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━009 ❝Hᴀᴅᴇs❞









DEBIDO A QUE la noche anterior había sido bastante buena, tensa, fuerte, y demás cosas que ocurrieron. Todos los que fueron a aquella despedida de solteros, terminaron cayendo rendidos en cualquier lugar del pent-house de Evie, incluyendo a la dueña del inmueble. Fueron despertando a eso de las nueve de la mañana de ese sábado, y con esa famosa pregunta: ¿Qué pasó ayer?

No faltó uno de los que estuvieron ebrios en aquella fiesta, que no se hicieran esa pregunta.

Evie fue la primera que se levantó, con un buen dolor de cabeza, el maquillaje corrido y con la boca con sabor a vómito. Después de haber maldecido por un buen rato, tomó la mala decisión de prender su teléfono, el cual aún tenía batería. Tenía ocho llamadas perdidas de... ¿Doug? Los ojos avellana de la chica se abrieron de par en par al ver los mensajes y oír las notas de voz que ella había mandado estando borracha.

—Créeme, ¡hip! Que odio decirte que te amo, ¿okay?— Evie oía su voz bastante enredada, debido a que su lengua estaba dormida—, Pero, a mi no me importa que es lo que piense la gente de mí, ¡hip! No me importa.

Esa fue la primera nota de voz.

—Por favor, vuelve conmigo.— Estaba... ¿llorando?—, A la mierda ¡hip!, quiero que me vuelvas a volver loca cuando hacia-

Evie dejó de oír la nota de voz, se sentía avergonzada por haber dicho lo que alcanzó a oír. Unas notas de voz después y unos emojis llorando, vio que había unos mensajes sin leer y sin oír. 

Princesa, estás muy borracha. No estás bien.

¿Acaso él se había preocupado por ella? ¿Aún la quería?

Evie, hazle caso a Mal. No debes tomar tanto, te vas a in toxicar.

Decía el segundo mensaje de texto. La hija de Regina no recordaba mucho de lo que había ocurrido, aunque, los recuerdos de haber cantado una canción estaban algo borrosos; siguió leyendo los mensajes y oyó algunas notas de voz que ella le había mandado a él. 

Después de oír la vergüenza que pasó durante unos minutos, escuchó un mensaje de voz que venía por parte de él.

—Cariño, es mejor que hablemos cuando ya estés bien. Yo te amo mucho, pero quiero hablar de eso, cuando estés consciente, no quiero ser aprovechado.— su tono de voz sonaba serio—, Si quieres mañana te busco en la tarde.

Evie miró su teléfono con asombro y una sonrisa ladeada; y después su rostro pasó a una mueca de asco.

—No me he lavado los dientes, por Dios.

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12 m

Casi todos estaban despiertos.

Se encontraban en el comedor tratando de poder comer su desayuno, y de paso medicina para el dolor de cabeza. Algunos hablaban sobre lo bien que la habían pasado, otros mostraban los videos vergonzosos que llegaron a grabar, y otros querían seguir durmiendo. Celia y Dizzy se habían ido hace un par de minutos.

—Yo no entendí la pelea de la novia de Hadie con Mad. O sea, ¿Por qué putas se pelearon?— cuestiona Jay mientras sostiene una bolsa de agua fría sobre su mejilla, a la final, Mal demostró tener una mano algo pesada—, Ni siquiera en el video especifican eso.

—Según lo que entendí, fue por algo sobre cuando estábamos en Dragon Hall.— responde Gil mientras devora su sándwich—, Creo que fue de una broma pesada, no sé.— añade mientras come.

—Oigan, ¿Será que ese par de tórtolos no se van a levantar?— pregunta Audrey al referirse a Mal y a Ben.

—Yo opino que los dejen dormir, fueron lo únicos que dejaron dormir después de todo. Por lo menos Mal no gime tan duro como Audrey.— comenta Lonnie mientras revisa su celular, la susodicha mira con los ojos bien abiertos a la asiática—, ¿Qué? Tuviste relaciones con Jay toda la maldita noche.

Jay escupió lo que estaba tomando.

—Oigan, yo me quedé en el sofá.— el chico de cabello largo se defiende al levantar sus manos—, Mi novia se quedó en el cuarto de huéspedes, tampoco es que yo sea aprovechado. 

Las mejillas de Audrey estaban muy rojas.

—Se supone que estamos desayunando...— comenta la castaña entre dientes, estaba bastante incomoda.

—Oigan, pero si anoche nadie hizo ruido.— comenta Jane con bastante inocencia y seguridad—, Voy a llamarlos para que vengan a desayunar.

Jane se levantó de la mesa, ignoró unas cuantas advertencias. Después de adivinar cuál era el cuarto de Mal, ya que se distinguía por tener una puerta morada — es como lógico eso—, la hija del Hada Madrina tuvo el valor de poder tomar el pomo de la puerta y girarlo para poder abrir la puerta.

Un azote de puerta se escuchó hasta la sala del lugar.

Los que estaban reunidos en la sala se miraron entre sí, y luego miraron hacia el pasillo.

—Jane, cariño, ¿Todo en orden?— cuestiona Lonnie algo nerviosa.

La pequeña Hada llega a la sala con sus brazos cruzados y el ceño fruncido. Se sentó en el sofá y se negaba a mirar a sus amigos.

—Me deben una visita al psicólogo.— es lo único que dice la pelinegra al respecto.

Ya se imaginarán que pudo haber visto la novia de cierto pecoso. Aunque, ella fue la que tomó la decisión de irlos a llamar, nadie le había dicho que lo hiciera. Las miradas fueron a dar hacia Lonnie.

—¿Decías?— habló Audrey con respecto al comentario que había hecho hace unos minutos.

—Creo que me equivoqué.— dice Lonnie al respecto, algo apenada, obviamente.

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Mal se despertó sobresaltada al escuchar el azote de su puerta, y de paso despertó a su novio.

La pelimorada volvió a recostar su cabeza en la almohada, pero, Ben se asustó al ver que no estaba en el sofá... Y que no tenía pijama puesta, salvo sus bóxers, tenía una sábana que cubría de su abdomen para abajo, y a su lado estaba su preciada novia que estaba cubierta con las sábanas y el cabello suelto.

Y sí, tentativamente había pasado.

—Mal.— llama el castaño aún sin salir de su trance de asombro.

—¿Huhm?— responde aún adormilada, aún tenía sus ojos cerrados.

—Eh, ¿Qué pasó?

—¿De qué?— pregunta la chica al abrir los ojos poco a poco, pero aún, estaba adormilada.

El castaño con su mirada expresó lo que quería decir, Mal comenzó a reír.

—Dime que si recuerdas, porque no quiero sentir que te violé.— comenta la pelimorada al respecto mientras trata de acomodarse en la cama para poder mirar mejor a su novio.

Ben niega.

—Tengo recuerdos muy nulos de lo que ocurrió anoche, y este es uno de ellos.— responde el chico bestia con aires de inseguridad—, Por lo menos dime que ambos tuvimos la iniciativa.

Mal talla sus ojos con ambas manos, para luego sentarse recargando su espalda en la cabecera de la cama. Antes de que ella pudiera responder, alguien abrió y cerró la puerta de golpe.

—¡EVIE!— grita la pelimorada mientras trataba de cubrirse lo más que pudiera con las cobijas de su cama, le dio una mirada rápida a Ben para que pudiera irse rápido al baño de ella y pudiera cambiarse, mientras ella lo hacía en su cuarto de ropa.

La dueña de la habitación comenzó a atar cabos. Si Evie abrió la puerta hace un momento, ¿Quién había sido la persona que habría hecho los mismo hace un par de minutos?

Oigan, sé que debieron tener una madrugada muy ruda, pero... ¿Podrían venir a desayunar?— se oye la voz de Lonnie desde el pasillo—, Ah, y deben pagarle psicólogo a Jane.

¿A caso dijo Jane?

O sea que, aquella persona que abrió primero la puerta fue... ¡JANE!

Mal salió rápido de su vestidor, Ben de igual forma del baño. Ambos portando sus pijamas correspondientes, intercambiaron miradas entre ellos para luego salir del cuarto rápidamente y dirigirse a la sala.

—¿¡Alguien me puede explicar, por qué no leyeron el letrero de mi cuarto!?— cuestiona bastante enojada, y tenía razón, había un letrero que ella siempre mantenía colgado en la puerta para que no ocurrieran incidente. Los chicos la miran sin decir palabra alguna— El letrero decía perfectamente: ¡No molestar!

—¡Se los dije!— grita Lonnie—, Por eso toque la puerta, se nota que no están acostumbrados a leer.

—Alguien dijo algo coherente.— menciona Mal al señalar a su amiga—, ¿Quién mandó a Jane a despertarnos?

—Nadie.— responden en unísono los chicos, incluyendo a Jane.

—Entonces no debemos una sesión con psicólogo.— habla ahora Ben con seriedad—, En serio chicos, tengan en cuenta la privacidad.

—Y ustedes tengan en cuenta dejar dormir.— contraataca Audrey mientras los miraba con seriedad—, Bastante escuchamos a Mal gemir anoche, como para que nos vengan a dar una charla sobre la privacidad.

Mal y Ben intercambiaron miradas rápidamente.

—¿Qué?— preguntaron al mismo tiempo.

—No se hagan los inocentes, por lo menos cuando lo hagan, procuren no gritar tanto.— habla ahora Uma—, No sabíamos que eran capaces de todo el espectáculo de anoche.

Mal abrió la boca para decir algo, pero a la final decidió mejor no decir nada, sus mejillas se comenzaron a colorar. Ben comenzó a reír nerviosamente.

—Díganme que no es cierto.

—Yo no puedo decir nada, porque caí como roca en mi cama.— dice Evie al llegar de la cocina—, Uh, más bien déjenlos desayunar.— pide la chica con amabilidad.

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Después de un desayuno tan incómodo, los chicos estaban viendo videos que habían encontrado en sus celulares sobre la fiesta y algunos videos que habían subido a sus redes sociales.

—Ben terminó gritando: ¡Fondo, fondo!— dice Carlos mientras mira el video y ríe, el rey mira confundido ese video.

—¿En serio hice eso?— varios de sus amigos asintieron, incluyendo su novia—, No voy a volver a tomar.

Carlos y Jay comenzaron a reírse.

—No creo que lo haga.— desafía el novio de Audrey, su novia le da un golpe en el abdomen—, Auch.

Mal comenzó a reír, pero se disminuyó al instante. La chica comenzó a sentir que le faltaba el aire, y que su estómago daba vueltas; por un momento pensó que se desmayaría.

—Mal, ¿estás bien?— le pregunta su mejor amiga, ella de inmediato niega—, M, respira y relájate.

Sin terminar de escuchar las palabras de su mejor amiga, se levanta rápido de su silla para irse corriendo al baño. Después de cerrar la puerta de un azote y abrazar la taza del baño, comenzó a vomitar. Evie y Ben se habrían ido tras ella, estaban esperando con paciencia a que Mal abriera la puerta para saber qué le había pasado. 

Tres.

Cuatro.

Cinco minutos.

Literalmente no habían señales de vida, Ben se había comenzado a asustar. Evie lo único que hacía era mirar como el chico literalmente estaba caminando en círculos. Justo cuando el castaño se había acercado para tocar la puerta, su novia la abrió por fin.

Estaba más pálida de lo que es, su pecho subía y bajaba con aceleración.

—Me voy a mi cuarto.— Es lo único que dice la chica antes de pasar por el medio de su mejor amiga y de su novio. Al entrar a su cuarto lo deja medio abierto.

—Voy a ver como está, ¿Puedes decirle a Audrey si nos puede ayudar?— pide Ben, la peliazul asiente. El rey de Auradon entra con cuidado a la habitación de su amada, y la ve que está sentada en el sofá que tiene junto a la ventana—, ¿Se puede?

La chica la mira y asiente.

—Voy a estar bien, no es para tanto.— responde la chica sin dejar de mirar la ventana—, Lo único es que tengo un mareo de infierno; todo me da vueltas.

—Preciosa, no crees que sea... Ya sabes.

Mal niega.

—No, anoche no tomé. Fueron como dos tragos y ya.— explica, aunque Ben no le preguntó sobre eso—, ¿Quién crees que manejó tu auto y los trajo sanos y salvor? ¿Quién crees que detuvo la pelea de anoche?

—Cielo, yo sé.— la interrumpe el castaño—, Me refiero a otra cosa, ya sabes.

—No creo.— responde algo insegura—, Pero-

—¡Aún no termino mi universidad, y como tal no soy médico pero, ya vine!— exclama Audrey al entrar rápido a la habitación de la hija de Maléfica—, ¿Qué te pasó, Malsy?

La susodicha se acomoda para poder ver a Audrey frente a frente.

—Tengo un infierno como mareo, y vomité hace un rato.— explica con desgano. La hija de Aurora le presta atención a todo lo que su amiga dice—, Anoche no me embriagué, porque yo si cumplí el trato.

—Huhm.— es lo único que pronuncia la castaña mientras textea algo en su teléfono—, Una de dos, o te dio indigestión, o tienes una irregularidad menstrual, o la última, estás embarazada.— responde al respecto mientras mira la pantalla de su teléfono, Mal parpadea varias veces al escuchar la última opción.

—No estoy embarazada, ya me hice una prueba hace unos días.

Mentirosa. Se regaña a sí misma.

Audrey arquea una ceja.

—¿Tienes la prueba por ahí?— pregunta la castaña.

Mal niega bastante segura.

—La boté. Obviamente no me iba a quedar con eso.— responde de manera nerviosa pero segura a la vez. Ben la mira confundido—, Anoche no comí lo que llevaron, porque no me gustó.

—Uh, si recuerdo eso.— admite la novia de Jay al respecto—, Mi recomendación sería que, por hoy, comieras cosas suaves. Nada de chocolate, nada de hamburguesas, nada de Ben... Digo de fresas, ni de cosas que puedan indigestarte de nuevo.

Mal asiente mientras escuchaba lo que decía su amiga. 

—Gracias, hermosa. Ya suenas como toda una profesional. — agradece—, Lo tendré en cuenta.

—No es nada, es mi trabajo.— responde al sonreír—, Ahora te preparo un té suave, ¿te parece?

—Me encantaría, gracias.

—Ahora vuelvo.— dijo Audrey antes de irse de la habitación, dejando nuevamente solos a Mal y a Ben.

El castaño analiza con la mirada a su novia. Si ya se había hecho el test, ¿Por qué no le dijo nada? Ya que ambos habían quedado en que ese día estarían juntos para mirar el resultado, así fuera negativo. Pero... Mal lucía nerviosa, y sus ojos se opacaron un poco.

El chico suspira.

—¿Por qué mentiste?

Mal levantó la mirada al escuchar eso. Ella niega varias veces.

—No lo hice.

—Cuando mientes, tus ojos se tornan en un verde algo oscuros. En este instante los tienes así.— habla Ben, ella comienza a reír nerviosamente porque él realmente la conoce muy bien—, He sido tu novio por casi siete años, conozco hasta como duermes.

—Tampoco con detalles, hombre.— interviene la pelimorada con seriedad—, Bueno sí, mentí. No quería que me hicieran preguntas, es todo.— admite—, Y por si me preguntas, yo sé que no estoy esperando un bebé.

Ben niega con seriedad.

—Yo diría que sería bueno salir de la duda.— dice con seguridad—, Tú eres la que tiene la última palabra.

Mal suspira, era ahora o nunca el salir de la duda, pero antes de que pudiera responder Jay entró al cuarto y tomó en brazos a su mejor amiga.

—¡JAY BÁJAME!— grita la pelimorada mientras se sostenía del marco de la puerta, él hacia fuerza para poderla sacar de allí—, ¡AHORA!

—No lo voy a hacer, te necesitan en la sala.— dice el ex ladrón al poder combatir contra la fuerza de Mal.

—Jay sueltala, si es que no quieres que te vomite.— ordena Ben, quien iba detrás de ellos.

Mal lo único que hacia era pegarle puños por la espalda a su mejor amigo, y mover los pies. Típica pataleta de niña chiquita.

—¡BÁJAME!— grita nuevamente.

Jay la baja bruscamente al suelo y comienza a quejarse de los golpes que le dio Mal en la espalda.

—Ben como se aguanta esos malditos golpes. Me duele muchísimo.— se queja el chico de la Isla antes de sentarse en el sofá.

—¡Si no quieres que te vuelva a pegar, no me hagas eso!— le grita nuevamente la pelimorada mientras se sobaba las muñecas, se sienta en el sofá con los brazos cruzados sobre su pecho y un puchero en sus labios—, ¿Para qué me quieren aquí?

Evie llega de nuevo a la sala, sí lo sé, ella está entra y salga. Pero la razón de que está así, es por lo que había pasado la noche anterior, no quería más regaños de los que le habían dado hace un momento.

—Yo sé que me quieres matar por lo de anoche, el chiste es que tienes visita.— aclara la hija de Regina al mirar a Mal—, Y yo mandé a Jay a llamarte, no a que te trajera así.— añade mientras mira mal a su amigo.

—Era la mejor manera de traerla.— se defiende el chico—, Si le decía quién era, no viene.

Ay no, no, no, no, y no. Piensa Mal al sobresaltarse, si era esa persona que ella creía que era, mejor se iba corriendo.

—Creo que mejor me voy al baño...— antes de escaparse de ahí, Ben la tomó de la mano y la apretó con fuerza, brindándole así, su apoyo—, No quiero, amor. No me obliguen.

—No te voy a dejar sola, ¿okay?— murmura el castaño, ella solo asiente.

—Okay... ¿Dónde está Hadie?— pregunta ella algo nerviosa al volverse a sentar, tenía su mano entrelazada con la de Ben—, ¿Y dónde están los demás?

Evie se sienta frente a ella y señala con la mirada la puerta del elevador.

—Viene en camino.— responde en primera instancia—, Y los demás, en mi cuarto. Prometimos que los dejaríamos solos.— añade.

Mal muerde su labio inferior.

—Diles que vengan, no me quiero sentir sola.— pide la chica con amabilidad, Evie asiente y de inmediato hace lo que su mejor amiga le pidió—, Tengo nervios.

—Tranquila, no va a pasar nada.— la tranquiliza el joven. Aunque no tuviese conocimiento de esa situación, era mejor apoyar a su amada que ponerse hacer preguntas que fácilmente podrían incomodarla. Él le da un corto beso en los labios y después baja su mirada hacia la camisa que portaba su novia—, ¿Esa no es mi camisa?

—Ahora no hay tiempo para hacer reclamos.— es lo único que responde al respecto—, Oh, llegaron los niños, ¿por qué Carlos está llorando?

—Nos pusimos a jugar uno.— habla Uma, quien miraba las cartas que tenía en la mano—, Y le pusieron muchas cartas más cuatro, cuando él literalmente ya había ganado. 

—No sigan con eso, no quiero más humillaciones.— pide Carlos mientras seguía llorando—, No quiero jugar este estúpido juego de nuevo.

Mal uno de sus mechones de cabello.

—¡Nada de protestas! ¿Okay? Esto es asunto de vida o muerte.— exclama la pelimorada bastante nerviosa—, Viene aquella persona con la que no quería hablar.

Un silencio ensordecedor e incómodo se forma en toda la sala. Los chicos miraban a Mal.

—¿A caso viene el hijo del hombre que tiene el pelo azul cual algodón de azúcar?— bromea Uma mientras se sentaba en posición de flor de loto en el suelo.

Gil comienza a reír a carcajadas fuertes por el chiste de Uma.

—¿Cómo era que se llamaba? ¿Era el que se había peleado con los del Olimpo?— cuestiona ahora el hijo de Gastón mientras revolvía las cartas Uno.

—Esperen, es que hay una frase icónica que nos dijo Herk de él.— interviene Jane—, Creo que era: ¿Quién apagó el foco?

—No, no, no.— niega Lonnie varias veces—, Si no estoy mal era: ¡Oh! ¿Quién apagó la vela?

Las puertas del elevador se abrieron.

Mientras que los chicos hacían chistes con respecto a aquel personaje. El pecho de Mal subía y bajaba bruscamente, su corazón estaba latiendo muy rápido, y su respiración era poco controlable. Ben lo notó, le dió un fuerte apretón a Mal en su mano.

Unas pisadas se escucharon, pero nadie prestaba atención.

—¡Ya recordé!— grita Audrey, los demás le pusieron atención—, Pongamosle como nombre: La velita. Porque no recuerdo esa clase de historia.

—¿Cómo mierdas pasaste esa clase, amiga?— cuestiona Carlos con aires de diva.

—¡Lenguaje!— exclama ahora Evie.

Mal sentía que debía hablar. Las palabras se estaban atorando es su garganta, sus manos temblaban y sus ojos comenzaron a brillar; apretando la mano de Ben todavía, podía conservar la cordura.

—Es que ese nombre no m-

—Es el hijo más mayor de Cronos, se lo come porque está muy loco...— comienza a habla la pelimorada mientras miraba sus nudillos, estaban totalmente blancos.

Los chicos dejaron de hablar y le prestaron atención a su amiga, Ben de igual forma la miraba con asombro. Mal cerró sus ojos por un momento.

—Fueron devorados, otros cuatro hermanos, evitando así la profesía de Urano.— continúa ella—, Por Zeus son liberados. En el tártaro lucharon, a los cíclopes reclutaron.— añade. Mal levanta la mirada, tenía los ojos algo ¿llorosos?—, Les dan unos regalos, uno para cada hermano, y a su padre... Se enfrentaron.

Evie abrió los ojos en su totalidad, ya sabía a qué llevaría todo eso.

—Hades.— al pronunciar ese nombre, Mal comenzó a sentir que su corazón se apretaba—, Tiene un casco, cuando lo usa no pueden tocarlo... Y con sus hermanos reventó a Cronos, y hacen un reparto.

—¡Sabía que se llamaba Ha- — Jay tapa la boca de su novia, para que no interrumpiese a su mejor amiga. La castaña roda los ojos y se encoje de hombros.

—En su reino lo controla todo, mola mucho... Así que sale poco.— la hija de Maléfica ríe al decir esto—, Tiene un carro negro, tiene un súper perro, tiene un río propio, y un barquero griego.— añade antes de suspirar y dejar que cayeran algunas lágrimas por sus mejillas, Ben recostó su cabeza en el hombro de su novia y besó el dorso de su mano derecha.

El silencio reinó de nuevo.

Maldita sea, ¿por qué estoy llorando? Se cuestiona aquella pelimorada que nunca se atrevió a dejarse ver débil ante los demás.

—Wow...— dicen Uma y Gil en unísono.

—Mal, ¿cómo sabes esas cosas?— pregunta el pecoso algo asombrado.

Algunos de los chicos estuvieron de acuerdo con la pregunta que hizo Carlos, y de ahí salieron más preguntas. Mal apretó aún más sus puños y suspiró.

—Ese hombre que tachan como villano aquí en Auradon, que realmente no lo es...— Comienza a explicar sin despegar la mirada de la ventana. Por un momento su ritmo cardiaco volvió a la normalidad al igual que su respiración—, Chicos, Hades... Él es...

—Nuestro padre.— Hadie completa la frase, llevaba parado varios minutos, observando lo que estaban haciendo desde antes de que Mal comenzara a relatar la pequeña historia del dios griego. Todas las miradas estaban fijas en él.

Hadie lucía algo nervioso, pero seguro. Había ido a ver a su hermana mayor.

El chico tenía un ramo de rosas en sus manos, típico de Hadie. Vestía una chaqueta de motociclista negra, una camiseta gris, unos jeans ajustados negros, y converce a juego.

Pronto las preguntas hacia Mal no dejaron de cesar, provocando una incomodidad en ella.


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No me pregunten por qué actualicé temprano, peeeero, me gustaría saber una cosa:

¿Qué tal le ha parecido el rumbo de esta historia?

Me parece muy importante tener en cuenta las opiniones que tengan frente a la historia.

Os leo <3.

Psd: Prometo en el próximo capítulo especificar algo que me quedó pendiente del anterior

Psd2: ¿Ya siguen a TAFA2021? Si no sigues esta cuenta, ¡Estás a tiempo! Pronto comenzará el concurso.

Psd3: Un saludo a mis lectores fantásmas :3.


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