37.
Quedaban solo algunas semanas antes de terminar las clases, y pasaron mucho más rápido al planear todas las cosas para el matrimonio de Mía. Nate me acompañaba en todo, incluso ayudó a Mía a probar las muestras de torta.
Como fin de año en el colegio, hay una fiesta, obviamente le dije a Nate que tenía que venir conmigo.
Lo malo de ese momento, es que todas las chicas miraron a mi novio, MÍO.
En fin, fue una noche bastante agradable.
Así que después de terminar las clases, me dedique 100% al matrimonio de Mía. Su madre estaba feliz, le decía a todo el mundo que su hija se iba a casar.
— El tema de las flores, ¿quién lo vio? —Pregunta Mía.—
— Creo que Mateo.
— Ah, ¿y la comida?
— Yo la probé toda Mía. —Dice Nate.— Recuérdalo.
— Ah, bien.
— Tranquila amiga. —Le acaricio su espalda.— Todo saldrá bien, recuerda que planee tu despedida de solteras en un día.
Esa despedidas de solteras, fue totalmente genial. Me conseguí a unos chicos unas horas antes para que le bailaran a Mía. Mía se emborrachó y bailo con todos los modelos casi desnuda.
Yo me porté como una buena chica, pero al siguiente día, cuando los chicos comentaban que las bailarinas se le lanzaban a Nate, me arrepentí un poco.
Yo tenía todo listo, mi vestuario y peinado elegido. Después de ayudar a Mía con los últimos detalles, me fui con Nate.
Caminábamos por la calle mientras él me contaba una de sus experiencias en el hospital.
Llegamos a un parque, y habían muchos niños jugando. Nate me toma en brazos y me da vueltas.
— ¿Te gustaría tener hijos? —Pregunta, mirando mis ojos.—
— Claro que si, pero más adelante. Tengo que terminar de estudiar.
— ¿Cuántos?
— ¿Qué?
— ¿Cuantos bebes?
— Mmm si es contigo, unos diez.
Nate se ríe y luego me bota al césped. Me llena de cosquillas y yo no puedo parar de reír. Observo su risa y me encuentro completa. ¡Vaya!, sí que estoy perdida por él...
— Julieta.
— Dime.
— Te amo.
Sonrío y lo beso. Me encanta cuando me lo dice, jamás podría cansarme.
— ¿Sabes a quién vi el otro día?
— ¿A quién?
— A Adam, lo vi con una chica. Al parecer estudia algo con la salud.
— ¿Adam?
— No, la chica. —Dice riendo.—
— Pues, me alegro por él, espero que sea feliz.
— Se veía bien.
— Espero que siga así, a pesar de todo, puede llegar a ser un gran chico.
— ¿Arrepentida?
— No, ¡por supuesto que no! —Me acerco a Nate y acaricio su rostro.— Eres lo mejor que me ha pasado Nathaniel. Bendito el día en que te conocí.
— Solo lo dices para hacerme sentir mejor. —Se hace el dolido.—
— ¡Claro que no! Te amo amo amo amo Nate.
— Y yo te amo más más, amo amo amo amo.
Me quedo hasta muy entrada la tarde junto a él. Nate me hace perder la noción del tiempo. Los tiempos del reloj, son diferentes que los del corazón.
•
El día había llegado, el gran momento sería a las 7 de la tarde. Mía y Diego, ambos eran religiosos así que harían su ceremonia en la Iglesia y luego vendría la fiesta.
Estaba desde las doce del día junto a Mía. Me aseguraba de que comiera, su maquillaje, su peinado, que su vestido estuviera impecable, que Nate me dieran mensajes sobre Diego, todo.
Finalmente, Mía estaba lista y se veía preciosa. Creo que jamás había visto a una chica tan bella con su vestido de novia.
— Mía, llevas blanco.
— De pureza Julieta.
Ambas nos reímos y nos callamos abruptamente cuando llega su madre.
— ¡Por dios Julieta! ¿No te has cambiado?
— En un momento.
Beso a Mía en su cabello y luego me voy a la habitación de al lado para cambiarme. Me asusto al ver a Nate ahí.
— ¿Qué haces aquí? —Le pregunto asustada.— Deberías estar donde Diego.
— Terminamos como hace una hora. Vine hacia acá para ver si necesitaban algo, pero me quedé dormido.
— Bien, podrás ayudarme con el vestido.
— ¿Sacándotelo?
Lo miro sonriendo y niego con la cabeza. Me doy una ducha rápida y luego me visto con la ropa interior. Veo que Nate está por quedarse dormido de nuevo, pero despierta rápidamente al verme.
— ¿Tengamos una luna de miel?
— Las tenemos todos los días, ven, tráeme ese vestido lobito.
Como era la dama de honor de Mía, ella me eligió el vestido. Era rosa y con vuelos, el romanticismo de Mía siempre presente.
Nate me ayuda con el cierre y luego llamo a la estilista que había contratado Mia.
— Ok, tienes que irte. Nos vemos en la iglesia.
— Está bien. Aunque ya así te ves guapa.
— Tonto.
Me río y lo beso. Como siempre, algo nos enciende. Nate me acorrala contra la pared y el beso se hace más intenso. Solo nos separa una tos algo fingida por parte de la estilista.
Nate se retira con una sonrisa y la estilista me alza una ceja.
Media hora más tarde, ya estaba totalmente lista. Todos en la casa se habían vuelto locos, ya que según habían dicho, Diego ya estaba en la iglesia.
Corrimos al auto y llegamos al terreno sagrado.
Me ahorraré los detalles de la misa donde a veces el sacerdote se alargaba con los discursos y Nate parecía quedarse dormido. Tenía que pellizcarlo cada 5 minutos.
En el momento de ponerse los anillos, se notaban ambos nerviosos, pero luego lo superaron con el beso final. Todos aplaudimos con fuerza y salieron a tomarse fotos rodeados de pétalos de rosas.
Rápidamente nos dirigimos todos al lugar de la fiesta, al parecer todos tenían hambre después de una larga misa.
No pensé que en los matrimonios se pasara tan bien, el último que estuve, fue el de una tía y fue totalmente aburrido.
Al momento de lanzar el ramo, todos se reían porque Mateo quería unirse al equipo de mujeres y luego Diego junto a Nate lo terminaron sacando.
Mía me guiñó un ojo y yo sonreí.
Oh, sí, a la mierda la suerte, el ramo tiene que ir a tu mejor amiga.
Mía lo lanza y justo cae en mis manos. Mía se hace la sorprendida y yo celebro. Luego la liga cae en la cabeza de Nate y todos celebran. Al parecer Diego y Mía lo tenían bien planeado.
Bailamos un vals junto a Mía y Diego, como es tradición.
Mientras bailaba junto a Nate, sonreía a todo el mundo. Me encantaba su compañía.
— Creo que esto es una señal. —Dice mirando el ramo.—
— ¿De qué somos tramposos?
— De que debemos estar juntos Julieta. ¿De qué trampa me hablas? —Se hace el desentendido.—
— Eso ya lo sé.
Lo beso levemente y luego Nate abre mucho los ojos. A unos cuantos metros, estaba Mateo con un chico nuevo.
— ¿Quién es él?
— El hijo del profesor Nick.
— ¿El de los orgasmos con la pintura?
— Así es, ya sabía que por algo le gustaba tanto ese profesor, y era por el hijo.
Así continuó la fiesta, con risas, bailes, y luego llantos con algunos vídeos entre Diego y Mía. Me siento feliz al verla, estoy muy orgullosa de ella.
Nate me besa el cabello y yo tomo su mano.
Ahora entiendo lo que mucha gente decía, cuando uno siente que conoce a la persona indicada, ¿por qué esperar? Si solo te ves con ella para toda la vida. Yo no pensé que eso podría pasar, pero luego, ejem, llegó este idiota de Nate.
Creo que el amor para siempre, solo no es verdad para las personas que no se han enamorado.
Aún cuando muchas cosas han pasado, yo sigo creyendo en el amor, y todo gracias a Nate.
— Nate, gracias. —Acomodo mi cabeza en su pecho.—
— Bendita hamburguesa con queso de aquel día.
Sonrío y cierro mis ojos. Nate tiene el romanticismo a su estilo, y creo que es el único que me puede gustar, y es que siento que lo amo, que lo estoy amando con toda mi alma.
Ok, ¡este él es penúltimo capitulo! Aún no tengo escrito el último capítulo, pero esperare a que me llegue una inspiración máxima para terminar esta historia :)
Ya llevo varios capítulos escritos del próximo libro, ¡y ya deseo que lo lean! Creo que lo publicaré cuando termine este, en fin, muchas gracias por todo, un abrazo. ❤️💖
Aviso: a todas las personas que me comenten, les dedicare el último capítulo de la historia, aparte de seguirlas en wattpad, ya que solo me he dedicado a escribir, besos!! 😊
Pd: este capítulo va dedicado a todos los fans de harry potter como yo, que aunque esta historia no tenga nada que ver, tengo que recordar que el día de hoy sufren la pérdida de un gran actor como Alan Rickman, que dio vida a este maravilloso personaje de Severus Snape, que descanses en paz. o/
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