Capítulo 24
Seokjin y Jungkook cantaban. Sí y a todo pulmón. Estaban felices. Iban de camino a la casa de los padres del omega, quienes al enterarse de la noticia, habían organizado un pequeño almuerzo para la pareja. Bueno, no tan pequeño, porque también irían, Nam y Chi, Jimin y Tae, Yoongi y una "amiga" y los padres de Jin.
El menor al salir de la consulta, no había parado de hablar por teléfono, contando la noticia que serían padres. Jimin casi le había roto el tímpano con un "TE LO DIJE" feroz. Jungkook sólo se limitó a reírse con su amigo. Su felicidad era demasiado grande para discutir con "el omega loco" como lo llamaba Yoongi.
Por eso cantaban, tocaban su playlist favorita y coreaban todas las canciones.
La consulta había terminado excelente y había resuelto muchas dudas. Jungkook podría seguir llevando su vida normal, trabajar, hacer sus ejercicios suavizándolos un poco y cuidar su dieta. La doctora Lee eso sí, le advirtió que eso sería más o menos hasta el sexto mes. De ahí en adelante, probablemente tendría que hacer reposo, pues el uso de la silla sería imposible con su vientre abultado. Unas semanas antes del término del embarazo, le harían una cesárea programada y tendría a su cachorro o cachorra en sus brazos.
Pero sin duda lo que más contentos los tenía, era que les había dicho que hicieran mucho el amor. Que sería estupendo para el bebé y no habría ningún peligro. Y ellos tenían muchas ganas de poner eso en práctica. Pero por ahora debían ir a reunirse con sus familia-manada para celebrar.
Se detuvieron en un semáforo en rojo y Seokjin miró a Jungkook. Se sentía el alfa más afortunado del universo por tenerlo, por estar juntos. Colocó su mano sobre la rodilla del omega y lo miró.
—Sabes que te amo mucho ¿verdad? Sabes que tenerte aquí a mi lado con un cachorro mio en tu vientre es lo más hermoso que me ha pasado.
El auto se puso en marcha otra vez y Jungkook bajó la vista avergonzado. Su rostro se puso rojo. Siempre le sucedía cuando su alfa le decía cosas bonitas. Pensaba que no las merecía. Él era un omega inválido que no podía darle todo lo que en realidad deseaba.
—No pienses tonterías Kookie... Eres MI OMEGA.
—¡Hey! No uses el lazo para leer mis pensamientos.
—No lo he usado. Te conozco bien y sé lo que piensas sin necesidad de meterme en esa cabecita loca tuya.
—Entonces... si tuvieras que elegir lo que más te gusta de mí, físicamente... ¿Qué escogerías?
Seokjin se quedó pensando un momento. El amaba a su omega como un todo, era difícil decidir.
—Yo amo todo de ti bebé..., pero definitivamente si debo escoger... son tus ojos... son preciosos. Inocentes, llenos de luz.
—Jinnie...
—Aunque también amo ese hermoso agujerito tuyo lubricado para mi...
—¡Seokjin!
El alfa rió mucho. Su omega era tan vergonzoso.
Cuando llegaron a la casa de los Jeon, todos estaban ahí, por lo que los abrazos, besos y felicitaciones no se hicieron esperar. El omega soportó estoicamente que todos quisieran tocar su vientre, aún cuando éste todavía no mostraba ningún crecimiento.
—¡Kookie! No puedo creer que mi pequeño vaya a ser papá—su madre lloraba mientras acariciaba el rostro de su hijo.
Jungkook entonces, se puso a llorar... realmente él estaba muy sensible últimamente y ahora entendía el porqué.
El almuerzo fue divertido. Apuestas iban y venían sobre el sexo del cachorro. Las opiniones estaban divididas. Seokjin y Jungkook no dijeron eso sí, que ellos querían una cachorra.
Cuando terminaron de comer, pasaron a la sala, pero el omega se escabulló a la que fue su habitación.
Ahí sus padres conservaban sus libros, sus diplomas y las medallas conseguidas en secundaria y en la universidad. Un temor invadió entonces al omega. Él ya no era ese chico de las fotografías. Con un cuerpo firme, sano, con piernas que lo mantenían en pie, sosteniendo una tabla de snowboard. Millones de dudas vinieron a su cabeza. Y el temor lo abrazó.
Seokjin estaba en la sala, cuando se dio cuenta que su Kookie no estaba bien. Lo podía sentir. Su lobo estaba inquieto y buscaba afanosamante a su omega.
Llegó hasta el cuarto donde estaba Jungkook y se sentó en la cama, arrastrando la silla de ruedas frente a él.
—¿Puedo saber que te ocurre? ¿Por qué te has puesto triste y asustado?
—Tengo miedo... Hay...han sucedido demasiadas cosas hermosas en mi vida, estos meses. Conocerte, amarte, que me aceptarlas... que me ames como lo haces... y ahora estoy embarazado. Algo que no creí posible... por eso tengo miedo. ¿Cuándo vendrán las sombras Seokjin? ¿Cuándo se cumplirá esa predicción? ¿Y si muero teniendo a mi bebé? O si no logro ser un buen padre...
—Jungkook no digas eso...
—Es verdad y lo sabes... Estoy inválido. ¿Y si mi cachorro está en peligro y yo no puedo ayudarlo, porque no puedo moverme? ¿Qué haré? ¿Cómo lo voy a cuidar?
—Kookie yo voy a estar contigo todo el tiempo... Me tomaré unos meses. Yoongi y Tae se harán cargo. Te acompañaré y tendremos a alguien que te ayude...
El omega entonces, comenzó a llorar. Eso esa precisamente lo que él no quería. Quería ser fuerte para su hijo o hija. No depender de nadie. Y estaba esa maldita predicción colgando sobre sus cabezas.
—Jungkook... No sé cuando vendrán esas sombras... ni sé si son reales, pero te aseguro que yo estaré para defenderte. Dijiste hace un tiempo que nuestro amor rompería cualquier predicción y mira... Lo hemos logrado. Tu omega despertó, sus llagas están curadas. Y este embarazo. Todo esto es fruto de nuestro amor.
El omega miraba a sus alfa que también se había puesto muy triste al sentirlo tan preocupado. Pero no podías evitarlo. Él quería liberarse de toda esa oscuridad que sabía los rondaba. Quería un cielo despejado para poder disfrutarlo con su alfa. Sospechaba que Jin tenía información que no le quería decir. Lo veía siempre en la oficina de Yoongi y cómo al salir su rostro mostraba angustia.
—¿Y si los Kang cumplen su palabra? Si me matan o le hacen daño a nuestro bebé.
—¡Jamas. Lo voy a permitir. Protegeré con mi vida si es necesario a ti y nuestro hijo.
Jungkook se echó en los brazos seguros de su alfa. Jin era su calma, su alivio. Sólo bastaba una caricia para que la paz volviera a su atribulada mente y a su corazón.
Ya más tranquilos volvieron a la sala, para compartir con su familia y amigos.
Jungkook se fijó especialmente en la jóven que acompañaba a Yoongi. La había visto un par de veces en la oficina, por lo que pensó que tal vez su hyung, al fin había encontrado el amor.
—No te confundas Jungkook, esa chica no es para Yoongi-hyung. Él todavía no ha conocido el amor. Pero un día puede que lo golpee de una manera inesperada—Jimin observaba a la pareja que mantenían una distancia y frialdad que se notaba a simple vista.
—¿Tú la has visto, cierto?, sabes cómo es su pareja destinada.
Jimin sonrió. Claro que la había visto. Un par de veces, Yoongi le había dado la mano y había sido suficiente para ver la fisonomía. Pero él no diría nada. No correspondía. Sólo si Yoongi deseara saberlo. Pero sabía que eso no pasaría.
—Sólo te voy a decir que esa chica, no lo es. Aunque uno nunca sabe. Aveces, las parejas destinadas nunca llegan a conocerse. Nosotros fuimos afortunados, al encontrar a nuestros alfas. Puede también que uno de los dos rechace a su pareja. Uno no elige de quien enamorarse. El destino le dice a nuestros lobos, pero nuestra parte humana, también debe aceptarlo.
—Entonces, Seokjin me aceptó en todos los sentidos.
—Él te amó en todos los sentidos. Su lobo le exigía estar contigo, pero su lado humano te rechazaba por miedo. Pero al final tu forma de ser, de actuar, lo llevó al límite. Él no podía seguir alejándote, porque se enamoró de tí, de Jungkook. No sólo era su alfa aceptando al omega. Yo tuve que luchar mucho más para conquistar a Taehyung, porque él no estaba seguro de querer estar con un omega. Pero lo logré y ahora míranos, estamos enamorados, felices y con tres hijos.
Jimin tenía razón. Había conquistado a Jin, aunque sin proponérselo. Él por lo tanto no debía sentirse poca cosa para su alfa. Era SU OMEGA. Y debía estar orgulloso.
Esa noche, ya de vuelta en su casa. Seokjin lo tomó con cuidado. Lo bañó, lo envolvió en una toalla suave, lo recostó sobre las cama desnudo y lo acarició.
Las pulsaciones de Jungkook se aceleraron y comenzó a sentir como su lubricante natural comenzaba a fluir de su entrada. Sabía que lo que Jin perseguía. Que pudiera sentir cuánto lo amaba y deseaba. Más allá de su destino, más allá de las predicciones o de los caprichos de la diosa luna. Jin lo amaba. Su alfa. Suyo. El mismo que ahora lo miraba con devoción y que desnudo se recostaba sobre su cuerpo. Besando sus ojos, la punta de su nariz, hasta llegar a su boca, para darle un beso apasionado y lleno de amor. El alfa ansiaba entrometer su lengua, hasta que su omega, pudiera sentir el deseo que no puede evitar.
Sus bocas encajaban. Perfectamente. Sus lenguas se entrelazaban. Sus gemidos llenaban la habitación. Jungkook se sentía poseído por el deseo y las ansias de ser penetrado, tomado, amado. Pero el alfa se tomó su tiempo. Esta noche es para su omega. Para calmar sus temores, para que no piense en nada más. Solo en ellos dos. En él. Seokjin haciéndole el amor delicadamente, pero lleno de lujuria.
Cuando sintió eso labios gruesos rodeando su miembro, el omega gritó. El placer lo invadió. Jin mordió suavemente su base, logrando que la erección aumentara. Es en esos momentos que ansiaba tener la libertad para moverse y envolver con sus piernas el cuerpo de su alfa. Pero Jin le habló por medio de su lazo, para que se relajara. Esta noche el lo llevará al cielo.
Cuando el alfa lo acomodó para recibirlo, Jungkook gimió. Seokjin acarició su vientre. Ahí donde está esa nueva vida. Lo besó, cerca del ombligo y luego volvió a atacar su boca, que ahora ansiaba más y más.
El alfa lo penetró. El volvió a gemir y Jin le repitió una vez más como lo ha hecho toda la noche, lo mucho que lo ama. Lo penetró una y otra vez, mientras él jadeaba y pedía más. Y se lo dio. Tocó con la punta de su pene su punto dulce y Jungkook quiso llorar por el placer que le causó. Jin se movía perdido en el placer sobre él, gruñendo, y Jungkook pudo ver al lobo negro en sus ojos. Sabía lo que venía. Su pene se irguió todavía más y gotas de presemen asomaron, el omega necesitaba aliviarse. Entonces, Jin sale y lo penetró hasta tocar el fondo y gritó, mientras siente los colmillos del alfa en su cuello. Se corrieron juntos, como siempre. Porque son mucho más que dos, ahora son uno. El placer del nudo lo invadió y cerró sus ojos, recuperando su respiración y sus sentidos. Ese alfa lo vuelve loco y lo lleva al cielo en sus alas.
Mientras se mantienen unidos, Seokjin no deja de mirarlo y de repetirle una y otra vez..."eres precioso" "eres perfecto" "Eres mío Jeon Jungkook"
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro