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Capítulo 25

2 meses después

Gabrielle se paseaba nerviosa en su gran mansión. "Esos malditos Kim lo volvieron hacer". Apretaba sus dientes y su lobo mostraba sus colmillos ante ese pensamiento. Su nieto la acababa de llamar para decirle que habían perdido al cliente en manos de los Kim una vez más. Heung-Min, se quejaba de la elocuencia de Kim Namjoon y su rapidez mental. Esos Yen se irían a la empresa Kim y no a la Kang. Una voz masculina, la distrajo de sus pensamientos.

—Señora, ya tenemos casi todo dispuesto. Sólo debo contratar a los hombres que harán el trabajo de tomar a los omegas.

El mercenario que había contratado para armar su plan, al parecer estaba rindiendo frutos.

—Entonces comience la ejecución del plan cuanto antes. Pero le recuerdo que deben estar vivos. Muertos no sirven. Esos omegas deben llegar con vida al escondite.

—Por eso estamos tomando todas las medidas. Debemos buscar el mejor momento. Ahora ellos salen con alfas armados. Y los Kim no los dejan ni a sol ni a sombra. Especialmente al omega más joven. Está preñado.

—¡Qué asco! —hizo un gesto de disgusto—un hombre preñado de otro. Pero mejor así. Será más fácil hacer que esos malditos Kim cedan.

—Entonces comenzaré la vigilancia. Esto tomará algún tiempo, pero le prometo que tendrá esos omegas a su disposición—El alfa hizo una reverencia y salió de la habitación. Gabrielle hizo lo mismo.

Un asustado Hoseok, también salía sigilosamente de su escondite. Debía ir a la bodega. Ahí escondía el celular por el cual se comunicaba con Yoongi. Había entendido perfectamente lo que esa mujer se proponía. Secuestrar a los omegas de los Kim.

Hoseok
Yoongi-Hyung, no tengo mucho tiempo, pero ella planea secuestrar a los omegas. No tengo detalles, pero van a empezar a vigilarlos. Por favor alerte a sus amigos.

Yoongi
Me tenías preocupado niño, tantos días sin decir nada. Creí que te había pasado algo. Se que es difícil, pero necesitamos alguna prueba para ir a la policía. Mientras alertaré a los Kim. Por favor no hagas nada que pueda ponerte en más en peligro del que ahora se que estás.

Hoseok
Lo siento. No siempre puedo leer o escribirle. Pero estoy bien no sé preocupe. Intentaré grabar o algo. Este celular es viejo y usado y lo debo esconder de los Kang. Pero algo intentaré. Ahora debo irme.

Namjoon se frotaba la frente y Seokjin se levantaba violentamente de la silla frente al escritorio de Yoongi. Parecía una pesadilla de nunca acabar. Estos últimos meses nada había sucedido y ahora ese mensaje.

—¡Cómo saber si todo esto es verdad! Ni siquiera sabemos quién es ese muchacho. Todo es tan vago...

—¿Crees que todo esto lo inventa? ¿Para que lo haría? —Yoongi se molestó por las dudas que mostraba Seokjin.

—Tal vez trabaje para ellos y sólo nos está distrayendo...

—¡No! Él no miente. Lo sé.

—Por favor Yoongi... ¿Cómo puedes saberlo? Tú siempre fuiste tan desconfiado. Especialmente de los omegas y este chico...

—Yo... no lo sé...pero confío en él. Una parte de mí siente su dolor y miedo. Es muy extraño. Además conocemos a los Kang, ellos amenazaron dos veces...

—Creo que es inútil esta conversación. Lo que debemos hacer es redoblar la seguridad. Creo que nuestras casas están bien protegidas y el mayor peligro son los trayectos y si ellos están solos. Al menos por un tiempo. Hasta no tener pruebas. Ya sea de que esto sea verdad o no.

Seokjin miró a su hermano. Tenía razón. Por ahora sólo debían seguir protegiendo a sus omegas y su bebé.

Jungkook había entrado en su tercer mes y ya tenía una pequeña pancita que lucia orgulloso. Ahora se sentía un poco más cansado y con sueño, pero eso no le impedía seguir cumpliendo su trabajo.

Excepto este día que se había quedado en su nueva casa. Él necesitaba ordenar la ropa que ya habían comprado para su bebé. Sabía que en unos meses más, no podría movilizarse y le había pedido permiso a su jefe y alfa para ausentarse por un día de la oficina.

Cómo un omega moderno y libre de prejuicios, había comprado ropa de todos los colores para su hijo o hija. A él no le importaría poner algo rosa a su niño o algo azul a su niña. Esas eran tonterías. Él compró la ropa más linda y punto.

Al fin logró terminar de ordenar todo en los cajones. Todos los muebles habían sido hechos para que Jungkook pudiera alcanzarlos, y tenían dos mudadores. Uno para Kookie y otro para Jin. ¡Oh, si! Uno para el alfa, pues también tendría que hacerse cargo del cuidado de su bebé. El omega estaba satisfecho. Todo era perfecto.

Le encantaba su nueva casa, pues era muy grande y él podía moverse libremente. Lo único que lo atormentaba, era la presencia de dos alfas que vigilaban todo. Dado el estado del omega, no entraban a la casa. Jungkook era muy sensible a los olores y sólo quería el de Seokjin y el suyo dentro del hogar. Por eso las dos mujeres que trabajaban ahí eran betas.

Luego de terminar con la ropa del bebé, fue a su cuarto. Necesitaba descansar y tal vez dormir un rato. Para suerte de él, en estos meses casi no había tenido náuseas y el único antojo que tenía era tomar limonada casi todo el día.

Entró a su dormitorio y de inmediato se sintió feliz y seguro. El aroma a chocolate y café lo inundaba. Seokjin se encargaba de liberar feromonas cada día, pues tranquilizaba mucho a su Kookie, quien estas últimas semanas había estado un poco inquieto.

Fue hasta el closet y sacó la bolsa que mantenía oculta hace varios días. La puso sobre sus piernas y rodó su silla hasta el pequeño cuarto dentro de su dormitorio. En realidad era un vestidor, pero Jungkook había pedido que instalaran un berguer y un futon. Ahí él podría pasar su tiempo, cuando tuviera que dejar la silla de ruedas.

El lugar estaba con algunos cojines, y sobre el futon habían cobijas de colores cálidos y muy suaves. Sí, el omega había comenzado la construcción de su nido. Por eso la ropa de su alfa era necesaria. Cuando abrió la bolsa, una vez más el aroma de su amado lo inundó todo.

Pobre Jin, al principio extrañó algunas de sus prendas, pero luego Taehyung se lo explicó todo.

—Kookie está haciendo su nido. Déjalo. Y ni se te ocurra entrar si él no te invita. Todavía siento el dolor del zapato que Jimin me lanzó cuando intenté averiguar que hacía escondido en el cuarto de invitados.

—No pensé que él fuera a hacer uno. Tiene esas ideas modernas de que los estereotipos están pasados de moda.. Además los bebés ya no nacen en los nidos.

—Jungkook se ufana de ser el omega más progresista del mundo, pero su lobo no lo es. Necesita un lugar seguro. Y ese es su nido. Ya te dije, tu ropa va a desaparecer y pasará largas horas ahí... Es parte del proceso.

Una vez que terminó de acomodar la ropa de su alfa y de oler cada prenda, se dio por satisfecho. Fue entonces que comenzó a arreglarse. Seokjin pronto estaría en casa. Esa tarde irían al control del tercer mes y con un poco de suerte y con todo el chocolate que había comido, esperaba conocer al fin el sexo de su bebé.

Cuando Seokjin llegó a casa, Jungkook fue a su encuentro y estiró sus brazos para que el alfa lo sacara de su silla y lo cargara para sentarlo en sus piernas.

Su lobo blanco movió su colita de felicidad, al darse cuenta que el gran lobo negro se recostaba a su lado, lamiendo sus orejas. Jin, también
besaba y mordisqueaba el cuello y el lóbulo de la oreja de Kookie. Había extrañado el aroma a flores en la oficina y ahora necesitaba una dosis muy alta del aroma de su hermoso omega. Mientras su mano acariciaba el pequeño vientre, donde reposaba su bebé.

Luego vinieron los besos, por supuesto. Ellos adoraban besarse. En la oficina, en casa, en cualquier lugar, ellos debían besarse y tocarse. Jungkook solía masajear el cuello de su alfa y este le encantaba poner su mano, sobre los muslos de su omega. A pesar que Jungkook no tenía sensibilidad en sus piernas, podía sentir como un fuego abrazador las manos del alfa.

—Debemos irnos, o acabaré desnudándote y haciéndote el amor. Y ahora no podemos.

Pero Jungkook quería más besos y metió su lengua en la boca de Jin, y éste gimió por el placer que sintió. Últimamente su compañero estaba muy apasionado y aunque eso le encantaba, realmente debían salir o llegarían tarde a su cita con la doctora Lee.

Seokjin miraba por el espejo retrovisor. Había tráfico moderado, pero le llamaba la atención un auto azul con sus vidrios polarizados. Estaba seguro que lo seguía. Trató de mantener la calma y que su lobo no se alterara. No quería preocupar a Jungkook que no se había dado cuenta de nada. Ahora se lamentaba de haber dejado a los alfas en casa. Tendría que alertar a su hermano. Al parecer lo del seguimiento iba en serio.

Jungkook iba despreocupado, comiéndose otra barrita de chocolate, para asegurarse que su cachorro/a se moviera al momento de la ecografia.

Al ingresar a la clínica, el alfa notó que el auto azul siguió de largo. Tal vez solo era paraiona de su parte.

La doctora Lee los recibió en seguida. Kookie había subido sólo un kilo y medio de peso, así que lo felicitó. Todos sus exámenes estaban bien, lo que auguraba meses tranquilos para el omega.

Al fin había llegado el momento más esperado. Ver a su bebé.

—No se desalienten si no podemos ver el sexo del bebé. Aún es pequeño y va a depender de su posición—la doctora miraba a los ansiosos padres que mantenían los dedos cruzados para que su hijo mostrara sus "partes"

La imagen ahora era mucho más nítida. Podían ver a su pequeña cosita flotando en el útero de Kookie. Ambos se emocionaron. Permanecían tomados de la mano.

—Este bebé es perfecto. Todo se ve bien. Los felicito. Has hecho un muy buen trabajo Jungkook.

El omega sonrió complacido. Saber que su embarazo marchaba bien lo alivió mucho.

—¡Oh! —exclamó la doctora Lee—miren la pequeña decidió mostrarse. Felicitaciones, es una cachorra perfecta.

Seokjin y Jungkook se miraron y rieron y lloraron. Era una "ella", tal como habían deseado.

Ya en el coche, Jungkook dio la noticia. Yoongi y Tae habían ganado la apuesta, pues los demás habían dicho que sería niño.

Ya en casa, Jungkook comenzó la búsqueda de nombres posibles. Desde coreanos a ingleses y latinos. Su hija tendría el nombre más hermoso y significativo.

Seokjin lo besaba una y otra vez, mientras lo veía construir la lista de nombres. En ese momento olvidó todas las preocupaciones y sólo pensaba en lo feliz que estaba su omega. Una vez más pidió que esa paz no se rompiera.

2 meses después

Estaban sentados en el futon, rodeados de cojines y tapados con una cobija suavecita. Hacía ya un mes que Jungkook se había sentido satisfecho y había invitado a su alfa a su pequeño nido. Era adorable y cómodo. Seokjin sonrió al ver dos de sus sweter favoritos desaparecidos y revueltos en medio de los cojines y cobijas que el omega había acomodado.

Jungkook seguía añadiendo nombres a la lista. La verdad es que aunque tenían algunos favoritos, todavía no se decidían.

—¡Mi pequeña! —Seokjin levantaba su cabeza. Tenía su mano sobre el vientre abultado de Jungkook y había sentido a su cachorrita. Un pequeño movimiento, pero suficiente para que su padre se emocionara.

—Entonces bebé, ¿tomaste una decisión?

—Sí Jinnie... Yo dejaré de ir a la oficina. Estar en la silla es demasiado incómodo. Además el chico que los va a ayudar ya entiende todo y ha conseguido llevarse mejor con Yoongi.

Seokjin respiró aliviado. El saber que Jungkook estaría en casa lo tranquilizaba. Estaría mucho más seguro.

Hoseok hace dos días los había alertado de extraños movimientos de los Kang, algo había escuchado de un viaje al extranjero y otras cosas. Incluso la mismísima Gabrielle lo había llamado para decirle que en unos días le encargaría una misión. Todo era muy raro y el omega temía que el plan de secuestrar a Chi Yeol y a Jungkook se pusiera en marcha.

Lo triste era que no estaba equivocado.

—Todo está listo señora Kang. Sus pasajes falsos, el lugar donde escondéremos a los omegas, los hombres...

—Perfecto. Sólo falta que se lleve al inútil de Hoseok, él cuidará de los omegas. Un alfa los alteraría demasiado y necesito que la mercancía esté en buen estado.

—¿Confía en él?

—Él sabe lo que le espera a su madre si me traiciona. Además es un omega. No tiene la menor inteligencia o iniciativa. Hará lo que yo le diga.

—¿Entonces..?

—Entonces señor Luang, vaya por ellos. Pronto tendré a los Kim de rodillas.

Luang salió. Era la hora de ir a cazar omegas.

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