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Soledad

Me desperté cuando escuché un pequeño sollozo, alguien estaba llorando y estaba cerca de mí. Escupí un poco de sangre y con mucha dificultad me levanté, veía borroso y me pitaba el oído izquierdo, pero por el derecho escuchaba perfectamente, o mejor que el izquierdo, miré a mi alrededor y vi alguien, pero no pude reconocer quien era, el lugar era tan oscuro y veía tan mal que apenas podía distinguir su figura.

- ¿Estás bien amigo? – la persona me miró y creo que sonrió.

- siempre estás presente en la hora del drama – reconocí esa voz, Javier.

- ¿Por qué lloras? – él señalo la ventana.

- míralo por ti mismo.

Yo me acerqué a la ventana, vi a todos mis amigos, riendo, corriendo, algunos cogidos de la mano, jugando cartas, incluso fumando. Todo el mundo se estaba divirtiendo, todos tenían alguien a su lado para divertirse, se sentían acompañados.

- todos, menos yo, yo estoy solo – yo lo miré – y no los culpo, no saben el daño que me hacen, no lo ven, no soy nada, nadie me nota, soy invisible.

- Javier – aquí vamos de nuevo.

- soy diferente, no, ni si quiera soy persona, no soy nada, no soy nadie, hoy se burlaron del artista Ricardo Arjona, dijeron ¿A qué estúpido le gustará esta música? Todos se rieron, yo no tuve que hacerlo, no sabían que estaba ahí, también lo hicieron con la serie que me gusta.

- la de ed00chan, la de la escuela esa – él sonrió un poco.

- esa misma, dijeron, que mierda de serie, que feo se ven ¿Quién lo ve? ¿Acaso no tienen nada mejor que hacer? Solo un chico pequeño sin inteligencia vería esto y le gustaría, adivina quién le gusta y estaba presenté ahí.

- tú – él me aplaudió.

- exactamente, hoy van a salir, van a ir a la casa del pájaro – así le dicen a un amigo – todos irán, todos, a mí no me invitaron y estuve siempre con ellos, pero bueno, no es la primera vez que lo hacen, por lo menos está vez no fueron preguntando uno por uno, menos por mí – me senté a su lado.

- no debes hacerte esto, no te menos precies, eres mejor que ellos, solo háblales.

- ¡¿Qué crees que he estado haciendo estos siete años?! ¡Intenté de todo! ¡Les pague la comida, los invite! ¡¿Para qué?! ¡¿Para qué me votaran como basura?! Para ellos no soy nadie, ni existo, estoy seguro que si me muero, a ellos no les afectaría.

- algún día vas a tener amigos, muchos – él se río.

- el problema no es eso, el problema es mi diferencia, quiero ser normal, capaz de hablar, capaz de tener una pareja, capaz de salir a fiestas, ser como ellos, ser normal – él se abrazó a si mismo – les tengo envidia, todos cuadran, todos pertenecen, menos yo, por eso estoy aquí, en la oscuridad, incluso les he llorado enfrente suyo, por años y esos malditos no movieron un dedo, me ahogué encima suyo, cargué con sus tareas, intenté lo mejor y no sirvió para nada, sigo solo.

- estás conmigo – yo lo abracé.

- es verdad, por lo menos te tengo a ti y espero siempre tenerte.

- siempre me tendrás – el soltó una carcajada.

- sabes que eso no es cierto, aunque quieras quedarte, aún existe la probabilidad de que te vayas.

- por lo menos estoy aquí ahora.

- sí, eso alivia mi dolor, sin ti, yo estaría perdido, gracias.

- no me agradezcas, es lo que tengo que hacer, no voy a dejar solo a una persona que me necesita.

- ¿Qué pasaría si esa persona es mala persona? – tú no eres mala persona.

- no lo ayudo, solo ayudo a las buenas personas o los que parecen buenas personas.

- yo no soy de ella – mentira, si lo eres – y es verdad.

- si eres buena persona, ayuda a las personas, aunque sea por beneficio propio, los ayudas y eso es lo que importa, incluso yo a veces ayudo a la gente por beneficio propio.

- sabes, los tiroteos en la escuela no se pueden evitar, o es muy difícil y no digo que le des una clase diciéndole a niños pequeños que no maten.

- ¿Por qué hablas de eso? – él sonrió.

- cuando sucede eso, se ve tan evidente, tan claro.

- Javier ¿Estás bien? – aunque ya sabría la repuesta, igual le pregunté.

- claro que sí, todo está bien, todo siempre está bien.

- sabes, a veces necesitas pedir ayuda y no hay nada de malo en eso.

- pero no necesito ayuda, he soportado esto por años, me falta un año para salir, ya hice lo más difícil, sopórtalos por todo este tiempo, lo hice todo.

- Javier, no es culpa de los otros.

- ¿Crees que los culpo? Yo nací roto, nací sin algo, no es culpa de ellos, no es culpa de mis padres, solo es mi culpa, no puedo conseguirlo, no soy como ellos, soy peor, pero quiero vengarme, por todo lo que hicieron, aunque quiero vengarme.

- la venganza no es buena – él me miro con odio.

- odio ese dicho y es mentira, si es buena, si se siente bien, pero tiene que ser castigado uno, pero se tiene que hacer, es necesario.

- te contradices, dices que es bueno vengarse, pero que tienes que castigarte – pensándolo mejor, no lo hace, pero mi corazón se empezó a acelerar y empecé a pensar poco.

- sí, a eso me refiero, la escoria tiene que ser castigada, si llego a matar a mis compañeros, seré escoria y tengo que ser eliminado y normalmente la venganza es eso, eliminar escoria, escoria que te hizo daño – él iba a salir de la habitación, pero se detuvo a dos pasos de la puerta – algo que la vida me enseño, es que tienes que ser perfecto para que le agrades a la gente, tienes que tener los mismos gustos, ser normal, seguir la moda.

- sabes que no es cierto.

- ¿No? Me gusta Arjona, y que me dicen, que tengo malos gustos, ahora la moda es ser homosexual, ahora todos son algo y tienen su bandera y está bien, el problema es que excluyen a los heterosexuales, y solo mira a Fede, dice que hay que enseñarles a los niños que el amor entre mismo sexo está bien, pero ¿Solo ese? ¿Por qué no todo el amor? Todos son egoístas y piensan en ellos mismos.

- eso haces tú.

- sí, lo sé, pero soy la única persona que le dicen que eso está mal, solo hay dos soluciones para esto, ponerme una puta mascara perfecta, para ser normal, cosa que no he logrado en toda mi vida – él se quedó callado por unos segundos – o quedarte solo toda la vida, lo que me va a tocar vivir.

- no estás solo.

- cierto, tengo amigos, uno es homofóbico, otro está loco, es una placa, uno no parece un humano, no tiene emociones – yo conocía a esas tres personas y tiene razón, así son – y él mejor de todos, tú – él salió del salón – nos veremos después – él cerró la puerta y se fue.

Me preocupaba Javier, después de que lo vi pelear, estaba mal, aunque, esto ya lo viví, varias veces, cuando no veo a Javier, lo busco, me tardo unos quince minutos en darme cuenta que no está y lo busco por todo el colegio, rara vez él llora, siempre se mantiene firme, aunque estoy seguro que llora en su casa, la cara con la almohada, queriendo escapar, huir y no regresar. Yo miré a mi alrededor y encontré otro casete, yo no quería ir, pero mi cuerpo se movió solo y agarré la casete. Yo quería que se detuviera mi cuerpo, pero era imposible, mi cuerpo no me escuchaba; atravesé la puerta y aparecí en mi cuarto, mi cabeza se movió a la derecha y vi todas las casete, puesta de una manera muy ordenada, cosa que no he hecho. Alguien entro a mi habitación. Mi cuerpo agarró el reproductor, puse el casete y lo cerré; luego mi cuerpo se acercó a una pared y le pegué con la cabeza a la pared y caí al suelo. Me levanté del suelo, tenía otra vez el control totalmente.

- hablemos del por qué - ¿El porqué de qué? - ¿Por qué mataste a todas esas personas? – yo me senté en la cama y escuché con atención.

- sabes porque, tú lo sabes, ya te lo he dicho – dijo una voz monstruosa, algo que no es humano.

- ¿Por qué te dejaron solo tus amigos? ¿Por rabia?

- ¿Acaso todos no lo hacen por eso, por rabia? No soy el primero aquí, ya debes saber la historia.

- pero la tuya es diferente.

- claro que lo es, yo no sufrí bullying, o no intencionado, solo me dejaron solo, eso me lleno de odio, no podía ser como ellos, no encajaba y donde encajaba, era con hijos de puta, según la sociedad, personas con malos gustos en general, personas que sufrieron lo que yo sufrí.

- no estabas solo.

- quizás, pero ese no es el problema, era que no encajaba, que nunca sería como lo demás.

- y ¿Eso es malo? – esa cosa se rio, una risa bastante grave y fuerte.

- imagínate a ti, llorando en un rincón y todo los demás hablando, mi habilidad es que no soy nada, no causo un impacto en las personas a mi alrededor y lo intenté cambiar, me hice cargo de tanto peso, para ser como ellos, al final me rompí, varias veces.

- es difícil.

- lo más raro, aquí estoy cómodo, es un lugar casi tranquilo y seguro, con buena comida a veces y unas buenas camas.

- eres mi mejor paciente, por lo menos en agresividad, desde que llegaste, no volviste a lastimar a nadie.

- si lo he hecho, pero fue defensa propia y lo sabes.

- sí, pero no lo cuento, no agarras a nadie y nunca te hemos puesto el chaleco de fuerza.

- no tengo razón para matarlos, aunque ya sabes que pienso de ellos.

-sí, dices que son escoria y que deberían morir, como tú.

- exactamente, es muy repetitivo ¿Cuántas personas llegan aquí? ¿Cuántos viven de los impuestos de sus víctimas? Y la mayoría se pueden evitar, siempre es la persona que le hacen daño, lo molestan, se burlan de él, luego se consigue un arma y no necesariamente una pistola ¿Recuerdas a Martín?

- claro que sí, mato a toda su familia y amigos con un cuchillo, porque no aceptaban lo que eran, no aceptaban que era gay.

- exacto, la escoria no aparece porque sí, la crea otra escoria, del bullying sale los tiroteos, de los asesinos aparecen más asesinos, todo es una reacción en cadena, el bullying aparece por un padre o madre borracho que le pega a su hijo, por más bullying, las cucarachas no salen de sus escondites por miedo a morir.

- curioso, pero ¿Por qué los mataste? – él se río, una risa que me pone los pelos de punta.

- venganza, por no notarme o simplemente me desahogué por todo eso años de sufrimiento, por dejarme abandonado y no solo es su culpa, la mía también, debí no tomarle importancia.

- sí, tenía una buena vida ¿Qué cambió?

- estaba cansado de ahogarme, de llorar solo, estaba tan enojado, yo intenté de todo y ellos me votaron en la basura, me decían que saldríamos, que éramos amigos ¡Mentiras! Todo eran mentiras, me ilusionaban y luego me dejaban caer ¿Cómo mierdas conseguían tan fácil sus amigos, parejas? ¡Yo sacrifiqué todo y no conseguí nada! ¡Nada! No recordaron mi nombre, yo lloraba adelanté de todo el mundo y nadie hacía nada, ni las maestras, no era nadie, jamás sería nadie.

- así que los mataste.

- básicamente, sabes lo mejor de todo, me recordaron, las noticias de lo que paso, las leí – él se río – decían algo así – el tosió un par de veces – chico de diecisiete años hace un tiroteo en su escuela, veinte heridos – hubo unos segundos de silencio – y luego una foto mía, fui famoso y los que maté no importaron, no en el periódico, solo eran números, la verdadera estrella era yo.

- adivino que te encanto.

- sí, la verdad que sí, pase a ser un simple estudiante del colegio, sin importancia, olvidable, a una estrella.

- pero te van a olvidar.

- lo sé, pero se van a tardar más, si no hubiera hecho eso, en dos meses después de salir, no sería más que un nombre, más que un número, como todos esos muertos, no sería nada.

- nunca vas a salir si no aceptas tú culpa.

- yo lo acepto, yo te entiendo, hice mal, dañe gente por un berrinche, por no ser como ellos, no es su culpa, es mía, toda la culpa recae en mí, pero no me arrepiento, lo volvería hacer si pudiera, sí, a ellos.

- no puedes ir matando a todas las personas que te lastimen.

- no, no las matare, solo les pegaré más fuerte, tú me tocas las pelotas y yo los reviento, por su culpa casi me suicido, sobreviví a eso y a partir de ahí supe que era estúpido intentarme quitar la vida, así que se las quité, no hay nada peor que eso.

- háblame de cómo te sientes aquí, aquí dentro.

- me siento libre, me siento importante.

- curioso, la mayoría de la gente dice que es una prisión, que se sienten asfixiados, quieren libertad – esa cosa se río, cada vez la cabeza se me llenaba de preguntas.

- no es la primera vez que estoy atrapado, toda mi vida he estado atrapado, todo el tiempo, esté lugar no es tan malo, pensé que era peor, además aquí mis historias si salen a brillar, afuera no, afuera nadie le interesaba mis historias, aquí todos escuchan, los que pueden aun hacerlo claro, lo más cuerdos del lugar.

- interesante, quizás hablemos después, porque nuestro tiempo se acabó.

- ¿Vas a ver a Marta? – todo quedo en silencio, por un momento pensé que se había detenido, pero seguía.

- no puedo decirlo, pero lo sabrás después.

- una última pregunta ¿Cuántas personas como yo hay acá? ¿Cuántos niños han matado a sus compañeros? – hubo unos segundos de silencio – cierto, es un secreto, pero ¿No notas que la historia se repite? Cuando aprenderemos.

Yo no sabía que decir, todo esto era tan confuso ¿Quién era él? ¿Quiénes son ellos dos? Me parecía curioso todo, todo me lleva a ese hombre, parece ser un psiquiatra, pero ¿Qué tiene que tener esos dos conmigo?

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