Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

La mejor amistad

Desperté en mi cuarto, miré a mi izquierda y vi el maldito maniquí de siempre, miré el piso y vi el líquido negro, los casetes y la bandera gay en llamas. Yo me levanté y puse los pedazos de espejo en el espejo, yo salí de la habitación y cerré la puerta, olía un poco de comida, era algo dulce, quizás un torta. Cuando llegué a la cocina, vi a mi hermano, cocinando, con Javier, pero ambos eran adultos; aunque Javier hace la mayoría del trabajo.

- hola hijo ¿Cómo dormiste? – yo sonreí, una sonrisa falsa, porque estaba desorientado.

- muy bien – dije dudoso – supongo.

- ¿Te gusta lo que hueles? Estará hecho en unos minutos.

- y ¿Qué es? Y ¿Tú cocinas? – mi hermano se río.

- es una torta y claro, es una gran torta y yo solo he cocinado todo he esto, soy todo un chef profesional.

- ¿Enserio lo eres? Supongo que no necesita que te ayude.

- no, quédate, quiero como me ves triunfar, te necesito a mi lado.

- entonces que nuestro hijo se quedé, él sabe de cocina y te verá triunfar, como tú quieres.

- no.

- y ¿Por qué no? – Javier lo miro con una sonrisa.

- porque te necesito para cocinar.

- ¿Solo para eso? – mi hermano lo abrazo de las caderas.

- te necesito para vivir, porque tú eres la única persona que me hace feliz – Javier lo beso por un largo rato.

- así se dice – Javier le acaricio la mejilla – ahora ve a terminar el pastel, se va a quemar – mi hermano le hizo caso.

- no encontré el periódico ¿Por qué será?

- lo siento, es que leí una historia en el periódico bastante asquerosa y la quemé, la tiré a la chimenea.

- y que decía.

- ¿La historia? Es simple, unas personas LGTB querían quitar el título a un estudiante estudioso, que paso con una buena nota en psicología, pero como dijo la verdad sobre el grupo, quieren quitarle el diploma o el título – yo me senté, esto va para largo.

- ¿Qué dijo? – Javier le puso un poco de detalles a la torta.

- que los géneros son para las palabras, no para las personas, nosotros tenemos sexo, no género y que poner una e va a cambiar algo.

- no es justo.

- es verdad, no lo es, al final no importa que piensa, no importa, además es cierto y no le ha hecho daño a nadie, así que no se lo merece – Javier puso la torta en la cocina – y como dato curioso, las personas que lo hicieron, parecen una clichés de esas historias, un hombre gay que parece mujer, se pinta el labial, tacones, ya sabes – mi hermano saco los cubiertos y lo puso en la mesa – una mujer que parece hombre, obviamente lesbiana, pelo corto y ruda.

- que interesante, ya me lo puedo imaginar, adivino que hay un hombre negro y musculoso.

- y gay, sobre todo gay – ambos se rieron – y la última una chica con pelo anaranjado y con un tatuaje de orgullo gay.

- esto es gracioso – mi hermano se río.

- ¿Qué es gracioso? – Javier lo miro confundido.

- un gay anti LGTB – Javier sonrió.

- eso es un grupo, una creencia, es como decir en la segunda guerra mundial que cada alemán era nazi, no, no todos eran nazis, no todos eran malas personas, no todos eran parásitos, y aquí es así, no todas las personas que aman a alguien del mismo sexo o a ambos sexos o se visten como se le den la puta gana son idiotas.

- eso me encanta de ti, no eres normal, no eres como los demás.

- lo sé, me lo dicen seguido, ahora veo por el regalo, pronto será el cumpleaños de tú hermano – ¿De mí? Todo esto se supone que es para mí.

- ¿Por qué tengo que hacerlo? No quiero.

- pero tienes, primero es tú hermano y si eso no te importa, es mi mejor amigo y como mi mejor amigo, tengo que hacerlo, así que, por favor, hazlo por mí.

- está bien, lo voy a hacer, pero solo por ti, porque mi hermano es un imbécil, y no haría nada por él.

- te quiero – mi hermano se fue – ¿Quieres saber cómo controlar a alguien?

- claro.

- pues, has que dependa de ti, tú padre no sabe cocinar, yo sí, sin mí, se muere de hambre – yo me reí – él es más valiente y eso y mucho más fuerte, pero me necesita a mí y no es tan tonto, solo actúa como idiota, utiliza más el cuerpo que el cerebro, pero lo sabe usar, cuando lo usa.

- lo sé, lo he visto, es buena persona.

- un consejo, no te avergüences de lo que eres, ni de lo que piensas, eres mejor que ellos, lo único que necesitas es usar el cerebro.

- lo intentaré – Javier me acarició el cabello, con cariño.

- sabes, yo era como tú, aunque menos guapo y quizás un poco más alto, éramos iguales, muy buenos amigos.

- y ¿Cómo se conocieron?

- en el colegio, no recuerdo bien como, fue hace tiempo y tengo muy mala memoria, demasiada mala memoria.

- ¿Qué recuerdas? – ¡Recuerdas el paintball que nos invitó Roberto en su cumpleaños? Es el recuerdo más antiguo que tengo yo.

- recuerdo una broma de cumpleaños que me hizo, cuando me presento a su hermano, cuando el me recogió de unas vacaciones, cuando le di consejos de amor, consejos que no ayudo para nada – él se río y yo sonreí, si me acorde, creo que apostamos quien conseguía pareja primero y ninguno pudo hacerlo y nos olvidamos de eso – y muchas cosas más, pero lo mejor fue el regalo falso.

- ¿Regalo falso? – yo no me acuerdo de eso.

- sí, me acuerdo bien, fue hace tres o cuatro años, en mi cumpleaños ¿No te acuerdas? – yo lo mire confundido – me lo esperaba, saliste igual a mí – él se río – yo también me olvido de todo.

- suena curioso ¿Qué paso?

- pues primero, el llego con un gran paquete, gigante, de regalo y yo bien emocionado lo abrí, luego era otro paquete, luego otro y otro y otro, hasta que llegué a una pequeña caja y adentro había un pedazo de espejo adentro, uno bastante pequeño.

- y ¿Ese fue tú regalo? – lo anotaré en mi cerebro para hacérselo algún día.

- no, al final si me regalo otra cosa, una play 6, bastante hermosa, pero hoy me vengaré, le devolveré el pedazo de vidrio que me dio, estaremos a manos.

- me parece justo – tengo que encontrar ese pedazo.

- y ya está todo listo, lo único que falta que lo invites.

- adivino que eso me toca a mí.

- sí, él no sospechará de ti, no se lo esperará y si no ve a su hermano, creerá que se nos olvidó y lo estamos comprando ahorra, cosa que es cierta, pero no pensará nada más y por favor no se lo digas.

- tranquilo padre, no se lo diré.

- gracias – él se fue hacía la cocina – buena suerte y ve por el patio, no hay problema, pero pregunta antes de entrar.

Salí de la casa, por el patio, que suerte que lo había visto desde donde estaba sentado. Caminé hasta llegar a la otra casa, toqué la puerta de cristal que había ahí y esperé ahí parado a que me abrieran; y de repente, apareció una diosa, una chica pelirroja, un poco alta, con unas curvas hermosas, era perfecta. Ella me abrió y luego sonrió.

- hola Ben, adivino que vienes a hablar con Manuel.

- sí – dije nervioso.

- quizás aun no vaya, mi madre está hablando con su esposa, así que quizás nos quedemos un poco por aquí.

- me alegro.

- hola Manuel – era el chico de la otra vez – ¿Recuerdas a Mariana? Es la hija de la mejor amiga de mi mama.

- sí, nosotros ya hemos hablando un par de veces – ella me abrazo y yo me sonrojé, no podía evitarlo – somos mejores amigos – ella se separó – voy a ver a mi madre – ella se fue.

- ¿Te gusta? – yo lo miré con nervios.

- no, claro que no, es bonita, pero no me gusta.

- solo te digo que tienes posibilidad – yo lo miré – ahora vamos con mi padre, estoy seguro que vienes por eso.

- ¿Cómo qué posibilidad? – él se fue - ¡Espera! – yo camine detrás de él.

Intenté que me explicara lo de la posibilidad, pero no lo hizo, se quedó callado y siguió caminando por toda su casa. Al final llegamos a una habitación en el segundo piso, él toco la puerta y su padre, ósea yo, nos abrió con una sonrisa. Él abrió un poco más la puerta y vi a dos mujeres hablando, una señora con el pelo mono y piel muy blanca, la otra tenía el pelo negro y era bastante alta, tenía la piel morena.

- hola Ben ¿Cómo estás?

- bien, feliz cumpleaños – espero que sí sea su cumpleaños.

- gracias, adivino que estás aquí para decirme que todo está listo para mi cumpleaños.

- exactamente.

- y adivino que Javier fue el que hizo la mayoría.

- algo así.

- es buen amigo, el mejor que tuve, siempre hacía lo que podía para hacerlo feliz, era muy buen amigo, quizás con ciertas ideas extremas, pero tenía razón el cabrón – él se río, era verdad todo lo que mi versión de yo adulta decía – pero bueno, voy a su casa en unos cuantos minutos, como puedes ver, estoy ocupado, después voy a su casa, no me demoró mucho – él miró hacia atrás – eso espero.

- eso le diré.

- no, espéranos y vamos contigo, si no es molestia, claro – él cerró la puerta.

- ¿Qué quieres hacer? – yo lo volteé a mirar.

- buena pregunta.

- ¿Quieres hablar con Mariana? – yo me sonroje un poco.

- no gracias, yo estoy bien así.

- ¿Qué tal si jugamos un juego de mesa?

- me parece bien.

Él y yo jugamos tres rondas de cartas, tres rondas donde él me gano varias veces, era bastante bueno, pero lo curioso que paso, es que mientras jugábamos, vi como una pared ser rompía un poco, una pequeña grieta, pero cuando mi supuesto amigo paso de un lado al otro, la grieta había desaparecido, como arte de magia. Mi versión adulta de mí entro en nuestro cuarto y nos fuimos a mi casa. Javier abrazó a mi versión adulta, cosa que me incomodo y no sé por qué, yo quería apagar mi cerebro y dejar que todo pasará, pero no pude y mi cabeza se me llenó de preguntas; ellos hablaron de cosas antes de entrar, pero yo estaba en otro mundo, pensando en todo lo raro que ha pasado, quería detener las preguntas, pero no pude y mi cabeza explotó.

- bueno, entren que todo está listo – todos entramos a mi supuesta casa – y siéntense, tenemos que esperar a tú hermano, aún no está listo.

- me lo esperaba, es todo un vago – todos ellos se sentaron, todos menos yo.

- entonces, hablemos de algo.

- y algo familiar – todos se rieron.

- cuéntanos cual es tú siguiente libro, de que se va a tratar.

- no lo sé.

- vamos Javier, dinos – tenía curiosidad sobre eso, según yo Javier había a ser doctor, nunca lo imaginé siendo escritor.

- solo esta vez, se va tratar sobre un narcotraficante.

- adivino que es colombiano – Javier, mi versión adulta y yo nos reímos.

- no te mato porque yo haría el mismo chiste – Javier sonrió – aunque no importa de donde sea, es humano y una mala persona, eso importa.

- creo que tendrás que aclarar eso, quizás se ofendan o la gente piense mal de los colombianos.

- no creo, espero que la gente no sea tan idiota para odiarlos por una persona, persona que no existe y si se ofenden, no me importa, sino les gusta mi historia, no la lea y ya, no es tan difícil.

- ya llegué – miré para atrás y vi a mi hermano con una gran caja, supongo que ahí adentro está el espejo.

- la caja es más pequeña de lo que pensaba, pensé que me iban a regalar un auto.

- sí claro, tú no sabes manejar.

- no, pero así mi linda esposa tendría un regalo y, además, me podría llevar en él.

- yo me despierto primero que tú a trabajar, yo ya estoy vestida y hago el desayuno de nuestro hijo, mientras tú te levantes y no voy a llegar tarde por esperarte.

- no me esperaba menos de mi esposa.

- bueno, llego la hora de partir la torta ¿No creen? – Javier saco la torta de la cocina.

- ¿La hiciste tú? – dijo mi versión adulta sorprendido.

- claro ¿Qué más esperadas? Eres mi mejor amigo, esto no es nada.

- gracias, no tengo palabras.

- no es nada, ahora pongamos las velas – él saco las velas – ya has llegado a los cincuenta.

- tengo treinta pendejo.

- yo sé, era una broma – puso una vela de un número tres y otra de cinco.

Todos cantamos la canción de cumpleaños, era un buen momento, un dulce momento, algo que me lleno de alegría y estuve a punto de llorar, pero me aguanté y seguí viendo. La versión mía de adulta apago las velas y todos aplaudimos, luego la esposa de versión adulta de mí parto la torta y nos pasó un pedazo a cada uno, luego mi hermano me paso la bebida. Todos hablaban, con una sonrisa, alegre y disfrutando, todo era perfecto o por lo menos así lo veía, era hermoso y me sentía bien, me sentía cómodo aquí, aunque está claro que era una mentira, pero estaba cómodo aquí adentro. Luego de eso empezaron a pasar los regalos, le dieron muchas cosas interesantes, desde ropa hasta videojuego, por ejemplo, el resident evil doce. Al final abrió la caja de Javier y yo me acerqué para ver que era, aunque ya sabía, quería asegurarme de que sí fuera lo que busco.

- ¿Qué es esto? – él saco el pedazo de espejo que yo necesito – vaya, veo hiciste lo que yo te hice antes – él saco otra cosa, un papel – y también una hoja que dice vale por un abrazo.

- feliz cumpleaños – Javier se río – tranquilo que no es todo.

- me imagino que es lo otro – mi versión adulta giró los ojos y puso cara de imaginarse lo peor.

- toma – Javier le dio un libro – este libro fue el que te gusto y lo viste.

- gracias, me da curiosidad, mucha curiosidad.

- también esto – Javier le dio un collar de oro – es oro de verdad y lo mejor es qué tiene lo que a ti más te gusta, un tiburón.

- gracias – la versión adulta de mí lo abrazo – eres el mejor.

- no, tú eres el mejor y tú mereces todo esto y mucho más.

Luego de eso empezaron a hablar y a poner música, pero eso no me interesaba la verdad, quería el pedazo del espejo, pero no podía porque todos estaban observándolo y no quería agarrarlo a plena vista, me van a hacer preguntas, preguntas que no voy a poder responder, lo que voy a hacer es esperar hasta que tenga la oportunidad de robármela. Mientras esperaba, jugaba con mi supuesto hijo, jugamos en el patio, agarramos dos palos y empezamos a pelear como si fueran espadas, fue bastante divertido, y lo mejor es que yo gané, le pude partir el palo y no podía pelear más. Luego de eso nos llamaron para volver a entrar e intenté agarrar el pedazo de espejo, pero la versión adulto la agarró antes de que yo pudiera agarrarla.

- ¿Quieres eso?

- sí, me parece algo bonito.

- eso es raro, aunque no juzgo, a mí me gusta dormir en la bañera, no sé por qué – yo nunca he hecho eso.

- y no creo que le pongas una utilidad, yo sí tengo una utilidad para eso.

- claro, cuidado te cortas – él me lo paso y yo lo agarré.

- muchísimas gracias.

- no es nada – yo me iba a ir a mi cuarto, pero no estaba seguro que fuera mi cuarto.

- quieres saber algo curioso sobre tú padre.

- ¿Cuál de los dos?

- de mi mejor amigo, de Javier.

- claro, dime.

- el una vez me dijo, que el sacaba sus historias haciendo un ritual, en realidad no era un ritual, pero así lo llamamos.

- ¿Cómo era este ritual?

- fácil, mojaba una toalla y se acostaba en su cama, luego imaginaba un mundo cualquiera, lo que sea y su cerebro hacía la magia, imaginaba un mundo y se grababa la voz y así creaba sus historias, oía su voz y escribía lo que dijo y lo perfeccionaba, así creo muchas de sus obras, es bastante curioso.

- sí, bastante interesante – tengo una idea.

- y otra cosa, él y yo somos la mejor amistad, somos unidos y nos contamos todo, de hecho, yo fui quien le dio la dirección donde te recogieron.

- ¿Qué es lo que más recuerdas de él? ¿Lo más especial que hicieron? – él se quedó callado por unos minutos.

- todo, todo era especial, incluso lo más horrible, estuvimos juntos, hasta el final, amigos hasta el final, ambos fuimos los soportes entre nosotros, fuimos los mejores amigos y salimos demasiado, también peleábamos – y Javier siempre ganaba – pero seguíamos siendo amigo, Javier me golpeó en la cara varias veces, pero eso nos hizo más amigo y más unidos.

- que buena amistad.

- no era buena, era la mejor – él se río – ahora si te puedes ir.

Yo caminé hacía mi habitación con una sonrisa, pero antes de llegar escuché algo, un pequeño crack, como si algo se rompiera, pero cuando me giré, no vi nada raro, todo se veía normal. Entré al baño y agarré la toalla que era para secarse y lo mojé un poco, luego la enrollé y salí de la habitación del baño.

- detente – miré a mi alrededor asustado, no había nadie – detente, si sigues morirás.

- ¿Quién eres?

- quédate aquí, es una vida perfecta, una vida normal, la vida que te mereces, quédate y deja de reunir las piezas.

- ¿Qué quieres? – no vi a nadie, esa voz me asustaba, era una voz vacía y al borde del llanto.

- quiero verte feliz, quiero que vivas como debiste hacerlo, quédate aquí, por favor, no te quiero perder otra vez.

- ¿Cómo que otra vez? ¿Te conozco? ¿Quién eres? – se escuchó un pequeño llanto.

- al final es tú elección, pero, yo te quiero a ti, te lo suplico, quédate aquí, es perfecto, es la vida que siempre soñé.

- pero no es la vida que tengo, no es mi vida, no sé qué pasa, pero si reuniendo estas cosas encuentro la verdad, lo haré.

- buena suerte, sé que lo lograras, aunque no lo quiera, no te voy a obligar, eso no haría los amigos, eso no haría yo.

- ¿Amigos? – la voz no me respondió - ¡¿Quién eres?! – otra vez sin respuestas.

Entré a la habitación y no era la mía, era una bastante grande con varios posters, bastante agradable y una cama gigante con dos almohadas. Cerré la habitación, con seguro y me acosté en la cama, luego me puse la toalla en la cara y me imaginé mi cuarto, con todo lo que tenía por unos cuantos minutos, sentía como si mi cuerpo frotaba en el agua y cuando dejé de sentir eso, me quité la toalla y como si fuera magia, estaba en mi habitación. Yo me levanté rápidamente y puse el nuevo pedazo en el espejo, ahora solo me quedan dos.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro