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Capítulo 7

Los días transcurrían y Jungkook cada vez tomaba más protagonismo en la empresa. Todos estaban maravillados por las habilidades del omega. Eso les había permitido obtener importantes negocios. Incluso había ayudado a Namjoon en algunas operaciones inmobiliarias que también habían traído importantes ganancias. A nadie parecía importarle ya, el que fuera un omega. Bueno excepto a Min Yoongi que seguía mirándolo con desprecio y tratándolo en forma despectiva.

El omega no le daba mayor importancia. Lo que realmente le dolía era la forma como Seokjin lo trataba. Era duro y frío con él. Jamás lo felicitaba por ningún logro y siempre lo dejaba de lado si de algún festejo se trataba. A pesar que ya sabía que sería así, Jungkook había tenido la esperanza que el alfa pudiera verlo con otros ojos. A pesar de que siempre su amigo Taehyung lo justificaba, diciéndole que era así con todos, sabía que no era verdad. Simplemente todo se reducía a que era un omega y Seokjin odiaba a los omega.

—¿Hasta cuando te vas a comportar cómo un imbecil con tu omega?

—Habla más bajo Taehyung, alguien puede escuchar. El mismo Jungkook podría entrar y escucharte.

—Sabes que ese omega te teme tanto, que jamás entraría sin golpear y no me cambies el tema. Jin, eres mi amigo y sé que crees que haces lo mejor, alejando a Kookie, pero lo hieres mucho.
El te admira, tu fuiste y eres su modelo y le duele la forma como lo tratas. ¿De verdad quieres eso para tu omega? Dijiste que no querías que sufriera y estas haciendo justamente eso. ¿No te duele tu corazón? ¿Acaso tu alfa no está furioso? —Taehyung se había decidido a enfrentar a Jin. El sabía del dolor del omega y no podía seguir así.

Seokjin rompió en lágrimas, como siempre lo hacía al pensar en su hermoso omega. Se odiaba por tratarlo de esa manera, pero también era su forma de poner una barrera a sus ansias de tomarlo, besarlo y decirle que era su pareja destinada.

—Piensalo hyung, Jungkook se puede cansar de tu trato. Ya tiene que soportar a Yoongi. Un día de estos nos va a dejar y tú no podrás protegerlo. ¿Qué harás entonces? Sabes que le costará encontrar otro trabajo—Seokjin seguía llorando en silencio y mirándolo a través del ventanal de su oficina, era tan trabajador. Soplaba su flequillo cuando se le venía a los ojos, mientras tecleaba en su computador. Se veía tan adorable. ¡Era tan difícil para él!

—Escucha, al fin lo convencí de venir a casa a conocer a Jimin y los cachorros. Será el viernes. Minnie dice que debes ir. Puedes llegar después, en forma casual. Tal vez al fin podamos entender un poco más la prediccion de la abuela. Pero mientras te ruego que sea más amable. Él no merece tu trato.

—Lo sé Tae, lo sé. No tienes idea todo lo que duele ser así con mi niño.

— Entonces algo debes hacer hyung—Tae se levantó y salió de la oficina. El omega lo miró preocupado.

—¿Pasó algo? No tienes buen aspecto. ¿Fue rudo contigo? Hyung...

—No Kookie. No te preocupes. Sólo hablamos algunas cosas de la empresa que nos preocupan. Nada grave. Veamos ese maldito informe que debemos tener listo para las tres.

Ese día Seokjin se fue temprano. Abrumado por las palabras de Tae. Apenas se despidió de ellos y de su secretaria. Jungkook sintió algo muy extraño. Percibía el dolor del alfa de una manera que nunca le había sucedido con nadie. Su omega estaba inconsciente aún, pero temblaba. Una emoción lo invadió y de pronto sintió deseos de llorar. Tuvo que ir al baño para calmar sus emociones. Él había sentido la tristeza y amargura del lobo de Seokjin y eso lo había asustado mucho. ¿Si su parte humana había percibido al alfa triste y abrumado, que significa? ¿Qué extraño conexión tenían? Jungkook era listo y sabía lo que podía significar... que Seokjin era su pareja destinada... Al pensar en eso su corazón latió con más fuerza. Necesitaba que su omega despertara para comprobarlo. Aún así, su rostro se cayó. Aunque fueran destinados, probablemente Seokjin jamás se daría cuenta y jamás lo podría ver así.

Al otro día, Seokjin llegó casi de madrugada a la oficina. No había podido dormir bien. De pronto lo sintió.
Jungkook llegaba, igual que todos los días, una hora antes del horario de entrada. Podía percibir su delicado y dulce aroma y el sutil ruido de su silla de ruedas. Eso quemaba su corazón. Le había solicitado a un amigo de la policía que investigara sobre el accidente. Efectivamente había sido un alfa borracho el que había chocado a Jungkook y lo había dejado primero al borde de la muerte y luego al recuperarse, paralítico. Usó todas sus influencias para que el tipo fuera a la cárcel y se mantuviera ahí por muchos años. El omega no se enteró de esto, pues no quiso saber nada del juicio.

—Buenos días Seokjin-nim—la dulce voz y maravillosa sonrisa del omega, lo sacaron de sus pensamientos. Jungkook se asomaba a su oficina como cada mañana. A pesar de su trato frío y antipático el omega cada mañana le ofrecía una sonrisa y amabilidad desbordante. Al verlo deseaba acercarse, agacharse y acariciar ese hermoso rostro. Oler con más intensidad su esencia de flores de cerezo. Su alfa chillaba de emoción con sólo sentir la dulce voz. Y ansiaba ver al lobo omega. Pero Seokjin terminaba siempre reprimiendo sus sentimientos y reprimiendo al alfa negro que le gruñia por la forma en que trataba a su omega.

—Buenos días. Ya te dije que no es necesario que llegues tan temprano. No esperes que te felicite.

Jungkook ya estaba acostumbrado al temperamento y trato que le daba el alfa. Aún así no podía evitar sentirse un poco herido. ¡Él se estaba esforzando tanto! Pero parecía que a su jefe poco y nada le importaba. Sólo era un instrumento, una cabeza pensante que le ayudaba en la solución de sus problemas en inversiones. Pero después de todo ¿qué podia esperar? Jamás lo vería de otra forma, Seokjin nunca dejaría de lado el hecho que él era un simple omega inválido y nunca si quiera lo consideraría su amigo. Era una estupidez siquiera pensar en parejas destinadas.

—No espero nada Seokjin-nim. Si llego temprano, es por mí, para poder organizar bien mi trabajo—. Un nudo en su garganta asomaba, tragó un poco de saliva antes de seguir hablando—pero si mi presencia le incomoda ya no lo haré... con permiso... —iba a salir de la oficina, cuando Jin se paró de su escritorio.

—¡Espera! —Realmente para el alfa era muy difícil mantener esa fachada de frialdad. ¡Por la diosa luna! ¡Era su omega! Y en estas semanas su dulzura lo tenía totalmente atrapado.

Jungkook se sorprendió. Cada vez que el alfa lo llamaba así, podía sentir como su omega dormido temblaba.

—Lo siento Jungkook... Yo... no quise ofenderte. Te agradezco tu compromiso con tu trabajo. Sabes que tengo mal carácter y a veces me traiciona... Ven vamos al casino a buscar un café.

Jungkook sintió como el color rojo invadía su rostro. Era la primera vez en todo el tiempo que llevaba trabajando ahí, que su jefe lo invitaba a beber un café. Ahora no era aTae o a Yoongi a quien invitaba ¡era a él!

Sintió como el alfa empujaba su silla, hasta el ascensor. Todavía nadie más llegaba.

—¿Te gusta el café? —le preguntó Seokjin.

—Para ser sincero, no. Pero si me gusta el chocolate caliente—Kook le regaló entonces su brillante sonrisa, que simplemente lo devastaba. Tanto que de pronto los botones del elevador se transformaron en algo muy interesante.

Por suerte en ese instante llegaron al piso de la cafetería y Seokjin empujó la silla. Si bien el omega podía trasladarse sin ayuda, en ese momento se sentía tan bien el ser empujado por Seokjin que no dijo nada.

Cuando llegaron a la cafetería, lo llevó hasta una de las mesas, retiró una silla, para acomodar la de ruedas.

Jungkook se sentía abrumado por las atenciones que el alfa le estaba dando. Por otra parte, Jin tampoco pensaba en ese momento que estaba haciendo todo lo contrario a lo que se suponía haría para mantener al omega alejado. Pero sus sentimientos eran más poderosos y se sentía un poco egoísta. Ansiaba compartir con su omega.

—Espera aquí. Traeré un café y tu chocolate—Jungkook iba a sacar su tarjeta de empleado para que cargaran el costo del chocolate, pero Jin lo detuvo.

—No, yo invito. Fui grosero contigo y quiero disculparme. ¿Quieres algo para comer?

Jungkook estaba tan conmovido y feliz que a penas podía hablar.

—Un muffin sería perfecto, si es posible—Seokjin lo miró y sonrió. Era tan hermoso su omega.

El alfa se acercó al mesón, la beta que atendía inmediatamente le sonrió.

—Presidente, buenos días, ¿quiere lo habitual?

—Buenos días. Si lo habitual y un chocolate caliente para él y dos muffin —la chica vio a Jungkook y se sorprendió, pero no dijo nada. Ya todos sabían que Seokjin, el alfa que despreciaba a los omegas, inexplicablemente había contratado uno y que al parecer era la estrella de la compañía. El chico iba a la cafetería, pero siempre acompañado de Namjoon, Chi Yeol o Tae.

—Siéntese. Yo se los llevaré—Seokjin le entregó su tarjeta y se fue a la mesa, donde un nervioso omega lo esperaba.

—Llevas algunas semanas aquí y no te he preguntado si te gusta tu trabajo. Siempre hay tanto que hacer que no tenemos tiempo para hablar de estas cosas.

Seokjin estaba derrotado. Frente al omega le era imposible mantener esa imagen fría y déspota que había ocupado los días anteriores. Taehyung tenía razón. Él no podía herir a su mate de esa manera. Era su pareja destinada. Su compañero, aún cuando nunca pudiera concretarlo.

Mientras degustaban los muffins y las bebidas, Jungkook se animó a contestar.

—Estoy muy feliz. Siempre soñé trabajar aquí y con usted... —un leve sonrojo asomó en su cara.

—¿De verdad Kookie? ¿Querías trabajar con un alfa gruñón como yo?

Jungkook quedó devastado y casi sin poder responder. ¡Kim Seokjin lo había llamado Kookie! Y ahora lo miraba con una hermosa sonrisa.

—Yo... Yo... No creo que sea gruñón Seokjin-nim, sólo exigente. Y eso está bien.

—Kookie. Vamos a hacer un trato. Por favor dime hyung y cuando me ponga demasiado gruñón contigo, dímelo. Has contribuido mucho a mis proyectos en en estos pocos días y estoy muy agradecido. Siento mucho si te he lastimado de alguna manera.

Jungkook quería llorar. Hacer rodar su silla y huir. Su corazón estaba desbocado y las palabras del alfa, había hecho suspirar a su dormido omega.

—No tiene que disculparse... hyung... yo lo entiendo. Sé que los omegas no son de su agrado y aún así me contrató... Yo...

—Kookie tú me agradas...

Sus ojos chocaron y destellaban una luz blanca y brillante. Ahí estaban las dos almas gemelas reconociéndose, buscándose... Tratando de borrar una horrible prediccion de un futuro que no quería existir, un futuro de dolor y sufrimiento.

Por ahora la luz brillaba y tanto Jin como Jungkook la veian. Ninguno diría nada al otro, claro está. Era mejor así, pensaban el alfa y el omega.

—¡Los encontré! —La ronca voz de Taehyung los hizo volver a la realidad.

—Lamento interrumpir..., pero hyung... Gabrielle Kang está arriba y quiere verlos. A Nam y a ti.

Esa nujer... Seokjin sabia que la presencia de esa víbora no era nada bueno. Toda la felicidad que sentía en ese momento se había esfumado. Sintió la voz de su lobo, advirtiendo el peligro.

—Tae quédate con Kookie aquí y no suban, hasra que yo le avise.

Taehyung abrió su boca. ¿Lo había llamado Kookie? Miró al omega que no entendía nada y luego a Seokjin.

—No quiero que esa mujer sepa que Kookie trabaja para mi. Quédense aquí. Buscaré a Nam y veré que quiere.

Seokjin dejó la cafetería,no sin antes dedicarle una última sonrisa a su omega que continuaba un pocoaturdido.

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