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━021 ❝Uɴᴀ ʙᴏᴅᴀ, ᴜɴᴀ ᴀᴘᴜᴇsᴛᴀ, ʏ ᴀʟɢᴏ ᴍᴀ́s❞


















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QUIÉN DIJO QUE VIAJAR A CAMELOT POR UNA BODA SERÍA MALA IDEA. Literalmente desde que los chicos habían llegado para la boda de Ariana y de Kheaden, no habían para un segundo de tomar fotos o de querer calmar sus antojosese era el caso de Mal—, el clima del lugar era cálido, parecía como si hubiera llegado ya el verano. El grupo de amigos decidieron quedarse en un hotel cerca al castillo del hijo de Arturo, a pesar de que Kheaden les había ofrecido que se quedarán allí. Todo para evitar lo que había pasado la última vez.

La temática de la boda era con luces de neón, lo que significaba que todos los invitados debían tener un accesorio de colores fuertes, o en última instancia, usar vestimenta así.

Evie había trabajado mucho en los diseños. Los vestidos de las chicas debían combinar con el de su pareja. El resultado fue un mil sobre cien, porque a sus amigas les gustaron, y que decir de los chicos. Sin embargo, no quiero dejar de lado el increíble trabajo que hizo con Ariana para que se viera reluciente y que nadie le quitara el ojo de encima debido a lo preciosa que se iba a ver.

La boda se llevaría a cabo a las seis de la tarde. Lo que les dio tiempo a las chicas de poder hacer su spa en la habitación de Evie, en donde probablemente si los chicos entraban allí, no demorarían cinco segundos, porque el ver mucho producto de belleza los podría perturbar.

—Evelyn, agradece que tu mamá no vino, porque en cualquier momento te voy a pegar.— advierte Uma mientras mira con enojo a la peliazul, estaba a punto de depilarla con cera.

—No quisiste con cuchilla, tocó recurrir al arma letal y efectiva.— asegura la hija de Regina mientras pasa su mano por la tela que había puesto encima de la pierna de Uma—, Voy a contar hasta tres. Uno...

—Mills, no.— pide.

—Dos...

—¡Qué no!

En ese instante Evie arranca la bandita de la pierna de Uma, provocando que esta se retorciera por el ardor.

—... Tres.— la peliazul pasa una toallita de agua tibia para limpiar la piel de la morena—, Ay, no era para tanto.

—¿¡No era para tanto!? ¡Me estoy retorciendo del pinche ardor que siento, estúpida!— se queja la hija de Úrsula, mordió la almohada que tenía al lado cuando vio que Evie pondría otra telita—, ¡Alguien que le diga a esta maniática que pare!— murmuró entre dientes.

—Ya te acostumbrarás al ardorcito de esto, deja el drama. Además tú accediste.— consuela Evie para luego arrancar la telita y limpiar de nuevo—, ¿Te dolió? 

Uma asiente, tenía los ojos llenos de lágrimas. Ella ya quería que su amiga parara, pero según lo que le había dicho cuando le preguntó si estaba segura de hacerlo, era que no podían usar la cuchilla de afeitar, porque se vería mal y podría haber una irritación.

—Vamos con la última y podrás matarme si quieres.— avisa Evie antes de quitar bruscamente la bandita.

Uma gruñó del dolor.

—No tengo ni fuerzas para matarte, babosa.— masculló.

—Ahora ve y te bañas las piernas con agua fría para cerrar los poros, después de eso te aplicas tu crema hidratante.

Uma miró confundida a Evie, no sabía que debía seguir tanto protocolo para hacer eso. Lo que sí sabía, era que nunca lo volvería hacer, en ningún momento de su vida.

Mal estaba recostada sobre el sillón, con las piernas un poco en alto, y con sus auriculares puestos mientras esperaba a que su pedicura se secara. Con sus dedos golpeaba delicadamente su pequeña pancita, y mientras hacia eso, pensaba en la futura visita al médico para saber como iba su embarazo. Afortunadamente, su doctora le dijo que podía viajar a Camelot pero no podría pasar más de una semana.

—¡Hey, M!— la sorprende Audrey.

La pelimorada retira rápido sus auriculares y se sienta para poder ver mejor a la castaña.

—Hola, Aud.— saluda amablemente mientras pone en pausa su reproductor de música—, ¿Qué hay de nuevo?

—Espero que se seque mi mascarilla facial, Jane me dijo que debo esperarme unos diez minutos.— responde la princesa al señalar su rostro—, Oh, veo que te hiciste la pedicura.

Mal asiente y mueve sus pies.

—Estoy más acostumbrada a llevar tacones cerrados, pero, hoy es la excepción.— estaba orgullosa de haberse podido arreglar las uñas sola, su pancita no lo impidió—, ¿Qué tal el asunto de tu reino?

Creo que no fue una muy buena pregunta, porque Audrey cambió su sonrisa a una línea fina con sus labios y arqueó su ceja. Miró de arriba a abajo a Mal.

—Es complicado, pero, ¿qué podemos hacer?

Mal torció la comisura de sus labios y dejó de mirar a la castaña. Ella sabía que era un tema difícil y doloroso para la hija de Aurora.

—Ben está haciendo de todo para que te devuelvan eso, porque realmente nos parece injusto.— comenta la pelimorada, Audrey la escuchó con atención—, Hablaría con tu padre, pero ya sabes... Soy hija de la bruja que casi lo mata.

Ay, Maly, si supieras pensó la castaña por un momento. Sacudió su cabeza en forma de negación.

—No te preocupes por eso, ahorita no debes agitarte por nada. Debes estar tranquila, ya sabes, por tu ansiedad y demás.— su hablado tenía un poco de cinismo, ¿quizá?, o mejor, hipocresía—, Creo que ya debo dejar eso de lado, siento que la vida me tiene preparado algo mejor.

El mejor trono.

—Si tú lo dices.— una pequeña sonrisa se formó en los labios rosados de la dama de la corte—, A veces es bueno aceptar nuestro destino, pero, podemos mejorarlo día con día.

—¿Lo dices por lo que te pasó? Porque a ti el destino te favoreció un montón.— dice en tono divertido, Mal arqueó una ceja y luego entrecerró los ojos—, Sí. O sea, lo de Ben y demás.

Mal iba a decir algo, pero se limitó a negar con la cabeza. Lo que menos quería en ese momento era hacerle caso a las pataletas de Audrey.

—¿Sabes? Mejor me iré al balcón a tomar aire.— puso una de sus manos sobre el hombro de la castaña—, Si me disculpas...

La hija de Maléfica se levantó del sillón, dejando atrás a Audrey con su "De acuerdo" entre el aire. 

Acomodó su cabello entre sus hombros, y apenas abrió el ventanal, sintió la brisa tibia rozar sus mejillas y desordenar un poco su cabello. Eso era más soportable que las sátiras de la hija de Aurora; era más fastidiosa que cuando estaban en la preparatoria.

Afortunadamente había una silla mecedora allí, por lo visto no se quedaría parada con los brazos apoyados sobre la baranda hasta que Evie la gritara diciéndole que se les haría tarde. Con cuidado de no irse de cara para darle un beso al piso, se sentó en aquella silla. Sintió escalofríos por el contacto que hizo su trasero contra la tela de la mecedora.

Lo primero que hizo fue volver a colocarse sus auriculares y mirar que canción iba a reproducir en ese momento. Hasta que entró una llamada.

—¿Hola?

Por fin te vuelvo a oír, Mal.— la susodicha arrugó el ceño—, Después de tanto tiempo vuelvo a oír tu voz.

—¿Con quién hablo?— fue lo primero que se le ocurrió preguntar, puesto que era una voz que no conocía para nada. Lo que sí sabía, era que esa voz pertenecía a una mujer. 

Se escuchó una horrenda risa del otro lado de la línea. Eso alarmó bastante a la dama de la corte.

Ay, mi querida. No hace falta decirte quién soy, tú ya sabes.— dice aquella voz, provocando que el miedo comenzara a carcomerla lentamente, desde la cabeza hasta los pies—, No quiero oír tu voz tan chillona, así que, disfruta cada maldito día de tu pobre vida, hija mía. Porque muy pronto caerás muy bajo.

Aquella última frase, provocó un remolino de emociones en Mal.

—¿M-mamá?— fue lo único que pudo decir antes de que su celular se cayera de sus manos, estas comenzaron a temblar demasiado y la presión en el pecho no tardó en aparecer. En pocas palabras, la ansiedad iba a tomar posesión de ella. 

Si fue una persona que le quiso jugar una broma, fue muy pésimo. De lo contrario, Mal en cualquier momento se podría morir.

Una pequeña contracción hizo que saliera de ese estado.

—Ay, no. Bebé, por favor, no.— chilló del dolor al poner su brazo sobre su pancita. Comenzó a tratar de regular su respiración, no le podía pasar nada a su bebé—, No, por favor no...— la contracción comenzó a bajar poco a poco. 

—Tía Mal.— la pelimorada levantó la mirada, aunque tenía sus ojos llenos de lágrimas divisó a la pequeña Jennie—, ¿Por qué llolas?

Jennie logró que Mal pudiera comenzar a encontrar la tranquilidad. La pequeña niña se sentó a su lado y con sus manitos le limpió algunas lágrimas que habían descendido por sus mejillas. La pelimorada tomó las manos de la pequeña y las acarició.

—Ya estoy bien, princesita.— responde Mal un poco insegura, todavía estaba asustada. Pasó su dorso de la mano por sus mejillas y por la punta de su nariz—, ¿Qué haces aquí, amor?

—Huhm, mamá no está, y papá tampoco.— dijo esto mientras jugaba con sus manitas—, Y me sentí solita.

—Ven mi preciosa.— Mal la alzó con cuidado y la puso sobre su regazo. Sin querer, Jennie puso una de sus manos sobre la pancita de Mal.

—¿Qué tienes aquí?

Mal miró su pancita y luego a Nini.

—¿Me prometes guardar un secreto?

—Shi, Nini plomete gualdal secleto.

La pelimorada respiró hondo, miró hacia los lados y subió su blusa. Dejó que Jennie viera su barriguita,

—Tengo un bebé dentro de mí.— con su mano libre acaricio su vientre, Jennie puso su manita de nuevo—, Quizá tendrás un primito o una primita para jugar. ¿Tú qué piensas?

—Quielo que sea como yop.— declara la niña al sonreír lo que provocó que a Mal le diera ternura—, Pelo shh, es un secleto.— puso su dedo índice sobre sus labios.

—Lo sé, es nuestro secreto, ¿okay?— la hija de Hades besó la frente de la niña. Jannie bostezó en ese momento y recargó su cabeza sobre el pecho de Mal—, ¿Tienes sueñito?

La hija de Lonnie asintió como modo de respuesta. Después de todo eran las diez de la mañana, la niña podría conciliar el sueño por unas horitas, Mal iba a estar con ella mientras Lonnie llegaba.

Mientras sentía como Nini se iba quedando dormida, otra vez comenzó a consternarse. Comenzó a temblar de nuevo, y a sudar frío. Si su memoria no le fallaba, estaba muy segura de la voz que había escuchado, ella aún recordaba cuando cruzaba palabras con ella, o cuando la maltrataba y le decía esas cosas.

Esto lo debía saber Ben, porque de alguna u otra manera iba a peligrar también.

Todo ese remolino de pensamientos, hizo que ella se quedara dormida. Mal no sabe que la batalla que debe afrontar, es demasiado que dura.



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Con los votos matrimoniales que se dieron Ariana y Kheaden, fue imposible no llorar. Se dijeron cosas muy hermosas, muy sinceras y honestas. Ben no dejaba de apretarle la mano a Mal, ni de mirarla, porque él solamente pensaba que dentro de poco ellos dos se unirían en matrimonio y también debían decir los votos. 

Por otra parte, Evie suspiraba como tonta enamorada; tal es así, que Carlos comenzó a reírse de eso y a susurrarle al novio de su amiga que se pusiera las pilas y mirara si le decía ya o callaba para siempre. Y por si se preguntan, Doug desde hace unas dos semanas, está planeando como le pedirá a Regina la mano de su hija y de paso, matrimonio a su Evie.

Ya sabemos que habrán personas que no lo aprobarán, pero, dejémosle la felicidad intacta.

La ceremonia concluyó, después de casi dos horas. En el momento del beso que se dieron la feliz pareja, los fuegos artificiales tuvieron protagonismo, al igual que el confeti. Los invitados estaban muy fascinados con todo lo que había planeado Ariana de la mano de su —ahora— esposo, y algunas cosas, con su pequeño Hardin.

—¡Ari, felicidades!— exclama Mal al acercarse a la castaña, esta le da un abrazo.

—¡Por fin me casé! Pensé que nunca lo haría.— exclama la chica, antes de continuar hablando, tomó en sus brazos a un pequeño niño—, Malsy, él es Hardin, mi hijo.

Mal se enterneció al ver a ese pequeño. Lo primero que hizo fue acariciarle una de sus mejillas.

—Es hermoso, tiene tus ojos.— el pequeño esboza una sonrisa—, Qué sonrisa tan hermosha. ¿Cuánto tiene?

—Amorcito, ella es Mal. Tiene año y medio.

El bebé trató de decir el nombre de la pelimorada, pero, terminó fue balbuceando. Lo que ocasionó que Mal se enterneciera más.

—En serio, gracias por venir. Me alegra que estés aquí.— dice la hija de Facilier—, De igual forma los chicos.

—No, Ariana. Gracias por tenernos en cuenta; recuerda que dentro de poco sigue la mía.— ambas rieron, Mal suspiró—, Estaré en la mesa con los chicos, creo que debes atender a tus invitados. Hablamos ahora.

—No hay lío, hablamos ahora.

En ese momento ambas chicas se alejaron, cada una para donde les correspondía —por decirlo así— estar. 

Antes de pasar a la parte en donde Carlos y GIl están en una lucha de fuerza por saber quién no debe tomar esa noche; les hablaré detalladamente del trabajo que hizo Evie con Ariana. Porque realmente no lo puedo dejar de lado.

Ariana lucía un vestido ceñido a su figura, y suelto desde la parte de las rodillas, en la parte del cuello era un poco descubierto, manga larga. Su cabello estaba totalmente recogido, y tenía unas pequeñas flores como aplique; el maquillaje totalmente natural.

—Caty, yo opino, que a Mal le luce un diez de diez ese vestido.—habla Jane mientras analiza con la mirada a la pelimorada.

La hija del Hada Madrina y Catania estaban calificando los vestuarios de los invitados y de sus amigos. Hacían esto mientras esperaban a sus otros amigos.

—No te niego, amiga. Se ve muy bonita.— admite la hija de Hércules—, De hecho, no sé, siento que se ve un poco gordis.


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galery.

i. Ariana, Mal, Jane, Catania, Lonnie.

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—Buenas noches, señoritas. ¿Ya comenzaron a chismear sin mí?

Esa fue Lonnie.

—¡Lonnie!— exclama Jane antes de pedirle que se hiciera a su lado—, Hablábamos de que Mal se ve un poco...

—Siento que nos está ocultando algo. Ya sé a lo que se refieren.— interrumpe la asiática al mirar a la hija de Maléfica, Jane arruga el ceño y luego intercambia miradas con Catania. Lonnie entrecierra los ojos—, Reunión general del squad, pero a la de ya.

Jane hace una cara de preocupación antes de salir a buscar por todo el jardín a los chicos. La última vez que se hizo la reunión general, fue para planear la fiesta sorpresa de compromiso para Mal, las fiestas para las tusas de Evie, los cumpleaños de cada uno de los chicos, y algunas pijamadas.

Suena loco, pero, sí.

Algunos de los del grupo de amigos estaban reunidos alrededor de una mesa, esperando a que Gil o Carlos finalizara con una victoria y finalmente saber quién era la persona que debía conducir el auto que los llevaría de vuelta al hotel.

—¿Saben qué? Échenle tierrita al asunto, ninguno de esos dos se ha podido derribar.— exclama bastante desilusionado el hijo de Garfio, Jay asiente ante las palabras de Harry—. Mejor yo no tomo por esta noche y los llevo al hotel.

El hijo de Gastón y soltó la mano del pecoso.

—Nada mal, eh. Pareces un debilucho, pero realmente eres fuerte.—dice el rubio antes de darle una palmada en la espalda al peliblanco/negro.

—¿Debería tomarlo como un halago o como una ofensa?— Carlos arruga el entrecejo mientras sobaba su muñeca—, Como que alguien disfrutó mucho el show de sus tíos, ¿no, Nini?

La pequeña pelinegra da unos cuantos aplausos mientras ríe. Su padre se contagia de su risa, al igual que los demás.

—Gracias a Dios que es la misma risa de Lon, porque si fuera la de Jay...— bromea Carlos, el hijo de Jafar lo golpea en el brazo—, Pero, es la verd-

—¡Reunión general!— grita Jane bastante agitada, captando la atención de los chicos—, Eh, ¿interrumpo algo?

—No, chiquis. ¿Qué ocurre?— pregunta el hijo de Cruella al rodearla con su brazo por los hombros.

—Acompáñenme a la mesa de allí.— ordena al señalar la mesa en donde había estado sentada anteriormente. Carlos camina con ella mientras aún la abraza.

Mientras Jane lleva a los chicos hacia la mesa en donde Lonnie los esperaban, esta chica buscaba con la mirada a cierta peliazul que andaba hablando con su novio mientras tomaban un poco de champagne. Por fin estaban hablando tranquilamente y riendo, no discutiendo.

La pelinegra se levantó de su asiento, no sin antes pedirle a Jay que le colocara el abrigo a su hija. Como pudo, trató de pasar por la gente que se encontraba aún haciendo fila para felicitar a los recién casados; y eso que aún no habían comenzado a repartir la comida, ni aún comenzaba el vals.

—Lamento interrumpir esta linda charla de novios, pero, tenemos reunión general de amigos para algo que probablemente les gustara.

Ni Evie, ni Doug, tuvieron tiempo de decir nada, porque Lonnie los llevó a rastras para la mesa. 

Seguramente la reunión era muy importante.

—Tengo hambre, Lonnie.— se queja el hijo de Gastón antes de dejar caer su frente sobre la mesa.

Lonnie rodó los ojos nuevamente. Si su hija no hubiera, sería capaz de decirle palabras poco adecuadas a Gil. Pero, antes de comenzar hablar notó que faltaba alguien, en específicamente dos chicas.

—¿Dónde están Uma y Audrey?— cuestiona la asiática al mirar a sus amigos.

— Al parecer, está con el chico ese de la universidad.—  señala Harry con los labios. Uma estaba conversando con Damián— , Y la tóxica, no te ofendas Jay, está con Mad Maddy.

La pregunta del millón: ¿Qué hacía Audrey con ella, si se supone que no le caía nada bien? 



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El momento del vals fue más que hermoso, y también emotivo.

Las miradas de Kheaden a su amada esposa, describían todo el amor que él le tenía. Sus ojos brillantes y esa sonrisa tan pura, era la imagen que no salía de la cabeza de ninguno de los que fueron compañeros de travesuras en la Isla. El hijo de Morgana y Melín, había encontrado su felicidad en manos de la hija de Facilier.

Muchos héroes creyeron que un hijo de villano no sería capaz de amar; todo lo contrario. Todo lo contrario.

Después del vals, siguieron las palabras de la feliz pareja, y posteriormente comenzaron a servir la comida. Aunque esa no fue una razón por la cual la gente a cada rato cambiaba de mesa, y seguía saludándose entre sí; como si no se hubieran visto en siglos.

Mientras que Mal y Ben hablaban con distintas personas que no los dejaban irse a sentar. Lonnie ahora sí pudo hablarles a todos.

—Agradecida con el altísimo de que por fin estemos reunidos el squad completo, y de que Uma tenga novio.— comenzó hablar la chica de Nother Wei.

—Lonnie, perdón te interrumpo. Dam y yo no somos nada.

—Sí... Aún no.— complementa el muchacho algo apenado.

Lonnie los mira por un momento y después se encoge de hombros.

—Tengo fe de que van a tener algo, así que, prosigo.— dice—, Como ustedes saben o como notaron, muchachos... Evie se lució con los vestidos que tenemos.


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ii. Jennie, Evie, Uma, Audrey, Mad Maddy.

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Algunos de los chicos abuchearon pensando que Lonnie solo les hablaría de eso. La hija de la salvadora de China, tomó una cuchara pequeña y su copa, la golpeó mal de aposta, para que el feo ruido hiciera que algunos de sus amigos prestaran atención.

—Búrlense o lo que quieran, pero, no quiero dejar en segundo plano el hermoso trabajo de Evie.— la hija de Regina hizo un puchero antes las palabras de su amiga—, Segundo, tenemos que atinarle a algo que pienso que es.

—¿Y ahora qué?— cuestiona con la boca llena el hijo de Jafar, la pequeña Jennie no se había separado de él, estaba sentado sobre sus piernas—, ¿Tienes una corazonada?

Lonnie señaló a Jay.

—Esto mismo.— dice con entusiasmo—, Muchos de nosotros hemos notado que Mal está como rara. Y creo que Evie me entiende.

—¿Te refieres a los cambios de humor y lo demás?

Una persona que estaba en la mesa comenzó a atar cabos, y no tardó mucho en sentirse más que incómoda.

—Exacto, E. Como saben, yo ya tengo una hermosa hija.— señaló a Nini, estaba recibiéndole algunos bocados a su padre, la estaba ayudando a comer su menú infantil—. Y sé cuando una mujer está embarazada. Tengo un radar.

—Entonces, supones muy mal, amiga.

Esa fue Audrey, lo dijo en un tono poco convencedor.

—¿No sería bueno preguntarle? Siento que es la manera correcta.— habló Doug después de darle un sorbo al coctel de frutas—, No podemos ser tan apresurados en ese sentido.

—Mal subió algo de peso, han sido días estresantes. Es todo.— convence Evie muy inocente.

—Quizá sea el peso lo que hace que la veamos diferente; eso fue lo que dijimos con Catania.— opina Jane al respecto. La hija de Hércules y Megara asiente.

Y así continuaron siendo las opiniones del resto. Algunas sonaban seguras, otras no tanto. Lonnie sabía que en ningún momento iban a concordar con ella, o quizá estaba suponiendo mal.

—Hagamos una cosa... Nini, un número del uno al diez.— la niña comenzó a contar con sus deditos, provocando que a su madre le diera ternura. Hacia unos días Mal le estaba enseñando a contar.

—Hhmm, este.— dejó cuatro deditos visibles. Ella se notaba segura de su decisión. 

Jay le dio un beso en la mejilla, provocando que Audrey mostrara inconformidad.

—Gracias, amorcito. ¿Qué les parece una apuesta?— propone la asiática—, Los que ganen se llevan cuatrocientos dólares.

El hijo de Garfio chasquea la lengua mientras niega con la cabeza.

—No, mi estimada Lonnie. Que sean cuatro mil.— persuade el pirata con una sonrisa algo maliciosa. Su novia le da un codazo para que se comporte—, Está bien, ya entendí, amor.

Lonnie piensa por un momento. La idea del pirata no sonaba tan mal después de todo.

—Me parece.— acepta—, Entonces, levanten la mano las personas que sospechan que Mal está embarazada.


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Cuando apenas la pareja real pudo escapar de las preguntas evasoras de algunas personas, lograron ir hacia donde sus amigos y poder disfrutar de la deliciosa comida que habían preparado los cocineros reales del palacio de Artie. De igual forma, del pastel.

Cuando ya la marea estaba como calmada, las luces del jardín se apagaron y comenzaron a ser rodeados por luces de neón. Lo que indicaba que la fiesta ya iba a comenzar.

—¿Te gustaría bailar, cielo?— le pregunta el rey de Auradon a su prometida.

Mal asiente y toma de la mano a su novio. Ambos se fueron hacia el centro de la pista.

La música era levemente suave, una balada romántica sin interrupciones. La pelimorada puso sus manos alrededor del cuello de su amado, él en las caderas de Mal. Ambos movían sus pies al son de la música mientras sus miradas estaban conectadas entre sí.

—Te ves hermosa esta noche.

Mal sonríe.

—Tú te ves muy guapo hoy.— dice ella—. Hhmm, Benjamin.

—¿Sí?

En el momento que la hija de Maléfica iba a hablar, alguien prendió un micrófono, de igual forma a manejar las luces y la música.

¡Buenas noches, gente!— exclamó un chico desde una cabina que había cerca de donde antes estaba el pastel de bodas—, ¡Una bulla por la pareja de recién casados!

La gente comenzó a gritar, entre los gritos decían los nombres de Ariana y Kheaden.

Entonces, ¡Qué inicie la fiesta!— grita el chico a través del micrófono. Entonces, la música ahora tomó el control de todo, y con el ritmo de ella, se movían las luces.

Los invitados comenzaron a dejar ver sus adornos de colores neón, y a algunas chicas les comenzaron a brillar los vestidos, de igual forma a los muchachos.

Baby, this is what you came for
Lightning strikes every time she moves

La canción perfecta para la ocasión. La canción que haría remover sentimientos, o quizá haría que se identificaran. 

Muchas parejas que bailaban sobre el delicado pasto del jardín del palacio cantaban a todo pulmón la canción, o simplemente reían entre sí mientras se abrazaban o daban saltos al compás de la música.

And everybody's watching her
But she's looking at you, ooh, ooh

Mientras que ocurría esto, había cierto pirata revoloteando por ahí, para poder cazar a una presa muy importante de la fiesta. ¿Saben a quién me refiero? 

El castaño se encontraba sentado, moviendo su copa de licor en círculos, mientras que su mirada estaba fija en una morena que estaba bailando con sus amigas alegremente. Constantemente se preguntaba si en algún momento ella se iba a fijar en él, como él se había fijado en ella; aunque otra parte de él sabía que las cosas no debían ser forzadas, que todo se daría en el momento adecuado.

—Damián, ¿cierto?— saluda el pelinegro de ojos azulas al sentarse al lado del mencionado. Este asiente con la cabeza, Harry le ofrece su mano como forma de saludo—, Harry Hook. Qué bueno que ya nos conocemos.

—Un gusto.— dice el muchacho con amabilidad. Su mirada vuelve a ella, Harry lo nota de inmediato.

—Uma, ¿cierto?— Damián mira al pelinegro algo confundido, después baja la mirada y suspira—, Se ve que estás enamorado realmente. Ella es una chica maravillosa.

—Lo sé.— interrumpe el castaño—, Uma es una chica que no se puede describir con una sola palabra. Es una chica que te sorprende con cada cosa que hace.

Harry sonrió ante tal confesión; él sabía que estaba siendo más que sincero.

—¿La amas?

—Muchísimo.— responde Damián—, Aunque ella no note que estoy enamorado, la sigo amando.— se sentía frustrado, muy frustrado. Suspiró y dirigió su mirada a Uma, de nuevo.

—Damián, te diré una cosa.— Harry posó su mano sobre el hombro del susodicho—, En este momento, muchísimos chicos o chicas, tienen la mirada sobre ella; porque como ves, Uma es una mujer muy preciosa, no más su sonrisa le da paz al que sea Pero, ella te está mirando a ti.

Uma levantó su mano e hizo un ademán de saludo, su mirada se conectó con la de Damián.

—¿Ves? Ahora, ve que te está llamando.

—Lo haré, fue un gusto conocerlo, Harry.— menciona el muchacho al levantarse de la mesa y apuntar su chaqueta de paño.

—Y, Damián.— el castaño se detiene y mira al pelinegro—, Amala mucho y, cuídala. Ella merece lo mejor.

—No se preocupe por eso, tenlo por seguro que si las cosas se dan, la haré muy feliz.

Después de un apretón de manos y una leve palmada en el hombro, Damián se fue hacia Uma. La morena lo abrazó, y después de ello comenzaron a bailar la canción que sonaba en ese momento.

Harry sonrió. Después de todo ella merecía que llegara una persona que la hiciera mucho más feliz de lo que él la hizo.

—Amor, ¿qué haces?— la voz de la hija de Hércules hizo que él saliera de sus pensamientos y la rodeara con su brazo—, Ella se ve realmente feliz, ¿no crees?

—¿Tú eres feliz conmigo?— el pirata dirige su mirada azul hacia la pelirroja, ella le da un beso en la comisura de sus labios—, ¿Eso es un sí?

—Si no fuera feliz contigo, no hubiera decidido comprometerme contigo, Hook.— Catania comienza a reírse y luego jala a su prometido hacia la pista de baile.


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La fiesta había llegado al punto de que algunas chicas habían quitado sus tacones para poder seguir disfrutando de la noche. El alcohol estaba presente en las venas de unos pocos de los que se encontraban todavía saltando cuando el Dj decía: "¿Dónde están los solteros?"; lo sé, algunos nos saldríamos de la atmósfera de un gran salto.

La fiesta estaba bastante entretenida, diría yo. Todos los presentes la estaban pasando bien, incluyendo a los pocos niños que se encontraban allí.

—Quién diría que mi hermana se lució con esta fiesta.— grita Celia mientras sigue bailando con su novia, Dizzy.

—Afirmo lo que dices, Lia.— grita Evie, estaba un poquito pasada de copas—, ¡Qué viva la soltería!

—¡Qué viv- Aguarda, Mills tú tienes novio.— Uma interrumpió el grito que iba a dar, para recordarle a la hija de Regina ese detalle.

—Ah, sí, cierto.

Mal estaba sentada, esperando a que Ben terminara de hablar con Artie. Necesitaba poderle contar lo que había ocurrido en la mañana; aunque no fuera un buen momento para decirle, lo haría. Tenía a Jennie sobre su regazo, estaba dormida desde hace una media hora, se había divertido tanto que ya se habían agotado sus baterías.

La pelimorada acariciaba el sedoso cabello de la pequeña, y la mecía con suavidad; todo para que no tuviera malos sueños y pudiera descansar bien.

—Mal, en serio, le debes tener mucho amor a mi hija. Ahora me toca cuidarla, te lo agradezco mucho.— Lonnie toma a la pequeña en sus brazos y la cubre con su abrigo—, Tienes gran talento con los niños, por lo general Jennie no se duerme rápido.

—No es nada, Lo. Jennie es una niña que irradia mucha ternura y mucho amor, igual a ti.— Mal sonríe, de pronto comienza a agitar su mano frente de ella. Estaba haciendo mucho bochorno—, Tengo calor.

—Dímelo a mí. Si algo, ve y te tomas un poco de ponche, debe estar frío aún.— considera la hija de Mulán mientras acaricia las mejillas de su pequeña.

Mal toma el consejo de Lonnie, no sin antes decir un "No tardo" se dirigió a la mesa de las bebidas. A duras penas logró llegar allí, había mucha gente bailando, volviéndose loca en término no tan literal; las luces de neón era lo único que le permitían poder ver el paso por donde iba.

Al llegar a la mesa, agradeció porque aún las bebidas estaban frías. Justo cuando se iba a servir, llegó Audrey.

—Hace mucho calor, ¿no crees?

—Un poco.— responde la pelimorada al respecto, la castaña le extiende un vaso que ya contenía bebida—, ¿Para mí? Oh, gracias.

—No es nada.— sonríe la hija de Aurora, ella no tarda en darle un largo sorbo a su cóctel—, No he visto que salgas a bailar tanto como las otras veces, ¿todo bien?

Mal le da un sorbo ligero a su bebida, hizo una mueca al sentir lo amargo que era.

—Esto sabe asqueroso, pero tengo sed.— murmuró entre dientes—, No estoy dispuesta, me siento cansada.

Audrey mira cautelosamente como la hija de Maléfica sigue bebiendo. Muerde su labio inferior antes de responder.

—Ya veo, si algo, nos avisas para irnos al hotel.

Mal niega con la cabeza mientras deja la copa de plástico en el bote de basura. Hizo otro gesto de desagrado.

—No, no quiero arruinarles la noche. Además debo hablar con alguien que está aquí.— Audrey se hace la que comprende, pero, enarca una ceja. La pelimorada la mira de nuevo—, ¿Por qué no estas con Jay?

La castaña relame sus labios.

—Estaba con él hace un rato, solo que me vine a tomar algo.

—Ya veo...— murmura la dama de la corte—, Hola, amor. ¿Qué ocurre?

Ben había llegado.

—Nos necesitan, ¿quieres venir?— le pregunta el ojimiel, sabía que de pronto su amada estaba algo cansada. Mal asintió—, Está bien. Con permiso, Aud.

Mal toma la mano de su novio y comienzan a caminar por el gentío. No sabía a quiénes se refería Ben hace un momento, pero en el tono que lo dijo parecía algo urgente. 

Después de saludar a unas personas que había por allí, de igual forma de echar un vistazo a lo que hacían sus amigos, llegaron a una parte un poco alejada de la fiesta; se podría decir que era algo cerca a la entrada del castillo que había pertenecido al rey Arturo.

Nada más y nada meno que las personas que los esperaban eran...

—¿Merlín y Morgana?— murmuró la pelimorada para sí misma.

Morgana estaba como la chica la recordaba. Una mujer espigada, delgada, de tez blanca, cabellos bastante negros, los ojos muy claros que a ciencia cierta no se sabía si eran azules o verdes. Como siempre, siendo tan elegante y delicada.

A su lado se encontraba su marido. Aquel mago que los ayudó a vencer a Madam Min no hace tanto tiempo. 

—Majestad.— saluda Merlín antes de estrechar su mano—, Lady Mal.

La susodicha hace una venia corta en forma de saludo.

—Creo que ya deben conocer a mi esposa, Morgana.

—Rey Ben, Lady Mal.— la mujer hace una reverencia con mucha delicadeza, su mirad va hacia la pelimorada—, Te creciste, jovencita. Estás preciosa.

La hija de Hades ríe.

—Muchísimas gracias. Es bueno volverla a ver.

Merlín miró algo confundido a la hermana de Arturo. Él creía que era la primera vez que la iba a conocer, pero, resultó que no.

—Conozco a Mal desde cuando era una niña traviesa, era amiga de nuestro hijo, Emrys.

—Sí, fuimos a Dragon Hall juntos.— complementa la pelimorada.

—Oh, ya me imagino.— dice el hombre pelinegro—, Ben me dijo que ambos tenían una pregunta, ya que como se van a casar en un poco tiempo, necesitan estar seguros de algo.

Mal intercambió miradas con su novio, por un momento ella arrugó la nariz. Realmente no recordaba que era.

—Si no estoy mal... Es sobre mi parte de semidiosa.— dice algo insegura—, Si llegase a quedar embarazada, ¿eso afectaría un poco en el desarrollo del bebé?

Tanto Merlín, como Morgana, comenzaron a hacer un pequeño análisis de las palabras de Mal. Morgana decidió hablar.

—Tú eres semidiosa y heredaste algo de Maléfica; si no estoy equivocada es algo que tiene que ver con las hadas.— la pelimorada asintió—, Entonces, puede que te afecte un poco, como puede que no. Con Kheaden se me aceleró el parto.

Eso explicaba todo. El proceso del embarazo se estaba acelerando un poco debido a la magia que Mal poseía.

—Pero, contigo no creo que pase mucho. Recuerda que tus hijos tendrán una cuarta parte de dios, por lo que su padre como tal es un humano.— continúa el mago Merlín—, Ben no tiene magia.

—Posiblemente uno de tus descendientes herede la marca de tu brazo.— la madre de Kheaden señala la notoria marca del dragón.

Mal miró con preocupación su brazo.

Entonces, si era cierto... La iba a tener, entonces, si ella lo sabía vendría por ese bebé. Vendría por su bebé.

—Pero, no te preocupes. Pueda que la magia la hereden hasta la mayoría de edad.— tranquiliza la mujer de cabellos negros.

—O sea... A los dieciséis o a l-los dieci- ¡Agh, duele mucho!— comienza a gritar Mal. Comenzó a sentir un dolor bajito, algo parecido al de la mañana. Ben la sostuvo cuando comenzó a quejarse. El dolor persistía, tanto que Mal terminó desmayada.

—¡Mal, despierta! ¡No, no, no!— grita Ben mientras golpea con suavidad la mejilla de ella.

Merlín se fue corriendo a buscar a su hijo, mientras que Morgana se quedó para ayudar a Ben. Esta quedó horrorizada cuando comenzó a ver...

—¡Ben, ella está sangrando!



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