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once

Una exclamación fue ahogada sin previo aviso al mismo tiempo que ocultaba tras su palma su labio inferior, el cual estaba temblando levemente.

La mano contraria sostenía un viejo cuaderno empolvado, el mismo qué, por curiosidad decidió leer.

Takemichi permanecía inmóvil en su lugar, con las mejillas sonrojadas y temblando, no sabía con exactitud si su reacción se debía por la agradable sensación o la emoción de conocer ese tipo de pensamientos de su pareja hacia él durante la escuela media.

Porque de reconocer el cuaderno que siempre llevaba consigo Mikey en lo que fueron sus años de preparatoria como si fuese su más preciado tesoro, lo hacía.

Pero, la felicidad se le acabó al tener cierto detalle en cuenta...

Mikey odiaba que tocarán su cuaderno sin permiso.

Entre tantos pensamientos el azabache hojeo rápidamente el poco contenido para así llegar a una página maltratada en el centro, la observó detenidamente por largo rato.

Ser Takemitchy, significa ser ...

Frunció los labios curioso al detallar con su mirada azulada la palabra que le sigue tachada, entrecerró los ojos y acercó la hoja más cerca de su rostro, intentando ver más allá de los rayones lo que decía a continuación de aquello. Pero Takemichi se resignó al no verle forma escrita a lo que quiso decir Mikey en esas últimas palabras.

La curiosidad lo carcome.

De nueva cuenta recordó que no debió haber leído inicialmente lo que aquel cuaderno guardaba entre sus páginas amarillentas. Ni a él le permitía leer su contenido siendo su novio en aquel entonces. Takemichi ante la posibilidad de enojar, demasiado, a su amado le hizo sentir sumamente nervioso.

Si Mikey lo descubría...

⎯ Takemitchy ~ ⎯ al escuchar la voz de su esposo en el pasillo casi se le cae -debido a la sorpresa- el objeto entre sus manos, para así ocultarla rápidamente tras su espalda, justo cuando Mikey hizo acto de presencia. El azabache apareció con una toalla en sus hebras oscuras dando inicios de haber salido del baño hace unos instantes, se recargo en el umbral de aquella habitación con una sonrisa amplia en su rostro⎯ Neh, ¿Ya terminaste de limpiar? Ya es hora del almuerzo ~

Takemichi sudo frío ante la mirada de Manjiro Sano.

Ambas miradas se cruzaron en silencio, y de nueva cuenta, el de hebras alborotadas se exaltó al ver la expresión de su esposo flaquear. Mikey en silencio se acercó hasta quedar frente a frente a Takemichi, quien trago saliva.

⎯ Takemitchy

⎯ ¿S-Sucede algo, Mikey-kun?

Una sonrisa cerrada lo recibió, y la mirada de Mikey transmite burla y diversión.

⎯ ¿Qué escondes, conejito blanco?

Takemichi no supo el porqué ni cómo, pero en lo que era una breve tensión que a ambos rodeaba se convirtió en una persecución. De alguna u otra forma Mikey buscaba alcanzar a Takemichi mientras éste solo saltaba sobre la cama o rodeaba los pequeños muebles, huyendo del más bajo, y justo cuando estuvo a punto de ser atrapado se escabulló de los brazos contrarios para así quedar pegado en una de las paredes de allí.

La espalda del de hebras alborotadas chocó inevitablemente contra la superficie fría de la pared tras suyo, y la mirada azulada quedó fija en la figura contraria, quien se acercaba a él como si se tratase de una presa quien acorralo fácilmente.

Conejo blanco, ¿A dónde vas~? Dime, ¿Por qué llevas las manos atrás~? ⎯ Mikey cantó suavemente, para así posicionar sus manos a los costados de la cabeza de un tembloroso Takemichi.

Ante la espera, comenzó a silbar juguetón. En espera de la respuesta contraria.

Las llevo-o así, p-porque escondí-

⎯ ¿Qué escondes?

Takemichi hizo un mohín, al ver sido interrumpido cuando quiso seguirle la canción infantil al contrario.

Pero viéndose a sí mismo entre la espada y la pared, finalmente mostró lo que tanto escondía tras suyo. Y la mirada divertida de Mikey se esfumó.

En ese momento, Takemichi comenzó a jugar con la manga de su sudadera nervioso y apenado, pensando solamente en...

⎯ Lo siento Mikey-kun...

Mikey por su lado no respondió, y sostuvo entre sus manos aquel cuaderno que años atrás había decidido esconder, con el único propósito de qué la persona frente a él no la leyera. Él sabe que debió deshacerse de ella o haberla quemado, y haber escondido sus restos lanzandolo al mar, manteniéndolo vigente en su memoria y corazón. Pero, no pudo hacerlo.

Nunca lo hizo, quizás, el simple hecho de conservarlo le ayudaba a recordar lo mucho que se esforzó haciéndolo.

Quizás, le ayudaba constantemente recordar las palabras correctas que definen a su Takemitchy.

O simplemente no quería deshacerse de ese cuaderno y ya.

⎯ ¿Mikey-kun? ⎯ la voz de su ser amado lo sacó de sus más profundos pensamientos ⎯ ¡L-Lo siento muchísimo!

Mikey alzó una ceja curioso, y parpadeó preguntándose de qué se disculpaba su pareja.

⎯ Siento mucho el haber leído algo tan privado para ti...

Oh, era eso.

Una pequeña sonrisa se asomó entre sus labios, para así atraer el cuerpo contrario hacia él y plantear un beso en los labios de Takemichi. Takemichi desconcertado tardó en corresponderle pero después de unos instantes fue que tomó entre sus dedos las hebras contrarias para así aferrarse con sus manos a la nuca de Mikey, al mismo tiempo que las manos traviesas de su pareja se ubicaban en su cintura, atrayendolo - si más se podía- hacia él.

Cuando finalmente ese lapso de tiempo en que se otorgaron cariciad efímeras, besos traviesos y sonrisas risueñas acabó, Mikey suspiró contra los labios de Takemichi.⎯ Puedo confirmar de nuevo una cosa.

Takemichi parpadeó en respuesta. ⎯ ¿Qué cosa?

Mikey frotó su nariz juguetonamente contra la de Takemichi, sacándole una pequeña risa amorosa, para así comenzar a acariciar una que otra hebra oscura de la cabeza contraria.

Y luego de otros instantes más, Mikey le regaló su más sincera sonrisa a su Takemitchy.

⎯ Definitivamente, ser Takemitchy significa ser cálido... ⎯ abrazó con más fuerza al de hebras alborotadas, enterrando su nariz entre el espacio del hombro y cuello que le proporcionaba su cuerpo. Se perdió entre tantas emociones que Mikey no dudó en volver a repetir sus palabras⎯ Takemitchy es cálido

Takemichi por su parte al principio se mostro asombrado ante el parecido de las palabras de Mikey con las que estaban escritas casi al final en el cuaderno. El sentimiento lo rodeó e hizo que su mirada azulada se cristalizara y sin dudarlo más, con fuerza, abrazó de regreso a Mikey transmitiendole su sentir.

Quién diría qué un cuaderno, con palabras escritas en el pasado, pudieran contener tantos sentimientos. No sólo entre tinta y papel sino entre latidos y memorias.

Takemichi en algún tiempo pasado, creyó no serlo todo.

Pero para Mikey lo era.

Ser Takemitchy, lo significaba todo para él.




Fin.

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