Epílogo
Taylor Swift- The manuscript
SAORI
—¿No deberíamos estar afuera bailando con los demás? —inquiero, dejándome caer en la cama y viéndola buscar algo en su armario.
—¿Dónde lo dejé? —responde sin prestar atención a lo que digo.
El festejo por la boda de Lou ocurre afuera. Hay una gran carpa blanca a un lado de la casa, dónde un puñado de invitados están bailando, bebiendo y comiendo los platos de comida que he estado preparando desde hace meses. Cada plato está creado con dedicación y tiene algo que les gusta.
Ambos aman los mariscos.
Los sabores agridulces.
Y sus caras de felicidad y satisfacción cuando les enseñé cada plato y el porque de ellos, me llenó el corazón de alegría.
—¡Lo encontré! —grita Lou antes de salir del closet. Su mirada no se aparta de mí mientras se acerca y deja caer a un lado de la cama, mientras que entre sus manos sostiene una caja mediana de madera.
—Lou... —murmuro al reconocer la caja.
—La mamá de Ayla la envió. Dijo que la encontraron mientras renovaba el patio trasero de su casa.
Cuando mis dedos tocan la madera un escalofrío me recorre la espalda. Hay stickers alrededor de la caja y aunque ya están viejos y desgastados puedo distinguir que en un lado hay muchos animales y en el otro flores. En una esquina hay dos iniciales, la "s" y la "a". Sonrío amplio y tomo una respiración profunda antes de dejar salir el aire con calma.
—Hicimos esto cuando teníamos diez años. Dijimos que íbamos a abrirla diez años después pero no nos acordamos.
—Ahora puedes abrirla —susurra y deja un beso en mi frente para dirigirse a la puerta.
—Quedate, Lou —musito.
Me siento en el piso para poder tener más espacio y esparcir las cosas. Lou se agacha frente a mí con su vestido color crema, un deja vú de niña cruza mi mente. Ambas jugamos siempre a las muñecas en el suelo, puzzle o pintar, hasta mi tarea la hacia en el suelo, nunca en la mesa, por alguna extraña razón.
Al abrir la caja mi corazón da un vuelco al ver diversas cosas. Hay dos muñecas de trapos que la abuela de Ayla hizo de nosotras, según ella, de esa forma estaríamos la una con la otra. Aunque preferimos guardarlas para preservarlas. Hay fotos de nosotras de pequeña, también de nuestras familias.
Hay una fotografía de mi madre conmigo, igual que otra con Lou y mi padre. Una lágrima recorre mi mejilla al sentir la nostalgia golpeando mi pecho. De pequeña tenía una amplia sonrisa, era feliz, era una niña pequeña que creía que todo era posible. Observo las cartas que escribimos y dudo antes de abrir la mía.
Saorí.
Si estás leyendo esto es porque ya tenemos 20. No puedo decir mucho, solo tengo un deseo. Y es hacer feliz a mi familia. ¿Lou ya no llora por culpa de su esposo el descerebrado? ¿Fuimos al baile de graduación con Ayla y bailamos toda la noche? Espero que así haya sido. Igual en la universidad. ¿Vivimos juntas? Sería muy divertido si lo hacemos. Recuerda regalarle flores a Lou y no olvides las cosas que nos pide hacer. Lou ama que la escuchen.
Si Ayla está triste, hazle galletas de avena, son sus favoritas. Si eso no mejora, haz que salga a caminar, le gusta ver el cielo y buscar formas en las nubes.
Espero que ya no nos sintamos tristes sin alguna razón.
¿Somos felices? Si la respuesta es sí, entonces tengo todo lo que quería.
Gracias por esforzarte. Te amo.
Lou viene a abrazarme y deja un beso en mi cabeza.
—Eras y sigues siendo una niña con un enorme corazón —susurra con suavidad.
Le sonrío amplio.
—Me caía mal ese hombre.
La escucho reírse.
—Lo sé, mi niña. ¿Te cae bien el de ahora?
—Adoro a Calvin.
Observo la carta de Ayla, la cual ya fue abierta y Lou me dice que sus padres la leyeron y creen que es correcto que yo la lea también, dudo un poco antes de desdoblar el papel.
Justo ahora tengo todo lo que podría querer. Mi familia es bonita, mis papás están juntos y mis hermanos siguen igual de molestos que siempre. ¿Ya nos llevamos bien? Ojalá que sí o voy a perder mi cabeza.
¿Saori sigue siendo mi mejor amiga? Espero que sí. Y aunque ya no lo fuéramos o estemos lejos, sé que seguimos queriéndonos sin importar la distancia o si somos desconocidas.
¿Me haces un favor, Ayla del futuro? Siempre que puedas, recuerdale a So que no está sola y que estamos ahí para ella. Siempre lo estaré. Y, dile a mis padres más seguido que los amo y a mis hermanos también, aunque me caigan mal a veces por lo chismosos que son.
Sé feliz y vive bien. Te amo.
Estoy sonriendo y llorando al mismo tiempo. Abrazo a Lou y escondo mi rostro en su cuello . Ella acaricia mi espalda y me deja llorar por un momento y cuando acabo me toma de los hombros y mira fijamente.
—¿Eres feliz? —curiosea—. Y está bien si no te sientes así, podemos seguir intentándolo.
—Soy feliz, Lou. Tengo todo lo que quiero y a quienes quiero. Lo soy.
Me observa con lágrimas en sus ojos, antes de abrazarme con fuerza.
—Estoy contenta de escuchar eso, mi niña. No sabes la alegría que siento al escucharlo.
Aunque no lo sepa con exactitud si lo logro imaginar. Las veces que me sentido triste o he sentido que la vida está yendo muy rápido y se lo he dicho, ella está ahí, me escucha, me apoya, me aconseja y abraza cuando lo único que quiero es llorar. Ahora lo sé y lo entiendo, siempre puedo ir hacia ella.
Volver a casa fue la mejor decisión que he hecho.
—Uy, ¿esas son fotos de So de pequeña? —inquiere Jeremy entrando a la habitación y tomando algunas de las fotos del suelo—. Eras adorable.
Me rio un poco. Es la fotografía en la cual estoy con mi padre. Tenía unos cuantos meses en ella.
—Pensé que ibas a decir que era horrible.
Frunce el ceño.
—Sería mentira, eras una bebe adorable.
Le sonrío y me acerco a él para tomarlo del brazo y moverlo hacia los lados, intentando lucir tierna.
—¿Y ahora?
—Ahora me da miedo, pero cuando no haces esas caras raras también eres adorable.
Una carcajada sale de mis labios y le doy un pequeño golpe en el brazo, lo cual lo hace reír a él también. Lou sale de la habitación cuando Jem le dice que Calvin la busca, y nosotros nos quedamos arreglando las cosas rápidamente en la caja. El humor de Jem sigue allí como siempre, cada vez que puede hacer chistes incluso sin algunos son tan malos que provoca querer golpearlo.
Ha estado tan enfocado en la música, intentando encontrar su estilo y qué camino quiere seguir, aunque tampoco se está presionando demasiado, primero va a acabar el colegio y luego quiere estudiar música, quiere hacerlo bien. Y también sé que quiere darle a Calvin ese orgullo de verlo ir a la universidad.
—Ella era muy bonita —dice cuando ve una foto de Ayla—. Seguro de grande también lo era.
Le sonrío.
—Era hermosa. Tengo que mostrarte fotos de nosotras, tengo demasiadas.
Lo veo asentir con la cabeza. La música inunda mis oídos cuando salimos de la casa en dirección de la pequeña celebración, hay personas que no conozco como otras que sí distingo. Veo a Hera y Lou tomándose fotos juntas, han comenzado a hablar más seguido y visitarse, por otro lado está Min jugando con la hija de Hera, quién diría que es tan bueno con los niños y que lo quieren.
Respondo al saludo de algunas personas mientras me adentro en el lugar. Todo va bien, la comida está en perfectas condiciones, la música es ideal. Y Lou y Calvin parecen muy a gusto con su boda.
Estoy feliz por ellos.
—¿Disfrutando el ambiente? —inquieren en mi oído.
Sonrío al reconocer la voz de Eidan. Su mentón está apoyado en mi hombro derecho mientras que sus manos rodean mi cintura, abrazándome desde atrás. Echo la cabeza hacia atrás y coloco mis manos sobre las suyas.
—Sí, todo parece ir bien.
—¿Tan bien que podemos escaparnos un momento?
Entrecierro los ojos mientras me giro en el mismo lugar, quedando frente a él. Incluso con tacones debo alzar un poco el mentón para poder verlo fijamente a los ojos.
—¿Escaparnos?
—Sí.
—¿Ahora?
Sonríe.
—Todos están comiendo y hablando. No van a notar que faltamos, y será rápido.
Miro por encima de mi hombro y es cierto. Todos están disfrutando, al volver la mirada hacia Eidan no tengo nada que decir. Con una sonrisa traviesa tira de mi mano, alejándonos de los demás, cuando pasamos cerca del invernadero de Lou me da unos zapatos bajos para poder cambiar mis tacones, lo que me hace sospechar que vamos a caminar bastante.
Cuando nos adentramos en el bosque entiendo en qué dirección vamos. Hace más de un año caminamos por aquí, fue la primera vez que estábamos solo nosotros con Yeon, quién también está caminando. Recuerdo que ese día estaba tan nerviosa que comencé a tomarle fotos a distintas flores, no sabía qué decir o qué hacer en ese momento.
Y justo ahora, su mano toma con gentileza la mía, siento la calidez que emana su piel y estamos cerca el uno del otro mientras subimos la montaña que hay a unos metros de distancia de la casa de Lou.
—Vamos a ver el pueblo —susurro.
—Y también el atardecer —añade, regalándome una pequeña sonrisa —. El cielo se ve increíble cuando el sol se va ocultando, y además, es nuestro lugar.
—¿Nuestro lugar?
Asiente.
—Nadie va a estar allí, solo tú y yo. Y siempre que queramos alejarnos un poco de todo, podemos solo sentarnos, hacer un picnic, ver el cielo o el pueblo desde las alturas.
—Me gusta esa idea.
Al llegar a la cima, la nostalgia me llena por completo. Veo todo el pueblo, como la luz del atardecer está bañando cada parte del lugar, incluso mi propia cara. Si fuera fotógrafa, haría tantas fotos de este lugar, cada color es tan vivo, tan bonito, y lo es aún más con el otoño.
—Ya sé que quiero de navidad —susurro.
—¿Qué?
—Un cuadro de este lugar. Es simplemente hermoso.
Eidan coloca su chaqueta negra en el suelo para que no ensucie mi vestido al momento de sentarme.
—Tus deseos son órdenes.
—¿Y sabes dónde lo voy a colocar?
Me sonríe.
—¿Dónde?
—En nuestro departamento. Justo en la sala, y todo el que vaya a casa va a verlo. Y cuando pregunten quién lo hizo, voy a decir que es el mejor artista de este mundo.
Una carcajada sale de sus labios a la cual me uno. Vivir juntos era algo que ya hacíamos antes de que él me pidiera que nos mudamos, mi cepillo dental, mi ropa, mi esencia ya estaba en la casa que compartía con Min antes de que nos diéramos cuenta. Era más el tiempo que pasaba allí con él que en casa de Lou. Y ya hemos firmado el contrato, ya tenemos las llaves y pronto nos mudaremos.
Estoy emocionada. Es un pequeño departamento que queda cerca de todos lados, y aunque no es en la gran ciudad, estoy bien con ello. Este lugar me da paz, me llena de buenas energías y me hace sentir como un mar que luego de tantas tormentas se calma.
Aspiro profundo y observo el cielo lleno de colores vibrantes, lleno de vida y de esperanza que llena mi corazón.
—¿Buscas algo en el cielo? —inquiere Eidan en un susurro bajo.
Volteo a verlo y le sonrío.
—No, solo disfruto de sus colores.
Él sonríe y me acurruco a su lado, con Yeon en medio de nosotros y sintiéndome plena. Ya no vivo en el pasado, lo he soltado y he aprendido a vivir en mi presente, a disfrutar de las personas que tengo junto a mí y que me aman. Y cuando el recuerdo de las personas que he perdido viene, lo abrazo y dejo ir, y sigo, avanzo y disfruto de cada parte de la vida, incluyendo los fracasos.
Ya no solo existo.
Ahora vivo cada día como si fuera el último e intento aprovecharlo. Disfrutar de las personas que tengo en mi vida y con quienes comparto.
Ya no tengo que pretender que soy feliz, porque lo soy.
He aprendido a serlo.
FIN.
N/A
Solo puedo decir desde el fondo de mi corazón: Gracias por llegar hasta aquí.
Está es una historia que me escribir y no solo por los temas que toca, sino porque en muchos momentos era Saori, dejaba que la tristeza y el cansancio emocional me consumieran. Sin embargo, puedo decir que sigo intentandolo y que este año nuevo que viene lo seguiré haciendo.
Mentiría si dijera que tengo claro que voy a escribir después de está historia, aún me estoy debatiendo entre romance (La historia de Jem y) O seguir con una historia de misterio que tengo muchas ganas de acabar. Ya el tiempo dirá.
Espero que tengan bonitas fiestas y que sus corazones sean llenados de mucho amor y cariño, y aquellas personas que amamos y que no están con nosotros en estos momentos, recuerden que siempre van a estar en nuestros corazones. Nosotros los mantenemos vivos a través del recuerdo.
Con mucho cariño, me despido.
Nair.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro