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━032 ❝¿PRINCIPES O PRINCESAS❞













































































































Mal's POV.

HOY ES EL DÍA DE LA ECOGRAFÍA.

Día donde sabremos cómo se encuentran mis príncipes, y si lograremos saber su sexo.

Sin embargo, con mi esposo habíamos decidimos que queremos realizar la revelación del sexo. En primera instancia llegamos a pensar que ya era un poco cliché, llegamos a decir que preferíamos esperar al nacimiento, pero a la final optamos por hacer la revelación.

Tanto Ben como yo, estamos emocionados por la eco de hoy. Tenemos miles de teorías, pero, el sobre donde está el informe, se lo daremos a dos personas en específico.

Evie fue la primera que pidió no ser una de esas personas, porque capaz se le escapa el secreto y no quiere arruinarnos la sorpresa. Además que quiere apostar, típico de ella.

Pero por el momento, enfoquémonos en hoy, y en que juntamos a mi padre y a Perséfone.

No me juzguen, ellos quisieron venir a la ecografía junto con los padres de Ben. Así que culpa de nosotros dos, no es.

—¿Emocionada, Mal?— me preguntó Bella, al acariciar mi pancita.

Asentí.

Con mis manos estaba sosteniendo la gran pancita que ahora tengo. Y les confieso que a pesar de las estrías que me están dejando los tres chiquitines, el embarazo me ha hecho lucir muy sexy.

—¿Tienes alguna teoría del sexo de los niños?—me preguntó Perséfone, tenía su mirada en su teléfono.

Negué con la cabeza.

—No, pero siento que los tres no son del mismo.— respondí.

Últimamente me he soñado con un niño y una niña, sin embargo, no hay revelación de un tercero. Sería ilógico que dijera que no creo en mis sueños, pues, ya saben que por ahí conocí a mi esposo.

—Quiero dejar de ser inmortal si llegan a ser varones.— mencionó papá, mi madrastra le dio un codazo, y yo apenas lo miré terriblemente.

—Cuidado con tus palabras, Hades.— refutó mi suegro, indignado. Bella le dio un codazo también.

—No cambian.— murmuramos mi esposo y yo al mismo tiempo.

La verdad, ya nos estábamos preparando para la batalla por quién sería el abuelo favorito. Sé que esos dos harían hasta una batalla olímpica por saberlo.

Acaricié de nuevo mi pancita, era raro que los trillizos estuvieran tan tranquilos desde la mañana, ya que por lo general al medio día parecen un terremoto. Y más cuando oyen al papá.

—¿Los bebés siguen durmiendo?— me preguntó Ben, solo bastó con que él tocará la pancita, para sentir una patada— Uy, alguien despertó por ahí.

Y otra patadita.

Eso me hizo reír bastante.

—Te escuchan, y parece que quieren salirse de mi panza.— comenté, seguí acariciando mi barriga.

—Bella me confirmará esto.— habló Perséfone, de un momento a otro— Cuando el bebé tiene mucha afinidad con el papá, es normal que tú quieras estar con él todo el tiempo, de igual forma... digamos que las ganas de tener sexo con tu marido en tu embarazo son producidas por el propio bebé.

Mi mandíbula casi cae al suelo, mi suegra se quedó muda, mi papá queria morirse de la vergüenza al igual que Adam. Y ni hablar de Ben, la saliva no lo quería ver vivo.

No voy a confirmar ni a negar esto, qué vergüenza.

—Okay... esto fue incómodo.— mascullé.

—Creo que por eso hubo tanto encuentro sexual en mi embarazo con Macaria, ¿cierto Hades?

¡Yo no quería saber eso!

Pero admito que la cara de mi papá daba risa. Adam bajó la cabeza para poder empezar a reírse bajito, obviamente sabía que si él iniciaba la burla, Bella iba a ser capaz de decir algo igual.

Intercambié miradas con mi marido.

Kore por su parte estaba con la vista en su teléfono, así que no estaba apenada por tal confesión. Pero papá sí quería dejar de ser inmortal en ese momento.

—Como que está haciendo frío, ¿no?— con esta pregunta, Ben nos hizo notar la incomodidad que había dentro de la limusina.

—Oye sí.— dije yo.


✨.



A pesar de que el trayecto del castillo al hospital, fue claramente incómodo. Ya fue muy diferente cuando me llamaron al consultorio. Seis personas que iban a estar de expectantes frente a un monitor casi 3D, no pasa tan seguido.

Tenía mi blusita hasta el final de mi busto, mi barriga estaba totalmente descubierta.

La doctora Meredith, quién ha seguido el proceso de mi embarazo desde que nos enteramos, me aplicó una especie de gel que me da frío hasta el alma y con el aparato que usan para ver al bebé —no tengo ni idea de cómo se llama—, empezó a esparcirlo.

Escuchamos los corazones.

Miré a Ben, ambos teníamos lágrimas en nuestros ojos.

—No podemos dudar que los corazones de los príncipes se encuentran demasiado saludables.— comentó la doctora, yo reí — Vamos a mirar más cosas, entre esas el sexo.

—Uh, doc, nosotros no queremos saber aún el sexo de los bebés. ¿Habría algún inconveniente si nos podría entregar esa información en un sobre?— pedí. Ella amablemente accedió — Gracias.

Ver los rostros de mis chiquitos fue lo más hermoso.

—¡Se parecen a mi hija!— gritó mi papá, bastante emocionado— ¡En tu cara, Adam!

Bueno, apenas íbamos en dos, faltaba el tercer bebé. Fue un poco difícil porque no se dejaba ver mucho.

—¡Se parece a mi hijo!— ahora fue turno de que Adam gritara.

Y sí que los genes hicieron de las suyas, sin embargo sé que con el tiempo se va cambiando y no se tiene el mismo parecido que al de la infancia. Mi papá volvió a hacer el mismo comentario que el de la mañana en la limusina. Me quedé con la intriga de saber qué son, sin embargo puedo aguantarme hasta dentro de unas semanas.

—Tu embarazo va muy bien, Mal, te felicito.

—Me alegra escuchar que todo está marchando bien.— dije, demasiado contenta— Esos chiquitines son una gran motivación en este momento.


✨.



Tres semanas después...

Me encontraba frente a mi espejo retocándome un poco el delineado, mientras Evie le daba de comer a Nícholas. Me daba cierta ternura ver cómo lo hacía reír para que comiera sin ningún problema.

—¡Capitán Henry, despeje la pista que el avión está a nada de aterrizar!— exclamó mi mejor amiga, mientras jugaba con la cuchara de la papilla, el nene comenzó a reírse— Abre la boca mi amor, ¡sí, así de grande!

El pequeño comió el contenido de la cuchara, y luego comenzó a reírse.

Reí, inconscientemente mis manos se posaron en mi vientre.

—¡Terminamos!— celebró Evie, el bebé empezó a aplaudir. Ella le dio un beso en la mejilla—, Muy bien, mi vida. Ahora voy a limpiarte ese tris de boca que está muy manchado.

Hoy es el baby shower.

Evie se había encargado de organizar la fiesta, junto con Jane. Y antes de que se empezara a realizar los planes de la fiesta, con Ben entregamos el sobre donde teníamos la información del sexo de los bebés a las dos personas que escogimos: Lonnie, y la madre de mi mejor amiga.

—Las llamé aquí, porque ustedes saben guardar muy bien un secreto.— comentó Ben, yo apenas asentí.

—¿No me digan que ya no son trillizos sino son más?— interrumpió Lonnie, algo alarmada.

Yo apenas miré mi vientre.

—Dios me ampare.— murmuré. No quiero pensar cómo sería tener más bebés dentro de mí panza.

—Amén.— masculló la madre de mi mejor amiga— ¿Qué nos van a pedir?

Les comentamos absolutamente todo, con pelos y señales para que no estuvieran confundidas. Ellas asentían si era necesario, hasta que les entregamos el sobre.

 —Los secretos son algo valioso para mí, y creo que ustedes lo saben.— Mencionó Regina, yo asentí— Cuenten conmigo.

—Por dos, cuenten conmigo.— dijo Lonnie.

Dejando este tema, nuevamente de lado, y enfocándonos en la fiesta de hoy; las chicas hicieron un gran trabajo. 

La decoración era entre tonos dorados, grises, azules y morados. Habíamos elegido un letrero con luces el cual decía "¿Girls or boys?", estaba ubicado a la entrada junto al buzón de sugerencias; es decir, en donde los invitados pondrían la respuesta a la pregunta del letrero. Había bombas decorativas en forma de chupetes, y bebés, bombas de los colores que mencioné al principio. Las mesas estaban decoradas con los colores morado, azul, y gris, como otras tenían era el dorado. 

Los bocadillos eran variados, lo que más me gustó fueron los pastelillos que habían organizados en torres, cada torre tenía un color en específico.

La revelación sería por medio de la probada de unos caramelos, los cuales tendrían que tener relleno azul o morado. El morado sería niña, y el azul niño; la prueba de os dulces serían con los ojos vendados, y frente a nosotros había una especie de tablerito que se marcaría con un dragón (niña) o bestia (niño). Ben y yo haríamos la prueba de ocho caramelos y habría una persona que se iba a elegir al azar para ser el veredicto. Al final, los fuegos artificiales a nosotros dos nos dirían todo.

—Bueno, mi bebé, debo seguir ayudando a tía Mal.

El bebé empezó a balbucear mientras movía sus manitas.

—Sí, mi vida, ella debe lucir hermosa para la fiesta de tus futuros primos.

—Es muy charlatán ese chiquitín, ¿cierto que sí, mi amor?— hablé, con un todo de voz muy consentido.

—Es hijo mío, ¿qué esperabas?— respondió Evie, junto a una risa— M, debemos probarte el vestido, de nuevo.

Ella se lució haciendo mi vestido. Es demasiado hermoso: es en terciopelo vede, el escote deja ver un poco mis hombros e inicio del surco de mi pecho, tiene manga larga, y cubre mis pies. Estaría con el cabello suelto, en ondas, y una de mis tiaras. Mi maquillaje es en tonos naturales, llevaba unas perlas como pendientes, obviamente mis anillos. 

Me miré en el espejo, admiré la belleza que me ha regalado el embarazo. Mi vientre se veía muy tierno.

—Espero que si quedo embarazada algún día, me den una buena dotación de...— inmediatamente tocó su busto, eso me dio risa— ¡En serio, M! ¡Tienes demasiado, yo apenas sobrevivo!

Reí.

—Es por la leche que estoy acumulando, ¿o de dónde crees que salieron los últimos biberones de Nick?

Un día... me levanté con mis senos llenos de calostro. Ustedes me dirán, ¿pero, Mal, qué es eso?, pues, ese es el líquido precursor de la leche materna. Es segregado por las glándulas mamarias durante el embarazo y los días inmediatamente posteriores al parto, y en esos primeros días de vida. 

Fuente: libro de maternidad que me regaló mi suegra.

Me está saliendo demasiado, lo cual quiere decir que debo usar protectores para no manchar mis blusas, y debo tratar de recolectar esa leche en unos teteros. El calostro es fundamental para los bebés, así que mientras mis trillizos nacen, Nick va a tomar esa leche.

No decidí amamantarlo, como me llegó a pedirme Evie, porque no quiero romper ese lazo que ella está construyendo con su bebé.

—Iba a hacer una pregunta indecente, pero la haré mejor cuando nuestros hijos estén grandes.

—¡Evie!— exclamé—, Deja de ser mal pensada, mujer.

—No pude evitarlo, perdón.— murmuró, entre risas. Rodé los ojos— ¿Pero te imaginas?

—¡Evie!— exclamé, de nuevo.

Duramos rato molestando con eso. 

Al cabo de un par de minutos, ya estábamos listas, debíamos bajar al jardín real a eso de las tres, cuando ya estaría la mayor parte de invitados. Mientras Evie retocaba algo de su maquillaje, yo tenía a Nick en mis brazos, estaba jugando con él.

—¿Quién es el príncipe de la tía? ¿Quién?— hablé de manera juguetona, mientras le hacía cosquillas. Su risa era muy contagiosa.

—Mal.— balbuceó.

De inmediatamente mi mejor amiga y yo nos miramos.

—Mi vida, ¿qué dijiste?

—Mal.— el pequeño Nick metió sus manitas en su boca.

—Amor, di "mami".— pidió Evie— No quiero perder una apuesta.

—Ma... mamá.

Evie empezó a gritar como una loca.

Prácticamente fueron las dos primeras palabras del bebé, aunque creo que ella no va a perdonar el hecho que su primera palabra hubiera sido mi nombre. Ay Dios, este día no puede ser mejor.


✨.




El juego del biberón fue mi favorito, sin duda alguna.

Pero el biberón lleno de vodka.

Jay y Carlos terminaron ganando un bono para ir a comprar lo que quisiera... sobornaron a Ben, y les hizo caso.

Después de otros cuantos juegos, y de estar llenando una urna con sugerencia de nombres y teorías sobre los sexos de los bebés, era el momento en que se diría quiénes serían los padrinos y un pequeño agradecimiento a los invitados.

—Gente, después de un largo recorrido de juegos, y una vomitada espantosa de Gil, démosle un fuerte aplauso a los reyes de Auradon.— anunció Lonnie, quién estaba como DJ.

Subí a la tarima, acompañada de mi esposo.

—¡Con esa mamá para qué juguetes!— gritó Evie desde donde estaba, yo empecé a reírme.

—Familiares, amigos y conocidos.— empezó a hablar mi esposo— Les quiero dar las gracias, por acompañarnos en este hermoso momento de nuestras vidas.

—Como todos saben, hemos pasado por altibajos, pero gracias a Dios, la vida, el universo, cualquier deidad a las que ustedes le tengan fervor, estamos aquí de pie guerreando cada día.— continué, un nudo en mi garganta empezó a formarse— Nunca me imaginé pasar por un proceso de maternidad, ya que nunca había estado en mis planes... sin embargo, ha sido maravilloso.

Toqué mi pancita, y miré sonriente a mi esposo.

—Nos complace a nosotros, hacerles partícipes de este hermoso proceso.— dijo Ben— Añadiendo que a continuación ya sabremos si príncipes o princesas conformarán nuestra familia. Pero antes, queremos informarles sobre quiénes serán los padrinos de nuestros chiquitines.

—Aunque es mejor dejarlo para el final.

Estaba emocionada, demasiado, ese asunto podía esperar.

—Es momento de saber el veredicto final, ya que nuestros reyes dijeron que el tema de padrinos se habla en otro momento.— dijo Lonnie, al momento puso música de suspenso— Por favor, tomen asiento, si no ven nada es completamente normal.

Evie y Jane se acercaron a nosotros con unas vendas de color negro, nos colocaron eso sobre nuestros ojos. Inmediatamente me dió intriga.

—Se hará una prueba de caramelos, si el interior es de color azul será un príncipe, y si es moradito, es princesa.— explicó Evie— Son nueve caramelos, tres de ellos tienen los resultados.

«Mi azúcar peligra», pensé.

Probé el primero, escuché el abucheo de la gente. Luego fue Ben, y pasó lo mismo.

—Me voy a hacer pis de los putos nervios.— murmuró Ben, comencé a reírme, los invitados sonaron sorprendidos— Rayos, lo dije muy alto.

Segundo caramelo por mi parte, la gente volvió a abuchear. Pero cuando fue el turno de Ben, escuché unos gritos que me dejaron sorda.

—¡Ya se ha revelado el primero, hay que seguir!— anunció Lonnie.

En cualquier momento puedo vomitar de los nervios.

Fueron dos intentos entre ambos, y no salía nada. Ya me estaba impacientando.

Demasiado.

—Quedan tres intentos más, pero, el veredicto final lo dará...— Lonnie puso música de misterio— Don Hades.

Me atoré con mi propia saliva.

Mi papá sería la persona que nos sacaría de la intriga, lo cuál quería decir que entre Ben y yo estaría el resultado número dos. Me voy a morir.

—¿Es necesario la venda?

—¡Solo ponte la maldita venda, papá! ¡Necesito saber los sexos de mis otros sobrinos!— gritó Macaria desde algún lado.

—¡Mami, lenguaje!

Reí de nuevo.

—¿Pueden acelerar? Es que mi vejiga no es que aguante tanto mientras en mi útero cargo a tres bebés.— dije, mi comentario dió risa pero es verdad.

Música de misterio, otra vez.

Me pusieron el otro caramelo, y los gritos fueron horribles. La emoción se sentía a flor de piel.

Cuando dijeron que el veredicto lo daba papá, era de saberse que Ben no tendría caramelo con respuesta. Ya era hora de que el gran y poderoso Hades diera el veredicto final.

No pasaron más de tres segundos cuando escuché fuegos artificiales, gritos y otro tipo de sonido relacionado a celebración. Me quité la venda lo más rápido que pude, al igual que Ben, comencé a llorar de la emoción.

Los fuegos artificiales nos decían la respuesta, y me dió mucha alegría ese letrero: ¡A las dos princesitas y al pequeño príncipe le damos la bienvenida!

—¿¡DOS NIÑAS!?— comenzó a gritar mi papá— ¡SE VIENEN DOS VERSIONES PEQUEÑAS DE MI HIJA, MALDITA SEA! ¡EN TU CARA BESTIA!

Con Ben quedamos mudos, pero estábamos llorando. Pero, puedo decir que él fue el que reaccionó de primeras al arrodillarse y besar mi pancita, para luego darme un beso en los labios.

—Mierda, no lo puedo creer.— confesó— Me has dado el mejor regalo, mi amor, te amo, te amo, te amo.

Reí.

—No imaginé que esto pasaría.— chillé de la emoción, antes de abrazarlo.

Poco después se acercaron nuestros amigos y familiares a felicitarnos, fue una emoción bastante bonita. Nos decían lo ansiosos que estaban porque todo siguiera marchando bien, y por la llegada de nuestro príncipe y nuestras princesas.

Admito que Regina y Lonnie supieron —como dice Evie—, amarrarse bien la lengua para no soltarnos nada.

—Yo fui una de las que gritó al saber eso.— me dijo Lonnie.

—Casi se desmaya.

—Lo que dijo Regina.— admitió, riendo.

Les agradecimos por lo que hicieron, la verdad estamos en deuda con todo esto, sé que guardar un secreto es complicado.

Después de todo ese alboroto, nos seguimos divirtiendo, felices por esta hermosa noticia.

Aunque sabía que la felicidad no me iba a durar mucho tiempo.







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Como tres meses sin actualizar, peeeero, he estado trabajando juiciosa así que no he tenido mucho tiempo en concentrarme en escribir.

Agradezco mucho su espera.

¿Les gustó el capítulo?
Prometo subir la galería de este capítulo en el próximo ♥️.

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