Capítulo 8: Dime tus secretos y te diré los míos.
Can't You See Me?- TXT
EIDAN
Me duele la cabeza.
Siento como mis sienes palpitan con fuerza, mi cuerpo pesa y me siento agotado, dejo salir un suspiro tembloroso y con mucha lentitud me dirijo hacia el baño, dejó que el agua caliente golpee mi cuerpo y cierro los ojos, apoyando las palmas de mis manos sobre las baldosas blancas.
No estoy consciente del tiempo que transcurre, solo me doy cuenta que mis dedos están como pasas y mi piel arde por el agua caliente, al salir solo logro vestir la parte inferior de mi cuerpo antes de que suene el timbre de la casa. Me quedo quieto, esperando tener señales de que Min ha vuelto a casa, pero cuando suena una segunda vez sé que no lo ha hecho y que me toca bajar para saber quién es.
Mi visión se torna borrosa mientras bajo las escaleras, escucho a Yeon ladrando y cuando me ve, viene corriendo a mi dirección y luego vuelve hacia la puerta. Frunzo el ceño porque es muy rara la vez que luce tan animado porque la puerta suena. Cierro los ojos con ímpetu al abrir la puerta debido a la luz, estaba a oscuras en el cuarto y así me bañé.
—¡Bola de pelos! —exclaman.
Escucho el ladrido de Yeon y cuando soy capaz de abrir los ojos, la veo. Tiene a Yeon entre los brazos y este le lame el rostro con felicidad, ambos parecen muy felices de ver al otro. Su cabello está suelto y revuelto, como si se hubiera pasado varias veces la mano por el, mientras que sus ojos parecen brillar de alegría.
Su mirada sube hacia mí y luego baja hacia mi torso, ladeo la cabeza hacia un lado al ver como un pequeño rubor se extiende por sus mejillas, gira la cabeza hacia un lado avergonzada y se aclara la garganta.
—No tiene camisa.
Bajo la mirada y efectivamente, no tengo camisa.
—Lo siento, estaba cambiándome. —Observo su mejilla—. No luce mal.
Sus ojos buscan los míos.
—¿Qué?
—Tu mejilla no está inflamada o roja, pero tampoco me quejo del sonrojo que tiene, porque tampoco luce nada mal —digo y extiendo mis labios con una amplia sonrisa.
Se cruza de brazos.
—No estoy sonrojada, estoy acalorada. Está haciendo mucho sol.
Dejo salir una pequeña risa por lo bajo y niego con la cabeza, porque es la excusa más simple que he llegado a escuchar en mi vida, porque el gran sol que estaba haciendo esta mañana ha sido opacado por el montón de nubes que cubren el firmamento. Asiento con la cabeza y hago un movimiento con la mano para que entre, cierro la puerta a su espalda
—Pareces un vampiro entre tanta oscuridad —dice mientras se acerca a las cortinas y comienza a abrirlas para que entre luz.
—Hoy lo soy —murmuro con la voz ronca—. Ponte cómoda mientras me termino de vestir.
Asiente con la cabeza y me doy la vuelta, subo las escaleras y al llegar al segundo piso tengo que apoyarme a la pared más cercana para no caerme debido al dolor que azota mi cabeza, tomo una fuerte respiración y lamo mi labio inferior, me coloco una camisa rápidamente antes de bajar de nuevo, no la veo a simple vista y camino con cuidado por el lugar, buscándola.
No me gusta la luz cuando tengo dolor de cabeza, me hace sentir más débil; pero Saori ha abierto todas las cortinas y ahora entra luz, no es muy fuerte pero sigue siendo molesto para mis ojos.
—No muerdas duro —escucho que dice.
Me asomo en la cocina y está junto a Yeon, le está dando una galleta para perros y le sonríe para luego voltearse y seguir con lo suyo, saca algo de la mochila negra que trajo, el olor a sopa que desprende hace que mi estómago se retuerza con violencia y quiera comer. Los ojos de Saori dan con mi presencia y sonríe con los labios unidos.
—Seguro que estás hambriento —dice con cuidado—. Min le dijo a tía Louise que estabas enfermo, y mientras hacíamos las compras está mañana aprovechó y compró vegetales para hacerte una crema.
—No estoy enfermo —murmuro con la voz ronca.
La veo arquear una ceja.
—¿Entonces qué estás?
—Recuperando energía.
Bufa y niega con la cabeza.
—Parece que hubieras observado un fantasma, no luces para nada bien y no te puedes mantener de pie —dice y señala mi mano, la cual está apoyada a la pared—. Ahora, ven a comer y luego dormirás.
Me quedo en la misma posición en la que estoy y ladeo la cabeza hacia un lado, observándola con delicadeza, luego sonrío y pregunto con cuidado.
—¿Vas a cuidarme, Saori?
Analiza mi pregunta, lo sé por la forma en la que me ve, por como abre ligeramente su boca antes de responder con una calma.
—Lo haré, ahora ven a comer.
Me quedo en silencio y sonrío. No sé por qué lo hace, ni tengo idea de cómo llegó aquí, pero no voy a decirle que no necesito que me cuide, porque si soy honesto, me estoy sintiendo como la mierda y mi estómago quiere la sopa de la señora Louise, no es la primera vez que envía algo para comer, Min recurre a ella cuando estoy mal, ya que él no sabe cocinar.
Hay que ir con un experto.
Es la frase que siempre dice. Porque la primera vez que habló con la señora Louise, fue para preguntarle cómo hacer una sopa levanta muertos.
Es curioso, siempre miraba al señor Calvin y nunca a la señora Louise, la primera vez que la vi fue en el hospital, cuando fui a visitar a su sobrina Cierto. Volteo en su dirección y ella se acerca con el plato de comida, ¿sabrá que fui yo a quien abrazó mientras lloraba? ¿Sabrá que a mí fue a quién enseñó la tristeza que siente?
Es poco probable.
—Listo, ahora se un niño bueno y come la crema.
Sonrío con arrogancia.
—Siempre soy un niño bueno.
Me devuelve la sonrisa divertida y se encoge de hombros.
—Eso no lo sé.
—Ya verás con tus propios ojos que soy un niño bueno.
No responde y me observa comer la crema, la cual está deliciosa. Como en silencio mientras la observo jugar con Yeon, ambos parecen llevarse bien, toso un poco y hago una mueca cuando siento la bilis subir por mi garganta, antes de que Saori pueda decir algo, ya estoy yendo en dirección del baño y expulsando todo de mi organismo.
Lavo mi boca y me apoyo al lavabo, dejo salir un suspiro tembloroso y cierro los ojos con fuerza, el mundo está dando vueltas y siento demasiado frío.
—¿Está todo bien? —la escucho preguntar.
—Estoy bien —digo lo más fuerte que puedo.
—Debes ir al hospital, Eidan.
Hago una mueca por la mención del establecimiento, lavo mi rostro con agua fría, tengo las mejillas rojas y mis ojos lucen pequeños, no dormí bien en la noche debido al dolor y la fiebre, toso un poco y salgo del baño. Está de pie, su cabeza se alza y la mía baja hacia su rostro, no es muy pequeña, pero llega a la altura de mi barbilla.
—Nada de hospitales.
Frunce el ceño.
—¿Por qué no?
—No me gustan los hospitales, ni las agujas, ni los doctores.
Arquea una ceja.
—Fuiste al hospital cuando estaba internada —señala.
Me encojo de hombros.
—Bueno, eso fue todo un desafío, uno muy grande, porque quería irme desde que coloque un pie en el lugar.
—¿Entonces por qué te quedaste?
—Quería saber que estabas bien.
No dice nada, veo como el sonrojo en sus mejillas vuelve a aparecer y sonrío de lado, sí, luce realmente hermosa. Lleva una de sus manos hacia su nuca, la cual frota y luego menea la cabeza hacia los lados, como si quisiera deshacerse de algo.
—¿Tienes fresas? —cuestiona.
—¿Qué?
—Te haré un jugo de fresa —afirma y se da la vuelta.
No espera por mí y dejo salir una sonora carcajada por su intento de huir, camino en dirección de la cocina y la veo buscando dentro de la nevera, cuando encuentra la fruta comienza a hacer el dichoso jugo y me siento para tomar lo poco de sopa que queda en la taza.
¿Cuándo fue la última vez que me cuidaron así?
Fue hace meses, y fue Min. Aunque no está así de cerca como Saori, normalmente solo me da comida y se aleja, según él es pésimo cuidando a las personas, pero cuando cree que estoy dormido, lo siento colocando paños de agua en mi frente para bajar mi fiebre, me abriga y me cuida como un buen hermano mayor.
Él es mi familia.
—Toma esto —dice extendiendo el vaso con el jugo en mi dirección.
—Gracias.
Me sonríe de boca cerrada y me tomo de golpe el jugo, luego me levanto de la mesa y me acuesto sobre el mueble negro, estoy exhausto y mis ojos están empezando cerrarse, mientras que el dolor en mi cabeza sigue latente, cierro los ojos y cubro mis ojos con mi antebrazo.
—Tu cabeza duele —la escucho susurrar.
—Estaré bien —murmuro con la voz ronca.
No dice nada, el cansancio en cada parte de mis huesos es abrumador, se siente como si me hubieran dado una paliza, dejo salir un suspiro tembloroso y la neblina del sueño comienza a cubrir mi mente, siento a Saori moverse a mi alrededor y siento una de sus manos en mi cuello, me estremezco al sentir lo cálido de sus manos.
Luego se aparta y no la siento dentro de mí radar, hasta un rato después cuando soy consciente de cómo coloca algo mojado en mi frente y me abrigan, unos dedos juegan con mi cabello y dejo que el sueño se adueñe por completo de mi cuerpo, dejando que las caricias y el cuidado que me están otorgando sea lo último que recuerde.
SAORI
Hago una mueca de dolor.
Mi espalda encorvada protesta cuando me acomodo en el lugar y tengo que parpadear varias veces para poder entender dónde estoy, mi mano izquierda está entre las de Eidan, mientras que mi otra mano está en su cabello. Está dormido, sus labios están entreabiertos y respira por la boca, ya que cuando lo hace por la nariz se le dificulta.
No sé en qué momento me quede dormida, solo sé que me quede cerca por si la fiebre empeoraba, me acercó y toco su frente con mi palma y me doy cuenta que ya no tiene fiebre, Yeon, quién está acurrucado a sus pies me observa por un momento y se vuelve a acostar. Miro mi mano entre las de él y noto que siento el calor que emana su cuerpo, vuelvo la mirada a su rostro y veo el lunar que tiene en la nariz y los que tiene en el rostro, los cuales no son muy abundantes.
Me apoyo en el mueble y acaricio con cuidado los rulos de su cabello negro, se mueve un poco y me quedo estática, pero no se despierta. Este hombre puede lucir adorable y sexy a la vez, cuando sonríe mucho sus ojos se entrecierran y una sonrisa cuadrada adorna sus labios, pero cuando se queda serio, luce como todo un modelo de revista.
Acepté venir a cuidarlo y traerle comida cuando ni siquiera le prestaba atención a Lou, quise negarme, pero cuando recordé que él me cuidó en el hospital, acepté venir, está es mi manera de devolver su consuelo, porque no cualquiera se queda y te abraza mientras lloras y gritas. Aparto con cuidado mi mano de las de él y noto que están calientita, me levanto del suelo y estiro un poco para salir de la casa.
Los colores anaranjados y amarillos cubren el cielo, no sé qué hora es, ni cuánto tiempo ha transcurrido, Min dijo que vendría lo más rápido posible, tenía que hacer unos papeleos o algo así mencionó, pero no creo que venga pronto. Veo la piscina que hay en el lugar y luego observo la casa que hay en el fondo, el lugar es más grande que la casa de tía Lou, también es muy fino y elegante.
Curiosa camino hacia la casa y miro a través de las puertas de cristal, hay un piano en un rincón y varios lienzos en el lugar, veo a Yeon salir de la casa y sonrío al cachorro, siento que me está vigilando con la mirada.
—No tocaré nada, solo estoy observando —le digo al cachorro y deslizo la puerta de cristal.
El olor a pintura inunda mis fosas nasales, hay un cuadro en la distancia que llama mi atención, es un gato y un perro, quién parecer ser Yeon, ladeo la cabeza hacia un lado y deslizo mis dedos por la pintura, es hermoso, a mi derecha hay otro, es completamente negro, parece hecho con solo lápiz, hay una persona en el medio, está de cuclillas y sostiene su cabeza entre sus manos.
Es como si estuviera atrapado en el pasado.
Siento los vellos de mis brazos erizarse y trago saliva, porque se siente real, porque siento que soy yo la que está en medio de tanto caos, quién sigue aferrada al pasado, cuando ladeo la cabeza hacia un lado, siento que es Eidan, las palabras de Min llegan a mi mente y el sentimiento de que quizás él esté herido me cubre por completo.
¿Qué es lo que tú ocultas, Eidan? ¿Cuáles son tus miedos?
Camino hacia uno de los cuadros que están cubiertos con una tela y la aparto, me quedo estática al observar mi rostro en el retrato, está pintado con acuarelas y mi pecho se retuerce con fuerza, porque está sonriendo amplio y luce extremadamente feliz. ¿Así luzco? ¿Así es como me ven?
—No soy un psicópata si es lo que piensas —escucho que dicen.
Me doy la vuelta, encontrándome con la mirada soñolienta de Eidan, tiene un vaso de agua en su mano y sonríe de lado.
—Pinto de vez en cuando, sobre todo cuando algo o alguien se mete en mi cabeza, y solo dibujándola puedo estar en paz.
Asiento con la cabeza.
—Eres un artista.
—Lo soy, pero lo curioso de ese lienzo, es que sigo teniendo la imagen en mi mente y no la saco —dice y chasquea la lengua—. Sigo sin estar completamente satisfecho con la pintura.
—¿Por qué?
—Porqué luces feliz —dice en un susurro—. Pero tus ojos no mienten y mis manos tampoco pueden hacerlo, puedes tener una amplia sonrisa y lucir extasiada, pero para mí, solo es una sonrisa falsa.
Sus palabras me dan de lleno en el pecho, luce serio al momento de decirlo y me siento expuesta. Él lo ve, pero yo no sé si estoy viendo al real Eidan o solo es una ilusión. Lamo mi labio inferior y volteo hacia el retrato del chico en medio del caos.
—¿Y ese eres tú?
Ladea la cabeza hacia un lado.
—¿Por qué crees que soy yo?
—Algunas personas pueden expresar cómo se sienten a través de lo que hacen, unos cantan, otros escriben y otros pintan. —Hago una pequeña pausa—. ¿Cuáles son tus secretos, Eidan? ¿Qué no dejas ver bajo esa sonrisa y amabilidad?
Sonríe, dejándome ver su sonrisa cuadrada, deja el vaso en la isla que hay en el lugar y se acerca con cuidado, introduce sus manos en los bolsillos de su pantalón de pijama y se inclina hacia mí.
—¿Cuáles son los tuyos, Saori? ¿Qué es lo que ocultas detrás de una sonrisa? ¿Qué es lo que tus ojos expresan y no son capaces de callar? —hace una breve pausa—. ¿Cuáles son tus secretos?
Ladeo la cabeza hacia un lado, mirándolo fijamente a los ojos.
—Dime tus secretos y te diré los míos.
—¿Y si te los digo te quedarás hasta el final?
Arqueo una ceja.
—¿Eres un asesino serial? ¿Un acosador?
Deja salir una pequeña carcajada y niega con la cabeza.
—No, no lo soy.
—Bien, entonces creo que podría hacerlo.
Se queda callado por un momento, luego sonríe amplio y me observa con curiosidad. Asiente con la cabeza y deja salir un pequeño suspiro.
—Bien, te contaré mis secretos y tú me contarás los tuyos. —Extiende su mano en mi dirección—. ¿Tenemos un trato?
Sonrío amplio y estrecho su mano.
—Lo tenemos.
No creo que pueda escapar de lo que acabo de aceptar, pero quiero saber, quiero entender, quiero conocerlo bien, no tengo idea de porqué, pero quiero hacerlo, y cuando lo veo sonriendo amplio y luciendo tan fresco y animado, mi pecho se contrae con fuerza.
No sé qué estoy haciendo y creo que tampoco necesito saberlo.
Solo espero no arrepentirme.
N/A
Hi!
Espero que estén teniendo un bonito inicio día y por si nadie se los ha dicho y ustedes no lo recuerdan.
Eres maravillosa, talentosa y lo estás haciendo de maravilla, estoy orgullosa de ti.
ADELANTO ADELANTOSO QUE ADELANTA MUCHAS COSAS.
—¡Asesina! —vocifera con violencia y su cabeza se lanza con fuerza hacia la mía.
°°°
Un golpe.
Un segundo.
Otra vez el golpe.
Otro segundo.
°°°
¡VOTA Y COMENTA!
¡LEE Y DISFRUTA!
¡CAMBIO Y FUERA!
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro