Punto de quiebre
Estaba sentado en mi cama, analizando todo lo que me estaba pasando, nada tenía sentido, todo era tan extraño, cada vez esto parece un sueño y eso es lo que más miedo me da, saber que no estoy consciente, es la única manera lógica de explicar todo esto. De repente, se escuchó un pequeño susurro que me llamaba, yo me levanté rápidamente y miré a mi alrededor, no había nadie, pero eso no me dejo tranquilo, de hecho, me puso más nervioso esto; salí de mi habitación, no vi a nadie, todo estaba tranquilo, hasta que algo se escuchó romper. Yo me acerqué para ver que era, vi como algo se movía en la oscuridad, también noté que algo se rompió, se hizo pedazos. Agarré uno de esos pedazos de vidrio y me acerqué a lo que vi moverse, aunque no sabía a lo que me enfrento; lo volví a ver, estaba sentado en el sofá, era una persona, pero solo podía notar su figura y sus ojos brillantes.
- ven, siéntate a mi lado – yo me alejé un poco, era la voz de la grabación.
- ¿Qué haces aquí? ¿Quién eres? – él miró para otro lado y me dejó de ver.
- sabes cuanto resiste una persona antes de romperse – yo me sentía asustado, sentía un nudo en la garganta y me era imposible hablar – todos nos rompemos tarde o temprano ¿Sabes mi historia? – yo moví la cabeza de arriba abajo – me alegro ¿Quieres ver mi talento? – yo no respondí – tranquilo, no te tocaré – se levantó y toco un vaso que estaba cerca de él y el vaso exploto – daño todo lo que toco, ya nada me hace daño, por lo menos no aquí.
- ¿Tú eres el del mazo? ¿Él que me persiguió? – él solo se río y miro a la nada por un largo rato.
- sí y no, aun no lo entiendes, pero somos diferentes, aunque vengamos de la misma persona.
- no entiendo.
- primero tienes que saber que eres tú, para entender a los demás – yo me quedé callado ¿Qué le iba a responder? – eso me dijo una vez alguien, no lo entendí y sigo sin entender a que se refiere, pero creo que te servirá a ti.
- ¿Por qué lo dices? ¿Me conoces? – él me volvió a mirar.
- te he estado observando, junto a tú amigo Javier.
- si le haces daño te mato – él se río.
- ojalá, ojalá pudieras hacerlo – él se volvió a sentar en el sofá – y no le haré daño, solo le hago daño a las personas que me hacen daño y Javier me ha tratado bien.
- sí, así es él, muy amable, aunque es pesimista en sí mismo, se menos precia.
- y ¿Eso por qué?
- solo porque está solo, porque no tiene a nadie, ha estado tan solo que siente que le falta algo, creé que es peor que sus compañeros, creé que le falta algo, aunque es mejor que sus compañeros – nadie dijo nada por unos cuantos minutos, escuchaba pequeños susurros que posiblemente salían de él.
- yo era así, como él, solitario, muy solitario, mi madre me decía que hacer y me ahogaba, intenté ser mi mejor yo para complacer a todos, intenté tener una vida perfecta, aunque era imposible, todos mis compañeros se iban en equipos y yo como era nuevo, no era aceptado en ningún equipo, no pude encajar, aunque mintiera con mis gustos, aunque fuera como ellos quisiera, ni si quiera lo logre, creo que eso le pasa a tú amigo.
- ¿Exactamente qué de todo eso? Porque dijiste mucho.
- tú amigo intento encajar, de la mejor manera que pudo, intentó encajar como pudo, intentó hacer amigos, pero no lo logró y cuando sientes que todos son mejores, cuando ves a todos hablando y tú en la mitad de todos, solo, sientes una negatividad, entiendo a tu amigo, pase por lo mismo o algo parecido.
- una vez él me contó un chiste, dijo que ni si quiera era tan especial, había miles de personas que hacen lo mismo que él, que han pasado por lo mismo.
- y ¿Qué lo hacía feliz? Además de estar contigo, claro.
- escribir, le encantaba, así se desahogaba, creaba historias donde él era importante, donde él salvaba el día, donde él era importante y normalmente usaba nombres parecidos a los suyo en sus historias, a las personas que odiaba los ponía como enemigos y los mataba, aunque a veces lo ponía como aliado, tenía talento.
- ¿Cómo sabes todo esto? – yo sonreí.
- era mi mejor amigo, obviamente le iba a apoyar y leer su historia, tenía talento y le ponía corazón, creo que eso lo puso cuerdo, lo hacía feliz y no le importaba que hubiera mejores escritores que él, era su pasión y se le notaba en la sonrisa que ponía cuando escribía.
- ¿Quieres saber qué es lo que pasa? ¿Por qué pasa todo esto? – yo me quedó callado, me lo pensaba bien ¿Tengo que confiar en él? ¿Qué me garantiza que no me quiere mata?
- no confió en ti, apareces acá como si nada, ni te conozco ¿Qué me indica que confié en ti? – él se levantó del sofá.
- nada, no hay nada, pero no te lastimaré, quiero que sepas la verdad.
- ¿Por qué no simplemente me la dices? Es más fácil para los dos.
- si te lo digo, no me lo creerías, tengo que mostrártelo, ahí si me creerás, si te lo digo, lo negaras, es como decir que Dios existe, tú dudas hasta que lo veas a los ojos, ahí dejas de dudar – él empezó a caminar, hasta llegar a un espejo que tenía en el comedor – esto nos servirá – él lo tocó y se rompió - ¿Vienes conmigo? Me iré contigo o sin ti, piénsalo así, no sabrás la verdad si no me sigues y seguirán pasando cosas raras, si sabes la verdad, todo se acabará, volverás al mundo real.
- está bien, además ¿Qué más puedo hacer? – no era una buena idea, pero no tengo más ideas, deje de pensar hace rato, solo seguía mi instinto y algo me decía que lo que decía era verdad - ¿Qué tengo que hacer? – él estiro la mano.
- primero, deja ese pedazo de vidrió por ahí, no puedo llevarte si tienes eso, segundo agarra mi mano.
- me llegas a lastimar y te mato.
- no es la primera vez que lo escucho – dejé el pedazo de vidrió en el suelo – te podrás marear, es normal vomitar o tener sangrado en la nariz.
- no me asusta un poco de sangre.
Yo le agarré la mano, el espejo empezó a derretirse poco a poco, hasta que formo una puerta, él la abrió y ambos la atravesamos, luego de eso sentí como mi cuerpo frotara en el agua y lo único que veía era un líquido de color gris, todo era tranquilo; pero, me empezó a doler la cabeza, un dolor infernal y escuchaba un pitido en mi oído izquierdo. Mientras más me tiempo pasaba, el dolor y él pitido aumentaba. Todo esto paro de un momento a otro, primero vi un brillo bastante grande, yo cerré los ojos, deje de escuchar el pitido y me dejo de doler la cabeza; volví a abrir los ojos y me sentí desorientado, tarde unos cuantos segundos para darme cuenta que estaba en un hospital psiquiátrico.
- ¿Estás bien? – algo me toco el hombro y yo grité – tranquilo, soy yo – me giré y lo vi, era una sombra, lo único que se le podía ver era esos brillantes ojos suyo.
- ¿Qué demonios eres? – se escuchó un golpe.
- una sombra, larga historia, larga y complicada historia, lo mejor es evitarla, digamos que porque sí.
Miré a mi alrededor, vi a varias personas bastante extrañas. Había un hombre golpeándose la cabeza varias veces con la pared, una chica con una brocha haciendo como que pinta en el aire, una mujer estaba lamiendo un muñeco y, por último, un chico con cicatrices en las manos y en la cara, algo horrible paso. Los demás estaban mirando a la nada, temblando, diciendo cosas sin sentidos, perdidos en la nada, mirando un punto especifico.
- aquí normalmente estamos aquí, cuando podemos.
- ¿Tan pocos hay? – solo eran diez personas ahí.
- libres, sí, y los que están perdidos a veces se quedan en sus cuartos o en los pasillos perdidos, casi no se mueven, algunos van directamente aquí, pero no pueden volver a su cuarto, es bastante raro y algo curioso.
- ¿Cómo que libres? Entiendo a ellos, tuve un primo que sufrió eso, mis tíos lo mandaron a un manicomio, no sé porque, no respondía, no comía, no hacía nada.
- ¿Sabes el por qué paso? – yo miré de un lado a otro en forma de negación.
- no éramos muy unidos, además mi familia evitaba ese tema.
- lo que pasa, aquí, es que es un manicomio especial, para personas que han matado a varias personas, así que normalmente se portan mal y lo encierran, ha habido vez donde escapan y matan a la gente, pero no son lo suficiente inteligentes para evitar dejar una pista o ser visto por las cámaras.
- ¿Todos aquí han matado a alguien? ¿Cuál es el límite? – él se quedó callado por unos segundos.
- cuatro personas, creo.
- ¿Te sabes las historias de ellos? – tenía curiosidad, todos parecían un mundo diferente al mío.
- ves a ese hombre golpeándose – señalo al hombre en un rincón – él tiene esquizofrenia o demencia, no sé, no soy psiquiátrico, pero sé que escucha voces, voces que dice que matara, maté a todos, no pudo con la presión y termino matando a todos sus seres queridos, quince personas en total, ahora se golpea la cabeza para callar las voces.
- pobrecito, sufrió demasiado.
- debería estar muerto, debe sufrir más.
- no es su culpa, está loco, el no decidió ser así.
- pero lo mantuvo en secreto, si no fuera así, quizás se hubiera salvado todas esas personas, solo si hablaba, merecen estar aquí, merece estar muerto.
- no voy a seguir con esto ¿Qué me ibas a mostrar? – él sonrió.
- aún tenemos tiempo, primero te muestro a todos.
- no tengo otra opción ¿Verdad? – él se río.
- no, no tienes otra opción – él señalo la chica con la brocha – era una importante pintora, muy importante, prometía muchas cosas, tuvo un colapso, no pudo soportar la presión de hacer algo perfecto, fracaso y fue olvidada, así que pensó que lo mejor es hacer la pintura más real, así que mato a toda su familia, su esposa y sus tres hijos adoptivos y lo puso en la pintura, siempre está así, pintando eternamente, buscando la perfección.
- todas estas personas sufrieron.
- sí, pero no es excusa para hacer lo que hicieron.
- aun así, da pesar, da tristeza verlos.
- nadie se preocupó por mí, así que no me preocupo por las personas que no me interesan, me da igual, si fueran mis amigos quizás sentiría lastima.
- ¿Todos son así? – él no dijo nada.
- ¿Vez la chica lamiendo la muñeca? – ignoro mi pregunta – piensa que no es un muñeco y es un niño de verdad – él se quedó callado.
- ¿Eso es todo?
- ¿Qué más quieres? Le gusta la carne de los bebes, ella trabajaba en una escuela, profesora de preescolar, al final descubrieron tocando a un chico y los padres fueron a hacer justicia, todos, eran como veinte niños, lo que se refiere cuarenta padres aproximadamente.
- ¿Qué les paso a sus padres? – la sombra sonrió.
- ¿Tú que crees? – yo me quedé callada – ella tenía una escopeta, mato a veinte personas, creo, ahora, lo último que lo mantiene tranquila es ese muñeco, pensando que es un bebe – yo me alejé un muñeco.
- ¿Por qué es así?
- no lo sé, no habla mucho y me da miedo, yo respeto el espacio personal.
- ¿Y él último? Me refiero al chico con las cicatrices.
- fue capturado, por personas, no dice él porque fue capturado, solo que es su culpa – alguien paso delante de mí y lo agarró del brazo, él no hizo ninguna resistencia y se dejó llevar – no sé sabe mucho, pero mató a todos sus raptores, luego fue a su casa, descubrió a su espeso con dos hombres, dos hombres, esto lo enojo y quemo la casa.
- ¿Eso es todo? – él se río.
- no, la esposa se pudo salvar, ella ayudo he intento correr, pero él hombre lo siguió, ella entró a un restaurante, el hombre entró y mato a todos los del restaurante, luego de matar a su esposa, intentó matarse, pero la policía llego y lo mando aquí.
- ¿Eso en realidad paso? – me parece muy falso.
- es lo que se cuenta, no sé qué tan real es, pero la mayoría si lo es, la tortura y lo de su esposa con los dos hombres sí es verdad, lo demás no lo sabemos, se desaparecieron dieciséis personas, nadie los encontró y él único que parecía culpable era él, lo más curioso es que todos estaban en el mismo lugar y él fue el único sobreviviente, o él único que no desaparecido.
- ¡Todos los reclusos, vuelvan a sus cuartos!
- vamos, antes de que nos metan a la fuerza.
- ¿A dónde? – él sonrío.
- a mi cuarto, ahí es donde te mostraré todo.
Ambos estábamos caminando de un lado al otro, él me decía a donde ir y yo le hacía caso, no tenía otra opción, a cada paso se veía un oficial con un palo, no conocía el lugar y si no llegaba a su cuarto, me pegaría, no sé si me ven o si no lo ven, pero no me quiero arriesgar a ganar unos cuantos puños en la cara. Los pacientes pasaban de aquí y allá, yo los intentaba esquivar, no quería molestarlo, todos eran locos y se notaban que eran un peligro, ya sean en su tamaña y sus músculos que eran anormales o sus formas de caminar, con sonrisas desquiciadas o de forma de caminar bastante extrañas. Al final entramos en una habitación y cerraron la puerta con segura, yo intenté abrirla, pero no logre, estaba encerrado aquí dentro.
- ¿Qué hago aquí? – esa cosa sonrió.
- ¿No lo recuerdas? Aquí es tú hogar, tú casa, aquí vives.
- solo lo he visto en sueños, pero eso no es verdad.
- ¿Seguro? ¿Vives en tu casa? ¿Qué real? ¿Qué no? ¿Soy real? Yo no lo sé, lo único que sé es que tú y yo somos igual – yo me reí, eso era una broma – se lo que piensas, pero mira allá, en la mesa – yo me acerqué a la mesa, vi una foto de Javier y yo – me dejaron entrar una cosa, fue lo mejor, mi mejor amigo y yo.
- ¿Esto no es verdad? Yo vivo en casa, con mi madre y mi hermano y mi padre.
- ¿Has visto a tú padre o a tú hermano estos días? – yo me quedé callado – tú y yo somos los mismos, no sé quién es prisionero de quien, no sé si tú eres parte de mí o yo parte de ti, pero somos los mismo.
- mentiroso, tú no eres real – le intenté pegar, pero atravesé su cuerpo.
- ¡Solo te quiero mostrar la realidad de todo! Sabes lo que paso, sabes que me rompí, Javier se quebró y tú también, todos nos rompimos ¿Sabes cuál es el punto de quiebre? – no sé.
- estás loco, muy loco – aléjate de mí – no sabes de lo que hablas.
- está bien, te dejaré, yo ya te mostré la verdad, te toca a ti creer o no creer.
- básicamente me dijiste que estoy loco y que ninguno de los dos somos reales, o solo uno es real.
- no lo sé, es lo que creo, nada de esto tiene sentido, o estamos loco o estamos en coma ¿Qué deseas tú? ¿Qué prefieres tú?
- no lo sé.
- también puede que seamos capturados por alienígenas y están probando con nosotros.
- cállate.
- aun no, aun tienes que saber muchas cosas.
- ¡Cállate! ¡No eres real! – sentía vértigo y me sangraba la nariz, no sé qué me pasaba, pero no quería saber más, no quería escucharlo.
- él punto de quiebre es ese día, él día que Javier le dijo a tú hermano que lo amaba.
- ¡No lo menciones!
- ¡Él le confeso su amor y luego lo votaron a la basura! ¡¿Y sabes qué?! ¡eso no fue lo peor que le paso, lo peor fue lo que sucedió al final del día! – ya no lo soporto más, esa cosa activaba algo dentro de mí cuando hablaba de ese tema y me generaba odio, no quería escucharlo.
- ¡Cállate maldito! – me senté en el suelo y me tapé los oídos por un rato – no quiero escucharlo.
Volví abrir los ojos y vi que estaba en mi cuarto, otra vez, yo no sé qué me pasa, todo es tan raro, tan extraño. Me levanté del suelo y me puse la mano en los labios, estaba sangrando por la nariz, pero eso no me importaba, quería dejar todo esto, tenía un mal presentimiento sobre todo eso, sobre todo, además escuché una voz que decía, déjalo, detente y no más, así que simplemente lo ignoraré y dejaré que la vida pase, es lo mejor.
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