Capítulo 15: La luna está hermosa.
At my worst- Pink sweats
SAORI
—Debes irte —dice Calvin con seriedad mientras se interpone entre la puerta y yo para que no pueda ingresar de nuevo.
Bufo en respuesta y observo como se aparta solo para que alguien salga del enorme establecimiento al cual nos hemos movido en la mañana para poder terminar todos los postres, los cuales se ven como el cielo y deben saber igual. La ayuda que hemos tenido ha sido enorme, Calvin me contó que en el aniversario siempre hay muchas personas ayudando, ya sea en el área de gastronomía o entretenimiento, el alcalde siempre lanza la casa por la ventana.
Trago saliva con fuerza cuando veo que Calvin no piensa ceder ante mi petición de quedarme, porque no quiero irme, porque estar cocinando, preparando y supervisando todo ha sido mi excusa desde que supe que debía ir por un vestido.
Porque la celebración tiene un tema.
Y este año es: Máscaras y antifaces.
—Vamos, Calvin, debo estar hasta los toques finales.
Niega con la cabeza y da un ligero golpe en mis hombros con las palmas de sus manos.
—No lo creo, tu tía debe estar esperando en la tienda.
Arrugo el ceño.
—¿Para qué necesito un vestido si estaré en la cocina toda la noche asegurándome que lleven con cuidado y en buen estado a mis hijos? —inquiero en un intento desesperado de escapar, pero sus ojos me dicen que no lo lograré.
La risa baja y llena de burla que suelta me hace confirmar que no, no va a ayudarme a quedarme con él y en vez de eso, me da la vuelta y comienza a sacarme de la estancia a empujones cortos, mientras que intento refutar la idea de irme y de que personas que no conocía hasta hace un par de horas se queden a cargo.
No me agrada esa idea.
Y tampoco la de ir a buscar un vestido.
—¡Luces como una bebé regañada, So! —exclama Jeremy desde la camioneta.
Dejo salir un quejido cuando abren la puerta del copiloto y volteo a ver a Calvin con ojos de bambi.
—Lo siento, cielo, seguro que cuando niña funcionó mucho esa mirada, pero no conmigo. Ahora, sube al auto, ve con Jem a ver a tú tía en la tienda, escoge un hermoso vestido y deslumbra a todo el pueblo. Así ven los hermosos genes de tu familia.
Gruño.
—No necesito impresionar a nadie.
Calvin sonríe y no dice nada, solo me hace un ademán con la mano para que entre en la camioneta y eso hago, entro refunfuñando y con los brazos cruzados, porque no quiero ir a esa celebración. Escucho la risa de Jem y volteo a verlo con una mirada mortal que dice: O te callas o te golpeo el rostro. Pero no funciona, sonríe todavía más amplio, dejando ver todos sus dientes y como sus colmillos son largos.
—A veces me pregunto quién de los dos es el menor —dice y chasquea la lengua—. Supongo que eres tú.
Lo observo con mala cara.
—¿No querrían los adolescentes saltarse estas cosas? —curioseo.
—Seguro mi muchacho quiere impresionar a alguien —añade Calvin, quien está apoyado en la ventana de la camioneta. El tono de voz que utiliza es de alguien con curiosidad y diversión, la manera en la que ve a su hijo hace que mi estómago se retuerza con fuerza.
Lo ve con amor, con un gran brillo; aunque no pasen mucho tiempo juntos y Jem huye la mayor parte del tiempo de todo lo que tenga que ver con el tema familia, se nota que Calvin lo adora.
Jem se queda callado por un momento y niega con la cabeza, luego sonríe.
—En eso hay un error, yo no necesito intentar impresionar, porque sin intentarlo lo hago.
La gran carcajada de Calvin llena mis oídos y hago lo mismo, aunque Jem quiera parecer un chico fuerte e inquebrantable, todo lo que irradia es dulzura.
—Bueno... —dice Calvin con la voz temblando de la risa—. Eso es bueno, todo un galán, ahora vayan a buscar sus atuendos antes de que Lou nos asesine por hacerla esperar.
—¿No puedes considerarlo y llamar a tía Lou y decir que me necesitas aquí?
Escucho su risa por lo bajo y se encoge de hombros antes de apartarse del auto y dar un golpe en el metal para que Jem se coloque en marcha, refunfuño por lo bajo y me cruzo de brazos mientras comenzamos a alejarnos, no, no funciono.
Mis ojos se quedan observando cómo las personas se mueven por el pueblo, yendo y viniendo de todas partes, a veces me sorprende la cantidad de habitantes que hay en el lugar, a pesar de ser pequeño. Pero es cómodo, el lugar está lleno de naturaleza y es un ambiente tranquilo y acogedor, supongo que muchos huyen de la vida ruidosa y a veces rápida de la ciudad.
—¿Sabes que Lou va a hacer que te pruebes mil vestidos así como yo me tendré que probar mil trajes? —cuestiona por lo bajo Jem.
Sonrío amplio.
—¿Ya te ha tocado esa tortura?
Asiente con la cabeza.
—Toda la ropa que hay en mi closet es porque Lou me la compró. Ropa para el verano, ropa para el otoño, ropa para el invierno y primavera. Ella ama la moda.
Me rio por lo bajo y asiento con la cabeza.
—Lo ha hecho durante años. Cuando niña observaba cómo vestía a mi madre.
Jem me da una rápida mirada y luego asiente con la cabeza.
—A mi madre nunca le gustó la moda, en cambio a mi hermana sí. Ella quería ser diseñadora de ropa —dice en voz baja y luego niega con la cabeza—. Las personas son tan distintas y no importa si son de sangre o no.
—Concuerdo. Tú amas los champiñones, yo los aborrezco. Parece que eres hijo de Lou ya que te gustan muchas cosas que a ella le gustan, mientras que a mí me gustan muchas cosas que a Calvin le gustan, todo lo opuesto.
Lo veo sonriendo amplio.
—No sabes de lo que te pierdes al no comer champiñones.
Me hago la desinteresada para ver su reacción ante lo que voy a decir.
—No saben nada, así que no son la gran cosa.
Voltea de manera breve y me observa ofendido.
—¡Dios! No sabes nada. Y aun así, tienes un título de gastronomía.
Rio por lo bajo.
—¿Y eso qué? Mi campo es la repostería.
Niega con la cabeza y bufa.
—Si eres tan mala con el gusto de la comida, no me sorprendería que tuvieras gustos musicales malos.
Suelto una enorme carcajada y lo observo indignada y sus ojos brillan de diversión. Está disfrutando esto y yo también lo hago. Estoy teniendo un debate con un chico de dieciocho años sobre comida y música.
—¿Entonces eres el experto en todo?
Sonríe amplio, mostrándose orgulloso.
—Lo soy.
—Perdón señor experto por ser tan inexperta en dichos temas.
Suelta una enorme carcajada.
—Perdonada. Aunque te voy a instruir en algún momento sobre música, comida y arte.
—¿Arte?
Asiente.
—Sí. ¿Has visto alguna obra del pintor anónimo Vincent Vang?
Me quedo en silencio y le sonrío inocente, porque no tengo idea de nada de lo que dice. Chasquea la lengua y niega con la cabeza.
—Es un pintor que hace años hizo su primera exhibición de arte y luego desapareció, hace unos meses dió señales de vida y subió algunas obras a su cuenta de Instagram y poco tiempo después volvió a desaparecer.
—¿Alguien sabe por qué desaparece?
Niega con la cabeza.
—Solo sabemos el nombre bajo el cual pinta, nadie conoce su voz, ni su rostro, nada.
—¿Cómo sabes de él?
—Encontré un vídeo en Youtube, dónde habla de sus idas y venidas. Y le pregunté a Eidan, si conocía la historia del pintor fantasma, así lo llaman y dijo que sí, aunque tampoco sabe mucho.
Frunzo el ceño.
—Que extraño que aparezca y desaparezca de esa manera. Quizás no quiere fama.
—Mmm, tal vez. No sé sabe. Quizás con el tiempo termine por ser olvidado. Muchas personas lo son —Hace una breve pausa—. Hay cantantes que han sacado solo un tema, son reconocidos por un tiempo y luego nadie se acuerda de su existencia.
Lo último lo dice con suavidad.
—Tú no serás como ellos —digo con cuidado
Me mira de reojo.
—Nadie sabe cómo seré.
—Yo sí.
—¿Eres capaz de ver el futuro? —inquiere con un toque de burla.
—No, pero veo la dedicación que tienes. Y serás un gran cantante, solo espera y verás como serás una gran estrella.
Sus ojos buscan los míos cuando nos estacionamos cerca de la tienda, y se queda en silencio, luego asiente con su cabeza y su sonrisa llena de confianza vuelve a sus labios.
—Es bueno tener una fan.
Me encojo de hombros.
—Seré la número uno.
Lo veo reírse y murmura cosas que no entiendo.
Ambos salimos del auto y trago saliva cuando entramos en la tienda, hay muchas personas buscando sus atuendos a última hora, y cuando tía Lou nos observa, nos arrastra con ella hacia una parte más privada.
—Bueno —dice con cautela—. El vestidor derecho tiene los trajes para ti, cariño. Así que ve —le murmura a Jem con dulzura y este asiente para ir hacia su lugar. Luego su mirada se posa sobre mí—. Y el tuyo es el izquierdo.
—Tía Lou...
Me observa con comprensión, como si supiera que es lo que mi boca quiere decir. Sus manos van hacia mis hombros y dan un apretón fuerte, como si con ese gesto quisiera decir que todo estará bien, y es eso lo que quiere transmitirme, porque desde que soy niña lo ha hecho.
Cuando mi madre murió, hizo eso, se colocó de rodillas, posó sus manos sobre mis hombros y dio un apretón para susurrar: Ahora yo te cuidaré y no estarás sola.. Y lo ha hecho, siempre me ha cuidado y dado amor y sobre todo, ha estado ahí para mí.
—Lo tengo todo bajo control, me he encargado de todo. Ahora ve.
Asiento con algo de duda y entro en el vestidor. Mis ojos observan diferentes vestidos, todos con cortes y colores diferentes. Comienzo a probarlos para ver cual me hace sentir más segura, Jeremy y yo le hacemos pasarela a Lou, quien sonríe con orgullo y nos dice que le gusta y que no.
No sé cuánto tiempo pasa pero cuando ya hemos escogido la ropa, antifaz y zapatos. Los tres nos marchamos a casa para prepararnos. Y hay una parte de mi corazón encogiéndose dentro de mi pecho, porque aunque no se vea, me siento insegura colocandome un vestido.
Me siento como una niña pequeña a medida que avanzo por el extenso lugar, hay personas por todos lados con sus trajes de época y antifaces, logrando que en un punto me sienta asfixiada y presione con fuerza mi mano alrededor del brazo de Jem. Sus ojos me miran de reojo y luego sonríe amplio, intento hacer lo mismo, devolverle la sonrisa con sinceridad, pero sale torcida, sin ninguna fuerza.
—Luces decente —susurra mientras caminamos por el lugar. Hace unos pocos minutos estábamos junto a Lou y Calvin, pero ellos estaban saludando a sus amigos y conocidos, y como no estábamos muy animados junto a ellos, nos mandaron a volar.
—Lo sé.
—Y hermosa, por eso te van a ver —añade.
Hago una mueca. No quiero que me observen, no quiero ser el centro de atención ni sentir que todos esperan algo, aunque no me reconozcan, no cuando todos tienen antifaces como pedían, prefiero que sus ojos esten sobre alguien más.
—¡Jeremy! —grita una voz masculina.
Volteo en dirección de la voz y lo reconozco, sería imposible no lograrlo, no cuando sus ojos rasgados y su piel blanca lo delatan. Min camina hacia nosotros con una mirada que parece querer matar a alguien.
—¿Por qué no contestas el teléfono, mocoso? —cuestiona al llegar al lugar dónde nos encontramos.
Jeremy se encoge de hombros, como si quisiera quitarle importancia.
—No quería hablar con nadie y estaba ocupado.
Min arquea una ceja y bufa.
—¿Y justo hoy tenía que ser? —cuestiona Min y luego gruñe—. No importa, mueve tu trasero, hay que terminar algunas cosas antes de la presentación.
—¿Ahora? —inquiere Jem.
—Ahora —sentencia Min y luego sus ojos caen sobre mí.
Hay confusión en sus ojos, luego una sonrisa burlona se extiende por sus labios y chasquea la lengua.
—Vaya. Ya conociste al señor cepillo y te peinaste.
Sonrío con la misma burla.
—Y tú el agua y el jabón, porque por fin te bañas.
Escucho la risa que suelta y me rio junto a él, porque por más que pareciera que nos odiamos, creo que ahora solo discutimos y refutamos al otro por hacerlo. Interesante, como a veces sin creer que nos agradaría una persona lo termina haciendo.
—Vamos, Jeremy.
—¿Puede ser más tarde?
Min frunce el ceño.
—¿Por qué?
Los ojos de Jem van hacia mí y niego con la cabeza. Sé que no quiere dejarme sola, no cuando ha notado que no me está agradando estar en medio de tantas personas. Le sonrío y me aparto de su brazo.
—No seas, tonto. Puedo estar sola por un rato.
—¿Segura?
—Sí.
—Volveré, pronto —dice y lo veo irse junto a Min, quién remeda lo que dice Jem con voz infantil.
Me rio entredientes y observo a mi alrededor, ahora, estoy sola. Trago saliva con fuerza e intento buscar con la mirada a Lou y Calvin, pero no hay nadie. Indecisa me acerco al área de aperitivos para ver si todo va en orden, pero lo hace, las personas comen, beben y bailan con la música de fondo.
Todos parecen estar disfrutando.
—Esto es delicioso —dicen con felicidad.
Volteo y veo a una chica de cabello rojo y rizado comiendo con total felicidad un tiramisú, sonrío orgullosa al verla. Me acerco con cuidado y le extiendo una servilleta, tiene crema en el rostro.
—Quizás la necesites.
Sus ojos café me observan con timidez cuando voltea y con una sonrisa apenada toma la servilleta y se limpia. Mis ojos son atraídos hacía un lado de su rostro, donde hay ramificaciones de pintura dorada que se deslizan hacia su cuello, dónde se conectan con un pequeño punto en el lado izquierdo, el cual tiene una línea fina que va en dirección de su espalda.
—¿Qué es eso en tu cuello? —inquiero curiosa.
—Es el dibujo de la constelación de sagitario —Se da la vuelta y me deja ver que está se extiende hacia su espalda.
Es realmente bonita y se camufla a la perfección como si fuera un cielo debido a las pecas que hay en la espalda y hombros de la chica. Como si fuera un cielo estrellado. Y resalta con el vestido negro que tiene.
—¿La hiciste tú?
—No ella, la hice yo, así se mira más bonito con el look —añade otra voz. La chica es castaña y sus ojos son grises, tiene unos bonitos diseños a lo largo de sus brazos, como espirales con pequeñas flores—. Un gusto, soy Grace, amiga de la chica bonita y seré maquilladora profesional luego de acabar el colegio.
Escucho la risa de la otra chica.
—Si es que acabas el colegio, porque si sigues con las notas bajas no lo lograrás —añade una tercera voz, pero es masculina.
Es un chico, quién tiene gran parecido a la primera chica, quitando que luce más jóven y tiene el cabello castaño.
—¿Y tú eres? —inquiero con una media sonrisa en los labios en dirección del jóven que se posiciona en medio de las dos adolescentes.
Sus ojos cafés brillan detrás de las gafas que posee y extiende su mano en mi dirección con una enorme sonrisa.
—Mucho gusto, soy Henry, el hermano menor de Alice.
Estrecho la mano del jovén.
—Un gusto, soy Saorí —veo en dirección de la chica pelirroja.
—Y yo Alice —añade Alice ante mi mirada.
—Un gusto chicos, espero que la comida sea de su agrado.
—Está muy buena —dice Alice con una enorme sonrisa—. He probado todos los postres y son realmente buenos, en especial el tiramisú.
—Concuerdo —añaden los otros dos en unísono.
Sonrío amplio.
—Lo sé.
Los tres chicos me dicen que les gustó de cada postre cuando les pregunto, de esa manera tomo nota mentalmente para saber qué debería mejorar, y aunque el chico y Grace hablan bastante, Alice no lo hace, todo lo contrario, solo escucha y sonríe.
Luce tímida.
—Uh, debemos irnos, mi abuela nos está llamando —dice Grace rápidamente.
Me despido de los chicos y pasa por mi lado en dirección de la mujer que los llama con una mano, luego desaparecen de mi cambio de visión. Me muevo con cuidado por el lugar y observo algunos juegos, también a niños corriendo por el lugar, muerdo mi labio inferior al darme cuenta que no tengo a nadie cerca.
Tampoco conozco a nadie.
Dejo salir un suspiro ruidoso y muerdo mi labio inferior, quizás debería dejar el lugar y escabullirme hasta la casa, no creo que noten mucho que no estoy cerca, pero tampoco tengo las llaves de la casa, las tiene Lou y no está en mi radar.
Me acerco a una banca que está alejada de las personas, quedándome como espectadora mientras veo a las personas a mi alrededor charlar, bailar, reír y disfrutar del ambiente. La noche está preciosa y el aire que corre es agradable, escucho a un hombre decir por micrófono que vendrá otro cantante y compositor.
Mis ojos dan con Jeremy, luce nervioso y tiene una pequeña sonrisa en sus labios. Lo veo colocarse la guitarra y tocar unos suaves acordes mientras voltea a ver hacia atrás, siendo acompañado con algunas melodías de piano, la música es muy suave y agradable.
Lo veo cerrar los ojos cuando se acerca al micrófono para empezar a cantar.
Conocí a una chica que me hizo vibrar,
se adueñó de mi corazón y me hizo volar,
me enamoré al verla y quise tenerla, pero ella fue cruel y rompió mi corazón.
Duele amar y no ser correspondido
Duele la traición de alguien a quién querías
Duele ver como desaparece aquella persona a la cual le dijiste que querías.
Sé que no me amas y no soy él, pero pude ser yo quién te hiciera feliz.
Quizás en otra vida volvamos a coincidir,
quizás en otra vida sea yo a quién ames.
La mirada de Jem está fija en un punto en específico mientras canta, cuando la sigo doy con Cassidy, quién lo ve con lágrimas en los ojos. Le está cantando a ella, sin importarle el chico que está a su lado, quién lo observa con odio. Cuando la canción finaliza los aplausos se deslizan por el lugar, Jem sonríe tímido y sus ojos brillan con fuerza.
Lo sigo con la mirada cuando baja del escenario y veo como se acerca a un grupo de hombres, luciendo tímido, reconozco a Min y a su lado hay otro hombre en traje azúl oscuro, Jem le dice algo y señala en mi dirección, logrando que me quede congelada en mi lugar. El hombre gira en mi dirección, sus ojos oscuros se fijan en los míos y mi corazón da un vuelco al reconocer la sonrisa cuadrada que se extiende por sus labios mientras se va acercando hacia mi.
EIDAN
Luce hermosa.
Sin embargo no creo que esa palabra pueda describirla, ella es como el arte, no puedes describirlo, solo puedes admirar y sentir lo que transmite. La mujer que está a unos cuantos pasos de distancia, tiene un hermoso vestido negro que se degrada hacia los pies en un color rojo, su cabello tiene una especie corona de tranzas con flores mientras que algunos mechones finos caen a los laterales de su rostro.
Cuando estoy enfrente de ella, observo que el antifaz negro con pequeños bordes rojos encaja a la perfección en su rostro, destacando sus grandes ojos avellana y sus labios en rojo los hacen llamativos.
Arte.
Ella es arte.
—Luces preciosa, Saori —digo al estar enfrente de ella—. Como toda una diosa.
La veo sonreír apenada.
—¿Como una diosa?
—Y no cualquier diosa, sino la más hermosa del olimpo.
Se echa a reír.
—¿Estás coqueteando conmigo, Eidan?
—Descaradamente, lo hago. ¿Te estoy incomodando?
—No, solo me estás halagando demasiado.
—Y aún así no es suficiente.
Sus ojos brillan de una manera muy bonita, veo el pequeño sonrojo que se desliza por sus mejillas y aparta la mirada al verme sonreír. Adorable.
—¿Quieres bailar? —inquiero con cuidado mientras una mano la extiendo en su dirección y con la otra la pista de baile.
—¿Debería aceptar? —cuestiona con lentitud.
—Solo si quieres.
Sus ojos se quedan sobre los míos por un momento antes de deslizar su mano sobre la mía, cuando nuestras palmas se rozan sonrío amplio, su mano es pequeña a comparación de la mía y su cabeza está casi a la par de la mía debido a los tacones.
—Entonces bailemos —dice con una pequeña sonrisa.
Guío su cuerpo hacia la pista de baile, sus ojos se quedan expectantes sobre los míos mientras deslizo una de mis manos sobre su cintura, acercándola hacia mí y veo cómo retiene la respiración por un momento, una de sus manos va hacia mi cuello y la otra está tomando la mía.
El baile es algo sutil y elegante, y de vez en cuando se crean conexiones. Solo tienes que dejarte llevar.
Las palabras de la abuela llegan hacia mi mente y eso hago, comienzo a moverme al ritmo lento de la canción que suena, dejo que los cuerpos de ambos se conviertan en un vaivén, sus ojos no se apartan de los míos y no quiero que lo haga. Mi cuerpo trabaja por instinto y hago que de una vuelta, luego la atraigo hacia mí y su cabeza se apoya sobre mi hombro.
La voz de Pink Sweats cantando At My Worst llena mis oídos y comienzo a cantar la canción, mientras el ambiente se vuelve más cálido, los ojos de Saori buscan los míos mientras nos separamos un poco y la veo sonriendo con burla. Me muevo hacia los lados y sigo cantando, pero está vez cerca de su rostro.
—If you stay forever, let me hold your hand. —Sus ojos se quedan sobre los míos y sonrío—. I can fill those places in your heart no one else can. Let me show you love, oh, I don't pretend, yeah i'll be right here, baby, you kwon. I'll sink or swim. Oh, oh, oh, don't you worry I'll be there whenever you want me.
Suelta una risa nerviosa y sigo cantando.
—I need somebody who can love me at my worst. No, I'm not perfect, but I hope you see my worth 'Cause it's only you, nobody new, I put you first And for you, girl, I swear I'll do the worst.
—Pareces un demente cantando a todo pulmón —dice Saori con una amplia sonrisa.
—Nunca he dicho que sea cuerdo, ningún artista lo es. —Observo a mi alrededor y veo la cabina de fotos de unos metros—. Vamos, debemos hacer la próxima actividad.
La veo arquear una ceja.
—¿Hay actividades por hacer? —Su voz está llena de curiosidad.
—No —confieso—. Pero te ves muy bonita como para no tomarnos una foto.
La observo sonreír amplio y tomo su mano para deslizarnos entre la multitud de personas para ir hacia la cabina fotográfica, cuando las personas que están dentro salen, ambos entramos en el minúsculo espacio.
—Siempre salgo horrible en las fotos —dice algo dudosa.
—Solo sonríe amplio y recuerda cosas que te hagan feliz. Así saldrá una sonrisa natural.
Le sonrío y ella hace lo mismo. Inserto el dinero que pide la máquina y luego volteo hacia ella, está arreglando su cabello y sonríe amplio, hago lo mismo y las fotos comienzan a ser tomadas. La mayoría salen con ambos riéndonos, sin saber que caras hacer.
Pero, al final, en todas las fotografías su sonrisa se ve real.
SAORI
Hay personas que son como la serotonina y la dopamina, son como hormonas que te hacen feliz sin intentarlo, que con solo verlos tu corazón se llena de felicidad, es cubierto de una llama que hace que te sientas vivo. Y últimamente, las personas de las cuales me rodeo me hacen pensar que son así.
Tía Lou y Calvin son dopamina.
Jeremy y Min oxitocina.
Y Eidan parece ser serotonina.
¿Cómo una persona puede transmitir tanto con la mirada? Te regalan calma, seguridad, te hacen sentir a salvo y tu corazón se agita, te sientes inquebrantable y capaz de todo. Mi mano está entre la mano de Eidan, mientras me guía por el lugar.
Frunzo el ceño al ver que estamos en el muelle junto a otras personas que tienen linternas flotantes, nos acercamos al borde y un hombre nos ayuda a subir a una canoa, impidiendo que nos caigamos y ambos comenzamos a alejarnos de la orilla, adentrándonos en el lago que tiene cientos de linternas en forma de flor de loto.
—¿Qué va a ocurrir?
—Lanzarán las linternas son sus deseos —me explica Eidan con cuidado mientras saca dos linternas para nosotros—. Es parte de la tradición del lugar.
Mis ojos se deslizan por mi alrededor y no somos los únicos montados sobre canoas, hay varias personas haciéndolo igual. Cierro los ojos por un momento y siento como una pequeña rafaga de viento mueve los mechones de cabello a los laterales de mi rostro.
Cuando abro la mirada los ojos de Eidan están sobre los míos y las linternas están encendidas, iluminando su rostro por la luz. Me extiende una y la tomo con cuidado. Varias linternas ya están flotando por el aire y se reflejan en el agua del lago.
—Pide un deseo antes de lanzarla —escucho decir a Eidan.
Mis ojos van hacia él y lo veo cerrar los ojos por un breve momento y luego lanzar la linterna, miro el objeto entre mis manos y cierro los ojos.
Solo quiero ser feliz.
Alzo mis manos y dejo que la linterna comience a elevarse por el aire, me quedo observandola y veo como se eleva junto a las demás, como la luna brilla en la altura y es hermosa.
—La luna está hermosa —digo en un susurro.
—Lo es, la luna es hermosa —escucho a Eidan y sus ojos están en mí cuando volteo a verlo.
—Pero no la estás viendo.
Sonríe amplio.
—Si lo estoy haciendo.
Me quedo inmóvil, tan quieta que escucho los latidos de mi corazón, percibo como mi pecho sube y baja, como el alma se estremece dentro de mi cuerpo. Sus ojos se quedan fijos en los míos, se acomoda en el lugar, quedando un poco más cerca de mí.
—La miro todo el tiempo y es hermosa. Cuando está enojada, cuando quiere llorar, cuando se queda pensativa y más cuando sonríe. Es hermosa en cada faceta, en cada momento, y quizás ella no lo ve, pero es hermosa, ella es Ramé, es caos y es belleza.
—El caos puede ser más fuerte que la belleza —digo con la garganta seca—. A veces lo más hermoso es lo más destructivo.
Sonríe.
—No siempre —susurra con cuidado y una de sus manos se eleva por el aire, retengo la respiración al verla ir en dirección de mi mejilla, cuando hace contacto su palma con mi piel me estremezco—. A veces, es necesario el caos en tanta calma.
Ninguno de los dos dice nada. Hay música en el fondo, hay risas, las linternas siguen iluminando el lugar y mi corazón se siente pesado, como si quisiera explotar dentro de mi pecho. Mis ojos están sobre los suyos, está acercándose, lento; sin prisa, quizás pidiendo permiso con su mirada.
Y solo puedo quedarme ahí, solo puedo observarlo, solo puedo esperar el momento en el cual sus labios se posan con timidez sobre los míos, lo cual no ocurre porque se aparta, sus ojos se deslizan hacia algo en mi izquierda, dejándolo pálido.
—¿Eidan?
—Es-es un abeja.
—¿Cómo?
Niega con vehemencia y traga saliva con fuerza.
—La flor en tu cabello tiene un abeja, una fea abeja.
Me quedo paralizada.
—¿Una abeja? ¿Puedes quitarla?
Niega con la cabeza.
—Es grande.
—Eidan —susurro su nombre en un intento de tranquilizarlo—. Puedes hacerlo.
Me observa con pánico en los ojos.
—No me gustan las abejas.
—Está bien, está bien —reprimo la sonrisa de mis labios y me obligo a mantenerme serena. Luce tan aterrado como un niño—. Bien...Eh.. dime como puedo quitar la flor, me puedes guiar.
—La flor está en tu oreja izquierda —dice con cuidado y subo mi mano en aquella dirección—. Un poco más hacia el frente...sí...esa es...con cuidado, sacala con...¡Está volando! —grita con histeria—. ¡La maldita está volando!
Lo veo tambalearse hacia atrás cuando el animal está viajando en su dirección, grito su nombre cuando lo veo tropezar y lo siguiente que escucho es el chapoteo que genera el agua cuando cae de golpe en está. Hay una mezcla de burla y preocupación en mi cara cuando lo veo salir del agua y botar agua por la boca.
—¿Estás bien? —inquiero aguantando la risa.
Sus ojos me observan con cuidado y no se sube a la canoa, solo coloca sus manos sobre el borde de estás.
—Vamos, riete, fue gracioso y vergonzoso.
Dejo salir una pequeña risa e intento ahogarla.
—Lo siento...todo fue muy impredecible.
Lo veo reírse y hace una señal con su mano para que me acerque, acción que hago, quedando cerca de su rostro, como si esto fuera el titanic y él fuera Jack y yo Rose, aunque no estamos en medio del mar atlántico y él no se está muriendo congelado.
—¿Te cuento un secreto?
—Sí.
—Cuando era niño, toda abeja que miraba, era una abeja que me picaba como si fuera el néctar de una flor.
Le sonrío.
—Debió de ser duro.
—Lo fue —dice con lamento fingido y sonríe—. ¿Sabías que todos nos están viendo?
No me atrevo a voltear a mi alrededor para confirmarlo.
—Para ellos esto es todo un espectáculo. ¿Deberíamos darle más de que hablar mañana?
Frunce el ceño y ladea la cabeza hacia un lado.
— ¿Más?
Asiento y sin que lo espere, llevo mis manos hacia su rostro y presiono mis labios sobre los suyos, el beso es lento, suave. Mi corazón da un vuelco cuando su boca se adueña por completo de la mía, cuando sus manos fría acunan mi rostro y acarician mis mejillas.
Y floto.
Siento que floto sobre el aire, que me elevan y me sostienen con fuerza. Mi corazón bombea sangre con fuerza debido a la sensación, mi alma se llena de fuego, me siento viva. Mis manos buscan su nuca y juego con su cabello, el beso sube de intensidad, sin ser violento, sin ser brusco, es una dulce tortura que te lleva a perder la cabeza.
Una de sus manos se desliza hacia mi cintura y me acerca a su cuerpo, siento como la canoa debajo de mí se mueve, dejó salir un grito ahogado cuando está se voltea y caigo al agua con él. Escucho la risa que sale de sus labios cuando me ayuda a salir del agua y no puedo evitar unirme a él.
Sé que todos ven, sé que nos observan con curiosidad y aún así no me averguenzo o escondo.
—Esto si que es un espectáculo —dice cuando mis manos están entrelazadas en su nuca.
—Uno de los mejores de tu vida.
Lo veo sonreír. Estando así de cerca soy capaz de ver sus pestañas, como en un ojo tiene párpado doble y en el otro no, observo lo marcada de su mandíbula y sus ojos brillando, pero sobre todo, me deleito con la forma en la que me ve, es una mezcla de dulzura con cariño, siendo hermosa la forma en la que me observa.
—Ramé. Ese será tu apodo.
Le sonrío.
—Casi parecido a ramen.
Su risa llena mis oídos.
—Tienen algo en común, me gusta comer ramen y me gusta alguien que parece ser dueña de la palabra ramé. Soy culpable.
Le gusto.
Me quedo en silencio, sus ojos buscan los míos y hay una sonrisa desplazándose por sus labios. Me siento cómoda con él, me siento feliz, me gusta su sonrisa, sus ojos, su voz, me gusta él, pero la palabra no sale de mis labios, porque me da miedo decirlo en voz alta, me da miedo aceptarlo y terminar lastimandolo, y él parece ver la angustia en mis ojos, en mi cuerpo, una de sus manos acuna mi mejilla y niega con la cabeza.
—No necesito escuchar una respuesta ante mi confesión o un me gusta devuelta, muchas veces las acciones hablan más que las palabras. No voy a presionarte, no voy a hacer nada que te haga daño. ¿Bien?
Me quedo observandolo con admiración, la forma en la que se abre ante los demás, como demuestra sus sentimientos sin miedo, como es libre. Es admirable. Algunos son encerramos por miedo a ser heridos y otros siguen siendo tan puros como siempre.
—No pareces real.
Lo veo reírse, como sus ojos se entrecierran y sus facciones se llenan de dulzura.
—Soy real, soy tangible y soy tuyo —dice llevando una mano hacia su corazón—. Tanto como quieras que lo sea, y si en algún momento ya no soy la causa de tu sonrisa y quieres irte, te dejaré ir sin compromiso alguno.
Le sonrío con los ojos llenos de lágrimas, con el corazón en la mano latiendo desesperado por él, le sonrío y le hago saber, que estar allí con él, es lo que quiero.
Que él es lo que quiero.
°°°
Si te quedas para siempre, déjame tomar tu mano
Puedo llenar los lugares en tu corazón que nadie más puede llenar
Déjame mostrarte el amor, oh, no estoy fingiendo Estaré aquí, bebé, sabes que me hundiría o nadaría por ti
Oh, oh, oh, no
No te preocupes
Estaré ahí cuando me quieras
Necesito a alguien que pueda amarme en mi peor momento
Sé que no soy perfecto, pero espero que veas mi valor (sí)
Porque es solo tú, nadie nuevo, te puse primero (te puse primero)
Y por ti, chica, juro que haría lo peor
°°°
N/A
¡Hola!
¿Podemos hablar de la relación hermana mayor-hermano menor que tienen Sao y Jem? Son preciosos.
¿Podemos hablar de como Eidan dice que Saori es arte?
¿Podemos hablar de la escena de beso? Porque Saori terminó dando el último paso <3
¡Gracias por leer!
¡Gracias estar aquí!
¡Nos vemos luego!
¡Cambio y fuera!
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