extra
Doce años atrás...
Mikey parpadeó sin despegar su mirada oscura del chico frente suyo, incrédulo de las palabras antes dichas de Takemichi intentó buscar su mirada pero era evadida fácilmente.
⎯ Takemitchy
⎯ ¿S-Si?
⎯ Repite. ⎯ Takemichi ladeo la cabeza sin comprender, continuó. ⎯ Repite lo que has dicho hace un momento...
Takemichi hizo un sonido de compresión finalmente para así jugar con las mangas de su uniforme con sumo nerviosismo.
La mirada azulada tanteo el piso, cabizbajo, y con el brillo perdiéndose con los segundos transcurridos. Y Mikey pudo notar aquel pequeño detalle sin necesidad de indagar más.
⎯ Soy patético Mikey-kun.
⎯ ¿Quién te dijo semejante mierda?
Un silencio cruzo entre ambos, y sin que el rubio teñido pudiera evitarlo fue tomado de ambas mejillas para después ser jalado hacia el frente. La pequeña carpeta que los separaba había hecho un movimiento frusco debido al peso extra que se situo sobre sí y cuando Takemichi reaccionó, Mikey se encontraba a sólo centímetros de su rostro.
Su boca se arrugó debido a la presión de sus mofletes y la mano contraria no daba tregua ante el dolor que atravesaba.
Los ojos negros, de un infinito remolino de oscuridad capaz de tragarte en segundos, denotaban un brillo singular. Uno del cual, Takemichi dio por sentado un solo sentimiento.
Enojo.
⎯ ¡N-Nanie! ¡Judo ke nanie lo hicho, Mikey-kun! ⎯ exclamó Takemichi con esfuerzo ante sus mejillas aplastadas, sus palabras atropelladas no hicieron más que salir así sin más.
Mikey por otro lado entrecerró sin convencerse mucho, pero, decidió dejar aquello de lado y soltarlo. Takemichi jadeo de alivio para así darse un pequeño majase en sus mejillas mientras se quejaba sutilmente.
Cuando se sintió el ambiente nuevamente tranquilo, el rubio teñido soltó un suspiro.
⎯ Es sólo que... A veces no siento que merezca estar así, contigo... ⎯ Mikey observó en silencio a Takemichi sin alguna intención de interrumpir. ⎯ ¿Es tonto, cierto? El sentirse insuficiente, y no tener el control de tus propios pensamientos para evitar el molestar emocional... Soy patético.
No hubo respuesta de parte de Mikey como esperó Takemichi, y aún así mostró su más grande sonrisa hacia el rubio ceniza. Apenas su mirada azulada se desvío hacia el reloj situado detrás en una de las paredes del lugar, se levantó exaltado.
⎯ ¡Debí haberme ido a mi clase hace más de una hora! ¡Llegó tarde! ¡¿Acaso sonó el timbre y no lo escuché?! ⎯ gritó entrando en un pequeño pánico, y sin tardar más, Takemichi tomó sus pertenecias rápidamente ⎯ Hablamos después Mikey-kun, ¡Nos vemos a la salida!
Y así de rápido se despidió del rubio ceniza, corriendo a la salida del aula vacía en donde se encontraban y perderse de la vista de Mikey.
El rubio ceniza permaneció en su lugar por largo rato en silencio, mirando de reojo la puerta, donde justo se habia ido el contrario. Repasó en su mente una y otra vez las palabras de Takemichi, detallando cada mentira entre cada oración.
Takemitchy no es patético, es todo menos eso.
Takemitchy es...
Ser Takemitchy es...
Y sin perder tiempo, Mikey tomó un lapiz y su cuaderno de dibujos, para así escribir lo que significaba para él ser el chico bonito de ojos azul cándidos de presencia cálida.
Comenzó con características simples y evidentes en él.
No rendirse.
Valiente.
Preocuparse y ocuparse.
Y después de unas cuantos significados escritos, el más importante para cerrar con broche de oro.
Ser Takemitchy significa ser mi perra.
Su lápiz se detuvo por un momento.
Mikey releyó eso último por varios segundos en los cuales dudó, y después de pensarlo, marcó varias veces la palabra hasta que no quedó más que puro rayones oscuros por la punta del lápiz hasta casi romper la hoja, maltratandola en el proceso.
Él estaba seguro que aquello, aunque no lo consideraba una mentira, podría de alguna u otra manera hacer que Takemichi no se sintiera agusto y no quería que se despreciara más.
Quizás eran excusas para no mostrarlo libremente, aún sabiendo que nunca, jamás, le mostraría todo lo que escribió al chico.
Muy cursi para él, y de solo pensar que el rubio teñido leyera las páginas lo podría avergonzar y viceversa.
Sí, definitivamente, ese libro lo llevará consigo hasta la tumba.
Y, finalmente terminó. Gracias por acompañarme en esta pequeña historia, espero lo hayan disfrutado y ansío de corazón, que ante todo les haya gustado el final ~ los tkm ♥️
Nos leemos en mis otras historias, chau.
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