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Nuestra historia

- antes de que fuéramos a su casa y grabáramos ese video, primero paso algo que rompió el vaso, que nos hizo decidirnos en matarla.

- espera, espera, espera ¿La directora no les dijo a tus padres?

- claro que sí, pero no paso nada, me dijeron psicópata o algo así, no me acuerdo, estaba jugando en la computadora y a la semana, ya estuvo todo bien.

- pero nada estaba bien.

- casi llego a estar todo bien, pero paso algo que me llenó de odió y paso todo lo que tenía que pasar – la copia de Javier sonrió – por cierto, llámame Daniel, así nos diferenciamos, el de allá se llama francisco.

- que buen dato Daniel, pero no recuerdo haberte preguntado – Daniel se río.

- con razón Javier te quiere mucho – él miro al techo – pero bueno, ese no es el caso, lo que paso fue que un día, nos llamaron a ambos para pedirnos disculpa, primero hablaron conmigo un buen rato, yo no presté atención la verdad, solo quería mis disculpas, obviamente prometí disculparme de ella por tratarla mal o algo así, entonces, después de prometer eso, la trajeron y cumplí mi promesa, a medias, por qué si me disculpé, pero no como querían, literalmente me disculpe por ser un buen amigo y de esperar más de ella, por esperar que iba a estar a mi lado por siempre, luego ella se disculpó por abandonarme, cosa que me hizo sentir mejor, logré que se disculpará por dejarme, ella sufrió y yo no, la obligué a disculparme conmigo, me salí con la mía y no hubo castigo, no lo hubo, me sentía como un rey, el ser más poderoso en este colegio, pero, algo me hizo odiarla más y joderla de verdad, llegué al fondo del barril, o uno de los fondos del barril – él se río.

- adivino, te robo el lápiz – él se río.

- no, es más estúpido aun, ni fue su culpa.

- ¿Se vengo?

- no, no podía, era más alto y fuerte que ella y que sus amigos, además, ella sabe que era capaz de todo, ya lo había mostrado varias veces.

- entonces no tengo ni idea que fue lo que te hizo dejar.

- es muy fácil Manuel, lo que paso es que la directora la felicito, dijo que ella era muy amable, muy buena persona, que era la mejor por disculparse – yo miré a Javier, no creía que era verdad, pero Javier movía la cabeza en forma afirmativa, era verdad.

- ¿Enserió? ¿Te enojaste por qué la felicitaron por disculparte? – Daniel se río.

- nos enojamos y sí, claro que sí, ella tenía que disculparse por lastimarme y a conciencia, sabía que iba a lastimar y no le importo y luego le apremian, le tiran flores por disculparse, que bonita la niña, se disculpó ¡Maldita! Ella no merece eso ¡Yo quedé como el mala, cuando ambos éramos malas personas! Pero no, nadie, nadie me dijo algo bueno, ella la premiaban y yo, yo quedé como el malo, como siempre, los otros siendo mejores que yo, no podía dejar que así terminará.

- pero, conseguiste lo que querías.

- te voy a decir una cosa de los acosadores, de la escoria, siempre van a querer más, eso es una excusa, ellos en realidad solo quieren joder a esa persona, no importa si a tu acosador, a alguien que te lastima nunca va a parar, hasta que tú lo pares, hasta que le enseñes que tú eres mejor – Daniel sonrió – eliminar la escoria.

- hay otras maneras.

- pues, te puedes ir del colegio, pero la escoria va a seguir atacando a otras personas, lo mejor es dañar a la escoria, eliminarla del todo.

- no puedes matar a todos los que te hacen daño.

- no, matar no, no necesariamente, solo lastimarlo, meterle miedo ¿Sabes por qué las cucarachas no salen cuando nosotros estamos cerca? – yo me quedé callado, no quería hablar, él me daba miedo – es por miedo, eso es lo que hay que hacer – él me miró a los ojos y sonrió – pero me salía un poco del tema, aunque ya debes saber qué paso.

- no, no sé qué es real – dije nervioso.

- no tengas miedo, no te haré daño, no eres una escoria y tampoco me has hecho daño, tampoco te preocupes por no saber que no es real, a mí me paso lo mismo cuando me dijeron, pero peor, me puse a golpear todo como loco, luego de unos cuantos días, acepté la verdad y viví con ello.

- pero ¿Cómo paso?

- te lo diré rápidamente, yo creía que era una persona real, un alumno nuevo, alguien que no era notado, pero no me importaba y que era amigo de Javier, él me llamaba Daniel y bueno, fuimos amigos, los mejores, él me contó de su tragedia contigo, sobre tú muerte, fuimos buenos amigos, pero vi que sufría, entonces le daba el consejo de vengarse, de matarlos, pero él no quería y un día, cuando le estaba insistiendo en su casa, por qué me invito a su casa, me dijo que no quería, que no iba a hacerlo, no sé iba a vengar, entonces yo le dije que si él no lo hacía, yo lo hago y él me dijo algo que me destruyo, que yo no era real, que era parte de su imaginación.

- adivino que luego de un tiempo, aceptaste todo esto y luego de un tiempo Javier hizo lo que tú decías, matarlo.

- ambos queríamos matarlo, yo soy los oscuros secretos de él, soy lo que él no quiere mostrar, las ideas perversas que él tiene.

- no te creo.

- es verdad, siempre tuve la idea de matarlos a todos, me hicieron daño, yo solo quería vengarme, destruirlos, quería que sufrieran lo mismo que yo, no, de hecho, no, quería que sufrieran peor que yo, se lo merecían.

- no te reconozco.

- siempre tuve ese pensamiento, siempre pensé en lastimarlos, bueno, no siempre, solo cuando me di cuenta que no podía ser como ellos, no podía ser normal, solo que tú eras él único que me detenía de pensar eso, eras él único que demostraba que me equivocaba, que podía ser como ellos, pero cuando moriste, ya no había nadie para mostrarme que me equivocaba.

- y así, él llego a su límite, luego hizo lo que siempre hizo, demostró su verdadera máscara, su verdadero él, hizo lo que guardo por mucho tiempo, me liberó y ambos fuimos reyes, aunque me faltó contar lo más importante, él video de Carolina, yo lo que hice fue simple, teníamos la idea de matarla, entonces lo primero que hicimos fue robarle sus llaves, ella una vez nos dijo que ella traía llaves de su casa al colegio, que las tenía en la mochila – él sonrió – por suerte no hubo nadie y fue fácil de robarle sus llaves.

- adivino que ese mismo día fuiste a su casa, la querías matar, así que te guardaste en el closet y como viste lo que iba a pasar, decidiste grabarla, para joderla de otra manera.

- cierto que yo te conté esa historia – Daniel se río – pero no te conté todo.

- pero espera ¿Tú la violaste en realidad? O solo fue tú sucia y retorcida mentalidad.

- no, lastimosamente no la viole, me hubiera gustado, pero, no soy tan escoria para hacerlo, por qué no soy mala persona, yo hice lo correcto – él estiró los brazos y sonrió – además es nuestra retorcida mentalidad, todos compartimos una misma mente, todos estamos loco.

- lastimosamente no te equivocas, creo, pero no somos iguales, tú eres una mierda de persona, yo soy buena persona.

- tienes razón, pero sabes por qué, por no eliminar la escoria al tiempo, sí Javier se hubiera ido de su colegio, no nos hubiera creado, a ninguno de nosotros y podría el ser feliz, pero no lo hizo y eso creo una escoria peor, un tiroteo escolar.

- tú mataste a nuestros compañeros.

- nosotros, yo no controlaba el cuerpo, era él, él decidido matarlo – yo miré a Javier.

- lo siento Manuel, pero Daniel tiene razón, él me convenció y yo disfruté matarlos, es algo que quería hacerlo hace tiempo, fue algo tan bonito, tanto odio que me dañaba y cuando los solté contra ellos, me sentí libre.

- y eso no fue lo mejor de todo, pero no quiero llegar así de rápido, hablemos de lo que de verdad nos importa, el video de Carolina – Daniel sonrió – era buen video, yo lo subí por internet con un título bastante llamativo, y lo dejé ahí unos cuantos días, casi una semana, hasta que el veintiséis de Julio, tú cumpleaños, se lo mandé a uno de los compañeros, diciendo que mira lo que encontré y bueno, el chisme se esparció como pólvora.

- ¿Por qué en mi cumpleaños? ¿No podía ser otro día?

- no, era tú regalo de muerto, de hecho, Javier mando el mensaje en tu tumba, dijo un par de cosas a ti, yo pensaba que simplemente pensaba que hablaba con tú tumba, pero no, tú ya existías en su mente, como yo, pero te ocultaba, de hecho, fuiste creado primero que yo.

- entonces fue como mi regalo de cumpleaños.

- exactamente, que poético ¿No crees? – Daniel se lamió los labios – y al día siguiente, todos hablaban de ese video, de cómo se movía Carolina en la cama, me sentía todo un rey, cosa que soy – él se peinó el cabello con su mano – obviamente Carolina vino al salón y me culpo por lo del video, por qué había mandado el video a su compañero y creía que era yo, por qué era la única persona que estaba trastornada para hacer eso – y tenía razón – y me prometió que si encontraba pruebas de que había sido yo, me iba a matar, pequeña tonta, al final yo la maté – él sonrió, una sonrisa perversa, quedaba miedo de ver – primero pasaron unos días, unos días donde tuve que convencer a Javier que era lo correcto, por qué me salía con la excusa que no era lo correcto, que Manuel no estaría de acuerdo con eso.

- adivino que yo intenté detenerlo.

- no conscientemente, pero sí, solo le decías lo que te parecía correcto, eso entraba en conflicto con lo que a mí me parecía correcto, pero al final gano el mejor, yo.

- si claro – lo dije sarcásticamente.

- tienes envidia, y no es malo tenerla – él se río – pero bueno, un día, un hermoso día yo decidí matarlos, obviamente compré un arma, bueno, yo no, un adulto responsable, amigo mío, compró un arma.

- ¿Quién? – Daniel sonrió como desquiciado.

- mi vecino, va de caza y tiene permiso para comprar armas, además también vende coca colas, así que le tome prestada una arma.

- ¿Cómo lo hiciste?

- pues, fue sencillo, el vendía coca cola y a veces, y solo a veces tenía que comprar para mi comida, entonces, el día que Javier se decidió en matar a sus compañeros, fue a la casa de su vecino y toco la puerta, el vecino era un anciano, con buena puntería, bastante amable y vivía solo, entonces yo lo que hice, es pedirle una gaseosa, y cuando se giró, le clavé un cuchillo por la espalda varias veces, hasta matarlo.

- ¡Mataron a viejo inocente! – estaba enojado, esto ya era demasiado.

- pues sí, a veces hay que hacer sacrificios, además era un viejo de setenta años, la muerte le tocaba la puerta.

- ¡Era alguien inocente! ¡Ni si quiera les hizo daño! – yo me acerqué a Daniel y lo agarré de la camisa.

- era nuestra única manera de conseguir un arma.

- ¡No está bien! ¡Era un viejo que vivía solo! Y ¡Ustedes lo dejaron ahí desangrándose en su casa, sin que nadie lo ayudará! ¡No está bien!

- y tienes razón, mi vecino era la única persona que me arrepiento de matar es a él, pero necesitaba un arma, no hice bien y merezco morir, pero era un mal necesario.

- ¡No lo era! ¡Podrías simplemente no hacerlo!

- ¿Y dejar qué me sigan pisoteando? No aguantaba más, era lo mejor, se lo merecían.

- no se lo merecían, eran nuestros amigos.

- eran tus amigos, los míos no, yo los odiaba, tanto que me parece bien haberlos matado y no me arrepiento de eso, además, eso ya paso hace mucho tiempo, hace seis años y no me arrepiento, no me arrepiento de nada de lo que hice, sin contar matar a esa persona inocente.

- eres un monstruo.

- quisiera escuchar su increíble conversación, pero hay que seguir, esto es una historia y no importa lo que tú pienses, nada va a cambiarlo – él sonrió – cómo decía, entramos a su casa y le robamos su arma, una escopeta y una pistola, jamás había usado un arma, pero siempre hay una primera vez, obviamente agarramos las balas para estas armas.

- son unos monstruos.

- lo sé, y a mí me gusta ser así – él empezó a hacer movimientos raros con sus manos – luego me fui al colegio, me subí al transporte del colegio ellos me llevaron a donde yo quería, fue la primera vez que me alegré por estar en el colegio, luego fuimos a nuestro salón y nos encontramos con una ingrata sorpresa, se estaban burlando de nuestra serie favorita.

- ¿Por qué se me hace conocida esa historia?

- es como tú lo viste, casi igual, pero sin ti, no hubo nadie que me detuviera en hacerlo, los vi burlándose de la serie, y de la gente que lo veía, así que salí del salón y me encontré con un bate de madera, lo agarré y volví, paré el video y... - él me miró fijamente y movió sus manos en circulo, quería que siguiera la historia.

- le pegaste con el bate, hasta casi matarlo.

- sí, pero según versión, yo salí corriendo, a llorar y tú me consolaste, pero no fue así, no paré – él sonrió – le rompí la cabeza, casi lo mato – Daniel empezó a caminar por el cuarto – luego, todos se acercaron, con precaución, yo con mi super poder atravesé a la gente cerré la puerta con seguro y saqué mi escopeta y los maté uno por uno, aunque fue muy incómodo, la escopeta me mandaba para atrás y perdía el equilibrio, pero no me caí, me costó acostumbrarme.

- ¿Los mataste a todos?

- sí, me tomé como cinco minutos o más para matarlos, a todos, luego de haberlo hecho, yo salí de la habitación caminando, no se escuchaba a nadie, pensé que todos se habían ido y eso me decepcionaba, por qué jamás fui tan feliz, quería que esa felicidad siguiera otro rato, así que caminé por los pasillos y vi a varias personas, escondidas o corriendo, y yo los mataba, por lo menos a las personas que eran de secundaria – él puso sus manos en su cara – fue hermoso, fue excitante – él sonrió por unos segundos – luego llegué al salón de Carolina y toqué la puerta, la profesora, asustada me abrió, pero cuando me vio las armas, intentó cerrar otra vez. Pero yo no la dejé e hice fuerza, no la pude abrir, así que saqué la pistola, por qué no quería matarla, y le disparé en el pecho.

- ¿Murió?

- no, puedo matar a una persona inocente, pero dos ya es mi límites.

- tú no tienes límites.

- lo voy a tomar como un cumplido – él me dio un abrazo, yo me congelé, me quedé quieto y esperé que eso acabara – gracias – él me soltó y yo me sentí aliviado – concentrémonos, no más distracciones – Daniel se dio una cachetada a él mismo – entonces llegué al salón y vi a varios estudiantes escondidos, debajo de las mesas.

- ¿Nadie se defendió?

- claro que sí, pero no lo lograron, terminaron muriendo, me intentaban quitar el arma, pero la bala era más rápida, y si alcanzaban a agarrar la escopeta, sacaba rápidamente la pistola y les disparaba, era una máquina de matar, nadie salió vivo – su sonrisa desapareció – miento, algunos saltaron por las ventanas y unos poco sobrevivieron, pero la mayoría murió y otros quedaron paralíticos.

- le quitaste la oportunidad de vivir muchas cosas.

- ellos también, ellos me quitaron eso y mucho más, se lo merecían, pero no nos pongamos a discutir, no llegaremos a ningún lado, es obvio que yo tengo la razón y tú no – él sonrió, su cara mostraba ser egocéntrico y diga lo que diga, jamás iba a cambiar de opinión – no tomo mucha importancia a todos los que maté, por qué no eran nadie, solo me excitaba matarlos, era hermoso y ni me acuerdo a quien maté, solo a tres personas, la primera fue obviamente Carolina – él tomo un tiempo, se quedó en silenció y parecía más feliz – maté a todos su compañeros, unas veinte personas, cinco de ellas se lanzaron por la venta.

- ¿Tantas balas tenías?

- claro, esa maleta estaba llena de balas, era muy pesada.

- y ¿Cómo metiste la escopeta a la escuela? No creo que hubiera sido fácil.

- la vendé, vendé la escopeta y ya, la pistola era pequeña y fácil de guardar, así que era fácil, mi única debilidad era cuando recargaba, cada seis disparos de la escopeta, pero la pistola y el miedo así el trabajo muy fácil, todos se escondía, rezaban y esperaban lo peor, fue más fácil de lo que pensé – él se río – fui caminando lentamente donde estaba Carolina, temblando de miedo, de mucho miedo, estaba rezando, lo primero que hice fue pegarle en la cara con la escopeta, luego le disparé en la mano, luego sonreí y le pregunté ¿Crees es Dios? – él me apuntó con sus dos dedos, haciendo una pistola – tranquila, si existe, y soy yo y pum – él movió la mano rápidamente hacia arriba, como si me hubiera disparado – le di en el pecho, cómo ella me hizo, se lo devolví, aunque ella fue en la espalda y yo enfrenté, pero al final le di en el pecho.

- qué poético – lo dije sarcásticamente.

- bastante poético, pero eso no es todo, yo la agarré y la arrastré por el colegio, dejando una mancha de sangre, cuando veía a alguien, soltaba su cadáver y ponía la mano en la escopeta y disparaba, nadie se me escapaba, a veces le daba en la pierna y la persona se arrastraba y yo la seguía, con el cadáver de Carolina y cuando estaba cerca de la persona, le disparaba, y creo que una vez pisaba la pierna de la persona, luego le pegaba con la escopeta, muchas veces, hasta que la escopeta se bañara de sangre y luego, lo mataba.

- ¿Crees? ¿No te acuerdas a quienes mataste?

- sí, pero no recuerdo cómo, no me afectan, los olvide, no sé cuándo estoy seguro o no, solo me acuerdo de tres persona, la segunda fue una hermosa muerta, que recuerdo mucho por la manera como murió – Daniel se río – estaba caminando por los pasillo y vi una bandera de arcoíris, entonces la descolgué y la quemé, no recuerdo cómo lo hice, solo lo hice y recuerdo que después de eso, vi a un pequeño chico agarrando a su hermano fuerte y con la otra mano tenía un muñeco y se le cayó, ese pequeño niño se detuvo y soltó a su hermano y fue por el muñeco, yo le apunté y su hermano se puso delante de él y yo disparé en la cara, y él chico mayor cayó al suelo, sin cara, le volé la cabeza, pero eso no fue lo mejor – él tomo unos minutos para respirar – yo me acerqué al chico lentamente y dejé la escopeta un lado, el chico estaba tan asustado, era de primero o segundo, yo agarré su muñeco y se lo pasé, pero no lo quiso, el chico lloraba a cantaros, así que puse una voz aguda y le dije, hola amigo ¿Cómo estás? Y el niño dejo de llorar y me miró, el chico me respondió que triste, su hermano no se movía y yo le dije que no se preocupe, qué se había muerto, el me pregunto ¿Por qué? Llorando más, yo lo abracé y le acaricié el cabello, le dije que era cosas que pasaban, era normal, pero que no estará solo y le puse el muñeco en sus manos y volví a poner la voz aguda, le dije, yo te protegeré y no dejares que te mueras, él chico sonrió y yo dije lo que lo siento, lo siento por haber visto eso, pero le dije que se iba a olvidar de esto pronto, él chico sonreía y le ayudé hasta que llegará a una salida y le di un pequeño un empujón, él me abrazó y luego se fue, fue hermoso, jamás olvidaré a ese niño.

- ¡¿Qué mierdas te pasa?! ¡Eres un monstruo!

- ¡Solo yo! ¡Ellos me jodieron la vida! ¡Resistí todo ese dolor! Me cansé de ser la puta víctima, me veía patético llorando por ellos, me cansé de la presión, lloré enfrenté de ellos y no hicieron nada ¡Le conté a los putos profesores y no hicieron nada! No pudieron, de hecho, algunos de nuestros grandes amigos se burlaron de eso ¡Fui un puto chiste por buscar ayuda! Era patético, se lo merecían, casi me suicido, casi me tiro por la ventana o me colgaba en una soga, todo el peso me abromo y me cansé de llevarme el peso solo yo ¡Ellos me envenenaron! Yo solo les devolví el golpe a todos, la mierda a todos los que se merecían y es verdad, maté a inocentes, personas que no debía, pero la vida me trató como mierda, eso me da derecho a tratar a todos como mierdas, yo solo quería ser una buena persona, ser normal ¡Pero no puedo! ¡No encajaba! ¡Ahí todos eran iguales, eran importantes! Se burlaron de mí y estaba todo bien, me cansé de llorar.

- ellos no te querían hacer daño.

- pero lo hicieron, muchas veces, conscientemente, me vieron llorar y que hicieron, nada, solo seguir hablando, era lo que tenía que hacer, pero al final de esta historia hay dos moralejas, la primera y la más importante, elimina la escoria de tu vida, o te conviertes en algo peor, como yo y lo segundo, es que era único, todos somos únicos, somos mejores que esa mierda, ellos no podrían soportar tanto peso y no haberse suicidado y mucho menos haber matado a la mayoría del colegio.

- eso no es lo correcto.

- no, es lo que se tenía que hacer, tenía que matarlos, para que el odio no me maté – Daniel se río – bueno, sigamos con la historia – Daniel se sentó – después de ese emotivo momento que calentó con mi corazón, volví a caminar, arrastrando el cadáver de Carolina, a veces veía gente de secundaría correr, pero se entrometían varios chicos pequeño y no disparaba, no podía correr esos riesgos y lastimarlos, así que los dejaba irse, era mejor que matar a niños inocentes, ellos ni sabían que pasaba – me daba pesar de esos niños, seguramente perdieron la inocencia – pero al final, llegué al salón, vi a alguien que iba a salir del salón y yo le disparé, quizás salió vivo, aunque no sé y no me acuerdo, lo que importa es que llegué al salón con el cadáver, le disparé a personas, los maté, vi como algunos se tiraban al suelo, así que les disparé, luego de haberlos matado a todos, me acerqué a la novia de Carolina y le disparé en ambas piernas, luego en un brazo, no la maté en ese momento, murió desangrada después, yo le dejé a su novia arriba de una mesa, lejos de ella, sin que pudiera tocar, pero a la vista de ella y me fui.

- ¿Eso es todo?

- mate a más personas, pero no me acuerdo bien, solo recuerdo como la sangre salpicaba, los gritos de agonía y miedo.

- ni te acuerdas como murieron tus víctimas.

- ¿Por qué lo haría? Es información inútil, no me afectan sus muertes, estuvo bueno, pero ya, uno no se acuerda cuantas novias tuvo, cuantas veces cogiste en tu vida, yo no me acuerdo y no me importa, dicen que quitar una vida es difícil, qué te arrepientes, pero nunca lo he hecho, lo volvería a hacer varias veces, hasta el fin de la era.

- gracias Daniel – Javier se puso delante de él – pero desde ahora me toca.

- no he acabado, falto cuando nos capturo y lo que paso hoy.

- sabes, siempre hay una caja de pandora, un mal.

- sí.

- pero nunca lo eres tú.

- claro que no, yo hago lo correcto.

- tienes toda la razón – Javier – sabes algo, creo que nuestra historia ha acabado.

- pues sí, le conté todo lo importante, lo demás lo puede adivinar.

- fue un gusto escuchar toda la historia, pero, toda historia tiene un final – Javier saco rápidamente un revolver y le disparó en la cabeza, matándolo.

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