Es mi culpa
Yo me dormí, no sé cuánto tiempo dormí, pero desperté cuando escuché unos golpes en mi puerta. Yo me asusté y caí al suelo, ensuciándome otra vez con ese horrible líquido negro. Yo me levanté enojado y me dirigí hacía la puerta y la abrí, pero no había nadie, la persona había desaparecido por arte de magia. Pero lo más curioso era que la habitación de mi hermano estaba abierta. Yo entré rápidamente a su cuarto, ante son podía, pero ahora la puerta estaba abierta. La habitación estaba hecha un desastre, el colchón estaba volteado, había varios dibujos en la pared y mucha ropa tirada en el suelo. Había varios juguetes en el suelo y en su closet, la puerta del closet había desaparecido y la pantalla de la computadora estaba rota. Pero a lado de la computadora estaba un celular, yo camine intentando esquivar los juguetes, la ropa y los objetos extraños. Al final lo agarré y lo prendí, no tenía contraseña, pude entrar sin ningún problema; el celular estaba totalmente vacío, no tenía Google, ni YouTube, tampoco la play store y mucho menos tiene juegos, la única aplicación era la galería y solo tenía dos cosas, una foto y un video. La foto era de Javier y yo, no había nada de interesante, solo dos niños felices. Puse el video y escuché atentamente.
- hola, soy Martín, lo siento, lo siento por todo Manuel, yo no debí a ver hecho eso, por mi culpa, todo esto paso, por mi culpa perdimos todo, tú y yo – se escuchó unos segundos de silencio, la imagen no era importante, porque solo se veía fondo negro – dejo esta grabación por si algo malo me pasa, para que alguien lo escuché, todo es mi culpa, desde que rechacé a Javier, es donde todo fue a peor, Javier es un buen chico, es adorable y muy creativo, pero me gustan Andrea, era hermosa, sus pechos, sus ojos, todo es perfecta y después de rechazarlo, paso lo peor, yo lo lamento, no debí distraerme, no debí haberlos llevado, no debí estar ese día, quizás hubieran disfrutado más sin mí, sé que nunca vas a ver esto hermanito, pero te pido disculpas, lo siento por ser un mal hermano y un mal ejemplo en la vida, un fracasado mentiroso, tú siempre fuiste mejor que yo y me alegra de tener un hermano como tú, espero que donde en este momento estes feliz – se escuchó unos largo minutos de silencio – te quiero hermanito, todo esto es mi culpa y si pudiera cambiarlo, lo haría, pero no puedo y quizás me merezco lo que vaya a pasar, te quiero, tú molesto y guapo hermano mayor.
- no es tú culpa – dije con lágrimas en la cara – yo fui quien siempre te odié, yo fui esa persona que siempre te odio, solo por ser tú, por ser superior, pero te quería, eras mi hermano y no importa cuánto peleábamos, siempre acabábamos bien y felices.
Miré para atrás y vi una soga en el techo y en mi mente apareció una imagen, una simple imagen, mi hermano colgado, perdiendo la vida poco a poco, retorciéndose de dolor hasta que no pudo respirar y murió. Después me imagine como planeaba todo esto, como después de hacer el video, miraba a la nada, con tristeza y luego cogía una soga, una gruesa soga y la pone en un lugar seguro, un lugar donde no se caiga y aun pueda sobrevivir, luego se queda viendo la soga por unos segundos, pensándolo bien, y luego se cuelga. Se retuerce unos minutos, lucha por vivir, pero poco a poco muere, hasta que no puede más y deja de moverse y deja de respirar, muere solo y por una de las peores muertes que puede haber. Yo miré detenidamente la cuerda y sentí como mi aire se iba, sentía lo que mi hermano sintió cuando se ahorco. Yo vomité un poco de sangre y luego caí al suelo, me sentía fatal por alguna extraña razón. Yo me levanté y miré a mi alrededor, nada había cambiado.
- no es tú culpa, no sé porque te mataste, pero no es tú culpa, no lo es, no hiciste nada de malo, no tenías que acabar así.
- por fin concordamos con algo – miré a mi derecha y vi al chico del mazo – él no se moría morir así – él soltó su mazo y lo dejo en el suelo.
- ¿Qué quieres? – él sonrió.
- entregarte algo, mi jefe quiere que te de esto – él se detuvo a un lado de mí.
- ¿Lo conocías?
- sí, se quién es y no se merecía eso, era buena persona, por lo menos como yo lo veo.
- ¿Para ti quienes son buenas personas? ¿Tú eres buena persona? – él se río.
- soy horrible, debo estar muerto, pero no por mí, por alguien, por las familias de las personas que maté, esas personas y para mí las personas buenas son las personas que no joden a inocentes, que no lastimen a los inocentes, como una persona común, como tú, solo a las personas que se lo merecen.
- no sé por qué se mató, tenía buena vida.
- yo sé por qué – yo lo miré con lágrimas en los ojos – tú deberías saber por qué, pero lo ignoras, no lo ves, todo está delante de ti y no lo ves.
- no sé de qué hablas.
- ¿Enserió no sabes de que hablo? o ¿No lo quieres aceptar? Y es comprensible, te jodieron y ahora no quieres que nada te lastime e ignoras todo, viviendo en fantasía.
- cállate, tú no me conoces.
- claro que, si te conozco, aunque tú no me conoces a mí, pero somos parecidos, así que mantente tranquilo.
- yo nunca seré como tú.
- espero que no, porque solo tienes un trabajo, y es ser la mentira, la mentira perfecta.
- ¿Qué mentira? – él se río.
- ¿Qué es real? ¿Qué no es real? ¿Por qué todo? ¿No te haces esas preguntas? – yo me quedé callado – si te las haces, pero las ignoras y sigues, sigues con tu vida como si nada hubiera pasado, ignoras lo que hay enfrente de ti.
- ¿Tú le causaste la muerte? – él se río.
- ambos, ambos causamos su muerte, aunque yo tengo más la culpa, tenía miedo de mí, pensaba que le haría daño, que lo torturaría, que lo mataría, así que se decidió matarse.
- y ¿Por qué creía eso? Si él no te conoce – él se acercó a mi oído.
- tú y yo somos amigos – lo dijo susurrando – o éramos, ya que bueno, paso lo que tenía que pasar y lo que paso – él se alejó de mí.
- no sé quién eres.
- quizás no te acuerdas, quizás no sabes de verdad, pero detrás de esta mascara hay alguien.
- ¿Quién eres? – él se río.
- tú padre – él se río más fuerte – todo esto es nuestra culpa, tú solo eres la dinamita y yo el cigarrillo – él se quedó en silencio – creo que es mejor, al contrario, pero entiendes, fue tú culpa lo que paso, pero no lo notaste, no fue tú intención.
- ¿A que mierdas te refieres?
- a ese oscuro día, al peor día de mi vida y eso es algo difícil de decir, porque toda mi vida era una mierda, ese día fue malo y por lejos.
- ¿Qué paso ese día? ¿Por eso empezaste a matarlos? – él no me contesto, solo se quedó viendo la cuerda.
- sabes que paso – él no quitó los ojos a la soga – él fue el que presiono el botón, tú fuiste el cable que conectaba el botón con la dinamita y yo, yo soy la maldita dinamita, los creadores de la dinamita son mis compañeros, los que me cargaron y al final exploté.
- eso suena que es culpa de mi hermano, pero sé que tienes toda la culpa solo tú.
- ya lo sé, pero de nada sirve culparme, ya lo sé, pero no solo fue mi culpa, la mayoría lo fue, casi toda fue mi culpa, pero no soy el único.
- eso no te libra de todo esto, lo que hiciste estuvo mal.
- lo sé y no quiero librarme de las consecuencias, no me malinterpretes, quiero pagar por mis pecados, por mis actos, pero no lo haré, lo que haré es vivir en una buena casa pagada por las familias que salieron afectadas, viviré como un rey en un castillo de locura, y eso es mejor que la calle.
- eres un maldito.
- lo sé y disfruto serlo, no te voy a negar, pero bueno, el pasado no sé puede cambiar, ahora solo tengo que hacer una cosa -él me miró.
- ¿Qué es esa cosa? – él me pego en la cara y yo caí al suelo.
- algo que quieres – él me lanzó cerca de mí un pedazo de vidrio – ni intentes atacarme, por qué te mato – yo agarré el vidrió, mientras él se iba a la salida.
- una última cosa – él agarró su mazo – ahí otro pedazo de espejo en este cuarto, solo te digo que no está en el suelo, buena suerte – él cerró la puerta.
Yo me levanté y guardé el pedazo del espejo en mi bolsillo, luego camine hacía la puerta he intenté abrirla, pero estaba cerrado. Yo lo me alejé y empecé a buscar por la habitación. Al final lo encontré dentro de un libro que se llamaba el psicoanalista, estaba entres las páginas cincuenta y dos y cincuenta y tres. Yo agarré el pedazo del vidrió y me dirigí hacía la puerta, con la esperanza que se abriera, pero no fue así, la puerta seguía cerrada. Miré una ventana cerraba que estaba detrás de mí, yo me acerqué y la intenté abrir, pero no pude abrirla. Miré a mi alrededor y encontré una matera con una planta muerta, la agarré y la lancé contra la venta, para mi sorpresa, la venta si se rompió. Me asomé y miré debajo de mí, si me lanzaba me mataba, estaba en un maldito noveno piso, pero eso es imposible, por qué el cuarto de mi hermano estaba en el segundo piso; miré a mi lado y vi una ventana abierta, la habitación de mis padres. Yo me subí a la ventana y asomé un poco y miré para abajo y me dio vértigo, yo cerré los ojos por un momento y respiré me volví a asomar, estiré mi mano hasta llegar al borde del borde de la pared de la venta, luego pasé un pie y quedé colgado entre ambas ventanas. Agarré la cortina de la ventana para más seguridad, pase mi otro pie, pero cuando lo estaba haciendo, mi pie se resbaló y caí, por suerte la cortina evitó que cayera del todo. Puse una mano en el borde y luego puse la otra, hice fuerza y entré a la habitación. Yo me acosté en el suelo y me reí, estaba cagado de miedo; luego le di un par de besos al suelo y me levanté. Caminé hasta salir de la habitación, no había nada interesante en la habitación, todo estaba bastante ordenado y limpio y muy blanco, desde las paredes, hasta las almohadas y las sábanas de la cama. Yo salí de la habitación y entré a mi habitación de mierda, caminé en el líquido negro, líquido que cada vez me dificultaba cada vez más caminar, y puse las dos piezas nuevas del espejo, solo me quedan cinco piezas y termino con esto, o eso espero. Yo me acosté en la cama, pero en ese preciso momento llamaron a la puerta, me tuve que volver a levantar.
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