El mundo parece ser besado por el sol. Todo marcha sobre ruedas. He pasado tres noches de la semana en tu cama, contigo entre mis brazos, dos de esos días despertando a media mañana para verte recostado en mi pecho o sosteniéndome contra el tuyo con tus labios fruncidos, tomándome incluso en tus sueños.

Hay algo fascinante en tu rostro mientras estás en la inconciencia. En tus labios regordetes obstinados. En tus parpados cerrados libres de maquillaje. Tus mejillas sonrojadas al natural. Tus diminutas manos aferrándose a mí. Tu pelo es un nido de pájaros en todas direcciones que me enternece enormemente.

No hay lugar para pesadillas en tu compañía.

Mi cuerpo está descansado, mi corazón latiendo alegre y todo mi ser lo deja ver.

—¡Ya, Jungkook-ah! —Hoseok me llama y cuando no le presto atención, me alcanza por la espalda y me sostiene apresándome por los brazos. —Concéntrate en el ensayo.

Su regaño está lejos de ser uno. Me sacude de lado a lado haciéndome reír y luego me deja libre.

La primavera está llegando, hemos tenido un par de días de relajo. Los chicos se muestran entusiastas por volver al trabajo, por tomar nuevos ritmos y armar nuevas coreografías. Mientras, marcamos el paso con lo que ya tenemos, nunca está de más ensayar. Nuestro éxito depende del esfuerzo dado.

Sin música, nos posicionamos frente al espejo en la sala de baile. Cada uno toma su puesto designado. Quedas a mí lado y me sonríes y mi boca tira hacia arriba en respuesta. Como un bobo. Como un bobo enamorado que no se puede contener.

Bailar siempre hace mi día, no hay nada que pueda arruinarlo. Ni siquiera verte reír con los chicos y apoyarte en ellos en plena risa. Ni Tae hyung llevándote hasta el piso para hacerte cosquillas. Repito, nada puede arruinar mi día. Prueba de ello es que me uno a ustedes en el juego. Porque al caer la noche, eres todo mío.

No eres Park Jimin de Bangtang Sonyeondan. Solo eres Jimin. Mi Jimin. Mi Mochi.

Estoy sentado sobre tus piernas cuando la puerta es abierta de pronto y nuestro CEO Bang Sihyuk entra.

Es raro tenerlo de visita, nos ponemos de pie de forma desordenada y nos formamos para él, dando nuestro saludo, yendo con sonrisas y anticipación.

—Es una sorpresa tenerlo en casa —Namjoon habla por todos nosotros como el líder que es. Nos da una mirada cuestionando si alguno sabía información que pasó por alto compartir, pero todos lucimos igual de perdidos.

—He decidido ver cómo lo están llevando. No habíamos podido coincidir.

Eso es cierto. Con nuestras agendas y los viajes particulares de cada uno, apenas nos habíamos visto todos juntos, mucho menos a él.

Suga se apresura con una silla para nuestro CEO y el resto de nosotros nos sentamos en el suelo de madera para escuchar lo que tiene que decir.

Él nos da una mirada sonriente, pero llevamos tanto tiempo de conocerle que sé que hay algo detrás de todo. Es un motivo serio el que lo ha traído hasta aquí.

—Hemos informado a las fans que, desde ahora en adelante, solo se recibirán cartas para ustedes. Los presentes van a tener que detenerse —Nos informa. —Ha sido un caos desde los Billboard y no tenemos suficiente espacio para guardar todo lo que llega. —Una carcajada sacude su cuerpo. —Se han vuelto tan populares.

Es una burla cariñosa. Nos movemos incomodos, Army no deja de crecer y su amor por nosotros es una locura. CEO Bang Sihyuk procede a hablarnos sobre los nuevos proyectos. Los tecnicismos de próximas entrevistas y quienes asistirán a ellas. El reloj avanza en un suspiro, retiro el sudor de mi frente con la tela de la sudadera.

—Una última cosa —Vuelvo a prestar atención a nuestro CEO. Él cruza sus manos sobre su prominente barriga. —Ustedes bien saben que el fan service está descartado desde que Army absorbe el material emitido y sacan sus propias teorías. Pero, últimamente... —Niega mirando al piso. No sé por qué eso me inquieta, solo lo hace y mi primer gesto es mirarte. Estás tan atento como el resto de nosotros, sin presentir nada de mi intranquilidad. Al final, deja salir un suspiro. —Solo tengan cuidado con sus imágenes, estas son las que venden después de todo. ¿Estamos de acuerdo?

El asentimiento es colectivo y vemos al CEO despedirse para retirarse, la música vuelve a sonar alta en el lugar y Tae está de vuelta con sus caras extrañas en nuestra dirección, arrancándonos sonrisas.

—Jungkook —La mano de RM se posa sobre mi hombro. —Necesitan hablar contigo afuera.

Mi cejo se frunce y cuando miro a la puerta, el CEO está esperando por mí. Él inclina su cabeza para que lo siga y mi garganta se seca.

Presiento que nada bueno se viene.