━020 ❝Eɴғᴇʀᴍᴀ ᴅᴇ ᴀᴍᴏʀ❞
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UMA NO HABÍA vuelto a ser la misma desde que su corazón había sido roto por su primer oficial. En la Isla no le importaba cuantas veces Harry estaba con ella y luego le coqueteaba a otra chica la cual paraba en su cama; a fin y al cabo, era la Isla de los perdidos, cualquier chico le coqueteaba a todo lo que caminara, al igual que las chicas. Pero, al llegar a Auradon con su pandilla, las cosas habían cambiado, tanto para la capitana como para el hijo de Hook. Quizá el dios Eros habría flechado los corazones de cada uno, pero como muy bien su hija lo decía: "Las flechas a veces se equivocan".
Lamentablemente fue lo que ocurrió entre ellos dos.
Habían cumplido unos años juntos. Buenos y malos momentos pasaron juntos, más buenos que malos, pero, comenzaron a pasar cosas que empezaron a debilitar aquella relación. En aquella ocasión, en donde todo se rompió por completo, habría sido culpa del alcohol en las venas de ambos.
—Yo sé que ya no me miras de la misma manera, Hook.— solloza Uma mientras lo miraba a los ojos—, Pero, yo sigo aquí, como una estúpida, pensando que esto va a cambiar.
—¿¡Tú crees que yo no!?— interrumpe de golpe el pelinegro—, Todo este tiempo me he aguantado las tentaciones que me acorralan desde que vivía en la Isla. Porque no quiero ser ese tipo de hombre para ti, Uma.— él sentía que debía decirle la verdad, no aguantaba verla sufrir, ella tenía razón—, Verás... No te convengo, quizá no estamos destinados a estar juntos. No mereces estar con un hombre que fue capaz de tener sexo con otra mujer que no era su novia, y menos en la cama de ambos.
Uma sentía mucha impotencia en ese momento que su reacción fue una bofetada para su novio.
—¡Eres un malnacido, Harry!— grita con dolor, al mismo tiempo golpeó la pared fuertemente con su puño. El pelinegro trató de calmarla pero lo único que logró fue que ella se desesperara más—, ¡Maldito el día en que me enamoré de ti! ¡Maldito el día que te dije que te amaba! ¡Te odio con mi vida!
—¡Uma, para!
—¡Lárgate de mi vida!— ordena al hablar entre dientes, las lágrimas todavía caían sobre sus mejillas—, No quiero volver a verte... No quiero...
El hijo del capitán Hook, tensó su mandíbula, asintió y se dirigió hacia la puerta; antes de irse, miró con tristeza a la chica que se supone que amaba, pero, que la había herido de una manera incurable. Después de dar un suspiro pesado, salió del apartamento que ambos compartían.
Uma ese día había quedado destrozada, había quedado enferma de amor. Quizás, para siempre.
Años para sanar aquella herida que aquel pelinegro le había dejado.
Recurrir al alcohol nunca fue una idea, puesto que ella sabía que podría provocarse algo más fuerte; mucho menos recurrir al cigarrillo. Uma no quería volverse adicta a nada, absolutamente nada. Quería estar más que sobria para poder sanar su corazón.
Sí, lastimosamente ella comprendió mucho tiempo después que el amor era resbalarse, caer y en muchas ocasiones herirse. Se llegó a preguntar por qué el ser humano busca el amor, si siempre saldrá herido, ¿si nacimos solos, por qué buscamos amor?; una pregunta bastante difícil de responder, todos dependemos de algún amor, así sea el de una mascota. Pero, el amor que siempre debe dominar la vida, es el de uno mismo.
Aquella filosofía, fue la conclusión final, para que la capitana de Lost Revenge lograra superar a aquel amor que la enfermó.
O bueno, era lo que ella creía. Porque cuando volvió a ver a Harry Hook y decirle que lo extrañaba, la herida se volvió a abrir. Y más aún, porque sabía que la nueva novia de él, sabía todo, absolutamente todo.
—Hey, hola.— aquel saludo hace que la morena salga de sus pensamientos. Levantó la mirada, era su compañero de clase, Damián. Aún se encontraba en la cafetería de su universidad.
—Hola, Damián.— saluda la morena al retirarse uno de sus auriculares.
—¿Estás bien? Tenías la mirada en un punto fijo.
—Sí, estoy bien. Solo que estaba pensando.— responde de manera tranquila—, ¿Cómo te fue en el parcial?
La semana de parciales en su universidad recién había terminado y ya era el momento de conocer los resultados de cada uno. Uma, por su parte, ya sabía que le había ido bien, así que no se iba a poner a observar los tediosos escenarios que armaban algunas estudiantes por obtener un cuatro nueve de cinco.
—Afortunadamente, bien.— responde el chico al sonreírle—, ¿Y a ti?
—¿Qué crees?— la chica ríe, Jack sonríe—, Sabes bien que odio los teatros de ciertas tontas de por aquí.
—Sí, lo sé muy bien.— responde el castaño al asentir—, Uma, me preguntaba si te gustaría salir conmigo en la tarde. Encontré un lugar que siento que te va a gustar.
La hija de Úrsula analizó las palabras de su compañero. Acaso, ¿la estaba invitando a una cita?
Damián desde hace un tiempo había comenzado a mostrar cierto interés por ella. Y no era mal chico. Uma lo conocía desde que había entrado al quinto semestre de biología marina.
—¿Es una cita, verdad?
Las mejillas del chico se tornaron rosas, en un principio negó con la cabeza, pero después asintió.
—Entiendo si aún quieres tener tu tie-
—Dam, me encantaría.—interrumpe la morena al poner su mano sobre su brazo—, ¿A las tres en frente de mi casa?
—Me parece bien.— asiente el muchacho antes de levantarse e irse con una amplia sonrisa en sus labios.
La decisión ya estaba tomada. Uma sentía que ya era momento de que ella avanzara, si su ex pudo, ¿ella por qué no?
Tomó su mochila, al igual que su teléfono, y caminó hacia las afueras de la universidad para ir hacia la parada de buses, ya que no había decidido llevar su moto.
El día tenía un buen clima, no tenía pinta de llover, ni mucho menos de hacer tanto sol. Estaba templado.
Mientras esperaba el autobús, comenzó a buscar una playlist indicada para el regreso a casa, como siempre acostumbra hacer. Al llegar su trasporte, ella subió con tranquilidad, pagó su pasaje y se sentó en uno de los puestos vacíos de la parte de atrás de aquel vehículo, junto a la ventana.
Las canciones de Amy Winehouse eran lo que hacían su ambiente mientras miraba hacia la calle, y se daba cuenta de la monotonía de muchas personas que caminaban por allí. Algunas personas iban con sus hijos hacia sus casas, o salían de paseo, o solamente cumplían con sus rutinas diarias. Todo aquello era un circulo repetitivo, no vicioso.
Bajó en la parada que le correspondía, no sin antes dar las gracias. Sacó las llaves de su chaqueta y abrió la puerta del edificio, luego subió las escaleras hasta el quinto piso.
Luego de abrir la puerta, percibió un aroma que no le era familiar. Cerró la puerta con cuidado y tomó una de sus llaves, para usarla como puñal por si era necesario.
—No es necesario que uses eso conmigo.
Era Harry.
—¿Se puede saber cómo entraste a mi casa?— cuestiona la morena al tirar su mochila sobre el sofá. El pelinegro le mostró un par de llaves—, Debí haber cambiado esta cosa... Supuse que eso ya no lo tenías contigo.
—Pues supones mal, mi capitana.— habla Harry al levantarse del asiento en donde estaba—, Las conservé por si algo.
—Huhm, ¿okay?— dice la chica al arquear la ceja y desviar la mirada del pelinegro.
—Me imagino que vienes de la universidad, ¿cierto?— Uma asiente ante la pregunta de Harry—, ¿Cómo te fue?
La chica de cabello aguamarina suspira.
—Bien, terminé parciales.— responde—, ¿Se puede saber qué haces aquí? Se supone que Catania sale a esta hora de la universidad.
—No, hoy ella no tuvo clases.— el pelinegro deja el par de llaves sobre la mesita de centro—, Vine porque tenemos una charla pendiente.
Lo imaginé, piensa Uma al rodar los ojos antes de irse hacia la nevera para sacar una botella de agua. De paso le tira una a Harry.
—Veo que ya no tomas cerveza, como en los viejos tiempos.
—Si la tomo, pero cuando estoy con mis amigos. Ya sabes, en las fiestas.— explica después de tomar un sorbo de su bebida—, ¿Para qué quieres hablar? Creo que todo quedó claro ese día.— añade mientras lo mira con seriedad.
Harry se encogió de hombros.
—Realmente, no.— en ese momento el rostro de Uma estaba inexpresivo, mientras que el de Harry reflejaba algo de tristeza—, Han pasado ya casi cuatro años de ese día... Y nunca fui capaz de verte a los ojos y decirte que fui una mierda contigo, realmente no te merecía... Me duele ver que cuando nos juntamos, ya no estamos tomados de la mano o ya no te doy un beso en la frente. Ahora somos dos desconocidos que estamos formando una vida aparte.
—Pues si eso te duele, ¿por qué me hiciste eso?— pregunta siendo bastante lógica al cruzarse de brazos—, Yo que tú, hubiera pensado antes de meter la pata. Pero, ya qué, lo que pasó, pasó. Ahora, te vas a casar; eres feliz con alguien más...
—Y eso te duele.— Uma niega ante la interrupción de Harry.
—No. Me alegra bastante, ¿sabes?— responde al respecto, una sonrisa ladina se dibuja en su rostro—, Ella es bonita, es amable, te mueve el piso con solo mirarte. Y está bien, eres muy feliz con ella. Lo que pasó conmigo ya no importa, eso quedó como una enseñanza para ambos.— con disimulo se pone frente a él y lo obliga a mirarla—, Si quieres ser mi amigo, está bien. Lo único que te pido es que a ella la hagas más feliz de lo que me hiciste a mí, porque ella no merece ser dañada, es una buena chica. Caty merece ser muy amada. ¿Me duele decirte esto?, quizá sí, pero, eso que pasó fue por nuestro bien; tal vez nos hubiéramos herido cuando fuéramos esposos o cuando tuviéramos hijos, no lo sé... Pero, dejar el pasado en donde debe estar, es lo correcto para ambos, Harry.
Uma sintió que un nudo que tenía en su corazón se había desecho por completo. Aunque sentía que en algún momento iba a llorar, sabía que le había dicho lo correcto a ese chico que tanto amó y que aunque ya no fueran nada, lo seguía queriendo.
Harry por su parte, tenía los ojos llenos de lágrimas fijos en su capitana. Se dio cuenta muy tarde que la había perdido por una idiotez, una idiotez que le costó mucho.
—Ese "te extrañé" que te dije el día del karaoke, fue cierto, muy cierto. Al igual que la canción que canté.— continúa ella—, Sin embargo, Hook, yo ya te solté. Y entendí que debías hacer tu vida con alguien más.
—Uma, estoy sin palabras...— el pelinegro baja la mirada y con sus dedos presiona su tabique, para no llorar—, Créeme que cada maldito día que pasa, no dejo de sentirme culpable por lo que te hice. No lo merecías, y menos de la persona que más amaste.
La susodicha niega con la cabeza.
—No lo hagas. Ahora eres una mejor versión de ti.— menciona ella con sinceridad—, Los recuerdos no deben por qué seguirte torturando, no cuando decidiste cambiar para bien. Yo ya te perdoné hace mucho, por algo te estoy hablando como una persona civilizada y madura.
Esos ojos azules la miraron de nuevo. Uma sabía que esa mirada ya no le pertenecía a ella, sino a alguien más.
—Si algo llegase a pasar con aquel chico... Aquí estaré para ti.— dice Harry al apoyar su mano sobre la mejilla de Uma.
—No me hagas esa promesa Hook, porque sabemos muy bien que aunque no estemos juntos seremos felices, ¿de acuerdo?— al decir eso, Uma dejó salir una delicada carcajada, Harry comenzó a reír—, Ahora, mueve tu trasero fuera de mi casa.
—¡Hey! Hace un momento me hiciste llorar y ahora te comportas así, ¡qué cambiante eres!— exclama el muchacho al sentir las manos de Uma en su chaqueta para hacer que se levantara.
—Primero que nada, entraste a mi casa de manera ilegal, y dos, tengo una cita.— como pudo llevó a rastras al chico—, Si no quieres que le cuente a tu novia de est-
—Ella ya sabía.
Uma levantó ambas cejas, y abrió sus ojos de par en par.
—Rayos.— murmura para sí misma—, De todas formas, chau.
Harry la detuvo con cuidado, Uma rodó los ojos.
—Tiene razón, capitana. Hasta luego.— se despide, no sin antes darle un abrazo. Ella no protesta, lo abraza también—, Que te vaya bien en tu cita.— añadió, luego de darle un beso en la frente a la chica abrió la puerta y salió.
Uma suspiró.
—En parte me dio cringe y en parte no, así que, pasable.— fue lo que salió de sus labios al estar sola en su apartamento.
Sin más que hacer, se dispuso a alistarse para poder salir con Damián, después de todo, se sentía muy bien para hacerlo.
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—¿Color favorito?— pregunta Damián mientras Uma come un poco de pastel tres leches.
Damián había llevado a Uma a un lugar en donde podría leer, relajarse u oír música, mientras podía disfrutar un buen postre y un buen café.
—El dorado.— responde la hija de Úrsula mientras sigue masticando su pastel—, Voy yo. ¿Libro favorito?
Estaban pasando un rato agradable juntos, el chico estaba encantado con todas las cosas que le contaba Uma. A pesar de que se conocían desde hace un par de tiempo, no habían tenido una oportunidad para conocerse más; notando así, que tenían algunas cosas en común.
—Tengo saga favorita, es Canción de hielo y fuego.— responde el muchacho, la líder de Lost Revenge ahogó un grito—, No me digas que también es tu favorita.
—¡Sí! Además de que amo la adaptación para televisión.— comenta bastante emocionada para luego tomar un sorbo de su café—, Deja de mirarme así, Dam.
—Es que te ves muy bonita.
Sí, definitivamente es lo que creo que es. Pensó la chica.
—Gracias, supongo.— dice al respecto—, Sigues tú.
—¿Te gustan los musicales?
—Heathers y Clueless son mis favoritos.— responde con seguridad, de parte de Damián recibe un gesto de aprobación—, Gracias a mi amiga Jane es que sé de muchos musicales. ¿Casa de Hogwarts?
El castaño analizó por un momento la pregunta.
—Si no estoy mal, soy Hufflepuff, ¿tú?
—Uy, tengo dos casas: Slytherin y Gryffindor.— responde rápidamente, Damián ríe—, Tú si tienes mucho de Hufflepuff, muchísimo diría yo.
La chica de cabello aguamarina come su último pedazo de pastel mientras sigue escuchando la conversación que le hace Damián. La estaba pasando bien, eso no lo podía negar, porque en ningún momento había un silencio incómodo en ambos, ni había tensión de ningún tipo.
Cuando ambos terminaron su bebida, organizaron la mesita en donde estaban y luego salieron del lugar para ir a caminar por los alrededores y de pronto ver el atardecer.
—Se nota que te gustan los atardeceres, ¿no?
Uma deja de ver el cielo por un momento.
—Sip, mucho. En la Isla siempre añoré poder ver la puesta del sol, imaginaba que era hermoso.— explica la hija de Úrsula—, Es que, apreciar como se mezclan los colores en el cielo, es tan... Uff.
Damián la miraba con ternura. Cada gesto que hacía mientras hablaba, le parecía ver a una niña pequeña explicando el por qué quería un juguete. Uma le gustaba desde hace mucho tiempo, pero él conocía muy bien que ella quería estar bien consigo misma después de lo que le ocurrió con el pirata; él iba a esperar, no le importaba cuanto fuera, pero esperaría el momento indicado para pedirle que fuese su novia.
—Damián.— lo llama Uma—, Tengo una fiesta dentro de unos días, ¿me acompañarías?
El chico de ojos aceituna quedó perplejo al escuchar lo que su crush le acababa de decir. Era una buena oportunidad de no dejarla sola de nuevo.
—Esta vez cuenta con ello.— asegura Damián—, ¿Es formal?
—Sí.— asiente—, Es la boda de unos viejos amigos, pero, debemos viajar a Camelot. Viajaremos un día antes, Ben se hará cargo del trasporte.
—Se me olvida que eres amiga del rey... Entonces, ¿quieres que pase por ti?
—Está bien, no hay problema. De todas formas vendrá por nosotros mi mejor amigo.— literalmente ella ya tenía planeado todo así que, Damián, en teoría, no debía preocuparse—, Te veo el viernes en la mañana.
De todo lo que lograron caminar juntos, sin contar la charla que tuvieron con respecto a la invitación que acababa de hacer la hija de la bruja del mar, llegaron al edificio donde vivía la chica. Ya eran las seis de la tarde.
Rápidamente buscó las llaves para poder entrar.
—Gracias por la cita, Dam.— agradece Uma, Damián solo sonríe—, Nos vemos mañana en la universidad.
—No es nada, me alegra que te haya gustado.— dice mientras pasa una mano por su cabello castaño—, Mañana paso por ti para irnos juntos a la universidad, ¿de acuerdo?
La morena asiente después de reír.
—Okay, está bien.— por unos segundos pensó en algo—, Acompáñame a desayunar, yo invito.
—Entonces, estaré aquí temprano, milady.— responde. Mientras Uma abría la puerta, Damián pensaba si despedirse con un abrazo era la manera correcta, después de todo, como le decía su padre: No era nada bueno forzar las cosas.
Uma volteó a ver a su compañero de clases con una amplia sonrisa en sus labios.
—Nos vemos mañana.— menciona antes de darle un beso en la mejilla a Damián, por lo general ambos se despedían con un choque de manos, pero hoy fue diferente.
El castaño duró procesando lo que acababa de pasar, pero cuando ya le iba a responder a la chica que le movía el suelo, ella ya no estaba.
La capitana al entrar en su apartamento, se dejó caer en el sofá. Quería pensar por un momento lo que había ocurrido con Damián. No negaba que era un chico muy atento, desde que lo conoció se llevaron bien, a pesar de llegar a ser polos opuestos. Él estuvo para ella en muchas ocasiones, le gustaban los consejos que le daba, cuando se reunían para ser equipo en los trabajos de la facultad siempre era seguro una buena "A+"; era buen amigo con ella, pero, ya las cosas estaban a nada de pasar a otro plano.
Quizás sí, quizás no.
Si Harry pudo superar todo y ya estaba a nada de casarse, ¿ella por qué no?
Después de todo ya habían pasado cuatro años en los que estuvo mejorando muchas cosas de sí misma y de su entorno.
—Es mejor que el tiempo diga qué diablos pasará conmigo y con mi vida... No forzaré nada, no esta vez.— murmura para sí misma antes de escribir un mensaje de texto.
"Tenemos un 3312, creo que esa canción que tanto canta Lonnie, me identifica"
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