29.
Los días que nos quedaban antes de los exámenes, los estudiamos por completo.
Eso también me servía para no recordar que Adam se había ido y mi corazón lo extrañaba, levemente, pero lo extrañaba.
El primer día de examen estuvo relativamente bien, y el de química ni hablar, soy muy buena en eso, pero biología... Biología señores.
Le pedí a Nate que me enseñara en el poco tiempo libre que tiene. El solo aceptó si le llevaba una hamburguesa gigante.
Cuando llego a la casa, su madre me hace pasar.
— Está durmiendo en el sofá, llegó agotado tras su última práctica en el hospital. Despiértalo.
Me acerco a él y veo que está dormido profundamente. Le saco una foto y sonrío. Luego lo muevo suavemente, pero aun así no despierta.
Me siento en la mesa de centro y lo observo. Sus mechones castaños cubrían su frente y sus labios estaban estirados como boca de pato. Sonrío y lo muevo una vez más. Él parece querer despertarse, pero no lo hace.
— Nate, ahí viene una chica, espero que se te pare esta vez.
Se ve una leve sonrisa y abre sus ojos.
— Es la peor forma de despertar a alguien Julieta.
— Sé que estás cansado, pero vengo por la biología.
— ¿Trajiste la hamburguesa gigante?
— Si, y créeme que no fue fácil traerla.
Nate se levanta y sus ojos brillan al ver la hamburguesa. Nos sentamos y me entrega muchos apuntes y libros. Me realiza un pequeño cuestionario.
Nate explica muy bien, y creo que la biología no es tan complicada como lo pensé.
— ¿Tus amigos entienden biología? Pensé que vendrías con ellos.
— Mía le pide ayuda a Diego, y Mateo no tiene problemas con biología, pero explica pésimo.
— ¿Cómo está tu corazón pequeña?
— Aquí está. Me siento un poco más relajada al saber que Adam está lejos, pero aun así tengo sentimientos encontrados.
— Una chica me invitó a salir.
Lo dice de forma rápida y yo paro de escribir. No quiero decir esto, pero de alguna forma, me molesta.
— ¿Qué chica? —Pregunto rápidamente.—
— Una compañera, pero digamos que no es mi tipo.
— No pensé que eras de los chicos superficiales, Nate.
— No, no hablo de su físico, es el hecho que es una bruja, y es muy insistente, siempre termina teniendo lo que quiere. Y es una hijita de papi.
— ¿Cuál es el problema entonces? —Hago como que vuelvo a escribir pero sigo molesta.—
— Que no acepta un no como respuesta.
— Dile que tienes novia.
— Imposible, ella se sabe la vida de todos.
— Dios, que chica.
Termino mi cuestionario y Nate me explica la materia nuevamente y me da tips para los exámenes.
Sonrío al ver que tiene salsa alrededor de su boca. Le quito la salsa con mi dedo y él lo lame antes que yo me lo limpie.
Oh no. Mi corazón salta, si, da un salto al ver su sonrisa de un niño travieso.
— Tu papá me contó que tu cumpleaños es pronto. ¿Algún regalo en especial?
— Mmm que seas normal con tu próxima novia.
— Ja ja, hablo enserio pequeña. Aprovecha que estoy de buenas.
— No hay algo especial que quiera, solo regala algo lindo. Me gustara de todas formas.
— Todas mis ex novias decían eso, yo llegaba con el regalo y no les gustaba. Por eso ahora pregunto.
— Bueno, yo no soy igual a esas chicas, soy mejor. —Le guiño el ojo.—
— Julieeeeeeeta. —Nate entrecierra sus ojos.— No me trates de conquistar, recuerda que soy mayor que tú. Y tú aún una pequeña menor de edad virgen y Santa...
— Idiota.
Lo golpeo y ambos nos reímos. Me asusta aveces el nivel de confianza que tenemos. Nos contamos todo.
Es cierto, mi cumpleaños es pronto y será totalmente diferente a lo que tenía pensado. Antes creía que pasaría el día junto a Adam, y luego una cena con mis padres. Pero todo cambió. Espero que al menos lo recuerde.
En verdad, no. Adam idiota.
•
Después de los exámenes, mi madre planeó una fiesta en mi casa. Ese día a las 12 cumpliría 18 años.
Matt miraba hacia todos lados en la casa, al parecer no entendía nada, pero jugaba felizmente con los globos. Minnie también jugaba con los globos y ya había reventado unos cuantos.
Mateo y Mia ayudaban a decorar toda la casa.
Cuando estaba todo listo, nos duchamos y arreglamos.
Mi madre me había comprado un vestido para el cumpleaños. Mateo me maquillaba y Mía tomaba fotos.
Mis compañeros de colegio, trabajo y amigos empezaban a llegar. Mi padre me avisó que Nate no podía venir ya que le salió algo en el hospital. Me sentí triste, pero tenía que seguir bailando y disfrutando. Era mi cumpleaños.
A media noche, mis padres trajeron una torta gigante, me cantaron cumpleaños feliz y todos me lanzaron globos.
La fiesta seguía, yo bailaba con Mía, cuando alguien se me acerca.
— Te buscan en la entrada.
La miro extrañada pero aún así me dirijo a la puerta. La abro y casi me voy de espaldas.
— ¿Qué haces aquí?
— Feliz cumpleaños ojitos.
Cierro la puerta antes que alguien más lo vea, y le indico que camine hacia fuera.
— No se supone que estabas fuera del país.
— Lo estaba, pero pedí permiso para venir a visitarte. Tenía que saludarte.
— Oh, gracias.
Él me observa y en realidad no tengo idea qué hacer. Se ve mucho mejor, al parecer le ha funcionado.
— Te ves mejor.
— Si, aunque aún faltan meses.
— Que bien.
— ¿No me invitaras a entrar?
— ¿Bromeas? Están todos mis amigos, y más de la mitad te quiere matar. Incluyendo mis padres y mi gata.
— Ah... Supongo que también está Nate...
— No, tiene trabajo que hacer.
— ¡Vaya! Estás muy informada. ¿Ya son pareja?
— No seas idiota.
— Ah... ¿no te lo tiraste aún?
Mi palma pega su mejilla con fuerza. Es un imbecil.
— Que pena que tu rehabilitación no incluya tu mierda de cerebro.
Estoy dispuesta a irme, pero Adam toma mi brazo con fuerza y me besa.
Sus besos como siempre son intensos, pero ya no es lo mismo que antes. Lo empujo y me limpio la boca.
— ¿Qué te pasa? ¿Crees que un simple beso me hará olvidar todo? Siempre tienes ese don de cagarla y luego hacer como si nada. Mira, agradezco que hayas venido, pero vuelve antes de que te pase algo, o te arrepientas.
— ¿Es que acaso me olvidaste tan rápido?
— No es eso Adam, solo que ya no sé que siento por ti. Hazte un favor y vete. Recupérate y sé feliz.
Entro a casa nuevamente y al parecer nadie notó que Adam volvió. Me voy a buscar un vaso con soda y vuelvo a bailar.
De lejos, veo por la ventana como su auto se retira. Como siempre, el produce esa sensación de ansiedad y preocupación. Ese sentimiento no me gusta para nada, y eso es lo que siempre me hizo sentir él.
Su amor no me hacía sentir para nada segura, me hacía sentir viva, pero muerta a la misma vez.
No creo que el amor deba sentirse así.
Mis amigos me sonríen y yo trato de olvidar lo que pasó. Tengo que disfrutar estos momentos, y es mi cumpleaños, nadie lo debe arruinar. Ni siquiera él.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro