Capítulo 5: Sonrisas en el cielo.
Euphoria | Labrinth - Still Don't Know My Name
SAORI
No me agrada.
Tiene ese algo que me hace querer golpearlo, quizás sea porque me acusó de ser una ladrona, quizás porque tiene esa mirada en el rostro que grita por todas partes, que también me observa, que también me analiza y eso me fastidia. Sus ojos son pequeños y cuando sonríe como lo está haciendo justo ahora desaparecen, Min parece un gato, y eso explicaría porqué es tan rabioso.
Está junto a Jeremy, el hijo de Calvin que no sabía que existía, aunque bueno, ellos tampoco me habían visto hasta hace unos días, trago saliva con fuerza mientras los observo hablando animadamente y hago una mueca.
El mundo es más pequeño si vives en un pueblo.
Min alza la mirada en dirección de la ventana y hace una mueca cuando me ve, le sonrío de lado y mi cuerpo se tensa, no es una sonrisa para nada honesta, todo lo contrario, si matar no fuera ilegal y pudiera hacerlo, lo haría con él.
Gruño como si fuera un perro y me aparto de la ventana para lanzarme sobre la cama. Cubro mi rostro con mi antebrazo y dejo salir un suspiro, estuve casi tres días en el hospital, me hicieron exámenes, me mantuvieron hidratada y no hice nada más que existir.
Sigues en recuperación, debes tomar las cosas con calma, señorita.
Fue lo que dijo el doctor cuando le mencioné que ya me sentía bien, lo sé, mejor que nadie sé que debo tomar las cosas con calma, pero la vida no espera por nadie y sigue avanzando, y a veces siento que estoy siendo dejada atrás.
Escucho dos toques en la puerta y aparto la mirada hacia esta, puedo imaginar a mi tía en el otro lado, quizás con una charola de fruta o queriendo ver si estoy despierta, debido a que mi insomnio no deja que descanse por las noches. Vuelvo a cerrar los ojos con fuerza por un momento y trago saliva con fuerza, le estoy dando más preocupaciones.
No debí venir.
Vuelvo a escuchar los toques.
Quizás si me hago la dormida...
No.
—Adelante —digo lo suficientemente alto para que me escuchen.
Me quedo inmóvil mientras escucho como la puerta se abre con cuidado, el olor a pintura fresca inunda mis fosas nasales, junto a una colonia que es de vainilla, la mezcla de ambas cosas es dulce para mi nariz. Siento como dejan algo en la cama y sigo en mi posición.
—Si iré a caminar, lo prometí tía Lou —musito con calma.
No tengo una respuesta, eso me hace sentir inquieta, quizás cree que soy una carga, quizás piense que debí haberme quedado donde estaba, quizás se arrepiente de haberme recibido. Siento una punzada en el pecho y quiero llorar, odio sentirme así, insuficiente, rota, cansada.
Odio que mi mente me mate lentamente.
Mi cuerpo se tensa al percibir que me están oliendo, me muevo algo incómoda y volteo en dirección de la persona, lo primero que veo es una pequeña nariz negra, luego unos grandes ojos que hacen que mi corazón dé un vuelco.
—¡Yeon! —vocifero emocionada y me apresuro a agarrarlo y abrazarlo.
Escucho el ladrido que lanza y como comienza a lamer mi rostro cuando lo aparto, luce bien, no luce enfermo, todo lo contrario, luce con mucha salud. Lo llevo a mi pecho y dejo un beso en su cabeza.
—Te he extrañado pequeña bola de pelos.
Escucho una risa ahogada y volteo hacia atrás. Doy con una sonrisa cuadrada, unos ojos oscuros y una tez bronceada, me levanto rápidamente de la cama porque lo reconozco, sé quién es.
Es el chico al cual vomite.
Oh mierda.
Me observa sonriente y tengo que alzar la quijada para poder observarlo, es realmente alto y su porte es de alguien intimidante, pero cuando ves sus ojos, esos que se enchiquitan, no luce intimidante, luce cálido.
—Lo siento, pero ...pequeña bola de pelos es un apodo algo extraño.
—Es que es pequeño y tiene pelo —murmuro y alzo al cachorro entre mis manos.
Sonríe más amplio.
—Todos los perros tienen pelo, lo único que varía es el tamaño.
—Hay gatos que no tienen pelo.
—En ese caso, ¿cuál sería el apodo de esa clase de gatos?
—Pequeñas cosas calvas —digo lo primero que se me ocurre.
El hombre delante de mí deja salir una enorme carcajada y sonrío de lado, sintiéndome tensa, porque no era mi plan hacer reír a nadie, y mucho menos lucir como una completa estúpida que no sabe lo que dice, pero también noto que su risa es hermosa y no me ve como alguien estúpida.
—Tienes una definición muy rara de apodos —dice sin dejar de sonreír en ningún momento.
—Disculpen —dice la voz de mi tía.
Los dos vemos en su dirección y ella está sonriendo, por alguna razón, siento que esa sonrisa no grita nada más que peligro y que huya como loca, pero no lo hago, me quedo quieta en mi lugar.
—Cariño, ¿no quieres ir a caminar con Yeon y Eidan? —dice mi tía Lou con calma, mientras que mis ojos se abren de par en par y quiero refutar—. Así no te pierdes y puedes tener algo de compañía.
Los ojos de Eidan se mueven en mi dirección. No quiero, esa es la respuesta que quiero decir, la cual no quiero cambiar, pero no soy capaz de decir nada, no cuando ella luce feliz ante la idea de ir a caminar con compañía. Sonrío amplio y aunque estoy incómoda, ella no lo nota.
—Claro, porque no, hay que ir. —Intento ir en dirección de la puerta y mi tía se coloca en todo el medio.
—Debes cambiarte primero, So.
Mis ojos bajan hacia mi ropa y observo la pijama de galaxia, siento el calor llenando mis mejillas debido a que tengo un roto en la camisa a la altura del abdomen y otro en el pantalón a la altura de las rodillas. Sonrío con ganas de que la tierra me trague y asiento con la cabeza.
—Sí, claro, debo...cambiarme —digo con vergüenza.
—Los espero abajo —dicen Eidan queriendo sonreír—. Por cierto, las pijamas viejas siempre son las más cómodas, creo que todo el mundo estamos de acuerdo en eso.
No deja que responda y sale de la habitación, mientras que mi tía se echa a reír y niega con la cabeza.
—Ese chico es un amor, y, por cierto, trajo tarta de manzanas, tu favorita.
Frunzo el ceño.
—¿Cómo sabe que es mí favorita? —inquiero y dejo a Yeon sobre la cama.
Se encoge de hombros.
—No tengo idea, cielo.
Sale de la habitación y cuando el silencio me rodea de nuevo, dejo salir un chillido lleno de frustración, dejando que cada parte de mi ser sienta la vergüenza, la pena y las ganas de salir huyendo. Yeon me observa con la cabeza hacia un lado y su lengua salida, me acerco y acaricio su cabeza.
—Bueno, al menos vas a estar conmigo, bonito.
La pequeña bola de pelos ladra y lame mi mano. Si, el cachorro alegra mi día.
EIDAN
—Sigue sin agradarme —dicen Min.
Jeremy y yo nos echamos a reír, porque es lo único que menciona Min sobre Saori, no me agrada, quizás sea una ladrona de perros, cuando sonríe me da miedo, siento que me va a matar, lo dice una y otra, y otra vez.
—Creo que el sentimiento es mutuo —dice Jeremy—. No creo que le agrades, creo que muy pocas personas le agradan.
—Entonces tienen algo en común —digo y me echo a reír al ver la cara de asco de Min—. Mira el otro lado, quizás terminen siendo mejores amigos.
—Eso nunca —refunfuña Min.
Me echo a reír fuerte y niego con la cabeza. Acaba de darle una razón al universo del por qué debe hacer que se trague sus propias palabras, y cuando eso ocurra, me echaré a reír en su cara y diré te lo dije. Jeremy me contó lo poco que sabe de Saori, y lo que ha descubierto en los últimos días, como que le gusta la tarta de manzana, comida que le traje hoy por casualidad.
—¿Deberíamos ir a caminar también, Min? —cuestiona Jem son una sonrisa enorme en rostro.
—Primero me corto una pierna antes de pasar tiempo cerca con esa loca.
Dejo salir una enorme y sonora carcajada y Jem me acompaña. Escucho un ladrido por parte de Yeon y busco el lugar de dónde proviene, veo a Saori junto a su tía, mientras que Yeon está pegado a la puerta corrediza de vidrio, me acerco y la abro para que pueda salir.
Saori es hermosa, tiene esa clase de belleza que puede parecer simple y común, pero hay algo que hace que las miradas vayan en su dirección, algo que hace que quieras verla directo a los ojos y verla sonreír.
Se acerca hacia donde estoy, tiene el cabello hecho un moño desordenado y algunos rizos caen a los lados laterales de su rostro, sus ojos son grandes y de color avellana, sus pestañas son largas y rizadas, mientras que sus labios tienen forma de corazón.
—Creo que ya debemos irnos.
Asiento con la cabeza y llamo a Yeon con un silbido, cuando nos comenzamos a alejar observo que Min le saca la lengua y ella hace lo mismo, muerdo mi labio inferior para no echarme a reír, porque ambos son como dos niños pequeños. Mientras que Jeremy se despide de Saori con la mano de manera animada.
Ambos caminamos en completo silencio, ella ve hacia todos lados con sumo cuidado y solo se detiene para tomarle fotografías a distintas flores que nos encontramos en el camino. No luce tensa, todo lo contrario, luce calmada y sonríe cuando ve a Yeon.
—¿Quieres ver todo el pueblo? —inquiero cuando llevamos rato caminando.
Sus ojos van hacia mí.
—¿Hay un lugar donde pueda verlo todo?
—Lo hay.
—¿Queda lejos?
Meneo la cabeza hacia los lados.
—No mucho.
Mira hacia los lados y luego asiente con la cabeza.
Sonrío y comienzo a caminar para guiarla, alzo a Yeon para poder llegar más rápido y porque está con la lengua afuera, está agotado el pequeño. Caminamos por varios minutos y escalo la montaña con ella siguiéndome por detrás, cuando volteo en su dirección extiendo mi mano y la ve por unos momentos antes de colocar su mano sobre la mía.
Es pequeña y cálida, la ayudo a subir y me quedo observando su reacción. Hay asombro y admiración. El pequeño pueblo se ve desde dónde estamos y el cielo está pintado por los colores del mediodía, luce feliz.
—Es hermoso —musita—. El cielo es...simplemente maravilloso.
Ambos nos sentamos en la grama para luego acostarnos en ella.
—¿Alguna vez has buscado algo en el cielo? —inquiere en un bajo susurro.
—Las formas de las nubes.
—¿Nada más? —inquiere soñolienta.
Veo su perfil, como intenta mantener sus ojos abiertos, mientras observa el cielo en busca de algo que no entiendo que es, me coloco de lado y susurro:
—¿Qué buscas en el cielo, Saori?
No dice nada por un momento, cierra los ojos y sonríe ligeramente.
—Su sonrisa, busco su sonrisa.
No respondo y dejo que descanse un poco, veo en dirección de Yeon y observo que está acurrucado en medio de ambos y también duerme, vuelvo a mi posición inicial y clavo mis ojos en el cielo. A veces, solo a veces busco sus ojos, esos ojos color zafiro que me observaban y me sonreían.
—Entiendo el sentimiento, el buscar algo con la esperanza de encontrarlo y luego darte cuenta que no puedes hallarlo por más que lo desees. —Volteo a verla y la primera palabra que se me viene a la mente es ramé, la describe a la perfección, hay caos y belleza al mismo tiempo, solo hay que ver sus ojos y ver como estas dos cosas viven de manera armónica—. ¿Qué sonrisa te marcó tanto para que la busques en el cielo?
No obtengo respuesta porque está dormida, pero sé que debe ser la sonrisa de la misma persona que llama entre las pesadillas.
N/A
¡Buenaaaaaas! Estoy devuelta 7u7.
Los dos buscan algo en el cielo, la pregunta es ¿Quiénes son esas personas que tanto buscan?
Por cierto, Ramé se ha convertido en una de mis palabras favoritas. Todos somos caos y belleza a la vez 7uu7
PDT: ¿sabían que quizás haya un segundo libro si todo sale planeado como lo tengo? Perooooo, sería de otro personaje que sale acá, y un tercero de otro personaje que es solo mencionado 7uu7 ME ENCANTAAAAAA
Ya lo veremos 7u7
¡Nos vemos luegooooooo!
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