen amigo.—Habló orgulloso.

Al bajar Finn se quedó boquiabierto mirándola, realmente era un ángel, mientras tanto Sophia miraba la enorme casa.

—¿Finn vives aquí?—Sophia volteó a mirarlo.

—C-Claro que no.—Aclaró su garganta.—Hmm, está casa es de Jaeden. ¿Cierto?

—¡Muy cierto!

—¡No lleguen tarde! ¡Lessie cuando vuelvas cuéntame todo!—Brooklynn se asomó.

—Mierda.—Finn apretó los ojos.

—Tranquilo, no le dire a nadie de La Ciudadela.—Sophia posó su mano en el hombro del chico.

Alessia se acercó a Finn quien no tardó en alagarla al punto de sonrojarla mientras iban en el auto de los Wolfhard siendo conducido por un chofer. Estaba nerviosa mientras todos los veían, Finn sostuvo su cintura dándole un poco de paz.

—Te ves hermosa.–Finn susurró en el oído de su acompañante.

Cuando se sentaron, Sophia comenzó a evitar a Jaeden el cual en múltiples ocasiones trató de robarle un beso.

—Necesito ir al baño.–Sophia la miro haciendo que se levantara para acompañarla.

Volteó a ver a la mesa de los chicos en el cual Jaeden suplicaba misericordia a Finn quien en ese momento parecía enojado, muy enojado.

—Necesito que me ayudes.–Sophia despeino su propio cabello.–Me voy a ver a Wyatt, quería venir de curiosa a verte con Finn pero Jaeden quiere algo más.

—Anda, yo te cubro.—Sonrió calmándola.

—Te debo una.—La abrazó.

Cuando la zanahoria se marchó, un grupo de tres chicas entraron y se la quedaron viendo.

—Así que es cierto. ¡Finn Wolfhard tiene novia!

—¿Como te llamas?–Preguntó otra.

—Alessia...

Una de las chicas se le acercó más

—¿Como hiciste que Finn saliera contigo?

—¿Disculpa?–Preguntó confundida.

—El... no es tan fácil de conquistar que digamos, muchas veces intenté coquetearle pero me ignoró.–Habló dolida.

—Estoy segura que tu padre tiene algún buen puesto.

—¿Es accionista?—Pregunto una.

—¡Es CEO de una empresa!—Otra fantaseó.

—No... De hecho.—Aclaró su garganta.

—Oh, no eres nada.—Una de las chicas se burló.—Entonces no te hagas ilusiones, los chicos de dinero buscan pobretonas como tú para aprovecharse y luego.—Fingió limpiarse las manos.—¡Bye, bye!

Alessia soltó una risita burlona;—Ya veo por que Finn te rechaza, tú cerebro es minúsculo.—Se salió del baño aguantando la respiración. Hasta que finalmente regresó a su mesa.

—Sophia se marchó, no se sentía bien.–Ella explicó a Jaeden.—Creo que le dio diarrea.

Comenzaron a reír y a hablar, una chica desconocida se sentó con ellos parecía que coqueteaba con Jaeden.

Y finalmente el ambiente se calmó un poco, la música había comenzado pero ni siquiera pudo reconocer esa canción, no la había escuchado antes en toda su vida. Finn se levantó ofreciéndole su mano llevándola así donde estaban el resto de personas bailando, Wolfhard se puso frente a su pareja, sin dejar su mano derecha tomó la izquierda haciendo que esten juntas levemente las pasó por su cuello haciendo que se acercara un poco más a el.

Pasó sus manos por la cintura de su contraria y comenzaron a moverse al ritmo de la música porfín se sentía bien, ahora no les importaba nada, pegó su cabeza al pecho de Finn sin dejar de bailar.

—¿Nervioso?–Molestó a Finn el cual no dejaba de mirarla, sonrió mirando sus labios, pudo sentir como su corazón comenzaba a latir con fuerza, el negó como respuesta a la pregunta.

—Alessia... Sabes, siempre creí que yo te había salvado, creí que era un héroe por sacarte de tu casa y llevarte conmigo.–Recordó cuando se conocieron.—Todo el tiempo estuve equivocado, tú me salvaste a mi bonita, gracias a ti soy feliz.–Hablaba casi en un susurro.—Tu me haces sentir a salvo.

No pasó mucho cuando Finn se acercó a la castaña y juntó sus labios, aquel beso que habían ansiado desde hace tanto, sus corazones latían rápido mientras las mejillas de Alessia se calentaban levemente, al separarse, el la miro con una sonrisa que mataria a cualquiera, no tardaron en volver a unir sus labios.

—Creo que lo que siento por ti nunca lo había sentido por nadie más, es una mierda ¿No lo crees?

—Creo que eres muy malo hablando sobre tus sentimientos.—Bromeó nerviosa.—Pero me gusta. También me siento a salvo contigo, Finn. Y se que lo que siento por ti, nunca nadie lo había provocado... Eres el único por el que mi corazón late desesperado desde hace un tiempo ya.

—¿Quieres decir que también me quieres?

—Es más que evidente.—Su sonrojo también lo era.—La primera vez que te vi, hiciste a mi cuerpo temblar de la emoción tenía muchas ganas de conocerte y venos aquí, hablando sobre cómo nos sentimos...

Finn sonrío con tanta sinceridad que emanaba una energía hermosa a su alrededor, se sentían únicos el uno junto al otro, querían quedarse así el resto de la noche bailando hasta que sus pies dolieran. Sus cuerpos se movían a una perfecta sincronía, la música cada vez se hacía más y por un momento el Wolfhard no tuvo miedo de nada, ni siquiera de su padre.

Después de una larga noche llegaron a casa, Alessia aún no podía creer que aquel beso había ocurrido, de sólo recordarlo podía sentir como si se fuera a desmayar.

—Mierda...–Finn habló en un susurro llamando la atención de su contraria.—Padre llegó antes de lo que pensé.

Por suerte pudieron entrar por la parte de atrás, escondiéndose en el cuarto.

—Finn, ¿Ya has llegado?–El padre de Finn comenzó a subir las escaleras.

El la hizo meter bajo la cama rápidamente casi en una súplica, le hizo caso quedándose quieta observando el poco espacio que mantenía entre la puerta.

—Quiero que te quedes así, pase lo que pase no vayas a salir.—Suplico.—No grites, no hables, solo quédate callada.—Acercó la mano de la chica a sus labios besándola.

Estiró un poco su sábana para cubrirla por completo, la puerta se abrió y dejó ver dos piernas, pudo distinguirlo no había duda de quien era.

—Buenas noches, padre.–Habló Finn totalmente aterrado.

—¿Te ha ido bien en la reunión de Caleb?–Habló con cinismo.

—Si...

Iba a golpearlo, iba a golpearlo y no podía hacer nada para evitarlo.

—¿Nada más?

El se limitó a negar.

—Parece que te divierte avergonzarme, ¡¿No es así?!—Su voz se hizo más grave de lo que ya era.

—Padre

—No quiero volver a verte con esa chica... Es una ramera, no te permito faltarle el respeto al apellido de esta familia.

—No la llames así, ella es una buena chica y yo.—Aclaró su garganta.—La a-

—Tu no tienes permitido amar a nadie, yo soy quien toma las decisiones y si yo te digo que la dejes, ¡La dejas!

—No puedes obligarme hacer eso.

Todo pasó rápido, lo próximo que se escuchó fueron unos pasos acercarse a Finn y después un golpe tras otro, Alessia cubrió su boca para no gritar, Finn comenzó a soltar quejidos de dolor mientras su padre se desquitaba, quería que Finn le devolviera los golpes. Pero sabía que sería imposible, el temor que le habían implantado ya estaba a un punto irreversible.

—Claro que puedo, sobre todo soy tu padre y si mañana me da la gana de casarte para que puedas servirle de algo a nuestra familia, lo harás. ¿Tienes idea de todo lo que he hecho para que estes dónde estás?—Gruñó luego de darle aquella golpiza.—Cuánto dinero he invertido, cuánto tiempo perdido en un idiota como tú... No, no lo sabes y no me vuelvas a desobedecer.

Después de unos minutos solo pudo escuchar el esfuerzo de Finn por respirar, cerró los ojos con fuerza y el hombre se fue como si nada cerrando la puerta de un golpe, rápidamente Alessia salió de debajo de la cama acercándose a Finn el cual parecía estar aguantándose el dolor con los ojos cerrados.

Tocó su rostro acariciandolo mientras el le sostenía la mano, con dificultad se arrodilló como ella quedando frente a frente, poco a poco se puso de pie e intentó quitarse su camisa a lo cual Alessia trató de ayudarle sin importar lo que diga, el tomó de nuevo aquellas manos y la acercó haciéndole sentir pena por lo que tenía que aguantarse.

—Todo está bien.–Besó la mejilla de su contraria.

Alessia al terminar de quitar la camisa notó el reciente tatuaje en su pecho, una hermosa daga. Pero no le importó, solo quería sanarle aquellas heridas.

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