18.
¿Debía vestirse formal? Bokuto no le había dicho a dónde irían a cenar, sólo le dio que se pusiera más lindo de lo que ya estaba y que pasaría por él a las siete, dedujo que sería algo elegante, aunque no tenía plena seguridad. Un suéter de cuello de tortuga negro, unos pantalones color arena, unos zapatos negros y una gabardina del mismo color, sería suficiente, le parecía formal, si se quitaba la gabardina seguro se vería más casual, lo tenía cubierto, por lo que sólo quedaba esperar.
Cuando llegó la hora acordada, no esperó que Bokuto llegara puntual, cuando salió de su casa, se sorprendió de ver al pequeño Shoyo, el niño estaba de la mano de su padre y estaba vestido con un traje sin corbata, se veía bonito.
—Keiji— saludó—¿Nos permites llevarte a cenar?
Shoyo tendió su pequeña mano, Bokuto le miró, animándolo a tomarla y andar con ellos hasta el auto –el cual era de Kuroo– tomó la mano y juntos fueron hasta el vehículo, todo parecía tan extraño, nunca en su vida creyó que Shoyo sería amable con él, no después de ver lo posesivo que era con su padre.
Terminaron en un restaurante elegante, era algo agradable de ver, las luces eran tenues y había música ambiental que resultaba en una atmosfera tranquila. La mesa reservada se encontraba en la terraza.
—Me sorprende ver al pequeño Bokuto aquí—dijo, tratando de demostrar que no le desagradaba.
—Es que hoy va a ocurrir algo de lo que mi bebé tenía que estar enterado— explicó Bokuto.
—Así es— el niño asintió mientras se sentaba bien y esperaba ansioso a que el mesero pusiera su plano frente a él—No te preocupes, ya no quiero que desaparezcas de la vida de mi papi.
Keiji sonrió por las palabras de Shoyo, sabía que el niño no mentía, tal parece que estaba comenzando a tomar su relación como algo bueno. Cenaron en un agradable silencio, para ser pequeño, Shoyo se portaba muy bien. Cuando llegó el postre, Bokuto tomó la mano de Akaashi.
—Antes de que te comas ese pastel de chocolate, hay algo que me gustaría preguntarte.
—¿Qué cosa?
—Sé que hemos estado juntos como si fuésemos una pareja, pero no habíamos formalizado nada, creo que llegó la hora. —Entrelazó sus dedos y le miró con ojitos soñadores—¿Quieres ser mi novio? Aceptando claro que mi hijo viene en el paquete.
Akaashi miró a Shoyo, que esperaba estuviera atento a la situación, pero el niño sólo estaba viendo su tartaleta, esperando a que su padre le dijera que podía comerla.
—Sé que eres un dos por uno— dio un apretón a su agarre— No tengo problemas con ello, porque te quiero y también a Shoyo, tuve la oportunidad de conocerlo por las clases y creo que ahora que sabe que no me voy a robar a su papá, estaremos bien. —Shoyo le sonrió dulcemente—Sí, quiero ser tu novio.
—Ya dijo que sí, papi— Shoyo tiró de la manga de sus padre—¿Ya puedo comer mi tartaleta?
—Sí, amor, puedes comer tu tartaleta — el niño gustoso comenzó a hacerlo, mientras los adultos seguían tomando sus manos, con anhelo del futuro.
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