Capítulo 22
El paisaje comenzaba a cambiar. A medida que la van que los había recogido en el aeropuerto avanzaba, Jungkook pudo ver al fin la nieve. Pronto llegarían.
—¿Estás bien bebé?, te noto cansado.
—Fue el viaje en avión, pero estoy bien alfa sobreprotector. Y no me llames bebé delante del señor Brown.
Seokjin sonrió y apretó su mano. Su omega era tan lindo y gruñón. Él no necesitaba decirle eso. Sabía que iban a un encuentro de negocios y que su bebé pasaba a ser "el Señor Jeon". Aunque ahora le causaba gracia llamarlo así, porque su precioso compañero si era un bebé.
Al fin la van se detuvo frente a la entrada del lujoso hotel. Ahí ya los esperaba el señor Brown, junto a una hermosa mujer.
—¡Señor Kim, que bueno que ya están aquí!
—-Señor Brown, gracias por la invitación y sólo llámeme Seokjin. Creo que ya conocía a mi asistente el señor Jeon Jungkook.
El señor Brown estrechó la mano del omega muy afectuosamente—. Claro que lo recuerdo, me dio una clase magistral de cómo invertir mi dinero. Por favor, dejemos las formalidades. Soy sólo Michael y ella es mi preciosa esposa Susan.
La omega era en realidad muy hermosa y a pesar de ser británica, muy cálida. Su suave aroma a durazno, contrastaba con el embriagante aroma dulzón de Jungkook.
—Es un placer conocerlos. Michael está encantado de tenerlos aquí y para mí es todo un placer. Por favor pueden registrarse e ir a sus habitaciones. Nos reuniremos a almorzar dentro de una hora.
Seokjin miró intrigado al señor Brown, quien sonrió al ver la mirada confundida del alfa.
—Mi esposa es mi socia principal. Ella es brillante. Se que les sorprende por ser una omega, pero en mi país, las diferencias entre castas casi no importan. Por eso me sentí feliz al saber que su compañía tenía un omega en un puesto tan relevante. Por favor, pónganse cómodos. Reservé una habitación acondicionada para las necesidades de Jungkook. Solo les pido que sean puntuales. No soportaría estar a solas con esa mujer...
Y esa mujer hacia su ingreso en ese mismo instante al lobby. Gabrielle Kang. Miró a Seokjin y a Jungkook y ni siquiera los saludó. Sólo hizo un saludo a la pareja que habian forzado a invitarlos.
—Lo entiendo, seremos puntuales.
Una vez que se despidieron y se instalaron en su habitación, Seokjin tomó a Jungkook y lo sentó en sus piernas para ver a través del gran ventanal el paisaje que tenían. La nieve, los árboles, era hermoso.
Vinieron entonces, a Jungkook recuerdos. De antes de su accidente, cuando estudiaba en Cambridge y competía por su universidad haciendo Snowboard. Por primera vez, después de muchos meses, lamentó su condición. Todo aquello que había perdido por culpa de ese chófer ebrio. Una tristeza lo invadió.
Seokjin lo notó enseguida. Su olor transmitía pena y a través de su lazo, experimentó el dolor que su omega estaba sintiendo.
—Kookie... ¿Qué pasa cariño? ¿Por qué de pronto esa tristeza mi amor?
—Lo siento... yo... Sólo recordaba aquellos días cuando solía competir. Amo la nieve Seokjin. Desearía sentirla de nuevo bajo mis pies. Poder deslizarme...—. Su labio comenzó a temblar. Habían pasado casi ocho meses y ahora recién, sentía la ausencia de movilidad en sus piernas, el poder ser libre de correr, de nadar y de todo lo que solía hacer. No pudo evitar las lágrimas.
Seokjin lo abrazo muy fuerte. Su lobo se había puesto triste al percibir el dolor de su omega, que tampoco podía correr más.
—Lo siento tanto Jungkook, tanto—. Se concentró en liberar sus feromonas para calmar a su omega, inundando el cuarto con su olor a chocolate y café. Aquel aroma que sabia que a su pareja le gustaba mucho.
—Tú no tienes la culpa Seokjin. Sólo fue el destino. Todo tiene una razón. Tal vez no te hubiera conocido si no hubiese tenido el accidente. Nam no me hubiera encontrado en aquella fundación. Estaría con los Kang. Por eso, si esto pasó para tenerte, acepto feliz mi destino.
—No digas eso... Te prometí que cuando volvamos a Seúl te llevaré al mejor especialista. Estoy seguro que volverás a caminar.
—Si..., no pensemos en eso ahora. Sólo debemos concentrarnos en cerrar ese negocio. Además, están Gabrielle y su nieto. Debemos enfrentarlos.
Seokjin miró a Jungkook. Admiraba tanto su fortaleza, su hombría y valentía para afrontar las adversidades. Estaba tan orgulloso de su omega. Y lo amaba, lo amaba mucho.
Mientras limpiaba sus lágrimas, no pudo evitar besarlo. Llenarlo de besos era su segunda pasión, pues la primera era hacerle el amor. Pero ahora no había tiempo para eso. Se encargó eso sí de degustar cada pedazo de sus labios, de su boca, de su lengua. Adoraba la forma cono Jungkook respondía, enredándola con la suya. Batallando por alcanzar mucho más. Sin importar que faltara oxígeno, sus bocas necesitaban moverse, saborearse.
Cuando se separaron, Jungkook lo miró lleno de amor y acarició el hermoso rostro de su alfa.
—Sé que te gusta tanto como a mi el snowboard. Así que adelante. No dejes de hacerlo sólo por mi. Me sentiré feliz de verte y de alentarte.
—¿De verdad Kookie? —. El omega asintió con un besito en su nariz.
—Claro que si. Quiero ver que tan bueno eres. Siempre alardeas frente a todos.
—Haré que te sientas orgulloso. Mañana temprano iremos a la pista—. Acarició su cabello y le dio un último beso— Creo que es hora de ese almuerzo. Si llegamos tarde perdemos el negocio.
El almuerzo estaba servido en un privado. Cuando Seokjin y Jungkook llegaron, los Brown los recibieron cordialmente. También los otros representantes de las empresas invitadas, pero los Kang no habían llegado. Tomaron sus lugares, cuando Gabrielle y su nieto hicieron su aparición. La tensión se sintió de inmediato. Todos liberaron feromonas de disgusto, pues sabían que su presencia era auto impuesta. La alfa suspiró y percibió el ambiente hostil, pero no le importó. Ella tenía un objetivo: arrebatarle el negocio a ese maldito Kim, que además tenía la osadía de sentar a ese omega en la misma mesa con los alfas.
Al principio la conversación se basó en negocios, el mercado y la economía. Jungkook tocó dos o tres puntos que dejaron a todos asombrados por su inteligencia y conocimiento. Seokjin se sentía orgulloso de que ese omega trabajará para el y que por sobre todo fuera su omega.
Gabrielle quedó sentada frente a Jungkook y pudo notar la marca que tenía en el cuello. Entonces ahora estaban enlazados. Para ella eso era difícil de entender, el cambio de Seokjin. Siempre había renegado de los omegas, por eso le tenía un poco de simpatía, pero ahora...
—Veo que eres un omega enlazado Jungkook. Y quien es la afortunada alfa que te ha conquistado? —preguntó la mujer.
—Señora Kang usted sabe igual que todos los aquí presentes, que mi alfa es Seokjin.
—Pero tu odiabas a los omegas Kim...
—Todos podemos cambiar Gabrielle. Además es mi vida privada y no creo que a los demás les interese eso temas hoy. Vinimos a hablar de negocios, no de lazos.
—Pues a mi me encanta que una pareja trabajen unidos. Mi esposo y yo lo hemos echo por 25 años y tenemos grandes resultados—intervino Susan.
—Jungkook y yo llevamos poco tiempo juntos, pero trabajamos en equipo junto a otras personas de la empresa. Él es un hombre y omega muy inteligente.
Todos asintieron y Gabrielle se quedó sin tema para molestar. El resto del almuerzo transcurrió tranquilo. Al término de éste, el señor Brown, les indicó que escucharía las propuestas y tomaría una decisión.
El almuerzo terminó y todos salieron. Excepto Seokjin y aprovecho de acercarse a Kang Heung-Mi.
—Te advierto, quiero que tu familia deje de meterse en los asuntos de mi manada.
—No sé de que hablas Kim. Nosotros sólo vinimos a hacer negocios. Deja tu paranoia.
—Sólo te advierto que no te atrevas a molestar a ninguno de los míos—tomó de la chaqueta al alfa que se asustó. Seokjin era un Alfa imponente y fuerte y él un cobarde, siempre refugiado en las faldas de su abuela.
—Suéltalo ya, Seokjin. No hemos hecho nada. Sólo te dijimos que cuidaras de tus omegas y te lo vuelvo a repetir. Son tan frágiles; más aún cuando ya están enlazados... Tú sabes si se separan sufren tanto...
—Te lo advierto Gabrielle. Sé que estás planeando algo en contra y no te lo voy a permitir. ¡No te metas con mi familia!
Gabrielle sonrió cínicamente y se alejó. Arrastrando a su nieto con ella. Sin embargo el alfa no se contuvo, ahí, al alero de su abuela.
—No entiendo cómo puedes estar con ese omega inválido e inútil... ¿Cómo se la metes Kim? Estoy seguro que a ese omega ni siquiera le alcanza para una mínima erección...
Seokjin nunca había golpeado con tanta rudeza y fiereza a alguien, como lo había hecho en la cara de ese alfa desgraciado. El cobarde ni siquiera se levantó para pelear. Estaba aterrado por el aroma agresivo y la presencia de Seokjin. Podía sentir al lobo negro rugiéndole a su lobo. En ese momento, Gabrielle lo tomó y se lo llevó. Sabía que su nieto era un cobarde y que ella tendría que hacer todo el trabajo.
Seokjin iba ir tras ellos, pero se detuvo, al escuchar la dulce voz de su omega, que lo llamaba, pues ya debían hacer la presentación frente el señor Brown.
La tensión era evidente, pero Seokjin no dijo nada más. Ni tampoco Jungkook.
—Nos veremos Seokjin. Estoy segura que la próxima vez. Serás tú y tú querido hermano quiénes estarán de rodillas frente a mi.. Suplicando...
¡Maldita alfa! Seokjin iba a replicar. Pero Jungkook tiró de él. Debían presentarse.
Unas horas después y luego que Jungkook tuviera que liberar una gran cantidad de feromonas para calmar a su alfa, ya estaban en su habitación. La presentación había sido un éxito y ahora sólo debían esperar.
Seokjin había llamado a a Namjoon para contarle de su encuentro con los Kang y urgió a Yoongi para que averiguara más con el omega que lo contactaba.
Jungkook seguía tratando de tranquilizarlo cuando alguien llamó a su puerta. Era Michael Brown, que venía a informarle que ellos se habían quedado con el trabajo de ver sus inversiones en Corea. Al resto de los participantes ya le había informado, incluyendo a los Kang, quienes rápidamente habían dejado el Resort. "Cobardes" pensó Jin, pero no era momento para malos pensamientos sino para celebrar. Esa noche cenaron junto a los Brown, olvidando los malos momentos.
Al día siguiente, ya con el contrato en su bolsillo, Seokjin iba a darle a su preciosos omega la sorpresa.
Luego de desayunar y subir a su habitación, el alfa se preparaba para ir a las canchas de snowboard, junto a Jungkook que estaba feliz de ver al fin en acción a su Jinnie.
Muy abrigados, salieron del hotel y se dirigieron hacia el lugar.
Jungkook se sorprendió porque era una pista bastante fácil. Él esperaba ver a Seokjin en un nivel más alto.
Al llegar un beta los esperaba.
—Buenos días, usted debe ser el señor Kim. Soy Park Kyung-Keun. Es un placer.
—Buenos días. Por favor sólo Seokjin y él es Jungkook.
El beta se acercó y lo saludó—bien Jungkook tu novio nos dijo que antes de tu accidente competías en snowboard así que no te costará nada aprender la técnica. En menos de una hora estarás deslizándote.
Jungkook abrió los ojos. ¿De que estaba hablando ese beta? Miró a Seokjin confundido.
—Bebé, esta es mi sorpresa. En este centro hay una escuela de snowboard para discapacitados. Yo...no podía hacer esto sin ti. Lo haremos juntos. Volverás a sentir la nieve Kookie...
El omega sentía que su corazón no podía más de felicidad. Era el regalo que su alfa le tenía. Él sólo quería verlo y ahora le daría la oportunidad de volver a vivir un momento maravilloso.
—Jungkook, mi compañero es omega y te ayudará con el equipamiento. Todo es seguro y haremos que sea un momento inolvidable.
Jungkook entonces se despido de Seokjin y fue a prepararse.
Luego de una hora de explicarle como funcionaba el mecanismo que usarían para que el pudiera hacer snowboard y de algunos ensayos. Jungkook estaba listo.
—Bebé, iré a tu lado. Haremos estos juntos. Quiero que lo disfrutes y te sientas libre. Te hablaré por medio del lazo. Si notas algo mal, sólo dímelo. —Jungkook asintió y lo besó.
Entonces, lo prepararon y junto a Seokjin, comenzó su aventura. Cuando al fin tocó la nieve una vez más y sintió como el viento golpeaba su cara, tuvo aquella sensación de libertad que había añorado. No lo podía creer. Estaba bajando por esa ladera, cumpliendo su sueño, gracias a su precioso alfa.
—Kookie, estás bien? —Seokjin le hablaba por medio del lazo.
—¡Estoy volando Jin!, ¡Esto es maravilloso!
Seokjin reía y lloraba al sentir la felicidad de su omega. Eso era todo lo que necesitaba escuchar. Ver y sentir a su omega siendo feliz, disfrutando de la libertad de deslizarse por la nieve, aún cuando no pudiera caminar.
Los últimos segundos, Jungkook cerró sus ojos y se concentró en su lobo blanco. Éste miraba la nieve y movía su cola feliz. En ese momento, ambos, hombre y lobo fueron uno. Los ojos del animal brillaban. Una pequeña luz se expandía, una que en ese momento Jungkook no sabía que era. Pero pronto lo descubriría.
Cuando ambos llegaron al final del recorrido, el alfa rápidamente se deshizo de sus implementos y corrió hasta su omega que era ayudado por los muchachos que manejaban el snowboard especial. Simplemente lo alzó en sus brazos y dio vueltas con él, ahí, en la nieve, con el tibio sol rozando sus cuerpos.
—¡Me diste vida Seokjin! ¡Te amo tanto! Eres lo mejor de esta vida.
Seokjin miró a su bello omega que tenía su carita bañada en lágrimas.
—Te dije que haría todo por hacerte feliz, todo, Jungkook, eres mi omega, mi amor, mi vida.
Un dulce beso selló ese maravilloso momento. Era el momento más feliz que habían tenido. El más bello. Perfecto.
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