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Capítulo 19: Camille y Clarisse.

Taylor Swift - Sad Beautiful Tragic

SAORI

—Su color favorito es el rojo y el negro —dice Lou mientras observa las flores a su disposición y luego sonríe—. Haré algunos ramos de esos colores, también podrías cocinar algo con esos tonos o...—se detiene, obligándome a hacerlo, quedando a pocos centímetros de chocar contra su espalda, se gira, mirándome con una leve sonrisa mientras que sus lindos ojos verdes me observan con inquietud—. ¿Estoy siendo, exagerada?

Le sonrío a apoyo mis manos sobre sus hombros. Dando un ligero apretón.

—No lo eres. Solo quieres celebrar el logro de Jem.

Me sonríe.

—¿Recuerdas cuando te graduaste de la secundaria?

—Tiraste, literalmente, la casa por la ventana. Había muchas personas invitadas que no conocía.

—Yo tampoco conocía a muchos, pero parecían amables.

Me echo a reír y ella también lo hace.

—Toda madre quiere celebrar los logros de sus hijos —explica mientras va recolectando las flores que necesito de la floristería—. Toda madre quiere tener un álbum repleto de fotos que se convierten en recuerdos memorables y yo —gira a verme—. Lo tendré y cuando sea una vieja arrugada me sentaré en mi terraza, con una copa de vino y el álbum para recordar todo lo que he vivido.

—¿La copa de vino no le haría daño a una viejita?

Me mira mal.

—Seré una viejita con buena salud.

—Por favor, debes serlo.

Sus ojos me observan con dulzura y sabe que hay un significado mayor en mis palabras, se acerca para darme un abrazo y besar mi frente. Su mirada se clava en la mía y me sonríe de lado.

—Lo seré. Lo prometo. Seré tan vieja que conoceré a mis nietos, bisnietos, tataranietos y todo lo que venga después. —Sonríe orgullosa—. Seré la abuela a la cual visiten en los veranos y dónde siempre quieran estar.

—Me parece perfecto.

Da un pequeño salto de felicidad. Jem firmó con una disquera y empezará a trabajar para sacar su primer álbum, y como no pudimos celebrar en nuestra visita a la ciudad, Lou y Calvin planean una pequeña fiesta sorpresa con personas cercanas a él. Este último quiere mostrarle todo su apoyo.

—¿Sabes el significado de todas las flores? —inquiero mientras la veo trasplantar las flores en un pequeño macetero marrón rojizo.

—De cada una.

—Sí yo fuera una flor, ¿cuál sería para ti?

Se ríe de mi pregunta.

—¿Vamos a volver con las preguntas extrañas?

Sonrío inocente cuando me ve con burla en la mirada. Cuando niña siempre le hacía preguntas raras como: Lou, si fuera una rana. ¿Me amarías? Tía Lou, si hubiera nacido con dos cabezas. Lou, ¿Si tuviera un ojo como un cíclope me querrías cuidar?

Y cada vez que preguntaba ella sonreía y me contestaba cada inquietud que tuviera. No sé enojaba, todo lo contrarío; siempre se reía y burlaba de mis ocurrencias, una vez le pregunté: si yo fuera un ave con el ala rota, ¿Aún me querrías aunque ya no pudiera volar? Y no solo dijo que me amaría igual, sino que me ayudaría a sanar mi ala para volar juntas.

—Son preguntas importantes —digo con duda y le sonrío amplio—. Muy importantes.

La escucho reírse. La risa de Lou es suave, como una caricia al corazón y una chispa de aliento. Su cabello castaño está atado en una pequeña cola mientras que sus ojos verdes brillan con intensidad. Últimamente brilla bastante, ella resplandece.

Tan brillante como las estrellas.

—Está bien, está bien. Así que una flor —hace un pausa y lo piensa unos segundos antes de darme una respuesta—. Serías unos bonitos geranios blancos.

—¿Por qué?

—Porque la manera que tienes de amar es pura y sincera —dice con delicadeza—. Y eres delicada como ellas —hace una pausa—. Toda flor tiene un cuidado en especial, cielo, algunas necesitan más agua, otras sol, otras necesitan una tierra en específica y aún así, todas florecen.

—Las personas son como flores —susurro.

—¿Cómo?

—Lo dijiste cuando era niña: Las personas son como flores que necesitan distintos cuidados para poder florecer, si las amas florecen, si las olvidas se marchitan.

Me sonríe amplio.

—Me hace sentir especial que recuerdes todo lo que digo.

—Es porque eres especial, Lou. Siempre serás especial.

Niega con la cabeza y se acerca para dejar un beso en mi frente, acuna mi rostro entre sus manos y me observa con amor.

—Te he criado bien.

—Me has criado bien.

—Lo he hecho —dice bajito y luego se aleja para tomar el matero y dármelo—. ¿Sabes el significado de las miosotis?

Veo el objeto entre mis manos, son flores pequeñas y de un color morado bonito, el macetero tiene un lazo blanco en su circunferencia con un moño, subo la mirada hacia ella y le sonrío amplio y sabe que lo sé. Suelta una pequeña y baja risa, mientras que menea la cabeza hacia los lados.

—Entonces debería entregarlas pronto —coloca sus manos sobre sus caderas—. O van a pensar que te he secuestrado.

Hago una cara de miedo.

—Uy, Louise está siendo una secuestradora.

—La más vil de todas, cariño. Ahora ponte en marcha.

Me río y dejo un beso en su cabeza antes de salir del local, veo algunas clientas ingresando y las saludo cordialmente. Busco mi bicicleta, la cual prefiero antes que un auto, es más sencillo y más rápido para poder moverme por el pueblo.

Saco mi teléfono de mi bolsillo trasero cuando vibra y sonrío ante el mensaje de Eidan.

Eidan:

Creo que quería pintar.

imágen

17:30 pm

Veo la imagen y me echo a reír. El pelaje de Yeon está de un color amarillo y verdoso, tiene la lengua por fuera y está pisando el charco de pintura botada en el suelo, mientras que Eidan mira hacia la cámara con una expresión de padre queriendo matar a su hijo.

Yo:

Quiere ser como el padre.

17:30 pm

Eidan:

Dios nos agarre confesados...¿Dónde estás?

17:31 pm

Yo:

Pasé a ver a Lou para unas cosas. Por qué?

17:31 pm

Eidan:

Quiero verte, necesito mi dosis diaria de ti.

17:31 pm

Mi corazón da un brinco ante el contenido del mensaje, sonrío ante el mensaje y muerdo mi labio inferior, es increíble como unas simples palabras pueden hacer tan feliz a una persona.

Yo:

Así que soy una dosis?

17:31 pm

Eidan:

Sí, eres mi dosis de felicidad.

¿Puedo verte?

17:31 pm

Yo:

Tengo que trabajar hasta tarde :c

17:31 pm

Eidan:

Entonces iré a verte

17:32pm

Yo:

Voy a estar ocupada, tengo que terminar de preparar algunas recetas. Pero mañana te compenso.

17:31 pm

Muerdo mi labio inferior porque no es cierto, quiero sorprenderlo, quiero tener la iniciativa de invitarlo a tener una cita, aunque hace años que no tengo una y normalmente nunca he hecho esto.

Lo veo escribir, luego parar y luego volver a escribir.

Eidan:

Tendrás que darme doble dosis ya que hoy no te vi. Recuerda tomar pequeños descansos, Ramé.

17:32 pm

Le sonrío a la pantalla del teléfono cuando respondo con una respuesta afirmativa y guardo el pequeño aparato en un pequeño bolso de lado que tengo, mientras que la maceta la coloco en la canasta de la bicicleta para echarme a andar en dirección de la casa de Eidan, tengo vino, una tarta de cereza y la flor, todo listo.

¿Qué pensaría mi yo de hace meses? Quizás que estoy perdiendo el tiempo

Durante mucho tiempo he tenido la idea de que no merezco tener felicidad ni nada bueno en mi vida, sin embargo, aunque dudo la mayor parte del tiempo sé que si lo merezco.

Alzo la mirada en dirección del cielo y mis ojos se deleitan con los diversos colores que pintan el atardecer, cierro los ojos fugazmente y aspiro el aire puro de la tarde, me gusta como me siento.

Me gusta la sensación de paz que hay dentro de mi pecho. Esa calma, el sentimiento de estar bien. Antes, llegaba a un punto en el cuál respirar era doloroso, era agobiante despertar.

Tenía que buscar motivos, pequeñas palancas para levantarme de la cama, bañarme, comer, intentar salir de la casa aunque sea para ir a la tienda de la esquina.

Según la psicóloga, eran pequeñas metas que por muy tontas que fueran para algunos, para mí eran enormes pasos.

Y el proceso era doloroso, había veces en las cuales me quedaba dentro de la cama sin moverme en ningún momento y solo veía como la luz del sol se iba, la noche llegaba y luego volvía el sol, y yo estaba ahí, quieta, paralizada, sin lograr vivir.

Odiaba esa sensación de ahogo, odiaba no poder manejar el dolor, odiaba la persona que se dejaba vencer y no lograba levantarse de la cama. Y me frustraba, porque creía que había perdido todo el avance, pero no era así, en vez de verlo como un fallo, lo comencé a ver cómo un pequeño descanso para tomar fuerzas y seguir.

Tuve que aprender que debía subir un escalón a la vez, que en algunos momentos el sentimiento de tristeza y dolor iba a ser asfixiante, que me convertiría en una nube gris; pero no lo sería por siempre.

No quiero ser una nube gris, quiero ser un atardecer lleno de colores que dan esperanza.

Acomodo mi ropa al llegar a mi destino, tomo las cosas entre mis manos y trago saliva, intento tocar el timbre, pero no tengo necesidad de hacerlo, porque la puerta delante de mí está abierta.

—¿Eidan?

No hay respuesta a mi llamado y sé que Min tampoco está aquí, porque se encuentra en mi casa con Jem. Dudo antes de entrar en la casa y cerrar la puerta, mis oídos captan una discusión, aunque no logro entender lo que dicen debido a que no se escucha fuerte las voces.

Dejo las cosas que traigo sobre la mesa de la cocina y me deslizo en dirección del estudio de Eidan al ver las luces encendidas, al estar afuera percibo una voz femenina, los ladridos de Yeon y quizás la voz de Eidan.

—¡¿Por qué?! —grita la voz femenina con histeria y mi corazón se agita dentro de mi pecho.

Me acerco hacia la entrada del estudio, mis ojos dan con Yeon, quién está gruñendo y luego la veo.

Es Alessia y tiene puesto un vestido blanco, el cual no le cubre el torso, sino que deja a la vista el sostén crema y sus pechos.

—Vete —dice Eidan con la voz firme—. Acomoda tu ropa y fuera de mi casa.

—¿Qué tiene ella? Yo lo tengo todo, puedo dártelo todo, Eidan. ¿Y la prefieres a ella? —dice de manera atropellada Alessia.

—Vete —Es lo único que responde.

La veo gruñir, no se va y tampoco se percatan de mi presencia, quizás es por los ladridos que Yeon da cuando ella se mueve en dirección de un cuadro.

Un cuadro que es mío. Estoy andando en bicicleta, sonriendo, es de cuando estábamos en la ciudad.Veo a Eidan tensarse cuando ella lo toma entre sus manos y voltea verlo con la mirada desquiciada.

—Saori, la maldita Saori —gruñe Alessia.

—Alessia...—hay advertencia en la voz de Eidan.

—Nunca me dibujaste, aunque te lo pedí jamás lo hiciste —hay ira, incredulidad, frustración en cada palabra que menciona—. Y a ella sí. ¿Ahora tienes un nuevo juguete roto, Eidan? Parece que no aprendiste nada.

No hay respuesta, Eidan solo la ve con irá contenida en la mirada y su cuerpo está tenso. Yeon se percata de mi presencia, me mira, ladra y luego ve hacia Eidan, quién sólo observa a Alessia.

—Baja el cuadro y vete —masculla entre dientes, notó el tinte de enojo filtrándose en la voz, cómo intenta mantener la calma.

Alessia no hace caso, mira el cuadro entre sus manos, sus facciones se arrugan de dolor y resopla para decir con amargura en la voz:

—¿Te enamoraste de ella?

—Sí.

Hay un silencio tenso, asfixiante. Luego llega un grito agudo y el cuadro es golpeado contra una escultura, veo el lienzo romperse, los pedazos de la escultura caer al suelo y como Alessia comienza a golpear el cuadro contra el piso con histeria, está llorando y solo se detiene cuando sus ojos llenos de ira dan conmigo.

—Todo es tu culpa —gruñe en mi dirección.

Me quedo quieta en el lugar, no me muevo y la respiración se me detiene. No entiendo mucho, quizás no entiendo nada en realidad y solo puedo ver en dirección de Eidan cuando percibo un movimiento a mi derecha.

—Ramé —susurra con por lo bajo, mi apodo suena como un quejido doloroso en su voz, sus ojos demuestran desesperación, tristeza. ¿A eso se refieren cuando dicen que los ojos son la puerta al alma? —. Entra en la casa, pequeña.

—¿Por qué? —inquiere Alessia con brusquedad—. Mejor que se quede y vea el monstruo que eres.

—Alessia...—llama y la voz sale como una súplica—. Detente.

El rostro de la nombrada se llena de poder, arrogancia. Sabe lo que está haciendo, sabe que de algún modo está tocando una herida y presionado. Sabe cómo herirlo.

—¿Tienes miedo que Saori se de cuenta que solo la estás utilizando?

—No la estoy utilizando.

—No, claro que no —dice con ironía en la voz y clava sus ojos en mí—. Solo te está apoyando, cuidando, confía en ti, te da un refugio, te motiva y confunde...

—Nunca te confundí —interrumpe Eidan—. Fui honesto, solo quería ser tú amigo.

—¡No eras solo mi amigo! ¡Dormiste conmigo en mi cama!

—Lo sé y me arrepiento de haber aceptado la propuesta de intentarlo. Ahora vete de mi casa.

Las palabras de Eidan la hirieron, es fácil notarlo por la manera en la que la rubia lo observa con dolor, cómo si le hubiera dado una cachetada. Luego sus ojos van hacia mí.

—Él no te ama, Saori —escupe la rubia con irá y mi corazón da un vuelco ante la acidez con la que habla—. Nunca te va a amar, aunque lo diga, para él solo eres la persona con la que intenta llenar el hueco que alguien más dejó, y cuando se dé cuenta que no puedes llenarlo te abandonará.

Sus palabras son como un balde de agua fría, mis ojos van hacia Eidan. Hay tristeza en los suyos y me mira fijamente, lo veo negar con la cabeza, luce desesperado, agotado, da un paso en mi dirección y se detiene, dudando si acercarse o no hacerlo.

—Por favor, no la escuches, no sabe lo que dice.

—¿No lo sé? ¡Me abandonaste a mí cuando entendiste que no era ella!

¿Ella?

—¡Nunca te abandoné por no ser ella, te alejé luego de que traicionaste mi confianza! ¡Y lo sabes! —grita Eidan devuelta con la voz llena de ira—. Nunca la busque a ella en ti, jamás lo hice, te vi como una amiga y creí que podría funcionar ser algo más, pero nunca fui capaz de pensar en ti como algo de futuro, y lo sabías, te lo dije y aún así quisiste seguir involucrandote conmigo

—¿Y con ella sí piensas en algo de futuro? —inquiere Alessia con la voz temblando, hay silencio por parte de Eidan, eso la hace dar un paso hacia atrás y soltar una risa baja—. Saori nunca será ella.

—Eso lo sé y tampoco quiero que lo sea.

Mis ojos los ven a ambos, hablan de alguien que no conozco y siento que hay una pared en medio, dónde yo no tengo voz. Yeon se acerca a mí, colocándose delante de mí cuando Alessia intenta acercarse. Los ojos de la rubia lucen cansados, están rojos de llorar y me siento mal por ella.

—Él no te ama —dice en mi dirección.

—Deberías ir a casa, Alessia —es lo único que sale de mi boca.

Sus ojos se quedan fijos en mi rostro como si quisiera saber algo, luego da un paso hacia atrás, acomodándose la ropa, mira hacia Eidan y niega con la cabeza.

—No lo sabe. Sigues guardando secretos.

No hay respuesta por parte de Eidan. La carcajada seca que suelta Alessia es lo único que se escucha en el lugar, luego mira a su alrededor, algo llama su atención, da grandes zancadas mientras Eidan la intenta detener pero antes de que él pueda agarrarla del brazo, ella se acerca a un cuadro cubierto por una sábana blanca casi translucida y tira de está.

Dejando al descubierto el retrato de una hermosa mujer de cabello negro y un bebé de ojos azules como el mar entre sus brazos. La pintura es hermosa, casi real y sé que la dibujó él.

Eidan se tensa, Alessia sonríe amplio como si se hubiera ganado la lotería, voltea en mi dirección, sonriendo triunfante y sin apartar la mirada de mis ojos dice:

—Ella es Camille, es el gran amor de Eidan, y la pequeña bebé es Clarisse, su hija.

N/A

¡Hola! Sé que he estado desparecida por bastante tiempo, entre colocar la historia en borradores y volver a subirla, entre no saber si seguir escribiendo o no hacerlo, pero sigo aquí  y voy a terminar la historia, es mi meta de este año, así me tome todo el año, y quienes siguen aquí, gracias por seguir esperando, quienes se fueron, lo entiendo y espero que hayas encontrado otras magnificas historias. 

¡Feliz año nuevo! Espero que tengan un maravilloso año y recuerden luchar por sus anhelos.

Con amor, N.Y.ORTEGA.

¡Nos vemos luego!

¡Cambio y fuera!

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