1 AÑO DESPUÉS.

Bokuto estaba muy nervioso, se levantó temprano para prepararle su almuerzo a Shoyo y también el desayuno, era el primer día de clases para ambos, todo había sido preparado con detalle, compró una mochila y lonchera que combinaban, eran de color naranja, el favorito de su hijo. En ese momento Kuroo le estaba peinando.

Cuando vio a su pequeño aparecer en el comedor, su corazón se encogió, parecía una pequeña tortuga, la mochila era un poco más grande que él, en uniforme le quedaba muy adorable, unos pantalones azules marino, una camisa polo blanca y su batita a cuadros blancos y azules con un cuervo bordado en el cuellito.

—Te ves hermoso, mi niño.

—Es porque me parezco a ti— Por un momento la sonrisa de Bokuto tembló. —Vamos a desayunar, papi.

Kuroo le dio una palmada en la espalda, era una forma de decirle "no es momento de agobiarse con eso", los tres desayunaron con Shoyo hablando de cómo imaginaba que sería su primer día.

Kotaro llevaba a Shoyo de la mano, cargaba su lonchera en la otra, el pequeño niño daba pequeños brinquitos al caminar, se podía notar lo alegre que estaba. Llegaron al jardín de niños, apretón un poquito más fuerte la mano de su padre, estaba ansioso de jugar con otros niños.

—Te portas bien, comes todo lo que te preparé— le entregó la lonchera y dejó que la mujer de la entrada le tomara la mano.

—Papi, ten un buen día en la universidad también.

—Claro, nos vemos, cariño.

La mujer lo llevó al interior y cuando perdió de vista el cabello naranjo de su bebé, comenzó a llorar sin saber la razón, ¿todos los padres lloraban cuando su niño entraba al jardín de niños? No estaba seguro de la respuesta, pero esperaba no ser el único llorón.