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Capítulo 11

Cuando se separaron, Seokjin ya no lloraba. Seguía sosteniendo el rostro de Jungkook que mantenía sus ojos cerrados. Los lobos continuaban ahí, el lobo negro había curado otra llaga y se había acostado junto a su pequeño lobo blanco. Seokjin lo llamó y desapareció. Jungkook abrió sus ojos y al separarse de su alfa su lobo también desapareció.

—Creo que de ahora en adelante no podré vivir sin esto. Me gustaría mucho si quisieras besarme de nuevo—Seokjin sonrió ante la petición de su omega.

—¿De verdad te gustó? Estoy todo salado y sucio—hizo un gesto para limpiar sus mejillas y nariz.

—Déjame a mi hacerlo—amorosamente Jungkook limpió con sus manos el rostro de Jin—ahora estás perfecto. Ya puedes besarme de nuevo.

—Te besaré de nuevo, sólo si respondes de igual forma que hace un momento...

—Yo puedo hacer eso y mejor. Vamos a hacerlo, besame otra vez.

Y de ahí en adelante no fue uno, fueron muchos besos. Seokjin ya había sacado de su silla a Jungkook y lo tenía sentado en su regazo y dejaba besos en su cuello y detrás de sus orejas. Ahora mismo estaba saboreando nuevamente la dulce boca del omega, entonces se dio cuenta que debía decirle algo importante. Lo miró a sus ojos firmemente.

—No quiero perderte Kookie. Tengo tanto miedo de hacerte daño o que alguien te hiera por mi culpa. Pero Taehyung me dijo algo que es cierto. Tú también debes decidir. Ahora que sabes la verdad. Yo haré lo que tú me pidas. Si quieres alejarte lo entenderé. Puedes trabajar con Namjoon o incluso puedo ayudarte a buscar otro trabajo. No te voy a abandonar.

—Yo no voy a ningún lado. Yo te encontré, y aquí me quedo. Debemos intentarlo. No sabemos que peligro es el que me acecha, pero seremos cuidadosos. Además presiento que esto tiene que ver con los Kang. Tal vez ellos busquen dañarme si saben que soy tu pareja. Así como amenzaron a Chi. Pero yo me quedo contigo. Jamás voy a renunciar a tu amor. Pero tú también debes decidir. ¿Me quieres a tu lado?, soy un omega inválido. No sé si podré darte todo lo que quieras y sabes de lo que hablo.

—Estás hablando de sexo..

—Si Seokjin —dijo un poco avergonzado—Debes saberlo, no he vuelto a tener un celo, mi lubricación no es normal...

—¿Me deseas?.

—Claro que si. Tenerte cerca me estremece. Y sé que luego de estos besos tuve una erección, pero...

—Eso es lo único que importa. Yo te haré sentir bien lo prometo. El resto tiene solución. Existen lubricantes Kookie. Tomo supresores para no tener celos y no hacerte daño. Cuando llegue el momento será perfecto.

—No se si puedo tener hijos..

—Si no puedes adoptamos..

—Tal vez nunca vuelva a caminar, estoy en lista de espera en Alemania...

—Entonces.. Yo seré tus pies mi amor... Yo caminaré por ti, yo puedo llevarte a donde quieras.

—Seokjin...

—¿Me dejas ser tus pies Jungkook? Ya no tienes excusas.

El omega sonrió ampliamente. Claro que lo dejaba. Más allá de la predicción estaba lo que ambos sentían y era suficiente.

Luego de otra ronda de besos, el cansancio los golpeó. Seokjin deseaba quedarse, pero no sabía si Jungkook lo deseaba. Muy pronto la respuesta llegó.

—¿Está bien para ti dormir del lado derecho?

Seokjin suspiró. Claro que estaba bien. Mientras le permitiera dormir a su lado era perfecto.

Jungkook entonces le buscó un pijama de los que usaba antes del accidente y aprovecho de ponerse el suyo, mientras Jin había ido a buscar al auto un bolso que siempre cargaba con ropa y otras cosas, por si tenía que quedarse en la oficina. Cuando llegó de vuelta, se asombró de ver al omega cambiado y listo para ir a la cama. Le gustaba que fuera independiente y que pudiera hacer todo solo, pero ahora estaba él, así es que delicadamente lo tomó en brazos para llevarlo hasta la cama. Lo acomodó tal como Jungkook le había pedido, de lado para poder mirarlo. Acomodó algunas almohadas para que estuviera cómodo y cuando lo estuvo fue a cambiarse. Al llegar de vuelta a la habitación se acostó a su lado y no pudo evitar besarlo. Había sido un largo día para ambos y estaban cansados, pero la recompensa final valía la pena. Ninguno podía creer que hace unas horas su relación era solo amistosa. Ahora al fin, se habían reconocido y se miraban con ojos destellantes.

—No te lo había dicho, pero me gustas desde hace mucho. En Estados Unidos leí muchos artículos sobre ti y te admiraba. Siempre sentía una extraña atracción, ahora entiendo el porqué. En ese tiempo mi omega estaba bien y probablemente podía reconocerte como mi pareja.

—Quiero que sepas también que me gustaste desde un principio. No sólo mi alfa enloqueció contigo, la primera vez que llegaste a la oficina con tu dulce aroma a flores. Te vi y pensé que eras el hombre más hermoso que he conocido. Eres precioso y desde ese día, no he podido dejar de pensar en ti.

—¿Puedes acercarte y besarme?, yo no puedo moverme, pero necesito tenerte cerca.

Seokjin pegó su cuerpo al de Jungkook y lo abrazó con amor y suavidad. A veces sentía que Kook era tan frágil, a pesar que su cuerpo se veía grande y fuerte. Le hizo cariño en su pelo hasta que ambos se quedaron dormidos.

A la mañana siguiente fue Seokjin quien despertó primero. Al levantarse sacó los cojines que sostenían a Kook y lo acomodó, para que durmiera mejor. El omega ni siquiera abrió sus ojos.

Aprovechó entonces para ducharse y vestirse. Fue a la cocina y comenzó a preparar el desayuno. Estaba en eso, cuando sintió la voz de Jungkook que lo llamaba.

—Despertaste mi amor—comenzó a llenarlo de besos. Estaba tan feliz. Habían pasado su primera noche juntos y todo estaba bien. Jungkook sonreía ante las cosquillas que el pelo húmedo le provocaban en la cara.

Una vez más el protector alfa, no dejó que Jungkook se pasara de la cama a la silla, sino que él mismo lo acomodó.

—No me mal acostumbres. Sólo estarás conmigo el fin de semana y el lunes tendré que hacer todo yo.

Seokjin se quedó en silencio. La verdad era que él tenía otros planes. De ninguna manera se separaría de su pareja. Quería decírselo a su omega y esperaba que estuviera de acuerdo. Asi es que cuando Jungkook apareció duchado, vestido y con hambre de alfa y no de omega, lo volvió a besar y le sirvió el contundente desayuno que había preparado.

—Al ver a Jimin y Chi Yeol nadie duda que son omegas. Pero contigo es diferente. Tu cuerpo es grande. Vi tus fotos en la sala. Eras deportista. Te gustaba el snowboard.

—Muchos al verme de lejos pensaban que era un alfa, pero mi olor me delataba. Y sí soy alto y practicaba muchos deportes, asi es que mi cuerpo es fuerte. Intento ejercitarme un poco cada día. Aún espero volver a caminar y no quiero perder mi condición.

—Lo harás bebé. Voy a llamar a esa clínica y veré que contactos tenemos allá, para agilizar tu operación. Pero Jungkook, si esa operación no sale bien...no quiero que dudes ni por un minuto que yo seguiré a tu lado. Te amo, no importa que estés en esa silla. Sólo quiero que tú estés cómodo.

Jungkook asintió. Siempre había sido tan independiente. Había vivido años en Estados Unidos solo. Pero ahora le gustaba sentir que había alguien protegiéndolo. Y que mejor que Seokjin, por eso no se opuso a nada de lo que éste le propuso: se vendría a vivir con él, mientras esperaban los resultados de las gestiones en Alemania. Además debían estar atentos al cumplimiento de la predicción. El tema los alteraba a ambos, pues la incertidumbre de saber en que momento sería y de qué se trataría era difícil de manejar. De todas maneras, acordaron que Seokjin aún no lo marcaría, pues temían que "convertirlo en su pareja" implicaba el lazo y eso podría desatar la tragedia. Hasta no saber los planes de los Kang, se mantendrían cautelosos.

El próximo encuentro sería en la famosa cena, que sería dentro de unas semanas. Seokjin estaba seguro que podría descubrir un poco más que se traían entre manos los Kang.

Ese día, Seokjin llevó a Jungkook a un lugar único. Estaba apartado de la ciudad. Un bosque casi escondido y que albergaba tres casas a medio construir. Le explicó que eran de Tae, Nam y la tercera era la suya. Ninguno la había finalizado, pues vinieron los cachorros y en el caso de Namjoon y de él, no se ha'bian sentido motivados, pues no tenían parejas. Aunque ahora que su hermano había encontrado a Chi Yeol, con quien llevaba apenas seis meses, pues había llegado a trabajar en reemplazo de Jimin, se había empeñado en terminarla.

Y en cuanto a él, no se sentía animado a nada. Sabía que jamás podría compartirla con alguien, entonces la abandonó. Pero ahora estaba decidido a terminarla. Sólo debían saber si Jungkook volvería a caminar o no, para adaptarla a sus necesidades. El omega quedó fascinado por el lugar, además de sentirse feliz con la idea de vivir cerca de sus amigos.

—Soy de viejas costumbres. Jimin y yo corríamos en medio de los bosques en nuestra forma de lobos. Y siempre quisimos vivir como una manada. Ahora que estamos los tres completos, quiero cumplir ese sueño.

Jungkook no se iba a negar. Era un lugar hermoso y por un momento olvidó todo lo malo e imaginó a unos cachorritos blancos y negros corriendo por todo el lugar.

Fue un fin de semana muy especial, comieron, vieron TV, pasearon. Incluso Jin lo llevó a una tienda para comprarle una silla de ruedas más moderna que le permitiría estar más cómodo. Cada noche se besaron mucho y dejaban salir sus lobos. El alfa corría a curar al omega, quien comenzaba a dar señas de querer despertar. Eso los animaba mucho. Del mismo modo Seokjin cada noche curaba las pequeñas heridas que Jungkook tenía en su cuerpo por estar siempre sentado. Le dolía el corazón hacerlo, pero su omega era optimista y jamás se quejaba.

Sólo fueron un par de días, suficientes para estar ambos en una nube de amor y libre de preocupaciones. La predicción parecía lejana.

Tímidamente habían comenzado a explorar sus cuerpos, sin llegar lejos. Querían ir paso a paso, sin apresurarse. Seokjin iba descubriendo los puntos sensibles de su omega y Jungkook comenzaba de a poco a dejar se sonrojarse cuando apretaba los pezones de Jin o dejaba besos sobre ellos. Era fácil relacionarse y amarse.

El lunes llegaron por separado, para que nadie sospechara. El único cómplice que tenían era Taehyung. Siguieron yendo a tomar café y chocolate a la cafetería y luego se envolvían en la vorágine laboral. Habían tenido noticias que los Kang les habían arrebatado un par de clientes, como siempre usando estrategias nada de limpias, pero no tenían pruebas y eso empezaba a desesperar a los hermanos Kim.

Todo era perfecto, de vez en cuando bajo la complicidad de Tae, se besaban cada vez más apasionadamente en la oficina del alfa. Jin iba a quedarse con Jungkook día por medio. Pero llegó el viernes nuevamente y una pequeña tormenta se desató en medio de su cielo despejado.

Seokjin y Jungkook trabajaban afanosamente en un par de cuentas que les habían pedido asesoría para invertir en la bolsa. De pronto Yoongi entró sin golpear y hablando fuerte, ignorando la presencia del omega.

—¡Hoy es viernes y vamos a divertirnos!

Seokjin iba a replicar, pero Yoongi no lo dejó.

—Te tengo una sorpresa. Dos hermosas mujeres nos esperan en el club.

Seokjin miró a Jungkook quien ya estaba apretando sus puños —No Yoongi, yo no iré...

—¡Estás loco, no puede decir que no! Se trata de esa beta rubia, la que te presenté hace unos meses. ¡Dijiste que te había dado la mejor mamada de tu vida! —Yoongi sonreía mientras decía esto.

Al oírlo Jungkook sintió que su corazón se partía del dolor y celos. Él no se podía comparar con esa mujer que le brindaba tanta satisfacción a su alfa, cuando apenas ellos se besaban. Él nunca sería suficiente para su alfa. Lleno de dolor y decepción rodó su silla hacia la salida.

—Los dejo solos. Es mejor que hablen sus cosas de alfa sin testigos.

—¡Jungkook no...! alcanzó a decir Seokjin, antes que el omega saliera golpeando la puerta.

—Y a este ¿qué le pasa? —preguntó un irónico Yoongi.

Seokjin cerró sus ojos y suspiró. Debía ir tras su omega.

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