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━006 ❝¿Uɴ ʙᴇʙᴇ́﹖❞






MAL TENÍA en su cabeza una bolsa de hielo, para bajar la hinchazón del golpe que se había dado con la ventana. Lo único que hacia esta chica, era mirar mal a su mejor amiga. Evie por su parte creía que la hija de Maléfica estaba exagerando un poco con el tema del golpe... O no.

Las dos chicas estaban en la sala esperando al rey de Auradon. Ambas miraban a cada rato el reloj, para saber si se había tardado o le había pasado algo.

Las puertas del ascensor se abrieron, dejando ver a Ben algo despeinado y agitado; la primera reacción de él al ver a las dos chicas fue poner una cara de nerviosismo.

—¿Están de mal genio?— pregunta el chico bastante alarmado. Evie le señala el asiento para que pueda sentarse. Él hace lo que Evie le pide—, Tengo miedo.

—Ben, necesito que me saques de una duda.— habla Mal al enarcar la ceja. El joven bestia asiente con la cabeza y traga duro—, Hoy estuvimos en el centro comercial con las chicas, lo normal. Y nos encontramos a dos personajes, de los cuales, solo de uno sabíamos de su existencia aquí en Auradon.

Ben toma un respiro y se relaja, había creído que era algo más grave.

Menos mal no es el compromiso, piensa el joven al quitarse los guantes de cuero.

—A lo que vamos es, ¿Cómo llegó, si no se postuló para el programa que dirigimos?— cuestiona Evie—, Y por si las dudas, hablamos de Kheaden Pendragon.

Los ojos del castaño se abrieron de par en par al escuchar ese nombre.

—Okay... Bueno, esto no lo debe saber nadie, por algo no lo había contado.— habla el castaño—, Kheaden llegó mucho antes de ustedes, pero no lo traje yo, lo trajo el padre de él: Merlín. Sé que es algo raro, pero sí, yo me vine a enterar de eso mucho después.

—¿Cómo así?— pregunta Mal algo confundida.

—Merlín trajo a escondidas a Kheaden y a su madre. Porque, cómo les explico, mi padre no tenía que haberla encerrado. Arthur y Gweniver hablaron con él para que no lo hiciera, pero papá fue testarudo y lo hizo.— explica Ben, las dos chicas lo miran con atención—, Morgana se resignó, y decidió ir allá. Pero, Merlín entraba y salía de la Isla para saber sobre ella y sobre su hijo. Hasta que decidió traerlos a Auradon, ellos vinieron por las catacumbas. 

—Déjame ver si te entendí, porque no sé si es que estás nervioso, pero explicaste peor que Evie cuando termina con Doug.

—¡Hey!— protesta la peliazul, esta se cruza de brazos y hace un puchero con sus labios.

—Kheaden está aquí desde antes de que nosotros llegáramos, ¿sí o no?— Ben asiente ante la pregunta que hizo su novia—, O sea que fue el único afortunado de que su padre pudo sacarlo de la Isla, sin que nadie se enterara... Dios, qué envidia. 

—Merlín habló conmigo un año después de mi coronación. No sé si recuerdan que él estuvo en una junta con los segundones, que a todos se nos hizo raro su presencia.— las dos chicas asintieron—, Fue por eso. Pero, él habló de eso conmigo. No se dio un castigo como tal porq-

—Porque tienes un corazón de pollito, que no te permite hacerle daño a los demás.— interrumpe ahora Evie, su mejor amiga la mira como diciendo ¿en serio?—, Continua, perdón.

—Fue porque Morgana no tenía que haber ido a la Isla, ella había cambiado desde antes de que mis padres se casaran.— añade el joven. Mal muerde su lado inferior—, Así que, no se preocupen, nadie se escapó de la Isla.

Mal comenzó a reír.

—Lo único que me falta por enterarme es que Hadie esté por estos Lares. Ben, respira, no te voy a incinerar.— le dice la pelimorada al levantarse del sofá para sentarse al lado de él—, Tenemos una despedida de solteros el sábado, ¿tienes libre?

—De hecho Hadie está aquí desde hace cinco años...— murmura Evie, pero Mal ni Ben le prestaron atención. La peliazul se encogió de hombros.

El chico le da un beso en la mejilla a su novia.

—Creo tener libre.— responde Ben—, ¿Vas a ir?

Tiene que ir, ni de loca voy sola.— exige Evie antes de levantarse del sillón—, Haré café, vuelvo en seguida. No hagan nada indebido.

—¡Evie!— grita la pelimorada. La consejera real comenzó a reír mientras iba caminando hacia la cocina—, Hubieras visto tu cara hace un momento. ¿Cómo estás?

—Estaba mirando unos papeles que debemos llevar para la próxima junta. Ya sabes, informes de la Isla, los próximos niños que vendrán, y así.— explica el castaño, Mal asiente—, ¿Cómo estás tú? ¿Cómo te fue hoy?

Mal hace una sonrisa ladina, y suspira.

—Agotador. Estoy a punto de entrar a parciales, y en unas semanas por fin me gradúo.— responde la chica bastante emocionada, su novio le sonríe y besa su frente—, Tenemos que pensar qué haremos para nuestro aniversario, ya es la otra semana

Ben abre los ojos de par en par al escuchar la palabra "aniversario".

—Cielo... Creo que te vas a poner brava conmigo.— habla el muchacho de manera nerviosa al poner su mano en su nuca. Mal arquea una ceja—, Ese día voy a salir de viaje.

¿Qué diablos dije? Ben se regaña a sí mismo. Dijo lo primero que se le ocurrió. Mal me va a matar, piensa de nuevo.

—Okay... Será para después.— responde la chica después de suspirar—, Pero me prometes que cuando llegues hacemos un picnic en las ruinas del lago encantado. O nos vamos a cine.

—Me parece una muy buena idea.— dice el chico al rodearla por los hombros con su brazo—, Lamento no poder estar ese día, pero te lo compensaré.

—No todos tenemos comida, así que, separense.— ordena Evie al llegar con una bandeja en sus manos. Mal y Ben ríen—, ¿Se puede saber por qué andan tan cursis el día de hoy?— pregunta la chica al poner la bandeja sobre la mesa de centro.

—Ben no va a estar el día de nuestro aniversario.— explica Mal al tomar su taza de café. Evie comienza a toser mientras mira a Ben.

El castaño niega con la cabeza y le hace una señal para que espere.

My Gosh... Me imagino que es un viaje de último momento.— dice la hija de Regina mientras trata de respirar bien—, ¿Y entonces?

La pelimorada se encoje de hombros.

—Lo celebraremos cuando él llegue de viaje, ¿cierto amor?— Ben asiente con la cabeza. 

Evie aprieta el tabique de su nariz mientras niega con la cabeza. Ese no era el plan Benjamín, piensa la peliazul. 

—Uh, Mal... Puedes traerme la carta que le hice a mi madre, por fis.— pide Evie con amabilidad, su amiga no duda en hacer lo que su mejor amiga le pide. Al ver que Mal ya no está, decide hablarle a Ben—, ¿Qué dijiste qué?

—Fue lo único que se me ocurrió.— susurra el chico al tomar un sorbo de café—, Creo que metí la pata.

—Sí, ya lo creo.— Evie mira hacia su cuarto—, Fue la peor mentira que se te ocurrió. ¿Cómo te vamos a desaparecer ese día?— lo regaña de nuevo su mejor amiga, Ben golpea su frente con la palma de su mano.

Se escucha que algo se cayó en al piso de su habitación.

—Mal, ¿Qué rompiste?— grita la peliazul.

Unos quejidos se escuchan desde el cuarto de la diseñadora de modas. 

—En vez de decir eso, ven a ver que creo que me reventé la nariz.— responde la dama de la corte al salir hacia la sala, tenía dos dedos sobre su tabique, y no mentía, estaba sangrando por la nariz. Ben se levantó rápido para ayudarla a apretar el tabique para que no siguiera saliendo sangre, mientras que Evie iba por papel higiénico para que Mal se pudiera limpiar—, Odio el olor de la sangre.— se queja la hija de Maléfica.

Ben ayuda a que se acerquen al lavamanos del baño, cosa que ella pudiera lavarse las manos y que la sangre callera en el cifón.

—¿Cómo te pegaste?— le pregunta Ben, todavía sostenía el tabique de la pelimorada.

Mal negó con la cabeza.

—No me pegué con nada, de un momento a otro comencé a sentir que goteaba la sangre, eso hizo que me pegara con la repisa en la cabeza.— explica la pelimorada con un hilo de voz.

 Evie llega al instante con unas toallas de agua fría y unos fósforos. Una de las toallitas la pone sobre la frente de Mal, ella la mira con extrañez.

—¿Para qué los fósforos, E?— cuestiona la chica.

La peliazul con agilidad prende una cerilla y de inmediato la apaga, haciendo que el humo aparezca; rápidamente hace que el castaño quite sus dedos del tabique de su mejor amiga para poder acercar la cerilla hacia la punta de la nariz.

—Creo que las clases de primeros auxilios que nos dieron en la preparatoria sí sirvieron de algo.— habla en primer instante recordando un curso de supervivencia y primeros auxilios que dieron en el último año—, Ese humo hace que los vasos sanguíneos paren de sangrar, es lo que recuerdo de eso. Y las toallas de agua frías es para que te baje el calor de la cabeza.

—Mal, ¿Has estado enojada?— la pelimorada niega ante la pregunta de su novio—, ¿Te ha ocurrido en otras ocasiones? 

Mal niega nuevamente.

—Si le hubiera pasado esto en otra ocasión yo ya me hubiera enterado.— dijo Evie con obviedad, Mal le dio la razón—, O lo más lógico, te hubiera dicho primero a ti.

—Me está doliendo el cuello.— se queja Mal cual niña pequeña—, Ya no siento el olor a sangre, creo que ya me pasó.

—Sí, ya dejaste de sangrar.— habla Evie al dejar de lado la cerilla y retirarle la toallita de agua fría—, Siéntate despa- ¿Por qué no haces caso?

Mal toca su frente y respira hondo.

—La rinitis de la mañana se me hizo muy rara. Esperemos que no pase otra vez, detesto la sangre.— dice la chica algo asquienta. Ella podía ser la hija de los villanos más temidos, pero había cosas que desde que llegó a Auradon, comenzó a odiar, por la razón de que le recordaba su pasado—, Menos mal no manché la carta de Evie, ni la alfombra; porque mi mejor amiga me mata.

—Yo no soy así... O bueno sí, pero en esta ocasión si me urge hacer preguntas.— habla Evie con seriedad—, ¿Estos días como te has sentido?

—Como mi nombre, y como el de mi novio, pero añádele la "i".— explica la chica de orbes verdes, Ben ríe al escuchar lo último—, Pero últimamente, no me ha dado ansiedad, gracias a Dios. Sino que me han dado mareos, y yo no es que me la pase con audífonos todo el tiempo por el tema de mis oídos delicados.

Evie le hizo una señal para que parara.

—De hecho, anoche estabas con los audífonos que te regaló Carlos, los tenías durísimo.— comenta la chica al cruzarse de brazos.

—Tus oídos son muy delicados para tener mucho volumen con los audífonos, cielo.— le dice Ben a su novia de una manera muy tierna y comprensiva.

—Para mí la música es lo mejor, no me juzguen.— dice en defensa—, Pero, no es por eso; si hubiese sido eso, estaría llorando del dolor, pero el mareo es diferente.

Evie arquea una ceja y suspira.

—Ustedes cuando hacen... Ajá, ¿se han protegido?— las mejillas de la pareja de novios no demoraron en ponerse rojas, pero ambos asienten a la final—, ¿Ya te vino?

—Okay, creo que esto es conversación de chicas, yo mejor me vo-

—Tú te quedas, Benjamin.— exige Evie, el castaño volvió a sentarse—, Esto le compete a ambos, solo que ando de metiche porque seré la madrina del bebé.

—Evie... No creo que esté esperando un bebé, porque... Tengo el periodo.— la chica susurra con algo de incomodidad lo último. Aunque sonara algo raro lo que su mejor amiga había dicho, en algún momento escuchó a Audrey decir que el sangrado nasal era muy común en las mujeres embarazadas, más los mareos y los antojos; la semilla de la duda se sembró.

Ben por su parte, se sentía confundido. No esperó llegar a tener una charla como esa, y más cuando en unos días se comprometería con su novia; aunque eso era lo de menos, la salud de Mal le preocupaba bastante. Apretó su mano derecha, como señal de que no debía tener miedo,, y de que él estaría ahí para ella.

La charla siguió, Evie hacía más preguntas, no por ser fastidiosa, sino porque Mal le importaba. Y al igual que Ben, quería estar apoyándola fuera lo que fuera que estuviese pasando en ese momento. Aunque, internamente se había ilusionado con el tema del embarazo; después de todo ella sería la tía millonaria.

—¿Te imaginas un bebé?— piensa en voz alta la dama de la corte, Ben la mira con un brillo en los ojos, aunque ella no puede ver ese brillo porque está recostada en el pecho de su chico. Llevaban casi una hora solos en el pent-house—, Aunque dudo que esté embarazada.

—Sería lindo ser padres. Una mini Mal por ahí, destrozando las paredes del castillo.— comenta el castaño divertido, Mal forma una sonrisa ladina al escucharlo.

Ella se levanta para mirar a su novio, esa sonrisa se esfumó.

—Me aterra la idea de ser madre... Y no es que no quiera serlo, pero, creo que lo de mis padres me dejaron muy marcada.— explica la chica algo desanimada, desvía la mirada hacia el ventanal para luego recostar su espalda en la cabecera de su cama. Ben imita su acción—, Y creo que estoy lista y a la vez no, para contarte.

Ben se hace frente a ella y acaricia una de sus delicadas mejillas.

—Sabes bien que no vas a ser como ellos, serás mejor.— anima Ben—, No quiero que te sientas presionada con respecto a eso, todo a su tiempo.

—No quiero convertirme en ella... Quiero darles ese amor que nunca me dieron de niña, quiero ser la mejor mamá del mundo para mi bebé, quiero que nunca pase todo lo que pasé yo en algún momento.— un hilo de lágrimas comenzó a rodar por sus mejillas, Ben sin pensarlo dos veces, la abraza y besa su cien. Mal hablaba muy poco de este tema, o en algunos instantes lo evadía.

Fueron instantes en donde solo se oían las respiraciones de cada uno, y algunos sollozos de la pobre chica. Ninguno decía nada. Estaban rodeados de un silencio cómodo.

La dama de la corte, se separo de Ben, talló sus ojos y suspiró.

—No me gusta ponerme así.— Ben la toma de la mano—, Mi madre siempre dijo que yo fui deseada más por parte de papá, que de ella. Y es cierto, si ella hubiera tenido la oportunidad de haberme matado, ella lo hubiera hecho... Pero alguien debía seguir con el legado.

El rey miraba a su novia, y la oía con atención, él sabía cuanto le afectaba a ella el hablar sobre sus padres, además que el dolor que ella sentía lo expresaba en sus palabras y en esa cálida mirada color esmeralda.

—Según recuerdo, ella siempre me dijo que él se fue porque se hartó de ambas... Porque ya me había convertido, con tan solo cinco meses de vida, en una maldita carga.— recuerda con un dolor muy profundo, Mal limpia las lágrimas que han rodado por sus mejillas—, Nunca supe si mi madre dijo la verdad, o solo dijo viles mentiras para que yo me sintiera peor por haber nacido...— se interrumpió a si misma, para luego sollozar y poner su delicado rostro en sus manos—, Madre me decía que yo era débil como él, que siempre se lo recordaba... Y nunca entendí por qué... No quiero ser así, Ben

—Princesa, no pienses en eso. Las decisiones que tomaron nuestros padres, no deben repetirse en nosotros.— Ben anima a su chica al tomarla de las manos—, Nosotros seremos mejor, pero sabemos bien, que no nos dieron un "manual de como ser padres" y que aprendemos a serlo cuando tengamos nuestro primer bebé. 

—Ya te ilusionaste, ¿verdad?— dice Mal algo divertida.

—Un poco.— ambos ríen—, Esa sonrisa quiero verla siempre en ti, te amo.

La hija de Maléfica le dio un beso en los labios al castaño.

—Yo te amo más. 

╔═══════ ≪ •❈• ≫ ═══════╗

Sábado en la noche.

El día de la despedida de solteros había llegado.

Y como era de esperarse, el estrés por saber que ropa se llevarían las chicas era abundante. Aunque como sabemos, Evie se encargaba de ayudarlas en ese aspecto; pero aun así, el drama estaba más presente que quién sabe qué.

Habían decidido hacer grupos para que pudieran irse en diferentes vehículos: Mal iría con Ben, Carlos, Jane y Uma, en el mercedes del rey. Evie iría con Dizzy, Celia, Jay y Audrey en la camioneta blindada de la consejera real. Y en caso de que algunos quedaran ebrios, la persona que no tomaría esa noche era Mal, gracias a un juego de cartas uno que hicieron.

—¡Estoy ansiosa por el karaoke!— chilla Jane emocionada.

—Yo no, veré a mi ex.— murmura Uma entre dientes, Carlos ríe.

—¿Y el chico con el que andabas saliendo?— le pregunta Carlos cambiando de tema.

Uma se encogió de hombros, restándole importancia a lo que había preguntado Carlos.

—¡Mal súbele a esa canción!— grita Uma al escuchar una de sus canciones favoritas de Dua Lipa. Esa canción hizo que ella cambiara su actitud aburrida y comenzara a cantar la canción que sonaba en la radio—. He makes me feel like nobody else, nobody else... But my love.

La pelimorada ríe al subirle el volumen al radio mientras tenía su vista fija en el manubrio. Mira a su novio, quién está dormido en su asiento. La chica toma la mano de él y le da unos cuantos apretones para que se despierte ya que faltaban unas pocas calles para llegar a su destino.

El castaño, quien tenía su brazo apoyado en la ventana y su cabeza en su puño. Abre poco a poco los ojos para luego tallarlos y voltear a ver a su dulce novia.

—¿Qué pasó, bebé?— pregunta algo adormilado, Mal ríe—, ¿Ya vamos llegando?

La pelimorada asiente.

—Una calle más y llegamos.— responde la chica.

Y dicho y hecho, pasaron una calle que faltaban y al voltear a la izquierda, se pudo ver el bar del que tanto habían hablado desde el día martes. Aquel lugar llamado: "The serpents"; era casi una manzana completa, la fachada era entre dorada y negra y luces por todo lado, el letrero era rojo.

Algunos de los que estaban en el auto, dejaron caer su mandíbula casi al suelo.

Realmente el lugar se veía bastante elegante.

—Creo que voy a venir todos los días.— murmura Uma mientras mordía la uña de su dedo pulgar mientras admiraba la fachada del bar.

Mal con mucho cuidado estacionó el mercedes en la parte autorizada para los vehículos, ahí mismo, vio que Evie había llegado quizá hace mucho tiempo. Al estar estacionado el auto, la chica quitó el seguro de las puertas y se quitó el cinturón de seguridad.

—Ya pueden ir bajando.— indica la pelimorada—, Solo espero que hoy nada se vaya a salir de control...

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:3

Antes de que me maten, ¿Qué les pareció el capítulo? Los leooo.

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