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10| El secreto de Alessia.



Otra larga semana había pasado desde aquel día en el que Finn y Alessia pelearon por primera vez, sus cabezas estaban revueltas en especial la del azabache, ¿Como manejar su vida? Tenía que ser el heredero perfecto, cuidar de su grupo y pensar en la castaña que lo confundía.

—Alessia.—Finn entró con calma al cuarto, viernes era el día menos pesado gracias a que la academia no requería su asistencia ese día.—Hmm, Mercé no ha podido ir hacer el mandado, le propuse ir tú y yo a por el. Padre no está así que no creo que sea mala idea llevarte a que veas un poco los alrededores.

—¡¿En serio?!—Dejó aquel bonito libro de lado acercándose a su amigo el cual asintió

Sin mucha demora tomaron el dinero para así tenerlo guardado, Finn por el miedo de que algún vecino lo descubriera optó por llamar un taxi para ir sin que nadie viera a la chica, el chofer de su casa seguro que lo delataría si le hubiera pedido el favor. Al estar en aquel inmenso lugar donde las personas iban por sus víveres la Pelletier miro todo con ilusión mientras Finn arrastraba un carrito de compras.

—Espera aquí bonita, no me demoro.–El de rulos se apartó dejándola con las compras.

A pesar de ser un simple supermercado no podía evitar sonreír, casi nunca podía salir de casa, unos murmullos se hicieron presentes tratando de llamar la atención de la pecosa. Al darse la vuelta estaban cuatro chicos los cuales la miraban, los miró extrañada volviendo la vista al frente en la espera de Finn.

—Bonita ¿No quieres dar un paseo conmigo?–Uno se le acercó haciendo murmurar a los demás.

Comenzó a caminar con el carrito de compras lentamente esperando a Finn.

—No te vayas linda, dime algo.

—Ella no tiene nada que decirte.

Se volteó encontrando a Finn mirando mal a los chicos los cuales al verlo se asustaron, no eran más que unos chicos bobos.

—Y algo más.–Finn se acercó al chico que la estaba molestando.—Soy el único que le puede decir "Bonita".

El chico se puso pálido ante la intimidación de Finn retirándose con la cabeza abajo, el de rulos no les quitó la vista de encima hasta que se fueron, se acercó a ella pasando su brazo por su cintura dándole un beso en la cabeza.

—Sabes, me pregunto dónde estará mi padre ahora... Antes de fallecer había visto llorar a mamá algunas veces, nunca creí que fuera malo hasta que supe que padre le estuvo siendo infiel durante años con algunas mujeres. Es una lástima, mi madre era la mujer más hermosa y el iba atrás de mujeres con necesidades monetarias, las utilizaba y les daba dinero.

Finn parecía haber entrado en un ligero trance hablando sin parar acerca de aquello.

—Es como si se hubiera armado su propio burdel en cada punto bajo de la ciudad, como un proxeneta... Tal vez haya regresado a eso o quizás nunca lo dejó.

Alessia decidió mantenerse en silencio, no quería lastimarlo de aquella forma si decía alguna idiotez, a veces era mejor que las personas se desahoguen.

—Lamentó que hayas tenido que vivir eso.—Besó la mejilla del pálido chico quien suspiró.—Pero ahora me tienes a mi contigo, te escuchare siempre que lo necesites.

—Gracias.—Sonrió de lado antes de pararse recto.—Ahora vamos a dejarle estas cosas a Mercé, mañana en la mañana podremos irnos a La Ciudadela después.

Alessia asintió comenzando a caminar hasta los cajeros pero se detuvo al notar que Finn no había avanzado nada.

—¿Finn?

—¿M-Me...? ¿Me dejas tomar tu mano?—Habló un poco avergonzado.

Ella lo miró con ternura para luego acercarse nuevamente tomando su grande y cálida mano que le hizo sentir especial, este le mostró una sonrisa que solo ella había visto antes por un momento pudo reconocer al verdadero Finn, un chico calmado, bondadoso y tímido que se escondía bajo el disfraz del rudo para proteger a quienes amaba.

Ese mismo día durante la noche, Alessia intentó seguir uno de los consejos que los amigos de Finn le habían dado, lamentablemente escogió el del más tonto. Se miró en el espejo del baño, sus moretones finalmente se habían ido pero seguía nerviosa, tenía miedo de lo que podría o no pasar, luego de pensarlo salió del baño mirando a Finn quien estaba sentado en su cama con las piernas estiradas y su espalda pegada a la cabecera leyendo un libro.

—¿Lessie? ¿Estás bien?—Preguntó curioso, sus mejillas estaban sonrojadas.

Ella no mencionó nada, se dejó a sí misma actuar caminando a paso lento hasta la cama, finalmente se sentó con ella al mismo tiempo que tragaba saliva y Finn dejaba el libro de lado mirándola extrañado.

—¿Quieres hablar de algo?—Fue lo primero que se le vino a la cabeza, pero se sintió intimidado cuando ella comenzó a gatear hasta el, parecía segura de lo que haría.—¿Alessia?

Ella finalmente chocó sus labios contra los de él quien no se apartó, no sabía si fue por la sorpresa o porque también quería que eso pasara, su mano fue hasta su pecho dándole pequeños tirones a su pijama por lo que al instante el azabache comprendió.

—¿Estas segura?—Ella asintió como respuesta.

Pronto fue el quien estaba arriba de ella, los húmedos labios del Wolfhard recorrieron desde el lóbulo de su compañera de cuarto hasta su cuello, Alessia lo estaba disfrutando, la delicadeza con la que Finn la trataba era indescriptible, eso le encantaba.

─Eres muy suave.—Balbuceó Finn mientras comenzaba acariciar el abdomen de su contraria por debajo de su blusa sin llegar a tocarle el pecho.

Finalmente se alejó del cuello para tomar sus labios, el beso que compartieron se tornó cada vez más necesitado. Ninguno dijo nada. Continuaron besándose con una necesidad que ninguno creía posible y a la que no querían poner freno. Sólo se dejaron llevar.

Él le quitó la blusa de pijama de su contraria, dejando al descubierto su abdomen. Trazó con su mano el estómago, y el exterior del muslo, haciéndola arder y temblar, todo al mismo tiempo. Alessia cerró sus ojos y gimió cuando sus dedos comenzaron a tener intensiones de bajar un poco más, las cosquillas que esto le causaba la hicieron sonrojar más de lo que ya estaba.

Su cabeza se inundó con el extraño sentimiento de él acariciándola y llenándola, Alessia no quería arruinarlo pero todo el placer que había conseguido se marchó cuando se dejó atormentar por sus recuerdos, instintivamente se apartó de golpe dejando al azabache confundido, muy confundido pero rápidamente su rostro cambió a la preocupación cuando vio a la chica temblar al mismo tiempo que recogía sus piernas para abrazarse a si mismo.

—¿Q-Qué pasó?—Trató de poner su mano en el hombro de la chica pero ella por inercia lo apartó.—Dime que sucede por favor.—El terror en el rostro de la castaña lo tenía extrañado.

Ella había comenzado a lagrimear antes de asentir lentamente cosa que puso a pensar a Finn, ¿Como resolver esta situación? Nunca antes le había pasado y no era bueno conversando, pero lo intentaría.

—¿Es tu primera vez? ¿Eres virgen?—Había sido lo primero que se le vino a la cabeza, quizás le aterraba que doliera o que no se sintiera bien. Pero para su mala suerte, se había equivocado.

—N-No... Yo.—Tragó saliva.—No lo soy.

—¿Es por mi?—Se acercó tratando de calmarla, esta vez dejó que la tocara y nuevamente negó, Finn trató de atar todos los cabos sueltos que no podía resolver, y finalmente una teoría desagradable le llegó a la cabeza.—Alessia, las... Las marcas que tenías en el cuerpo la primera vez que dormimos juntos, ¿Te las hizo alguien?

Ella finalmente asintió, cosa que le rompió el corazón, pero no sabía que lo peor estaba por llegar al hacerle la segunda pregunta.

—Alessia, ¿Te hicieron daño? ¿Alguien abusó de ti?—Directo y crudo, se odió momentáneamente por haberlo escupido así pero no podía esperar, no quería hacerlo con rodeos.

La única respuesta que ella dio fue su llanto, su cuerpo temblando y sus brazos rodeándolo, el la hacía sentir segura, el nunca la juzgaría. Finn la ayudó a recostarse a su lado cubriéndola con la manta, acallando sus sollozos mientras acariciaba su cabeza, ¿Como pudo permitirlo? ¿Porqué no la conoció antes? Pudo evitarlo, pudo matar al desgraciado que le había hecho eso, esa noche el juró que si encontraba al responsable. No lo dejaría vivir, esa noche el no pudo dormir y ella mucho menos, tenía miedo de que aquel hombre apareciera y la lastimara.

—Ya es de día...—Murmuró luego de horas mirando un lugar fijamente, Alessia no se había soltado de Finn durante toda la noche.

—Iremos a La Ciudadela, sabes que nadie te puede lastimar allá... Mataría a cualquiera que lo intente.—Besó su cabeza antes de levantarse dispuesto a bañarse y vestirse para irse.

Como cada fin de semana, su plan fue el mismo, ir aquel lugar que frecuentaba para alejarse de su realidad junto a la castaña.

—¡Esto si es mi hogar!—Finn habló emocionado.

—¿Por qué tan feliz?—La castaña lo miró con cariño.

—Hoy es un día muy importante bonita, hoy me tatúo algo... ¡Por primera vez! 

—Alessia.–Millie se le acercó mientras Finn se iba, ella no quería ver como se tatuaba.

—Que emoción, hoy ellos se tatúan algo por sus novias.

—¿Qué?

Tan pronto Finn se iba a tatuar algo por Iris, eso era tan importante, el estómago de Alessia se revolvió por la culpa... Estuvo a punto de hacerlo con un chico con novia, quiso abofetearse a sí misma, pero rápidamente se calmó pues no había pasado nada fuera de lugar.

—Si, hoy se tatúa Finn.–Sonrió emocionada.–Aún no lo puedo creer... Hey, no pongas esa cara.–Hizo un puchero.–Ven vayamos a tomar algo.

La llevó a una gasolinera con un bar no muy lejos de La Ciudadela, era de los pocos establecimientos que habían a las a fueras por lo tanto solo era frecuentado por chicos como ellos.

—¿Que van a beber?–Preguntó la voz de una chica tras la barra.

—¿Sophia?–Se sorprendió.—No sabía que trabajabas aquí.

—Ahora lo sabes.–Le sonrió.

—¿Qué hace aquí una chica tan linda?–Josh se acercó a Alessia.

—Esperamos a que los chicos terminen de tatuarse.–Sophia respondió.

—Sin duda yo me tatuaría tu nombre.–Josh no apartó la mirada de la Pelletier.

—Josh, sabes que las chicas no se pueden compartir.–Millie habló en un susurro haciendo molestar al nombrado.

—¿A que te refieres con eso?

—Pasas mucho tiempo con Finn.–Millie sonrió.–Incluso más del qué pasa con cualquier otra persona.

—Solo me está ayudando.–Alessia encogió los hombros aceptando la botella de agua que Josh le estaba ofreciendo.—Gracias, además Iris es su novia.

—Tiene razón.–Josh habló.

—Agh.–Sophia hizo un gesto molesto.—Eres mucho mejor que ella.

—Oye, recuerda que estás hablando de mi familia.

—No me importa.–La pelirroja lo miró seria.

—Iris...–Habló sintiendo malestar.—Había olvidado que eran... Como familia.

Comenzaba a sentirse mal, miró a Sophia la cual prestaba atención a la discusión de los dos.

—Se podría decir que si.–Josh sonrió.

La sonrisa de Sophia se desvaneció mostrando una cara de confusión.

—¿Quien te dio esto?–Le quitó la botella.

—¡Ella ya la tenía cuando entró!—Josh habló fingiendo sorpresa.

—¿Alessia? ¿Que sucede?—Los orbes de la chica miraban por doquier olvidando por un segundo donde estaba.

—Tranquilas, solo necesito ir al baño...—Ella se levantó y al instante Sophia hizo lo mismo.

—Voy contigo.

—No, no... Es solo el viaje en moto, Finn condujo muy rápido... Solo estoy mareada por eso.

—De acuerdo... De todas formas me quedaré aquí, si algo pasa grita lo más fuerte que puedas iré enseguida.

—De acuerdo.—Una mueca salió de sus labios mientras iba a los baños del lugar perdiendo de vista a sus amigas.

Mirándose en el opaco espejo lavó su rostro con agua y las preguntas comenzaron a llegar a su cabeza; ¿Quien eres?, ¿Donde estás?, ¿Lucas vino conmigo?... ¡No! Ya lo recordaba, Finn, el la había traído a La Ciudadela. Sintió sus piernas flaquear, momentáneamente alucinó con una cuerda floja ya que se sentía en una, no sabía por qué el piso se movía de un lado al otro.

Como pudo se sostuvo de un cubículo del baño que tenía la puerta cerrada para su suerte dejándola estable, ¿Qué había dicho Sophia hace unos segundos?

"Grita lo más fuerte que puedas iré enseguida."

Lo haría, gritaría con todas sus fuerzas pero al abrir su boca se cuestionó... ¿Como se grita? Se sentía tan perdida que caería dormida en cualquier momento, para su buena o mala suerte alguien abrió la puerta dejando ver una figura masculina.

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