9.
Estaban en el pasillo de los cereales y galletas, allí era donde Shoyo tenía las dudas más complicadas de su vida, nunca sabía que sabor llevar, le gustaban de chocolate, pero también los que tenían formas. Su padre también dudaba sobre que galletas llevar, pero estaba bien, tenían tiempo, al menos hasta que el súper mercado cerrara.
—Hay de Oreo— dijo Shoyo—No lo he probado, ¿podemos llevarlo?
Bokuto metió una caja en el carrito y se paró al lado de su hijo.
—Yo creo que sería bueno, probar— tomó la caja y se la pasó a su hijo para que él mismo la pudiera meter en el carrito.
—Creo que hay que comprar yogurt—Shoyo trató de empujar el carrito, pero sus manos no podían alcanzar del todo el mango.
—¿De los bebibles? — Bokuto comenzó a empujar el carro de un extremo, para ayudar a su hijo—Los quieres para tus almuerzos de escuela o para desayunar.
—Podemos llevar del que mami le pone a la fruta, ese me gusta y de los que están en botellas.
—Me parece razonable, bebé.
Llegaron al área de los refrigeradores para tomar lo necesario, tomó un paquete de tiras de queso y lo metió en el carrito, su hijo de nuevo se debatía en los sabores de yogurt.
—¿Kotaro? — Se paralizó al escuchar su nombre, sintió sus manos temblar y su garganta secarse. —Tanto tiempo sin verte.
Se giró para encarar a aquella persona, creyó que no tendría que volver a verle, pero ahí estaba, su madre. No quería saludarla, ni hablarle, simplemente quería irse, pero estaba congelado en su lugar. Creyó que se desmayaría, pero entonces sintió un pequeño tirón en su pantalón.
—¿Quién es ella, papá?
—¿Papá? —La mujer parecía alegre—Te curaste.
Le dieron ganas de vomitar, tomó a su hijo, le metió en el carrito—Nunca estuve enfermo— Sin decir nada más se marchó a toda velocidad, tratando de perderse entre los pasillos.
—Papá, estás llorando— las manitas de su hijo le apretaron su cara, paró en el pasillo del papel higiénico—Llora lo que necesites papá, luego ya no duele tanto.
—¿Quién te dijo eso? — juntó sus frentes y cerró los ojos—Suenas más maduro que yo.
—Me lo dijo mami.
Se quedaron callados un rato, sólo abrazándose—Hay que ir por jabón.
—¿Puede ser con aroma a lavanda?
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