━014 ❝Y ᴍᴇ ᴅɪᴊᴏ ϙᴜᴇ sɪ́❞
︶︶︶︶ ❝⚜ ❞ ︶︶︶︶
︶︶︶︶ ❝⚜ ❞ ︶︶︶︶
REGINA y Mal llevaban empacando desde hacia aproximadamente una hora, de vez en cuando ambas intercambiaban alguna palabra, pero en ningún momento llegó a formarse un silencio incómodo entre ellas.
Si la dama de la corte pudiera describir lo que observaba en ese momento, podría hacerlo con esa frase que a cada rato repetía su mejor amiga: "De tal manzana envenenada, tal manzanita". Era increíble el parecido que había entre madre e hija; desde el modo de organizarse, hasta en el modo de hablar. De seguro Evie iba a hacer como su madre, pero, omitiendo ciertas cosas.
—Y, ¿Cuántos meses tienes de embarazo?— pregunta Regina mientras cerraba su última maleta.
Mal abre sus ojos de par en par, y comienza a negar con la cabeza.
—No, no, no.— la madre de su mejor amiga la mira con una ceja arqueada—, No estoy embarazada.— miente de manera creíble, o eso creía.
Regina comienza a reír lo que provoca que Mal se ponga seria.
—Ay Mal.— dice la mujer mientras poco a poco las carcajadas se van yendo—, Soy bruja, y también madre.
A la tercera vez del análisis de aquella frase, Mal entendió qué quería decir Regina. Ella solo se limita a bajar la mirada y jugar con su anillo de dragón. Tenía dos preguntas en ese instante: ¿La ropa ancha era sospechosa? ¿O sí se notaba su pancita? Lo mejor es decirle la verdad a Regina.
—¿Se nota mucho?
Pero, Maaaal. Se regaña la dama de la corte.
Regina sonríe de manera satisfactoria, cruza los brazos sobre su pecho.
—¿Entonces?
—Sí, estoy embarazada.— suspira la chica y levanta un poco su suéter, dejando ver su abdomen. Regina la mira enternecida—, Me enteré el lunes.— añade la chica mientras acaricia su vientre, la mujer de cabellos negros se acerca a la dama de la corte y pone una mano sobre la pequeña pancita, Mal sonríe.
Bueno, es la primera persona que sabe, esperemos que no le diga nada a Evie... De paso me preparo para cuando mi mejor amiga se entere que su mamá supo primero que ella. Porque no voy a sobrevivir.
—¿Te dieron la dieta que debes seguir?— pregunta de nuevo, Mal asiente. La mujer se aleja—, Te sienta bien el embarazo, estás muy linda.
—Gracias... Uh, Regina.
—Huhm.
—No le digas a Evie.— la mujer la mira con algo de confusión. Mal suspira—, Tengo un embarazo de alto riesgo, lo que menos quiero es hacer oficial la noticia y que le pase algo al bebé.
—Desde que sigas al pie de la letra los cuidados que debes tener, no les va a pasar nada.— anima la madre de Evie mientras tenía la mirada fija en su reflejo, Mal retiene por un momento el aire en sus mejillas—, Pero, tienes mi palabra. Lo único es, que habrá una pelea con mi manzanita, para saber quién será la madrina.
Mal ríe al imaginarse eso.
—Me imagino que Benjamin sabe.— Mal asintió mientras tomaba una de las maletas—, Eso me alivia un poco... Ni creas que te dejaré cargar las maletas, ¿alguien vino contigo?
Mal suelta de su agarre aquella maleta roja y junta sus labios haciendo un mohín.
—Sí, Jay y Carlos.
—Diles que suban.— pide la madrastra de Blanca Nieves con amabilidad—, Si quieres llámalos desde la ventana.
—Okay, ya voy.— responde la dama de la corte antes de salir de la habitación para dirigirse a la ventana del pasillo. Con cuidado abrió la ventana, y lo primero que vio, era como sus amigos comían tranquilamente un helado, Mal gruñó—, ¡OIGAN!
A Carlos del susto se le cayó el helado al suelo, mientras Jay comenzó a burlarse de él.
—Par de tontos.— la chica roda los ojos—, ¡OIGAN!
Los dos chicos voltearon a mirarla. Carlos con sus manos señaló su helado.
—¡Mi helado de chocolate, Mal!— alcanza a escucharse como protesta el pecoso—, ¡De chocolate!
Mal ladea la cabeza y tuerce la comisura de sus labios. Había olvidado como era de dramático este muchacho. Jay seguía riéndose por la actitud de su mejor amigo.
—¡Dejen de ser como niños chiquitos, señores!— grita la pelimorada de nuevo—, ¡SUBAN!
—¡Ya vamos!— responde Jay al tomar del hombro al pecoso.
La hija de Maléfica suspira y cierra la ventana. Da un ligero bostezo y checa su reloj de mano.
12:00 m.
Evie sale de la facultad a la una.
Plan para realizar de manera improvisada, según Carlos. Se supone que salen de la Isla, lo que hace que se demoren unos treinta minutos en llegar al pent-house de Evie; la hija de Regina siempre llega puntual a la 1:30 p.m, lo que les da un tiempo de una hora para instalar a la madre de la chica e ir preparando lo que falta de la sorpresa; por último... No hay último.
Todo aquello lo dijo mientras iban saliendo del castillo. Sí, omitamos la parte del saludo.
—¿Sabías que tu plan no está bien construido?— cuestiona la madre de la consejera real mientras niega con la cabeza. Carlos se limita a pronunciar una palabra—, Dejemos que las cosas fluyan, lo forzado nunca sale bien.
—Opino lo mismo.— dicen Jay y Mal al unísono.
—Reconozcan que me esforcé.— dice fingiendo estar ofendido, Regina ríe.
—Sigues siendo igual de dramático.
Ríen al respecto.
—Pero.— protesta el hijo de Cruella—, Suena brillante.
—Brillante para salir tan mi nombre.— contraataca la pelimorada mientras colocaba de nuevo sus gafas oscuras—, Recuerden como salió su plan el día de la fiesta de Ariana. Todos se emborracharon, y yo los tuve que traer sanos y salvos.
—No quiero saber que mi hija se ha estado embriagando, y menos, si volvió a terminar con el noviecito ese.— habla Mills al respecto, se notaba el enojo que le causaba saber eso—. Espero que no hayan vuelto.
—Ehhh.
—Pues...
—¿Cómo le explicamos?
Dijeron los tres Vk's al escuchar la última frase de la madre de su amiga. Evie en ningún momento le ocultó a su madre las fases de su relación, pero Regina prefería callar y guardarse las cosas para poderlas decir en un momento apropiado. Evie es algo testaruda, pero puede escuchar a su madre y hacer una de las cosas que le pueda decir.
—Antes de que pase cualquier cosa, tengo una duda.— habló el pecoso—, ¿El nombre completo de Evie, es con la "i" latina o la "y" griega?
—Tú y tus preguntas, ya sabemos que es con la primera.— se queja el hijo del ex-visir de Agrabah.
—De hecho... Es con "y" griega.— responde con sinceridad la mujer. Los tres amigos dejaron de caminar e intercambiaron miradas—, No me digan que ella nunca les dijo.
—Toda mi vida, escribí mal el nombre de mí mejor amiga.— Mal fue la primera en quejarse—, Ella nunca dejaba ver sus libretas.
—Con razón siempre me decía que le escribiera "Evie".— recuerda Carlos las veces que su amiga se enojaba por su nombre—, Ahora todo tiene sentido.
Regina dejó escapar una suave carcajada, ese inconveniente siempre había estado presente desde que Evie era una niña pequeña.
—Siempre tuvo ese problema. Por algo siempre decía que se llamaba Evie, para evitar eso.— explica Regina mientras siguen caminando hacia la limusina—, Y eso que su nombre tiene un lindo significado.
—Ese yo sí me lo sé. Merezco un premio como mejor amiga.
—El mejor premio que ella te da, es volver con el ex.— bromea el chico de cabello largo, Mal le pega un puño en el brazo—, Yo solo espero, que esa niña caiga en razón, algún día.
—Sí, como yo espero de ti.— murmura Mal entre dientes y en un tono de voz muy bajo.
—¡Oh my Gosh! Esta es como la cuarta vez que hace lo mismo, y eso no me gusta para nada.— se queja la mujer mientras acomoda sus lentes oscuros—, Esa no es la Evie que yo crie.
Caminaron un poco más, obviamente teniendo un perfil bajo para no levantar sospechas. Al llegar al viejo muelle, Jay les pidió que fueran subiendo al vehículo, mientras él acomodaba todo el equipaje en el baúl de la parte trasera.
Mientras Carlos devora los chocolates de la limusina y recibe una mirada de desaprobación por parte de la madrastra de Nieves, la dama de la corte miraba el reloj a cada rato para estar segura de que iba a llegar a buen tiempo, Jay al entrar al vehículo, lo primero que hizo fue ponerse en modo serio y pensativo.
—Y bien, ¿qué tal la universidad?— pregunta la mujer pelinegra, para romper el aire tenso que había.
—Uh, eso está bastante tenso.— responde primero el pecoso—, Mal y Evie se gradúan en un par de semanas, a Jay le falta un año, y a mí un semestre.
Mal asiente al escuchar la respuesta de su amigo.
—Jay se hubiera graduado con nosotras, pero cambió de carrera.— explica la pelimorada mientras checa su celular—, Evie ya hizo los vestidos para la ceremonia, son estos.
Regina pudo apreciar los hermosos diseños de su hija. Ambos vestidos con corte griego, el de Mal era un tono azul y el de ella en un tono rojo. A diferencia que el vestido de la dama de la futura reina de Auradon tenía unas hombreras que simulaban las alas de dragón, sin mangas, y un poco pegado al cuerpo; y el de Evie era escotado, pero con mangas que comenzaban a partir de su antebrazo, y suelto.
︶︶︶︶ ❝⚜ ❞ ︶︶︶︶
︶︶︶︶ ❝⚜ ❞ ︶︶︶︶
La sorpresa que se llevó la progenitora de la diseñadora real fue mucha. Ella tenía conocimiento de que a su manzanita le gustaba el tema del diseño de modas, pero nunca fue capaz de revisar el libro de bocetos y mucho menos, ver la ropa que diseñaba. Se suponía que una princesa no debe hacer nada de eso, los sirvientes sí.
Su hija es arte, y hace arte.
Mientras la reina miraba detalladamente aquellas fotos, Mal sonreía de manera orgullosa para sí misma. A consciencia sabía que su mejor amiga siempre había querido que su madre apreciara su esfuerzo; añadiendo que, la peliazul había estado trabajando en un diseño para su madre, probablemente ya estaba terminado.
—Nunca entenderé como aprendió a hacer esto...— murmura la mujer al darle de nuevo el teléfono a Mal.
—Mal, deja ver.— pide Carlos.
Si la susodicha, llegaba a cometer el error de darle el teléfono a sus amigos, posiblemente podrían ver las fotos que ella se había tomado frente al espejo, donde claramente enfocaba su vientre.
—No.— responde.
—Deja ver, Igna.— insiste Jay, Mal niega de nuevo—, No vamos a ver tus chats hots con Ben.
—Si la madre de mi mejor amiga, no estuviera presente, ya mismo te hubiera tirado de la limusina. Además, eso que acabas de mencionar a ambos nos parece una falta de respeto.— admite con tranquilidad la hija de Hades mientras miraba la pantalla de su teléfono—, Ustedes lo pueden ver, porque al fin y al cabo vivimos bajo el mismo techo.
—¿Los cuatro viven juntos?— cuestiona Mills.
—Eso se suponía, pero ahora Mal vive más en el castillo, y Jay vive más en el apartamento de su novia.— explica Carlos mientras abre otro paquete de dulces—, Yo soy el único que me la paso jugando videojuegos y no salgo. Soy un niño de casa.
Los presentes ríen al escuchar esa expresión que acabó de hacer el menor.
—Es que es la verdad.— reprocha el pelinegro/blanco—, Aunque creo que pronto Mal se va a vivir con Ben.
—Ni siquiera nos hemos comprometido.
—Espera, ¿qué?
La expresión de Regina fue clara: Confusión. Y es la misma expresión que tendría una persona que shippea a esos dos, porque de lo que se la pasan juntos, ya parecen esposos.
Jay y Carlos comienzan a silbar, porque ya saben que en esa misma noche, Mal iba a tener un hermoso anillo en su dedo anular. Y por otro lado, la chica de ojos verdes quería que la tierra la comiera en cualquier momento.
—No estamos comprometidos aún.—responde—, Le he hecho esperar para eso.
—Oh, ya veo.— murmura Regina—, Pero, tenlo por segur que eso va a cambiar.
—Esta noche.— pronunció Carlos mientras tosía, pero, no se hizo entender muy bien, lo que hizo que Jay lo codeara—, ¿Qué? Más bien pensemos en como llegar al pent-house de Evie antes de que ella llegue primero.
≫ ──── ≪•◦💙 ◦•≫ ──── ≪
1:20 p.m.
Habían llegado a la una en punto al edificio.
Después de la épica caída de Carlos a la entrada del edificio, y el "Déjame capturar esta humillación" de Jay; la ex-reina de Charmingtown había podido instalarse en el cuarto que había preparado la mejor amiga de Mal con anterioridad, aunque todavía habían cosas sin desempacar.
En ese trajín de estar desempacando el equipaje, el teléfono de Mal sonó.
"My E."
—Hola, E.— saluda Mal al contestar el teléfono, su ceño estaba fruncido.
—Hola, preciosa. ¿Cómo sigues?
—Bien, gracias. ¿Cómo estás tú?— en ese instante la pelimorada puso su teléfono en altavoz y pidió que hicieran silencio.
—Emocionada, ya quiero que llegue mi mami. Y estoy emocionada por otra cosa también.— responde. En su voz se notaba la felicidad viva.
La madre de la consejera real apretó sus labios para no dejar escapar una suave carcajada. El escuchar a su hija de nuevo, le llenaba el alma.
—Dime que no te propusieron matrimonio, porque me da algo.— bromea Mal con un tono serio. Al otro lado de la línea se escuchaba una sonrisa nerviosa—, Evelyn.
—No me digas así. Y no, no estoy comprometida.— responde—, ¿Ya te avisaron de la fiesta que tenemos esta noche?
Mal arquea una ceja y mira a sus dos amigos varones quienes comienzan a mirar hacia otros lados, todo para no ser interrogados.
—¿Cuál fiesta?— le pregunta, al otro lado de la línea se escuchó el sonido de unas llaves, eso hizo que la pelimorada se alarmó y miró de una vez hacia la puerta—, ¿Ya llegaste al pent?
—Shí, ya llegué. Debo terminar de ordenar unas cosas que hay en el cuarto de mi mamá, y llevarte el vestido al castillo.— la puerta sonó.
Carlos fue el primero en alarmarse y salir a su cuarto, Jay lo único que hizo fue tirar lo que tenía en sus manos sobre el sofá de la habitación y salir hacia la cocina, Regina y Mal intercambiaron miradas.
—Honey, lo que pasa es qu-
Ya no podía advertirle nada a su mejor amiga. Ella ya estaba, poniendo las llaves sobre la mesa, y fue cuando notó a Jay.
—Yo creí que estabas con Lonnie en el aeropuerto.— se escucha decir a la peliazul, en ese momento Mal quita el altavoz. El sonido de los tacones provocó unas nauseas en Mal—, Iré a mirar unas cosas en mi estudio. ¿Qué me quieres decir, M?
Evie pasó de largo sin mirar hacia la habitación en donde se encontraba su mejor amiga, la puerta del estudio se escuchó abrirse, al igual que los suspiros de la peliazul.
—Estoy en el pent.— pronuncia Mal, y mira directamente a Regina. De nuevo se escucharon los pasos de Evie—, Sé que te gustará lo que vas a ver.
Y finalmente, allí estaba.
La chica de ojos oscuros quedó petrificada, sin expresión alguna, pero con la respiración muy agitada. En cambio, Regina sintió como sus lágrimas comenzaron a descender por sus mejillas cual gota de lluvia, dedicándole una sonrisa se acerca a ella.
Evie aún no sabe como reaccionar, tiene muchas emociones encontradas... Aunque, después de dedicarle una sonrisa también a su madre finalmente decide darle un abrazo. Ese abrazo que tanto le había prometido en las cartas que le escribía; y cual niña pequeña de sus labios salía aquella palabra que siempre pronuncia un infante en cualquier ocasión.
—Mamá...
—Mi niña, hermosa.— murmura la reina al tomar entre sus manos el rostro delicado de su hija—, Te ves más hermosa que en las fotos.
—Es el efecto Mills.— dice al respecto al encogerse de hombros, ambas ríen—, Creí que debería esperar más.
—Y no pasó. Por fin te tengo nuevamente en mis brazos.
Mal miraba la escena con sus ojos llenos de lágrimas. Una relación así con su madre fue lo que más deseo, lo que más anhelo. Pero, lastimosamente jamás se pudo dar, ya que, en el corazón de la emperatriz solamente reinaba la oscuridad, el odio y la ambición.
Para nadie es un secreto, que le da mucha felicidad ver que su mejor amiga, es más feliz teniendo a su madre con ella. Mal no sentía envidia en ningún segundo que pasaba, le daba era ternura; algo que provocó que tocara su vientre por un momento y le hiciera una promesa a esa vida que crecía en su vientre:
"Jamás, vas a tener que llorar, por ver que mamá no está. Tenlo por seguro, que hasta en los sueños, te voy a proteger"
Apretando un poco sus parpados al cerrarlos, descienden dos lágrimas gruesas por sus mejillas. Con rapidez las limpia con el puño de su suéter. Sin decir nada, para no interrumpir aquel momento entre madre e hija, sale de la habitación y se dirige a la suya.
Dejando caer su cuerpo en su cómoda cama, les escribe un texto a sus dos mejores amigos para avisarles que todo salió bien. Luego de dejar su teléfono de lado y preguntarse si Ben estaba bien, volvió a sentarse sobre su cama y retiró aquel suéter que ya le estaba incomodado por el calor que hacía allí. Dejando ver sus delicados hombros pálidos a través de su camisa esqueleto o de tiras color blanco, recoge su cabello en un chongo y lleva sus manos hacia su vientre.
—Muero por decirles a todos que existes...— susurra con algo de melancolía—, Pero primero, tenemos que estar bien, y evitar todos los peligros posibles. No es porque te quiera esconder o no te ame, al contrario, porque te amo con cada partícula de mi ser, debo velar por el bienestar de ambos... Cuando ya todo esté bien, dejaré que te vean los demás... Y eso, porque si te estás notando un poquito más de lo que pensé.
La dama de la corte no mentía, su pancita ya se empezaba a notar bastante. Hasta el próximo control lograría saber si era solo un bebé o eran mellizos, era lo que habían platicado con Benjamin hacia unos cuantos días.
—Te amo, mi ángel.— murmura al recostarse sobre el cubrecama, aún tenía sus manos sobre su vientre. Sus ojos comenzaron a cerrarse poco a poco, hasta permitirle entrar en un profundo sueño.
≫ ──── ≪•◦💙 ◦•≫ ──── ≪
Castillo Beast 3 p.m.
La adicción por los videojuegos que tenía Ben con tan solo diez años, renació de nuevo en cuanto Chip decidió contarle su plan. Puesto que era estar en una batalla de juegos durante unas cuantas horas, mientras Mal se iba del castillo; pero, realmente no fue así.
—Hey, Chip.— el rey de Auradon llama la atención de su mejor amigo sin dejar de ver la pantalla del televisor del cuarto del rubio—, ¿Qué horas son?
EL chico de ojos claros se encoje de hombros.
—Se supone que es el medio día.— en ese momento el deja en pausa el video para poder ver el reloj que estaba en la pared—, Ay, la madre. Son las tres dela tard-
—¡¿QUÉ?!— grita el castaño al escuchar eso. Tira el control sobre el sofá—, ¡Dije que al medio día debía estar preparando las cosas de esta noche!
Chip roda los ojos un resopla.
—Lo sé, lo sé. Pero tú también tienes la culpa, no te molestaste por ver tu reloj-
—Me odio.
—Por dos.— Chip ríe con humor, Ben lo mira con los ojos entrecerrados—, Okay ya entendí, vayámonos.
≫ ──── ≪•◦💙 ◦•≫ ──── ≪
5:00 p.m Pent-house de Evie.
—Le diré a Ben que no te dé más fresas con chocolate.— protesta la consejera real mientras mira como hacer que el cierre del vestido de su mejor amiga cierre—, Te subiste unos kilos de más.
Unos kilos demás, llamado bebé. Piensa la pelimorada mientras se mira al espejo.
Regina aprieta sus labios para no reír, ya que ella sabía qué eran esos kilitos demás a los que su hija se refería.
Después de que Evie tuviera una charla larga con su madre, charla que hizo que la peliazul se deshidratara un poco de todo lo que lloró. Se dispuso a despertar a la chica dragón, para que se arreglara para aquella fiesta misteriosa que tendrían que ir en unos minutos.
La peliazul y su madre ya estaban listas. Evie lucía un vestido azul marino, algo ajustado a su figura, de tiras, y con una abertura que permitía ver un poco de su pierna derecha; su cabello ligeramente suelto con ondas y una pequeña corona dorada. Regina por su parte, lucía un vestido negro, con manga corta, escote recto, y suelto. Su cabello recogido en una coleta ladeada y una pequeña corona dorada; parecida a la de su hija. Ambas tenían tacones negros a juego.
Mal dio un bostezo de nuevo, ya no sabía que más hacer para que le cerrara el vestido, sin que le afectara su abdomen.
—¿Qué hago?— pregunta la pelimorada mientras miraba el cierre de su espalda. Evie niega con la cabeza—, Siempre tienes solución para todo, por algo te pregunto.
—Usa tu magia.— pronuncia la consejera real mientras analiza con más detalle la situación. Mal arquea una ceja—, Es lo único que se me ocurre.
Mal niega.
—No. Ahorita no quiero.
—Ignaaa.— insiste Evie, Mal niega mientras la mira por el espejo—, Si yo tuviera magia, te ayudaba.
Regina escuchó eso y comenzó a toser. Lo que la peliazul no sabía, su madre sí, pero, prefería no decírselo porque sabía que algo malo podría ocurrir. O talvez no.
—Hija, de hecho... Sí la tienes.
—¿¡QUÉ!?— Mal se asustó al escuchar a su mejor amiga gritar. Evie estaba a nada de lograr ponerse histérica o nerviosa, una de dos—, ¿Por qué me lo ocultaste, mami?
—Porque la magia no es algo que yo quería para ti.— responde la mujer pelinegra—, Pero, heredaste todo de mí, así que... Vuelta a atrás, no hay.
Evie llevó su mano derecha a su frente. Todo se imaginó, menos poder poseer magia; en ese instante comenzó a arrepentirse por las veces que hacía chistes por lo que poseía su mejor amiga.
—¿Cómo se supone que voy a controlar mi magia?
—Unas clases conmigo los jueves, no cobro mucho.— bromea la pelimorada mientras analiza la situación con su vestido, Regina comenzó a reír, Evie por su parte la asesinaba con la mirada—, No me mires así, Mills; sabes que yo ya controlo muy bien mi magia.
—Si tanto la controlas, ¿por qué no la usas con el maldito vestido?— reprocha la peliazul, Mal roda los ojos.
—Evelyn.— la regaña su madre—, A ver, eso lo hablaremos después. Ahora, concéntrate en el problema del vestido, vas a pensar en como quieres verlo, y chasqueas tus dedos.
Mal cerró los ojos, y desde su mente deseaba que nada malo fuera a pasar; la peliazul miró de manera insegura a su madre y después de que ella le dedicara una mirada tranquila, dio un suspiro y cerró sus ojos. Comenzó a imaginar como quería que estuviera el vestido, y cuando ya tuvo la suficiente seguridad, hizo lo que le dijo Regina, chasqueó los dedos.
—Díganme que Mal todavía está viva.— murmura la chica bastante nerviosa aún con los ojos cerrados.
—Abran los ojos.— les pide la madrastra de Blanca Nieves.
La primera en abrir los ojos fue Mal, sonrió al ver que su vestido ya había cerrado, y que estaba bastante cómoda con él. El vestido era entre morado y verde, los diseños que tenía el atuendo simulaban el fuego y las escamas del dragón, en la parte de la espalda tenía un adorno como si fuesen unas pequeñas alas de dragón, de igual forma, su marca —los dos dragones formando un corazón— estaba plasmada en su espalda.
—Wow...— suspira la pelimorada asombrada—, Debes ver esto, Evie.
Finalmente, la susodicha abrió los ojos. Una sonrisa satisfactoria se plasmó en sus delicados labios rojos al ver que todo salió como lo había pensado.
—My Gosh, estás preciosa.— exclama con emoción, Mal se limita a sonreír—, Mami, ¿qué opinas?
Su progenitora le dedica una sonrisa.
—Un cien como puntuación, no describe lo hermoso que diseñas.— Evie hace un puchero al escuchar eso—, Ya que el tema del vestido ya se logró arreglar, pasemos a la parte del peinado y del maquillaje.
Evie le guiñó el ojo a su mejor amiga. Mal aún no sabía de quién era la fiesta, pero, sabía que iba a estar preciosa; al estar en manos de su mejor amiga, le garantizaba la confianza de que sería capaz de ocasionar un ataque de envidia de Audrey.
≫ ──── ≪•◦💙 ◦•≫ ──── ≪
6 p.m. Campo de Tourney, Auradon Prep.
Ben caminaba de lado a lado, provocando impaciencia y nervios a sus amigos que lo acompañaban. Ya llevaba unos diez minutos así.
—Deja de cavar tu tumba, Beast. Aún estás joven para morir.— Ben mira con seriedad a Jay—, Okay, no digo nada.
Ben resopla y se sienta en una de las sillas que tenía cerca. Su mirada estaba enfocada hacia la nada, su corazón palpitaba al mil por minuto, sus manos sudaban al igual que su frente, y su respiración la sentía pesada.
—Ya me puso nervioso, y ni siquiera soy el que va a pedir matrimonio.— confiesa el rubio de ojos claros—, Cálmate, Ben. Te dará un infarto.
Ben niega.
—Uh, llegó el tóxico.— bromea Carlos al ver que se acercaba el novio de Evie—,Hola, Doug.
—¿Cómo es- Ben, amigo, ¿estás bien?
El castaño niega.
—En algún momento colgará los tenis.— habla Jay al respecto lo que provoca las malas miradas de sus compañeros, incluido el chico bestia—, No me miren así, saben que es verdad.
—Creo que debes relajarte, ellas no tardan en llegar. Evie ya me llamó.— dice el hijo de Tontín.
—No me digan que volvieron.— Carlos finge sorpresa ante ello, Doug solo asiente—, Ya no son Devie, sino "Chernobyl".
Ben dejó escapar una carcajada, al igual que Jay y Carlos. El novio de Evie roda los ojos al escuchar eso. Chip mira la escena confundido.
—¿Saben qué es lo bueno?— comenta Jay, pero después niega con la cabeza—, Ni se los digo, dejaré que lo vean por sí mismos.
—Tengo miedo de que me diga que no.— sus amigos se burlaron de ese comentario, Ben los miró con seriedad una vez más—, No se burlen, esta sensación se siente feo.
Carlos y Chip niegan.
—Creo que llamaré al ojo delineado.— dice Carlos al referirse a Harry, con la mirada lo busca a través de la gente—, ¡HOOK, VEN!— grita el hijo de Cruella mientras mira como Harry deja a su novia por un momento y camina hacia ellos.
—Bestia, ¿estás bien?— es lo primero que dice el muchacho—, Estás medio muerto.
—Necesitamos saber, qué sentiste cuando le pediste matrimonio a tu novia.— habla Jay mientras miraba ahora su teléfono.
Harry sonríe.
—Uff, me sentía bien al principio, pero después, sentía mi corazón en la garganta.— explica el pelinegro mientras recordaba—, Lo que hace que casi me muriera, fue la respuesta que me dio. Esperen llamo a Cat.— el chico hace un ademán para llamar la atención de la pelirroja, esta dejó su bolsa sobre la mesa y se acercó.
—Hola, chi- Ben, ¿estás vivo?
—Está nervioso por lo que hará ahorita, cielo.— comenta el hijo de capitán del Rolly Roger—, Uh, Cat, cuéntales como fue cuando nos comprometimos.
—Le dije que no por juego, pero Harry casi se muere.— comenta mientras ríe—, Se puso más pálido de lo que es. Pero fue chistoso.
—Qué mala eres, ¿eh?— la chica ríe al escuchar esto—, Esperemos que Mal no te juegue esa broma.— bromea Carlos.
Otra cosa más se sumó a la lista de nervios del rey. En cualquier momento podría desmayarse. Se levantó de la silla y volvió a caminar de lado a lado mientras tenía sus manos sobre sus caderas. Esta vez ninguno de sus amigos dijo nada, hasta que vieron que llegó Lonnie.
—¡Ben, Ben!— lo llama Carlos, el castaño levantó la mirada—, Llegó Lonnie.
Jay iba a dar unos cuantos pasos hacia atrás, pero Ben lo detuvo.
—Ni se te ocurra ponerte en modo cobarde.— le habló al oído con seriedad— Si eres suficientemente macho alfa, como tú dices, por lo menos ten los pantalones de ver a tu hija.
Lonnie llegó acompañada de una niña pequeña, castaña, de tez no tan pálida, con un vestido rojo de manga corta, como cinturón era un moño del mismo color, le llegaba hasta la rodilla, zapatos de charol del mismo olor del vestido. Era una réplica mini del vestido de su madre. Además, tenía un abrigo negro encima y llevaba consigo un peluche de dragón en su brazo. Tenía su cabello recogido en dos colitas.
—Es igualita a ti, Jay.— menciona Carlos—, Se ve muy tierna.
Jane volteó a mirarlos e hizo un ademán para saludarlos.
—¿Serás capaz de afrontar una mentira, cielo?— cuestionó Audrey al llegar, la chica sostenía una copa de vino rosado entre sus dedos. Ben la miró de reojo y resopló—, Uh, por cierto, Bennyboo, mucha suerte.
—Gracias.— contesta con seriedad.
La princesa de Auroria siguió mirando a su antigua amiga. Con la ceja arqueada y los labios fruncidos, en su mente pasaban muchas cosas que le quería decir a Lonnie como siempre, pensando que le querían arrebatar de nuevo su felicidad.
—Audrey, es una fiesta formal, ¿por qué no te pusiste el vestido que te dio Evie?— habla su novio al referirse a su vestido.
La castaña lucía un vestido en satín, ajustado a su cuerpo, de tiras, el escote dejaba ver el inicio de sus pechos y llegaba a unos dieciséis dedos arriba de la rodilla. Era de color rosado. Sus tacones eran dorados, y no tenía abrigo alguno para cubrirse de la brisa fría que estaba haciendo. Su cabello estaba recogido en una coleta alta, y su maquillaje era suave.
—Ella debe ver quién manda ahora en tu corazón, Jay.— le responde entre dientes—, ¿Crees que dejaré que roben lo que es mío de nuevo? Ya tuve suficiente con lo de la corona de Auroria.
El hijo de Jafar rodó los ojos, le parecía algo estúpido de parte de su novia esa actitud tan infantil.
—Uh, hola, Chip.— saluda la castaña al notar al rubio.
Él la analiza con la mirada y niega con la cabeza.
—Menos mal le terminaste, hermano.— le susurra a Ben, el castaño asiente—, Menos mal.
—¡Llegó la diversióoon, muchas gracias por sus aplausos!— grita Uma al llegar, hace que los chicos se sobresalten. La líder del Lost Revenge mira a Audrey—, Amiga, ese no fue el vestido que te hicieron.
Audrey rodó los ojos, giró sobre sus pies y se alejó del lugar mientras tenía agarrado de la mano a Jay.
—Agh, está más insoportable. ¿Qué hacen aquí?
—Tratando de que Ben se calme.— responde Chip al mirar a la morena—, Hey, yo te conozco.
—Eso iba a decir. Eres el novio de Arabella, ¿cierto?
Ben, Carlos y Harry voltearon a mirar a Uma y luego a Chip. Las mejillas del hijo de la Sra. Potts comenzaron a ponerse rosadas.
—Eh, sí. Soy el novio de Bella.
—¡Uuuuy!— gritan los tres chicos emocionados, mientras que Chip seguía apenado.
—¡Se sonrojó, tan tierno!— exclama ahora Uma—, Uh, Catania, no te había visto, ¿cómo estás?
—Amigaa, estoy bien, gracias. ¿Y tú?— la pelirroja abraza a Uma como forma de saludo—, Estás bien hermosa.— alaga la hija de Hércules.
—Tú igual, estás divina.
Uma tenía un vestido en corte griego aguamarina, escote en V, algo pegado a su figura, cinturón dorado. El vestido iba hasta la rodilla; y tenía una chaqueta de cuero negra encima. Tenía unas sandalias altas doradas, su cabello suelto y liso. Catania lucía un vestido fucsia, cuello cerrado, manga larga, un poco ajustado a sus caderas, llegaba un poco más arriba de la rodilla; tacones blancos, su cabello estaba suelto.
—Me pregunto por qué ellas lucen tan hermosas, y nosotros tenemos puesto lo primero que se nos ocurrió sacar del closet.— cuestiona Harry mientras miraba a su novia—, Somos muy básicos.
—Ya lo creo.— responde Chip.
—Lamento interrumpir esta cálida reunión, pero, llegaron.— interrumpe la hija del Hada Madrina.
≫ ──── ≪•◦💙 ◦•≫ ──── ≪
Mal bajó del auto mientras sostenía un poco la falda de su vestido. Lucía bastante hermosa, tenía unos mechones de su cabello recogidos, su maquillaje era suave. Después bajó Regina, y por último Evie.
Mal miró una vez más la pantalla de su teléfono, pues tenía la esperanza de recibir una llamada por parte del padre de su hijo, pero no, no había señal alguna de él. Evie la rodeó con su brazo libre por los hombros y con una cálida.
Las tres mujeres comenzaron a caminar hacia el campo de tourney, con tranquilidad, hasta que vieron la multitud de gente que había allí, la cual comenzó a aplaudir; además de ello, las tres quedaron sorprendidas por la decoración que tenía el lugar, Jane había hecho un gran trabajo.
Mal miró confundida a su mejor amiga.
—¿Por qué están aplaudiendo?— pregunta la chica mientras sonríe de manera nerviosa.
—Porque esta fiesta es tuya.
En ese instante apareció Ben detrás de ella dándole una abrazo por la espalda.
—Te dije que estaría en la noche contigo.— le susurra el castaño al oído, la pelimorada sonríe—, Estás preciosa.
—Qué susto me diste.— exclama la chica al mirarlo a los ojos—, Está muy guapo esta noche, rey Benjamin.
El castaño ríe. Su mirada va hacia Evie y hacia su madre.
—Por fin tengo el placer de conocer a la reina Regina, un gusto.— saluda el joven al hacer una reverencia, la susodicha hace lo mismo.
—Es un gusto, rey Ben.— saluda la mujer—, Quiero felicitarlos, hacen muy linda pareja.— Mal sonríe al escuchar eso.
—Mil gracias.— responde Ben al respecto—, Por cierto, Evie tiene mucho de usted.
Evie ríe y mira a su madre con una sonrisa.
—Ya saben lo que dicen, Ben. De tal manzana envenenada, tal manzanita.— la última frase la dijeron ambas en unísono—, Los dejaré un momento, quiero que mamá conozca a nuestros amigos.
—Okay, no hay lío.— Evie toma de la mano a su madre y se dirige hacia la mesa en donde están los muchachos. Después de que ellas se marcharan Ben le da un beso en la frente a su novia, y con disimulo dirige su mano hacia el vientre de ella—, ¿Han estado bien? ¿Si pudiste dormir?
—Sí, bebé. Todo estuvo bien hoy; lo único es que el bebé se está notando un poquito más de lo normal.— susurra la hija de Maléfica—, ¿Cómo te fue a ti?
Estoy en problemas. Piensa el muchacho.
—Ahorita hablamos de eso. Quiero que me acompañes.
—Me das miedo, ¿sabías?
Ambos se dirigen hacia el centro del campo, en donde se encontraba la tarima del Dj. Él subió primero para poderla ayudar; cuando ya estaban juntos allí, Ben llamó la atención a través del micrófono.
—¿Qué tal Auradon?— se escuchó un grito por parte de los invitados—, Les agradezco su presencia en esta noche tan especial para nosotros, como saben, ya hoy cumplimos siete años como novios.
La pelimorada tuvo que cubrirse los oídos al escuchar los gritos.
—Pero, hay otro motivo especial...— continúa Ben, su novia lo miró nerviosa—, Mal, ¿recuerdas lo que ocurrió en este mismo sitio hace siete años?
—Sí, lo recuerdo bien.
—Siento que, te conozco de toda la vida, y eso que solo hemos estado siete años juntos.— ella ríe—, Pero, ¿te dije que estoy muy enamorado de ti?
Un "Aww" por parte de la multitud de gente se hizo presente. Mal arrugó la nariz mientras sonreía.
En ese instante apareció el novio de Evie con una guitarra, y sus amigos, Regina, sus suegros y el Hada Madrina, alrededor de él. La guitarra hizo la melodía que a ella tanto le gustaba, era aquella canción que hacía que sintiese mariposas en el estómago.
—Ay no.— exclama la chica al poner sus manos sobre su rostro.
—I met this girl that rocked my world like it's never been rocked.— el chico se acerca a su novia y por un momento ambos juntan sus frentes, en el fondo, se escuchaba como sus amigos hacían una segunda voz para la canción y de igual forma, como chasqueaban sus dedos—, And now I'm living just for her and I won't never stop.— Ben comienza a caminar al rededor de su novia, ella mira a sus amigos y ríe—, I never thought that it could happen to a guy like me.— vuelven a quedar frente a frente, Mal ríe una vez más y acaricia con una de sus manos la mejilla de su novio—, But now look at what you've done, you got me down on my knees...— la hija de Hades y Maléfica cambia esa dulce sonrisa por una expresión perpleja al ver como su amado se hinca sobre una rodilla y saca una pequeña cajita azul. Juntando sus manos frente a su rostro, nota como los ojos de Ben brillan al mirarla.
—Mal, somos tú y yo ahora...— comienza a decir el castaño—, Seamos tú y yo para siempre.
Los ojos de Mal comenzaron a llenarse de lágrimas. En ese instante, Ben dejó ver el precioso anillo.
—¿Quieres casarte conmigo?— pregunta el rey de Auradon—, ¿Quieres ser mi reina?
Un silencio ensordecedor se formó en el campo. Dejando caer unas cuantas lágrimas de sus ojos verdes, la chica asiente y responde con toda la emoción del mundo:
—¡Sí!
—¡Le dijo que sí!— se escuchó gritar primero a Carlos antes de abrazarse con el hijo de Tontín.
En ese momento los gritos de celebración ante la respuesta de la futura reina de Auradon se hicieron más que presentes. Ben sin dudarlo se levantó rápido del suelo y le colocó el anillo a su futura esposa.
—Oh, cielos...— menciona antes de tomar entre sus manos el rostro de Ben y darle un beso en los labios.
Tal y como lo habían planeado con anterioridad, comenzaron a aparecer pompas de jabón por todo el lugar, haciéndole dar un toque más tierno a la escena.
Mientras que Evie abrazaba a su madre estando emocionada, Carlos chocó su pecho con el del padre de Ben, cosa que provocó que al instante el hijo de Cruella se arrepintiera.
—Lo siento mucho.— se disculpa el pecoso.
—Descuida.— responde el adulto para lograr que el chico se tranquilice. Bella apenas reía.
—Lo siento mucho.— se disculpa de nuevo.
La joven pareja al separarse, se dan una mirada llena de amor, y se abrazan nuevamente; mientras que Jay y Carlos chocan puños, y luego se dan unas palmadas suaves en la espalda; Bella y su marido se dan un tierno y corto beso, la madre de Jane aplaude con una gran sonrisa en sus labios.
Y me dijo que sí... Piensa Ben mientras le da un beso en la frente a su novia.
.
.
.
Galery
De izquierda a derecha:
Evie, Regina, Mal, Jennie, Lonnie, Audrey.
De izquierda a derecha:
Uma, Catania, y Jane.
.
.
.
Los chicos tienen la misma ropa que al inicio de D3.
.
.
.
.
N/A: Gracias por leer.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro